ELOHIM
DE LA CLARIDAD. (1)
En
el momento preciso esa es tu voluntad,
Yo
te digo amado hijo;
nada
de ti haz de cuestionar.
Si
Yo estoy aquí,
lo
único que pido es que tu corazón lo sientas vibrar,
al
sentirme fuertemente
y
que eleves tu oración.
¡Hazlo
vehementemente! porque el momento ya llegó.
Yo
te digo que para ti,
aquel
que a mí ya se entregó,
será
como un suspiro... y luego verás que ya amaneció.
Ahora
Yo te digo por qué,
si
“Yo Soy el que Yo Soy” es a ti a quien inspiro.
¿Por
qué, por qué el mostrarme has reprimido?
No
es eso lo que te pido Yo;
que
debes tener muy claro en ti,
que
“Yo soy el que Yo Soy” y esto es lo que a ti te pedí.
Porque
en el gran momento,
Yo
te pido: ¡no me reprimas, ven a mi!
Has
de escuchar, porque “Yo Soy el que Yo Soy”,
el
que con amor te ha de llamar.
Y
en el libre albedrío; en esa amorosa libertad,
también
has entendido que has de expresarte con humildad.
Es
por eso que te amo tanto y mis promesas en ti se cumplirán.
Con
fuerza a mi me mostrarás,
porque
tienes en ti toda mi verdad.
Que
mira que quien habla;
¡Yo
Soy el Elohim, el de la Claridad!
y
estoy aquí para pedirte que de mi Padre,
a
quien así tu llamas al que “Yo Soy el que Yo Soy”,
te
dejes expresar.
Bendito
aquel,
que
cuando “Yo Soy el que Yo Soy” lo ha de inspirar,
también
mi voz por ella clama,
porque
en él -eternamente- ha de vivir la llama.
“Yo
Soy el que Yo Soy”
y
ha llegado el momento,
por
mis hijos y su juramento,
“Yo Soy el que Yo Soy” reclama.
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