Enero 27, 2016
Ketta/Aleshia (1).
… y verás -al seguir
aquí tu caminar- que el mundo cada vez es mejor, aunque en el exterior veas todo lo que está sucediendo y que está a
punto de hacer una gran explosión. Pero ¿y qué?, si en ti está esa libertad; estás
empezando y sigues en ese intento de hacer tu purificación, sin escuchar más de
lo que te pueda ayudar. ¡Sólo eso!, porque lo demás es parte de ésta ilusión,
aunque siempre seguirá insistiendo volverte a atrapar, en esa gran distracción.
Es por eso que hay
tantos hermanos que ¡ah de eones han tardado! en volver con el Padre tan amado.
Mas todo ello, haciendo un balance amado hermano, cuando tú -al vivir en la
verdad- cuenta te darás ¡que es sólo un instante!, ¡pero que tú has alargado!,
cuando no te has permitido su voz escuchar.
Hoy me lo dijeron: ¡Más
que un culto o una religión!, lo que
nosotros hacemos es venirte a hablar de la verdad y de que siempre ha existido
y será ¡un sólo Dios!, que a todos los ama; que no hace distinción. ¡Qué importa
cuál sea tu forma humana! El te mira con ojos de amor, porque sabe lo que hay
dentro de ti. Porque sabe lo que existe en tu corazón y cuenta se da también,
cuando algunos están ¡llenos todavía de tantas marañas!
En cada oportunidad
nos ha dicho; ésta vez no se pulió, ¡no finalizó ese proceso amoroso para
volver a brillar y compartir todo lo que El te entregó! Entonces -amados
hermanos- podrán decir: “¡Sí! al llegar y sentarme aquí, lo primero que hago es
¡abandonarme a Él y dejar que llegue la acción en mí!”
Y esto es lo que -de
vez en vez- ustedes empiezan ¡y muchos!: “Al fin -Padre adorado- ¡no solo oír,
sino escuchar! Y entonces también -que no una oración a ti elevar- sino -en ese
gran proceso empezar a trabajar y en infinito amor ¡pedirte! -porque está
dispuesto a escuchar- decirte: Padre mío, aquí estoy. Tu hijo que te ama, al
que tú, ¡tu voz insistentemente llama!, ahora, ¡hoy! -en éste instante; que no
sólo la enseñanza del “Yo Soy”, sino ¡todo el Legado que tú -a aquellos que se
han elevado- ya entregaste! y que están dispuestos a compartir con cada uno de
ustedes.
¡Alabado sea el Señor!,
porque sabe cuándo ha llegado el gran momento. ¡Y será hoy!, en el aquí, en el
ahora; en el seguir viviendo éste tiempo, que -en apariencia- no avanza, pero en esa apertura de conciencia que cada uno
ya está trabajando; al empezar ¡con esa profundidad! al hacer -para El- de todo una alabanza, entonces mi Padre nos dice:
“¡Es el momento! También ¡a ese hermano! -en ésta oportunidad- ¡se le va a cosechar!”
¡Sí, amados!, porque
eso es lo que Nuestro Padre desde el principio del tiempo, que está presente,
que cuando tú en Él estás inmerso, piensas ¡y sabes! y sientes que ¡de todo lo
demás estás ausente!, porque de El te sientes ¡tan lleno! Pero al desbordarse
toda esa energía que a ti, ¡a cada uno!, con más fuerza comienza a llegarle, sabes
y llega -a algunos de golpe- a otros tan
sutil; el recuerdo de quiénes son y que es lo que hacen. ¡Para qué llegaron
aquí! Y les vuelvo a repetir: Solos no han caminado.
Y ahora, todo lo que
-al haber reflexionado- algunos piensan: “¿Cuánto he avanzado?” Date cuenta
hermano, que -a cada uno de ustedes- nuestros amados Maestros -por voluntad de Nuestro
Padre tan amado- ¡y aún El!, a ustedes los siguen acompañando.
¿Por qué no habría
de ser así? No sólo una vez. ¡Tanto lo escucharon!, mas ahora es necesario; lo
repetiré: ¡Son tan valientes guerreros!, que -en infinito amor- al acudir a su
voz dijeron: “Iré a vivir en esa experiencia; en ese seguir; ¡para completar y
llegar a esa apertura de conciencia!”
Con la Crística iban
a iniciar. ¿Quién de ustedes -consciente- puede decir que ya la empezó a vivir?
¿Quién?, al compartir, mira hermano- ¡que
no sea el ego humano el que te haga decir: “Aquí estoy y en éste instante te
daré una sanación!” ¡No!, porque el primero que la necesita y la tiene que
vivir en plena acción ¡es cada uno de ustedes!, para luego -en esa intensa
y total purificación- ¿qué mejor?, ¿cómo entender a tu hermano?, que viviendo
lo mismo que el; pero recordando la gran enseñanza del “Yo Soy”.
Es -de verdad- algo
que no se compara; que no es -ni mucho menos- material; que muchos hermanos a
eso ¡tanto lo han querido valorar! Esto es ¡mucho más! ¡Es algo único!, que
sólo el Padre te da, porque es eterno.
Y eso
es que El te ha ofrecido: ¡La eternidad y la vida en la verdad! Y tal cual como
es; ¡no como aquí te han querido decir! ¡No todo esto que tú has venido a
contemplar!, que también te ha llevado a sufrir.
¿Pero sabes hermano?
Muchas veces al estar aquí; escuchar todo lo que Nuestro Padre te ha querido
hablar; mira cómo todavía seguimos necesitando de cosas (flujo nasal en Ketta);
sintiendo en tu cuerpo cómo -aquello que
traes tan arraigado- él mismo empieza a gritarlo, con ese deseo de querer
soltarlo. ¡Eso es lo que -a cada uno- lo ha estado enfermando! ¿Cuántas veces
te has estado guardando sentimientos de culpa? Otros, ¡de tristeza! Sobretodo
también de soledad.
¿Cuántas
veces se les ha repetido que solo no estás? ¿Pero sabes cuál ha sido el peor
enemigo? Que a todo lo que has vivido y al pensar en lo que tú llamas “futuro”,
¡de temor! todo ello -al razonar- te empieza a llenar. La duda -dentro de ti-
te empieza a hablar:
“¿Qué será de mí? ¿Y si más adelante empiezo a necesitar? ¿Y si suelto todo
esto, en el cual seguro me siento… y luego -en el transcurrir del tiempo- de mí
que sucederá? ¿De los seres que amo? ¿De qué manera los voy a cuidar?
Y no
te das cuenta que Nuestro Padre es el que -en infinito amor- tu Ser alimenta y
que El es el que te lleva. ¡Pero eres tú!, el que -al no escucharlo- cambia de
dirección y entonces todo comienzas a desviarlo. Y la energía
amorosa que en ti estaba fluyendo; ¡esa, con la que tu corazón tanto goza!,
porque te has dicho: “¡Hay instantes en los que los he vivido! ¿Ahora, qué ha
sucedido?” Amado hermano; es cuando te sientes perdido.
¿Y sabes por qué te
lo digo? Porque al seguir caminando aquí, como tu hermana Enriqueta ¡también lo
he vivido! y al hacer un gran balance ¡de todo lo que -en ese caminar- pudo
suceder!, ahora han llegado a mí ¡tantas respuestas! ¡Y entonces me he dado
cuenta!, que -aún al estar en ésta banalidad- en el plano terrenal, en esos
instantes, en esos momentos ¡tan inmersa!, ¡aun mi Padre nunca dejó de enviarme señal tras señal!
Y eso, ¡piénsalo
bien! ¡También contigo ha sucedido y va a suceder!, pero ahora hay un gran
motivo; porque al estar tú en la
búsqueda de sentir dentro de ti al Dios Vivo, eso -hermano querido- mi Padre ¡ya te lo ha dicho!: Viviendo el
instante que es eterno.
Hermano caminante: Sigue
adelante por el sendero de la verdad, de su infinito amor y entonces ¡en plena
conciencia!, que la Crística ¡y tal como lo dijo el amado Maestro Ángel Ráh!,
que de la Cósmica te iba a hablar. ¡Y tú estás pensando!: “¿Y ahora qué está
sucediendo? Se han estado alejando”.
Amado hermano; no es
así. También ¡entre todas las cosas que ellos vinieron a compartir!, estuvieron
advirtiendo de los cambios que estarían sucediendo. Y bendito mi Padre, si ha
decidido que es el momento en el cual -tal como en éste instante- tu hermana,
al empezar a compartir aún de la forma humana, pero -poco a poco- primero sutil,
conscientemente, tú lo verás. ¡Ese mismo cambio que en ti habrá!
Porque
-lo que mi Padre desea- es ¡que no haya temor alguno! Que al sentir dentro de
ti, cómo toda su energía de amor hasta ti llega, permitas que entonces -en ese
despertar- te lleve a la acción. A cada uno de nosotros siempre nos encomienda
una misión y nos pide con infinito amor, porque El nunca ordena.
Si tú así lo piensas
¡es porque sigues viviendo en lo terrenal y todo lo vez como una condena! ¡No,
amado hermano! Ahí es donde cuenta tienes que darte ¡que sigues viviendo y
pensando como humano! Pero -al todo eso transmutarle- entonces empiezas a
mostrarte ¡tal como tú eres! y la conciencia empieza a elevarte.
¡Es una gran
sapiencia!, -que no hablo de la condición humana- porque la ciencia, esa que
tanto te ha hablado de la transformación, que -según piensan- de lo que han encontrado; al redescubrir que -de todo lo que hay
aquí- ¡eres tú mismo el que lo ha co-creado!
Si
aquellos que al verlo; ¡aquél que al sentirlo y redescubrirlo!, tuvieran ese
deseo de compartirlo, ¡pero en amor!, sin querer ni buscar alguna remuneración
¡ni mucho menos tener -de los demás- el control!, ya mucho tiempo ha, que éste
hermoso y bendito planeta, viviera en esa eterna y gran dimensión. Aquella en
la que sólo existe, ¡se siente!, el infinito amor.
Eso, ¡recuérdalo hermano!
Tú ya lo viviste y ahora -tal como lo dijo el Maestro tan amado- empiezas a vivir y a mostrar la gran
resurrección. Si ellos -en aquél tiempo y siempre que aquí han estado-
permíteme decirte, en grandes metáforas te han hablado. ¿Qué es lo que has entendido
hermano? Y todavía hay quien se ha atrevido a decir: “¡Por qué!, de esa manera
nos han hablado. Es un lenguaje tan
peculiar que aún pocos han entendido”… pero porque con el corazón no han
querido escuchar. ¡Esa es la diferencia!
Entonces, cuando se
te dice: “¡Habrá un cambio de dirección!
La instrucción ¡más directa será! Mas -en el lenguaje en que se te empezará a
hablar- sólo entenderá aquél que a mi Padre se ha decidido entregar”. ¡Y
todos tienen la misma libertad! Aun los que presentes estarán, no sólo aquí,
sino en los momentos en que Nuestro Padre -con infinito amor- ha decidido y nos
ha empezado a llamar.
¿Y
sabes por qué lo digo? Porque la encomienda de tu hermana es que -adonde El
preparado lo tiene ya y la instrucción recibir- tu hermana te llevará. Muy
importante es, que lo sepas de una vez.
Presente
estará en el gran momento, en la tan ansiada reunión, aquél, ¡aquél bendito hermano,
hermana!, que a mi Padre se entregue, ¡no sólo en una gran purificación!, sino
también en una completa ¡y total! indefensión. Entendiendo y sabiendo que ¡nada
ha de temer!, porque todo lo tiene y lo recibe ¡de El! En ese instante sentirás
que en ti ¡todo se active!
Esta promesa te la
hace ¡Aleshia de Shirón!, porque tal cual lo que el amado Maestro Saint Germain,
que -con gran amor- te ha dicho: “¡Ahí! ¡Ahí!, en ese lugar los vamos a
esperar”. Y el amado Maestro Sananda -no tengas duda- que también ¡ahí estará!
¿Cómo no irían a
hacerlo? Si ellos -por voluntad de Nuestro Padre- aquí en ésta Era de Amor, de
libertad, en el perdón, ¡todo lo que van a comandar! y todo esto ya empezó. La
Gran Avanzada se empieza a mostrar; pero
aquél, aquélla, que decidió ¡como en aquél tiempo ésta palabra ocuparon!; ha
decidido “ya más no pecar”. Diría yo: “Entendiendo -en el avance que tú has
dicho que ya has tenido- que la lección que ya has aprendido ¡no repetirla más!”
¡Grandes palabras! Sabias palabras del amado Maestro.
¡A
esto es a lo que -en un principio- a ti me he referido! Todo lo que llamas “¡ese cambio!” que has
tenido; lo que en ti ya ha sucedido. Aún, no importa si en el principio -aún
ahora- ¡errar en algunas cosas!, porque ha sucedido. Pero en ese instante
entender y decir: “¡Es mi deseo seguir adelante!” ¡Eso es lo que Nuestro Padre
quiere de ti! ¡Eso es lo que -en tu corazón- siga presente! Que sea la gran
inspiración.
Porque,
no he venido a mostrarte algo que -para ti- no sea conocido. Estoy aquí para
hablarte ¡de lo que tú creías perdido! y ¡para pedirte que retomes y vivas ese
gran encuentro contigo! ¡Porque eso es amado hermano! Que -al sentirlo y
vivirlo- ¡en ti resurgirá ese Ser maravilloso! Y entonces recordarás ¡que el Dios
Vivo siempre ha estado contigo! ¡Ahí!, en ese interior tan profundo, que desde
el principio de los siglos, ¡ya no te preguntes cuántas ocasiones! -al venir
aquí y reencarnar- ¡qué fue lo que hizo que tú te vieras perdido, amado
hermano! ¡Ahora estás aquí y estás volviendo a escuchar!, para retomar ese
camino que hasta El te llevará. Hacia Nuestro Padre, ¡El!, que todo lo sabe,
que en ti -al hacer esa implosión- con infinito amor ¡todo te lo entregó!
Entonces
ahora, ¡haz como yo!, al hacer ese recuento. Pero
en esa gran inspiración habla con El y dile: “¡Padre! Eso que siento es el
deseo infinito de a ti volver. Muéstrame el camino. ¡Estoy en tus manos! ¡Que
no sea el destino!, sino que -en mí- se muestre el infinito amor, tu voluntad y
tu Plan Divino. ¡Eso es lo que deseo hacer en éste caminar! ¡En esto que aún me
falta! Porque -si me has pedido aquí estar- es para compartir a mis hermanos y
mostrar que el estar aquí, también -y siempre así debe ser- es motivo de una
gran felicidad, porque es tu deseo. Porque aún aquí -y no estar allá junto a ti-
escucho tu voz”.
¡Entonces,
aquí también puedes comprobar que para El no existe el tiempo ni la distancia! ¡Que
contigo está! ¡Que es Omnipotente! ¡Omnipresente! ¡Omnisciente! ¡Tal cual como -aquellos
que se han logrado elevar- te lo han dicho!: “¡Amado hermano, es verdad!”
Y al redescubrir
todo ello, cuenta te das ¡que no sólo estás aquí para escuchar!, sino para ¡retomar!
ese escudo que El te entrega. Que nuestros amados Maestros han dicho: ¡Tantos
nombres para hablarte de ello!, pero que empieces a vivir y a saber y a sentir -de
principio- ¡un indicio!, de todo lo que eres, para que luego -en el verdadero
vivir- totalmente ¡todo lo compruebes!
¡Hazlo así!, que de
ello tu hermana al hablarte… ¡Y mira! ¡Date cuenta! También se ha dicho: Ten cuidado -hermano- con lo que pides;
porque en éste instante en que ¡todo puedes co-crearlo!, Nuestro Padre te dice:
“Concedido”.
¡Que sea todo en
infinito amor!, porque en el plan tan grande -el Proyecto Shirón- ¡esa es la
instrucción! Empezará a mostrarse; pero lo
llevarán a la acción aquél, aquélla, que -de verdad- al entregarse ¡ya no
escuche más las voces del exterior! ¡Que todo eso empiece a alejarse!, para
que -en esa firmeza- ¡nuevamente sientas y muestres la fortaleza! que sólo El -Nuestro
Padre- te entrega. ¡No hay más! ¡Todo -de El- en ti está!
Por eso te digo; tu
hermana ¡esto! te lo viene a recordar. Y que no te importe lo que hasta hoy
ella -en forma humana- has visto y te ha venido a mostrar. Sólo siente y piensa que -al nuevamente activarse esa membrana- a Enriqueta,
la humana, ¡ya no la verás más! Pero ello ¡también en ti sucederá! ¿Y cuándo,
amado hermano? ¿Cuándo? -¿te has preguntado?- quieres que para ti sea ese gran
momento de lograrlo.
De
tiempo en tiempo, cada uno de los Maestros ¡amados!, ¡tan entregados!, ¡muchas
cosas te han mostrado! ¡Y han dejado Legados!, porque ¡esa ha sido la voluntad
de Nuestro Padre! Ahora también sucederá. No tienen idea de qué manera será.
Luego, con el pasar
del tiempo, así como sucedió -de los que
ahora aquí escuchando están- con el amado Maestro lo vivió, pero no está en su
recuerdo. ¡Eso es lo que piensan! Sucede que la misericordia de Nuestro
Padre siempre se hace presente. Cuando tú ya estás listo para escucharle, entonces,
entonces nosotros también -para ese hermano- de la verdad todo entregarle. ¡Sí!
Y así sucederá. Es por eso que tu hermana de esto te quiso hablar.
¡Haz
un gran recuento, de todo lo que hasta hoy has estado viviendo! ¡Pero que no te
detenga!, ni que sea motivo de tristeza, aquellos momentos en los cuales ¡consciente
estás!, de que -a pesar de escucharle- algunas cosas que te pidieron dejar,
nuevamente ¡el ego! quiso que a ello te volvieras a aferrar. ¡Esta es la lucha!,
la gran batalla que tú has estado viviendo. ¡Esa es la verdadera!, ¡de la que
tanto se te habló!, pero que ¡sabemos que saldrás vencedor!
¡Y no
lo hace cualquiera!, porque se necesita toda esa fuerza, para que confrontes ¡y
se muestre tu Ser venciendo al yo! ¡El ego tan humano!, que siempre ha buscado -al
interferir- ¡evitar! que en ti la voluntad de Nuestro Padre se pueda cumplir. ¡Así!
Tan sencillo, pero ¡tan importante!, porque entonces, todo lo que tú podrás
lograrle es esa unión; esa conexión con el “Yo Soy”, ¡Nuestro Padre tan amado!
¿Ves?, cómo siempre
hay momentos en que esto es necesario… ¡Y mira! Aún así, ¡escuchando y sabiendo
que todo esto atrás irá quedando!, pero -al estar presente- lo estás viendo ¡y
te estarás preguntando!: “Entonces, ¿cómo es que todo esto en su cuerpo se está
mostrando? (Tos y flujo nasal en Ketta). Ya tú verás, en el gran momento en el
que todo esto -de una vez por todas- se tenga que soltar, ¡dejar atrás! y
cuenta te darás ¡de muchas cosas más!
Mas nada de esto -que
en apariencia el cuerpo está agrediendo- importancia tiene ya. Son de las
emociones, lo que tu hermana -al tomar y querer sacar conclusiones- tal como tú
lo has hecho también, entonces, ¡entonces
el cuerpo comienza a protestar!, ¡porque lo único que sabe al vivir en esa unión!,
es que -lo que necesitas- es estar plena y conscientemente en una eterna
conexión con el “Yo Soy”.
Ahí es donde el Maestro también te habló de la eterna
juventud; aquella ¡que muchos han buscado!, pero que pretendan encontrar
como humano, ¡gran error!, porque todo ello viene y lo entrega Nuestro Padre,
con infinito amor. ¡No pertenece a ésta ilusión!
Pero
eso no quiere decir que no lo puedas vivir; ¡que no te está permitido! ¿Cuál crees que sea
el motivo por el que tu hermana se encuentra aquí?, para no sólo de ello
hablarte. Ahora es el gran momento y por voluntad de mi Padre, todo lo que tu
hermana -en infinito amor- vaya a mostrarte, será y es en el nombre del “Yo Soy”.
¡No lo olvides hermano! ¡Viene de El!, de Nuestro Padre tan amado.
Ahora,
que se ha pedido que haya un gran encuentro con nuestros Maestros, pero que
empieces a sentir plena y totalmente el Dios Vivo; ¡no permitas! que -en ti-
puede intentar hacerte vivir momentos en los cuales -en esa distracción- no
quieran que sientas y vivas el infinito amor. ¡El cómo romper toda ésta ilusión!
¡Recuerda
bien esto que te digo!, hermano querido, porque ¡ese será el intento! Pero que
en ti no haya eco para lo que no sea de Nuestro Padre. No olvides que esa es la
batalla, ¡pero!, mi Padre no permite que la enfrentes con las manos vacías. ¡Siempre
te entrega amorosamente tantas armas!, para que tú venzas toda la densidad,
toda la inarmonía… y llegar a Él, lo puedas lograr.
Muchas cosas -aunque
no lo creas- se están moviendo en el Cosmos infinito. ¡Gran energía que a éste
planeta! -no sólo para que lo sienta, sino para que lo vea- está resurgiendo.
Y te digo “que lo
vea” porque tú escucharás. Algunos lo dirán: “¡Es una gran panacea!” Pero tu
hermana te dice: Siempre ha existido y después de siglos y siglos, por eones,
nuevamente aquí está contigo.
¡Pronto verás de qué
te hablo!, pero también -en ese intento maravilloso de todo lo que está
llegando- ¡no quedará sólo en intento! Aquellos que se han preparado, sentirán
fuertemente ¡y lo compartirán y lo dirán!: “Todo esto que siento.” Necesario es
-amado hermano- mostrarlo.
¡Bendito mi Padre!,
porque -ahí- toda su divinidad y aún en la gracia que en éste o en aquél, El
desee mostrar, ¡eso es lo que sucederá!
Ahora, El sólo te
pide que te sigas preparando, porque todo
aquél que recibe, es porque -en un infinito acto de amor- a Él se está
entregando. Tal como en nuestros Maestros sucedió.
Enero 27, 2016
Maestro desconocido.
Y aquí, nuevamente
volverán a recibir.
Ahora serán aquellos
que -listos en su preparación- ya están.
¡Y mira! ¡Qué de
aquél tiempo! en el que -tal como lo ha dicho “Aquél que todo lo creó”: “¡Les he enviado a mi niña!” ¿Quién escuchó?
¿Quién? -al hacerlo- no porque hayan dicho: “¡Tanto acerbo!”, sino que
realmente en la profundidad, ¡en el corazón! ¿y por qué no?, también en el plexo solar, donde todo se
reúne; en el confín ¡y resurge!, lo sintió.
De esto te estoy
hablando. ¡Para eso ha llegado aquí tu hermano! ¡Ah del tiempo!, ¡el verdadero!
Aquél que en la presencia tan única, sientes y vives toda su esencia. ¡Es por
eso que llega a ese extremo!, cuando
dijo tu hermano, al que llamas “El Gran Maestro”: “¿Quién ha tocado mi túnica?,
que con sólo hacerlo -en su fe- se ha salvado”.
¿Por
qué te lo estoy recordando? Porque -hermano tan amado- si por un instante ¡te
permites en sentir, que no haya nada que lo evite! Entonces podrás vivir y
escuchar, todo esto que traemos para ti. Pero tal como ella lo ha dicho: “¡Siempre
ha estado aquí!” Ahora ¡vivirlo!, te pedimos que lo quieras permitir. ¡Será así!
Que mira que no
importa cómo sienta el cuerpo, si -en el deseo de la entrega total- lo que
viene de la eternidad se cumple, ¡para que tú lo puedas escuchar! Que de ésta
manera también, nosotros contigo hemos venido a colaborar.
Y algunos han
pensado: “¡Qué de otras cosas que ya deseamos escuchar!” Y yo te digo hermano: ¿Haz descargado esas lozas, que has -durante
tanto tiempo- querido cargar? ¿Estás libre y vacío de todo eso ya?, para que
nosotros -y éste hermano que hablándote está- te hablemos de la verdad del
infinito.
Y no
sólo ello; ¡que también te las podamos mostrar!, para que sentirlo y vivirlo no
haya duda, ni cuestionamientos. Que sólo en ti, en tu corazón, vivas ese infinito
amor ¡y toda la ternura que “¡El, que todo lo creó!”, nuevamente -es su deseo-
que vuelvas a disfrutar: ¡Paraíso terrenal! No te equivoques hermano; ¡el
verdadero!, ¡el eterno! ¡Ese es el que se te va a mostrar! ¡Y qué digo mostrar!,
en el que tú ¡al lograr todo vencer!, sentirás y vivirás y nuevamente ¡te
quedes en él! Eso es. Y ya promesa no sólo eso será.
En cada momento, con
ustedes preparados, ¡listos ya están! Entonces -así como hoy- que aquí está
presente quien -por voluntad de El- con infinito amor los va a guiar. ¡Pero tal
como lo dice!: “Te vengo a compartir. Te
vengo a mostrar ¡lo que en ti ya está!” ¡Y eso es eterno! ¡Inamovible! ¡Indestructible!
Aunque -a veces- te atrevas a decir: “¡Me siento en tan gran soledad! ¡Padre
mío!: ¿Por qué no me escuchas? ¿Dónde estás?”
Y yo te digo, amado
hermano: ¡Mira! ¡No sólo El!, que un
gran ejército acompañándote está. Es sólo que tú te permitas sentir;
empezar a vivir, todo lo que aquí nuevamente, que ya se ha empezado a mostrar. Y muchos dirán: “¡Es la voluntad del Omnipotente!”
Y es así. ¡Es la infinita verdad!
En su
movimiento -lo que ustedes llaman “su planeta”- nuevamente, el momento exacto
para su revestimiento de toda esa Luz, que hasta ustedes llegando está. ¡Y cada
vez será tal su intensidad! Pero sólo aquél que se ha preparado lo sentirá y lo
vivirá.
¡No te estoy
engañando hermano! Que has escuchado también, aún sin creerlo: “¡Cambio en él habrá!” ¡Pero será! Mira que
tú lo verás, de una forma en la cual ¡tan disperso y distraído!, que no
sentirá en el corazón, sino mostrando la sin-razón y por eso, de una forma ¡tan
distinta y diferente tú lo verás!
Pero cada uno de
ustedes no estará ausente de todo lo que está llegando. ¡Tú también lo llamas “de
la Fuente”! ¡En pleno centro de Alción! Yo te digo: ¡Mucho más que eso!, porque
viene del “Yo Soy”; que -en su
nombre también- mira; hablándote de ello estoy.
Mas, tú verás que ya no será tanto ¡hablar y
hablar! Hoy, ésta ha sido mi intención, para que escucharas que ésta conjunción -de la que en estos días
tanto se habló- trajo para ustedes -de lo prometido- ¡tal vibración!, que
aquél que así lo pensó, te digo: ¡Cuánta razón! Es importante para el Gran Encuentro,
porque ¿quién vivirá una aceleración -para a Él volver- en infinito amor?
¡Hemos hablado!, con
la hermana a través de la cual aquí estoy. Y lo que te hemos preparado -¡hermano
tan amado!- rebasa ¡por mucho!, lo que tú hasta hoy estás pensando. Ya lo dijo
el hermano, al cual tú llamas “Maestro”; lo
que te estará mostrando ¡no es humano! Y en tal acierto, nosotros esperamos
que para ti eso sea motivo de -en éste proceso- hacer tu preparación; porque en
esa reunión, también ¡mucho! de lo que está llegando del ¡tan vasto universo!,
que mira: Aquí estoy.
Ya -para
ustedes- todo empezó. La garantía de vivirlo ¡es porque aquí está un guía!, que
viene en el nombre del “Yo Soy”.
Ésta conjunción, que
se habla que los paralelos ya están en unión, porque directamente la energía viene de Alción y lo que trae para ustedes es
que caminen con sus hermanos; ¡aquellos!, que en sus adelantos han traspasado
dimensión tras dimensión. Con ustedes han estado; pero ahora los verá ¡aquél
que haya hecho tan sutil la visión! Y no sólo a ellos hermanos: ¡Un gran portal
en el plano terrenal es lo que hay!
¡Recuerda
las palabras del que llamas “Maestro”! que te dijo: “¡Lugar tan sagrado en el
cual también yo me he mostrado!” ¡Y no te mintió! Pero eso, sólo lo ha visto
aquél, que en su deseo y su preparación está dejando, ¡ha dejado! de ser
humano.
Y nuevamente habrá
de suceder; ¡porque también tu hermano -por
ti- va a interceder! ¡Pero eres tú!, el que ha de permitir -elevando el corazón-
¡que esto se pueda cumplir!
¡No
olvides que es año bisiesto! y ese día ¡mucho! -para mostrarte- ya se preparó.
Que vengo en el
nombre del “Yo Soy”.
Enero 27, 2016
Saint Germain.
¡Y entonces!, ¡amados!,
¡amadísimos hermanos!
Ustedes también
escucharán y sabrán ¡por qué de ésta manera! su hermano -ante ustedes- se quiso
mostrar. La hermana me lo ha preguntado; me lo ha dicho: ¿Por qué? ¿Por qué con esa voz?, si tu figura es
tan imponente, tan amorosa. ¡Oh!, ¡cómo me ama! Pero ustedes verán el por qué. ¡Todo tiene un “para qué”!, en el
infinito amor del “Yo Soy”. Ella sabe que su hermano ¡cuánto la ama! ¡Y me dice
“Maestro”! Ustedes verán, ¡eso no es cierto!
Pero miren, para
ustedes -al hacer estos confrontamientos- con esa parte que quiere todo
desvirtuarte, ¡sabemos! que tú, con el
infinito amor, ¡el que hay en ti y el que te tenemos!, en esa gran unión -al
compactar- ¡sentirás y mostrarás la fuerza! que Nuestro Padre te da.
Y mira; ¡difícil no es! Imposible… ¡menos! Yo
te diré por qué, en la Alquimia -que tu hermano al buscar- ¡todo lo que pudo
encontrar! en esa vastedad del universo donde se encuentra el Omnipotente, ¡que
todo te da! Aquí no hay, ¡no existe la “Ley del más fuerte”! Es una sola; ¡la
única!, donde “¡El Uno!” es quien
siempre te provee.
¡Y
como no!, si El te creó. ¡Eres parte de toda esa energía! que siempre está
viva; ¡que es eterna!
Eso es lo que tienes que recordar ¡y más en éste caminar! -amado hermano- que
tú escuchaste; que aquella esencia que tu hermano compartió con aquél que lo
deseó y se liberó. ¡Pues eso es lo que también deseo compartir con aquél! que
ahora aquí, que mira -te he de decir- que
no sólo en físico presente esté; sino que también al escuchar y querer y
desee volver hacia El -amado hermano- para eso, también tu hermano aquí está.
Ahora te preguntas: “¿Por
qué con ojos cerrados?” ¡Pues por eso de lo que te estoy hablando! Porque si
miro a uno de ustedes, los otros dirán: “¡A él se lo dijo! ¡El lo vivirá! ¿Por
qué no a mí? ¿Por qué no me vio?, si también mi corazón deseándolo está”. ¡Amados!
¡Todos ustedes! por nosotros siempre, se
los hemos dicho tan insistentemente: Los esperamos.
¿Quién logrará
cruzar? Es verdad lo que dijo el hermano; hay
un Gran Portal que une, ¡ah!, como lo dijo la hermana: “El Gran Puente que une
lo celestial con lo humano”, para que tú -en esa conversión- en esa
transfiguración, vuelvas a vivir ¡lo que Nuestro Padre ya te entregó! Y eso
es lo que sucederá.
¡Muy importante
decirles!, tal cual como ustedes lo han pensado y han dicho: “¡Unidos tenemos que estar!” ¡Sí
hermanos! Vuelvo a repetirles: ¡Se les proveerá! Aquél que de corazón desee acompañarnos ¡no se preocupen! El lugar
donde ustedes compartiendo estarán ¡ya está preparado!, porque -cuando se haga
el llamado- despierto, alerta y a tiempo, es necesario que esté. El que dormido
se quede… ya habrá una segunda vez.
¡Sí,
amados hermanos! ¡Muy importante!, porque he de repetirles: Necesario una
preparación.
¡Claro que se les dirá! Que esto en ti
no cause conmoción. Que no te angustie pensar: “¿Qué tengo que hacer para estar
en gran preparación?”, porque el deseo de Nuestro Padre no es ¡que sólo sea por
ésta vez!, sino que sea ¡continuo y total!, porque sólo así lograrás ¡volver
nuevamente a la eternidad! Eso es lo que nosotros y Nuestro Padre desean. Amados.
¡Benditos!
Y es verdad; en todo
este movimiento de rotación de la tierra, que empieza y sigue su girar… “eso
dicen que sucede”. Ya verán la verdad. La ubicación -en éste constante seguir
su rotación- ahora estará y se verá
presente una gran constelación, ¡no de las que ustedes conocen!, sino de ¡la
de allá!, ¡de la eternidad!
Verán -amados
hermanos- lo que se va a mostrar ¡para ustedes! ¡Para aquellos!, que es su
deseo, que se han querido preparar. Y de ello, ¡mi hermana les va a hablar! De
eso ¡y muchas cosas más!, tal cual como ya lo ha empezado; lo ha hecho. ¿O no
es verdad?
Amados ¡Amados!, que
nosotros les traemos -¡porque de Nuestro
Padre es su voluntad!- ¡la verdad de la verdad! Aquella ¡que tanto habían
estado buscando! Ahora es la gran oportunidad. Siéntanlo en su corazón. ¡Vívanlo
intensamente!,¡ porque eso es lo que está haciendo -dentro de cada uno- una
gran revolución!
Que si en la
conjunción; que si Mercurio y Saturno. ¡Uhm! ¡Amados! Ustedes verán realmente
la gran energía que viene ¡de la Fuente! Todo ello; porque se ha abierto ¡en
línea directa! -amados- para que ustedes escuchen la verdad de la verdad.
Y entonces aquellos,
que -en el caminar de la hermana- con aquél, aquélla, que esté dispuesto y la
quiera acompañar, dirán: “¡Lo siento en el corazón! ¡Esta no es una secta! Vienen
a hablar directamente del infinito amor de “¡Aquél que nos creó!” Y así
sucederá, amados, amadísimos hermanos; porque ustedes irán -con infinito amor- ¡tan preparados!, ¡tan conscientes!,
en esa verdad.
Eso es lo que
nosotros deseamos y la hermana de lo que les vino a hablar ¡y nosotros a través
de ella!, porque -en principio- ésta es la forma. Y aún así; hay quien todavía
tiene duda. Pero todo lo que han
escuchado ¡saben que viene de gran inspiración! Cuando tú -amado- vivas
también en esa gran conexión, sabrás y sentirás ¡ese deseo infinito de
compartir con todos tus hermanos! ¡Y a ello te invito! Sigue en tu preparación.
¡Tengan
junto a ustedes la Gran Amatista!, que en todo hace la gran transmutación. Permitan
que el aguamarina -en esa libertad- tu espíritu a ti se una ¡y que no haya nada!,
que todo aquello que contamina ¡se aleje!, porque la gran esfera que te protege,
¡siempre te estará acompañando!, para que rompas ¡de una vez por todas! toda ésta
ilusión.
Y no te preocupes
por los seres que amas, porque preguntas: ¿Qué debo hacer? ¡Mira! Si yo en éste
llamado te digo: “¡Acude tú! -hermano tan querido- por nosotros tan esperado”. Por
consecuencia divina, todos aquellos que
amas también -en su momento- recibirán esa gran apertura. ¡Pero permite que sea el, ella!, que -al
sentirse en esa preparación- no tengas duda, que llegue quien de Nuestro Padre
le hable, como en ti está sucediendo en ésta ocasión.
Entendemos, sabemos ¡lo
que hay en tu corazón! ¡Hermano tan amado! ¡Deja
ya esos apegos! Que de lo que te
hablo no es egoísmo; es ¡dejar en libertad! Que cada uno -en ese amor y en ese
despertar- cruce el abismo. ¡Ese que aquí!, vino -en infinito amor y en la
enseñanza del “Yo Soy”- poder ¡dejar atrás! Sabrás por qué te lo digo.
¡Mírate tú!, ahora: ¡Estás
aquí! ¡Estás escuchando! ¡Estás viviendo todo aquello que te ayudará a ir
recordando! y empezar a vivir todo lo
bello; ¡el paraíso terrenal! Pero no el que humanamente piensas que -al
vivir- de Nuestro Padre viene y todo te lo da.
¡Ese es muy banal! Te hablamos de aquél que es ¡eterno! y que
cruza todo, ¡toda ésta densidad! Ese, que te llevará, que te elevará. Y entonces, ¿quién empezará a vivir?, porque
eso se te mostrará. Amado hermano, tal cual como escuchaste; que cada uno
de nosotros te quiso decir: La
telepatía. La clarividencia. La ¡clariaudiencia! La levitación; que sólo es
sentir sutil tu cuerpo y permitir que se muestre lo que hay en tu corazón. Y
eso sucederá. ¡Claro que sí!
Aquél
que esté preparado, Nuestro Padre pide que se le muestre ¡en acción! una gran
visión.
Tal cual como la que se le ha presentado a la hermana, para que reciba la
instrucción. ¡Así lo ha entendido! Eso es lo que -desde que llegó aquí- lo ha
vivido.
A alguno de ustedes
ya se lo comentó y dice “que siempre la pongo en aprietos”; porque hablo de
situaciones y conceptos. ¡Amados! Aquél
que a Nuestro Padre se ha entregado es tan transparente, porque de El ¡nada! y
a Él ¡nada le ha ocultado! Entonces, también puede ¡compartirlo con su hermano!
Y eso es lo que se hará. ¡Haciéndose está!
Entonces, hemos
entendido que en éste amor, para sentir todo éste fluido, ya sabemos que muchos
de ustedes preparando están. ¡Benditos hermanos! ¡Gracias por sentir y
escuchar! Que no importe lo que suceda
en tu día con día. ¡No permitas que nada te agreda! No te olvides, que se
te tiene reservado ese día ¡tan especial! ¡Con nosotros te irás a encontrar!
Pero entonces deja
todo atrás. ¡A aquél que se le ha pedido lo que tiene que soltar! ¡A aquella
que se le ha dicho!: Amada hermana, hermano, ama a tu hermano como a un igual. ¡Háganlo! Siéntanlo. Vívanlo.
Y
tampoco se adelanten a lo que Nuestro Padre les ha de pedir. Recuerden y vivan
también en la paciencia; en la fe; sabiendo esperar. Que para nosotros -ni para
El- ¡existe el tiempo! Cuando tú listo
ya estás, Nuestro Padre se muestra ¡a través de ti! y despierta ¡todo! lo que
en el principio depositó y en ti ya está. Y eso sucederá.
¡Mira!,
en tu hermano -al descubrir nuevamente ¡que todo lo tengo de El!, en la Alquimia
Sagrada que has escuchado; ¡que todo metal transformé! ¿Pero sabes hermano?, en
la lucha y que me prometí y dije: ¡Venceré!, ¡supe! y aún ahora aquí -donde me
encuentro- consciente estoy, ¡que nada de eso tiene valor! Que lo importante es
lo que está en tu corazón. Que sólo ¡es parte del instrumento!, para que se
muestre “El Yo Soy” en ti; en mí; ¡en cada uno! Y eso es ¡eterno!
Lo hemos
vivido y sabemos que -como El- ¡ninguno! Pero que también ¡al ser parte de El!,
en esa unión te entrega ¡todo su poder! Cuando lo entiendas así ¡bienvenido amado
hermano!, porque muchas cosas más te he de decir, en la gran enseñanza del “Yo Soy”.
Ya lo dijo la
hermana: “Vendrán tiempos de bonanza”
y lo vivirá aquél ¡que rompa toda ésta
ilusión! Porque todo, todo -de El- al hacerlo, desde tu interior lo
transformó.
Que mira que la Alquimia -que tu hermano te ha de
entregar- aún aquí, a través de ese portal, tú verás, que todo de lo que te hemos hablado ¡y más! ¡es una gran verdad! Verdad
que ha permanecido y es eterna, como El. Y no terminará. No terminará ¡nunca
jamás!
Yo soy ¡Saint Germain!
Ceremoniosamente te recibirá. ¡Pronto será! Prepara todo lo que haya que
preparar, que no tengas duda que lo recibirás.
Antes
de la séptima luna, ustedes con nosotros estarán. ¡Hagan cuenta
hermanos!, que los llevaremos. ¿Listos para transbordar?
¡Saint
Germain los espera ya! ¡Y no sólo yo! ¡Toda la Hermandad! ¡Y mi amado hermano!
Ustedes verán ¡todo lo
que se les estará entregando! Siéntanlo. ¡Vívanlo! Un pequeño instante de ese
momento, que viene y vendrá ¡de la eternidad!
Enero 27, 2016
Ketta/Aleshia (2).
Todo se
ha dicho.
Nuestro
Padre y mis Maestros tienen una forma ¡tan maravillosa de hablar! Cuando es su
deseo, en prosa; cuando no, con esa sencillez, ¡pero siempre tu corazón ha de
tocar!,
amado hermano. Eternamente ha sido y siempre será.
Ahora, con el
corazón rebosante por todo esto escuchado; lo que ya he vivido y lo que viene;
espero que también ustedes -con infinito amor- y una gran motivación que venga
desde lo más profundo del corazón.
No
tengan duda que aquellos que -al elegirse- seguir adelante, que estarán
acompañando, para vivir lo que ¡por voluntad de Nuestro Padre! va a revelarse;
porque así será. De El vendrá. Así tu corazón lo sentirá.
Ahora, vuelta a lo
que ustedes llaman “realidad”, pero que no lo es. Ya lo verán.
Su hermana Enriqueta
les agradece el que presente estén para escuchar. Verán la nueva forma como mi Padre ha querido que lleve su palabra,
para que todo aquél que -al ser tocado su corazón- desee escuchar.
¡Gracias hermanos! ¡Gracias
por estar aquí!
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