21 de diciembre de 2015

Canalización del 16 de Diciembre de 2015.

 16 de Diciembre de 2015
Ketta/Aleshia (1).

… sucede que cuando vives algún evento, alguna situación, que te trae ¡tanto sufrimiento!, ¡tanto dolor! o porque también es energía inarmónica y densa; cuando -muy a tu pesar- alguna situación ¡propicia que tú te comportes tan violento! ¡Reacciona hermano! ¡Reacciona! No permitas que eso te abrace. ¡No permitamos!, que todo lo que en algún momento ya avanzamos, aunque aquí -como ellos nos dicen- ¡no se trata de una competencia!, de quién ha avanzado más o quién más lento caminará. Lo importante es -amados hermanos- que sigamos el camino en la verdad, en el amor y hacia Nuestro Padre, que El tiene toda una eternidad para esperarnos.

Pero también les ha insistido; ahora, en ésta gran oportunidad que tenemos, cuando la Luz más fuertemente está llegando, ¡pero no quieras verlo tú con los ojos terrenales en un principio! No quieras ver que una Luz ¡llega y te ciega! ¡No, amado hermano! ¡Siéntela! ¡Vívela! Date cuenta cómo -dentro de ti- todo sentimiento inarmónico; resentimiento, dolor, sufrimiento, también ¿por qué no decirlo?, temor, odio, rencor. ¡Eso! ¡Eso no es nuestro! y ahora -más que nunca- está pretendiendo no soltar a aquél hermano que -escúchenme bien- Nuestro Padre ya sabe que es su momento y que -a Él- va a regresar.

Pero con esto tampoco entiendas que porque ya te vas, que porque vas a dejar ¡ya!, en éste instante éste cuerpo. ¡No! También recuerden esas palabras que muy presentes están: “Cuando tú -hijo tan amado- inicies en ese despertar ¡y recuerdes quién eres! y por qué aquí estás, porque a mí volverás. ¡Aquí! -antes de que vuelvas a mí- empezarás a vivir el paraíso terrenal”.

Será y es -amados hermanos- “estar y no estar”; que aún al aquí seguir, en ese trabajo que también tú -en ese proceso que has iniciado y que has seguido- cuenta te has dado que fácil no ha sido y que aún estamos en ese intento, pero que hay situaciones que si en un principio te causaban tanto dolor, ¡cuando tú te has abrazado más fuertemente en ese infinito amor a Nuestro Padre! y le has pedido en muchas ocasiones, en ese intento de creer que es tu soledad, pero que El ¡está contigo! y que toda la Hermandad; todos esos Seres de Luz que tan amorosamente nos acompañan, contigo están; te escuchan. Lo único que desean ¡es que permitamos que ellos se hagan sentir en ti! ¡Primero en ti!

Bien lo dijo nuestro amado Maestro Jesús: “Bendito aquél que creyó sin ver, porque ¡de él será el Reino de mi Padre!” Es que eso es ¡lo básico! ¡Tan importante! ¡Lo principal! No quieras -para poder creer- primero ver, amado hermano; porque debo decirte que -para eso- todavía preparado no estás.

Aquellos -en su mayoría- que lo han hecho, ¡el ego lo tienen tan inflado!, que piensan que ya nada los tocará. Empezaremos a hablar así de directo. ¡Y no porque haya un intento de querer hacer sentir mal! No amado hermano. Nuestro Padre nos conoce y -cuando te pide que hables tal cual como es- también ahí nosotros tenemos que soltar; ¡aceptar que nos digan cuáles son nuestros errores!, cuando sabes que en ese intento es –precisamente- para que te sueltes de todo ello y vuelvas a Él.

Y no, no permitas que todavía el razonamiento y esas energías te dicten y te digan: “¡Mira! Te está ofendiendo. Tú no eres así. ¡Si aquí estás es porque vienes a escuchar!” ¡Uhm! Y lo que vas a mostrar, saben ustedes -amados hermanos- que eso está en las manos de Nuestro Padre.

Cuando El sabe que desde lo más profundo de tu corazón, ¡no es necesario que hagas una petición! ¡El sabe cuando ya estás preparado para que aquí empieces a mostrar tu don! ¡Y qué digo un don!, si todo nos entregó, pero cuando ya estás listo. Por eso algunos muestran ¡no sólo uno!

Qué diéramos -de verdad- pero en ese camino queremos seguir y ese es nuestro andar: Llegar a la perfección, que Nuestro Padre a cada uno entregó ¡y que nuestros amados Maestros -en ese afán de sentirlo eternamente- lo pudieron lograr! y precisamente por el amor que nos tienen, quieren con nosotros hablar. Pero miren; intentan hacerlo de diferentes maneras. ¡Ahora más! -con estos adelantos y ésta tecnología- que “si no lo veo no lo creo”. Mucho cuidado tenemos que tener, porque la verdad de El siempre se ha manifestado, de tiempo en tiempo, así como El ya lo tiene dispuesto, ha sido y ahora ha iniciado; volverá a ser.

Y nosotros somos los que hemos propiciado que más difícil sea el escuchar y sentir, porque siempre nos guiamos por el razonar ¡y todo medir! Y sobretodo -amados hermanos- ¡en ese incansable intento de competir! “¿Por qué el? ¿Por qué ella y no yo? ¿Quién es?, si yo ya tengo tantos conocimientos; tanto he leído ¡y el ni siquiera se preparó! Ella, ¿qué sabe? ¡Mira lo que es su vida! ¡Mira lo que está mostrando!” Pero ¿qué sabe cada hermano lo que cada uno de ustedes lleva cargando? Sólo Nuestro Padre, que tanto nos ama.

Que ya lo dijo, y en esa sabiduría ¡tan grande, tan pura! Eso me gusta mucho cuando lo escuché repetirlo: “Nuestro Padre; Nuestro Padre no quiere hijos preparados; lo que El desea es que se acerquen hijos que estén ¡tan entregados!, ¡porque El los prepara! y -a través de ellos- muestra que no hay imposibles, porque no conoce esa palabra”.

¡Nosotros aquí!, no sólo ello, sino muchas cosas, en ese intento tan banal de ésta ilusión, que ya se empezó a resquebrajar. Pero sólo lo está viendo aquél que -en su deseo infinito de volver- ¡de vivir en esa pureza! que nos entregó. Porque miren -amados hermanos- todo lo que hemos estado viviendo son experiencias, ¡pero para engrandecer! Como dijo alguna vez un hermano: “Estamos aquí y hemos venido para romper patrones, no a seguir lo mismo que han aplicado y que nos han enseñado por eones”.

Porque hay hermanos que así -con sus pensamientos tan cerrados- no permiten que la verdad de Nuestro Padre se manifieste ¡primero en ellos! Porque la verdad, la verdad infinita que El nos da, presente está: “¿Qué mejor lugar para esconder?, que esté frente a él. Que mi hijo lo vea cuando tome la decisión de -a mí- volver”.

Y no digo “esconder”, porque así somos tan ciegos, ¡uhm!, que vemos, pero tan distraídos, que solamente lo que nos importa; ¡lo que creemos que es “nuestra vida”!, pero que se compone de tanta ilusión. Cuando tú crees que llegas al final -amado hermano- muchas cosas suceden y es cuando empiezas a ver la verdad de la verdad.

Y algunos han comentado: ¿Y qué caso tiene? Ya se fue. ¡Ya se va! ¡No, amado hermanos! ¡No es así!, porque ahí es donde se reconoce y cada hermano se da cuenta que la verdad de Nuestro Padre se empieza a manifestar y que va a volver a lo que es la eternidad y a seguir en la enseñanza. Esa enseñanza que -en esa reencarnación- no quiso tomar.

Todo esto es muy profundo. No pienses ni creas que solamente estoy hablando por hablar. ¡Muchas cosas! y ya han empezado, se mostrarán. ¡Ah de aquel que no ha querido ver! ¡Pero con los ojos del corazón! ¡Los ojos del Ser!, que son los que ven la verdad de Nuestro Padre.

Y entonces, no estamos preparados para entender que es el momento para ver aquí todo lo que es y que viene de El, de la eternidad; porque no solamente nosotros estamos. ¿Cuántas veces has sentido? y lo digo porque -cuando te he dicho- cuando estás unido en ese dolor, en esa tristeza, llega hasta ti esa sensación ¡de que alguien te acompaña! y te dice: “¡Suelta! ¡Deja! ¡Fluye! Permite que sea el amor de “El que todo lo creó” que se manifieste en ti, para que ¡primero tú! te liberes. ¡Deja de sufrir! El no te pidió estar aquí para que vivas ¡eso!, que te está deteniendo”.

Cuando así lo entendamos -amados hermanos- cada uno de nosotros, dejaremos tanto sufrimiento. Reflexiona: ¿Qué es lo que en ese instante te tiene así? Realmente ¿para qué? ¿Para entender? Ya lo dijo nuestro amado Maestro: “Lección aprendida jamás repetida” y aunque sea en dolor, pero ¡en esa catarsis!, la manifestación es: La liberación. 

Cuando tú deseas entregarte y abandonarte a los brazos de Nuestro Padre, no permitas que haya otro tipo de emociones. No permitas que ningún sentimiento negativo te abrace y te aprisione, porque eso no es de Nuestro Padre ¡y no es tuyo!, amado hermano. ¡No es tuyo! El aquí te ha enviado para que hables amorosamente y compartas todo lo que El te ha entregado en éste despertar y que lo hagas conscientemente. Y eso es lo que permitirá -a cada uno de nosotros- avanzar.

Que ya lo dijeron -y créelo porque es así- pero créelo desde tu interior; desde tu corazón; porque -aquél que así lo haga- se permitirá liberar ¡todo!, ¡todo! lo que ha venido acumulando y abrir las puertas de esa prisión, para que luego -con Nuestro Padre- en su guía, en su inspiración, nos permitamos que ella abra todos esos sentidos que nos entregó; de los cuales la guía, la llave, la tiene el amor. ¡Ese amor tan grande que todo lo perdona! ¡Ese amor infinito!, que -amado hermano- todo lo transmuta.

Empecemos por nosotros mismos ¡y no permitamos que nada!, ¡que nada nos detenga!, porque esos serán los intentos. ¡Ténganlo muy presente! ¡y sobretodo en aquél que está abriendo tanto! y que esa Luz que está emanando conscientemente, esa densidad sabe que viene de Nuestro Padre y permite detener, intenta detener. ¡Tú no se lo permitas!, amado hermano. ¡Ese es -en este proceso- nuestro trabajo! ¡No es difícil! ¡Reacciona! ¡Nos han dado tantas armas para luchar! nuestros amados Maestros y sobretodo la que es infalible: ¡El amor! ¡El amor infinito!

Siéntelo primero ¡en ti y para ti! Siente que es Nuestro Padre el que te habla, el que todo ello te lo hace sentir, para que luego -en esa necesidad absoluta- tal cual como lo dijo el hermano -el que tanto nos compartió- para que llegues a pensar ya no de manera tan egoísta; pero que ese amor también ¡es tanto!, que empiecen a sentir esa necesidad de entregar.

Todo esto, aquí hay un ejemplo que inspira Nuestro Padre; porque realmente al estarlo sintiendo -amado hermano- es ese deseo de que lo escuches y la petición de que te haga sentir que realmente que no hay elocuencia, sino que -en esa apertura de conciencia- en esa armonía divina, ¡en esa vibración!, la fuerza de la palabra hablada llega hasta ti con infinito amor, porque eso es y -viniendo de El- sólo déjale en sus manos, porque El tiene ¡todo el poder!

Sólo permítete ser ese instrumento de amor, ¡que a cada uno de ustedes ya les hizo esa petición! Vamos a escuchar. ¡Vamos a decidir! ¡Soltar!, para dejarnos guiar por El y cuenta te darás -amado hermano- ¡las maravillas que El hace y tú las verás!, pero primero en ti, ¡en ti!, por todo lo que vas a transmutar.

¡No lo olvides! Vamos a seguir amorosamente en ese deseo lo que nos pidió el amado Maestro; estos días, sentir esa armonía que está emanando cada hermano, aún aquél que dormido está caminando. Aún aquél que -por más que tú intentes compartir- y que te diga: “¡Yo no creo! ¡Yo no siento!”, pero a ti te está haciendo sentir, porque sus palabras son unas, pero lo que el te está compartiendo en ese instante, ¡por el amor que tenga hacia sus seres queridos! Te vuelvo a repetir; lo que llaman “el espíritu navideño”, ¡pues vamos a pedir! ¡Vamos a elevar!, esa petición: ¡Que sea eterno! Que no solamente en éste tiempo, sino que en cada uno de nosotros, ¡porque ahí está! Que pueda germinar y seguir adelante y donde quiera que te encuentres, donde tú estés: Vivirlo. Compartirlo. ¡No permitir que nada te mueva! Que sólo sea el amor de Nuestro Padre. Que nada te hiera, aunque la primera reacción sea también en la misma energía. ¡Reacciona hermano! ¡Se puede!, porque para eso aquí estamos, para -en ese trabajo amoroso- todo irlo transmutando.

¿Qué mejor manera de compartirle esa enseñanza al hermano?, sino mostrarlo. Ser congruente; del sentir con el hablar y el hacer. Y luego -en esa unidad- luego amado hermano, ¡mucho!, ¡mucho vas a lograr!, porque permitirás que se una a ti tu Ser. Esa Chispa Divina que nos entregó y que está deseando contigo ya quedar en unión, porque eres tú. Es ¡esa parte que te está haciendo falta!, ¡porque ha habido momentos en que te has sentido incompleto!, como vacío.

¡Es eso!, amado hermano. Es eso, porque tú no eres humano. ¡Ya despójate de todo ello! Vamos a vivir en la verdad, en el amor que El nos entregaeternamente nos da, porque -lo que viene- seguirá sacudiéndonos. Será muy fuerte, pero desde nuestro interior. ¡Todos ustedes son valientes! ¡Muéstrense! ¡Sepan! ¡Sientan que Nuestro Padre ahí se encuentra! ¡Permitan escuchar su voz!, ahí -en tu interior- que te dice: “¡Aquí estoy!”

Permitámonos ya estar preparados. Mucho se ha insistido -también de su hermana han escuchado- porque lo que viene, ¡pero no piensen en caos! Eso, sólo lo vivirá aquél que no es el amor el que lo sostiene. Aquél que solamente está pensando en inarmonía. Aquél que solamente la densidad lo acompaña día a día. Para ese hermano las cosas serán tal cual como el ha decidido y como lo ha elegido; porque todo el amor, la Energía Divina, lo que Nuestro Padre está enviando, simple y sencillamente hará eco en ti y manifestará lo que tú estás cargando. Simple y sencillamente.

Por eso te insisto: Que solamente sea el amor. ¡El amor! Pero que venga desde tu interior ¡y se manifieste en tu alrededor!, porque ahí -en el exterior- ahí es donde ¡ya empezó! Estará mostrando todo lo que hay en ti amado hermano. ¡Ya a nadie estarás engañando!, tal cual como nos lo advirtieron.

Eso es. Eso es lo que está sucediendo.



16 de Diciembre de 2015
¿Arcángel… ?

Y entonces, en el regreso tan amoroso, tal cual como ya -de ello- se les quiso hablar, porque en el gran proceso que -aún estando aquí- todo lo que te hará vibrar hermana -la que ocupa éste cuerpo- de ello, de ello te hablará.

Y yo te pregunto: ¿Preparado estás? ¿Realmente entenderás? Aquí es donde ¡tú mostrarás qué tan preparado -como dices ya estar- no sólo para entender, sino para vivir!, que ¡realmente quieres volver a su lado!, porque mucho más de lo que ya te entregó, nosotros te vamos a hablar.

Todo lo que cada uno de ustedes ya vivió, ¡eso!, olvídate hermano. Ahí -como algunos lo han hecho- de lo que se les ha compartido; en el olvido ¡ya quedó! Tal cual como hemos insistido: El no te juzga. Nosotros ¡tampoco!, porque al vivir en la perfección y lo que de tiempo en tiempo ante ustedes -porque así sucedió- ¡en cada Era Dorada!, como ahora ésta que ha sido iniciada.

Muchos de ustedes no lo han creído; aquellos que han escuchado y que se han retirado. Entonces verán y todo lo que escucharán, porque -en la verdad de la verdad- también al descubierto quedará aquél que ha querido ¡aún! -a pesar de lo que se les ha dicho- seguir viviendo en falsedad.

Ya no más hermano. ¡Ya no más!, porque -si ese es tu deseo- realmente seguir en el sendero del amor, para esto ¡ni aún en su mínima expresión!, la Luz tan grande, tan fuerte, no permitirá -aunque haya intentos- aún aunque se ha dicho que “portales se han abierto”, porque son oportunidades que para ustedes han llegado. ¡Ah de aquél que no lo ha aprovechado! ¡Que ni siquiera lo ha intentado! Que ha preferido seguir como hasta hoy.

Y de verdad ¡qué fuerte!... porque si tú te pones a pensar en aquél hermano que dormido sigue su caminar, ¡más fuerte!, es para aquél que ha escuchado de éste despertar, en la enseñanza del “Yo Soy”, cual es el camino a seguir y vivir en el amor; y que ni siquiera, ni siquiera ¡para él mismo! lo ha tenido; porque entonces -con estas acciones- nos has dicho lo que has elegido y ya habrá otra oportunidad para ti hermano.

Nosotros ¡siempre aquí hemos estado!, pero en estos tiempos del no-tiempo, es cuando nos hemos presentado ¡y mira! ¿Quiénes han escuchado? ¿Quiénes se encuentran aquí? ¿Quiénes?, de corazón -de verdad- ¡no sólo pretenden oír!, sino escuchar la voz y la enseñanza del “Yo Soy”.

Porque -en ese despertar- cada vez más y más, de lo que nosotros les venimos a hablar es ¡y siempre ha habido! y más cuando has decidido seguir el camino: ¡Tanta distracción! Porque ¡ah de tantas cosas! Hay quienes se presentan y te invitan y te dicen con bombos y platillos: “¡Aquí es donde tú encontrarás! ¡Aquí es donde tú te liberarás!” Y tú tienes la libertad. ¡Eres tú quien elegirá!

¡Eso es la más fuerte batalla que tú afrontarás! ¡No! Si tú estabas pensando que iba a ser aquí -en el plano terrenal- por todo lo que has estado escuchando. ¡Esa barbarie que algunos han estado utilizando! Pues ahí es donde tú tienes que darte cuenta hermano ¡qué es lo que trae cada uno dentro de sí! ¡Esa ira incontrolable!

Pero cuando encuentras -o te encuentras a ti mismo- a ese Ser que en amor ¡es inmutable!, aquí amado hermano, ¡aquí!, es donde tú estás librando esa batalla y sabemos que saldrás vencedor. Por eso contigo estamos. ¡Por esto te hablamos! Pero eso sucederá ¡al tomar tú la decisión y seguir tu preparación! y escuchar la voz y seguir la guía del “Yo Soy”.

Nosotros -en nombre de El- aquí estamos; porque en El y para El, ¡en esa verdad te hablamos! Y no solamente estás escuchando en estos instantes, como ahora, ¡mucho te estamos entregando! Hasta ti está llegando. ¡No es necesario que lo veas! ¡En el sentir! ¡En el sentir, amado hermano!, para que luego tú mismo -al vivirlo- lo creas.

Y entonces viene precisamente esa palabra; que en su aplicación tanto te dice: “¡Lo que tú crees lo creas!” Y si en esa enseñanza… ¡no entiendo porque insisten en llamarlo así! “¿Enseñanza?” ¡Es un recordar lo que tú eres! ¡y lo que vas a volver a vivir! ¡Lo que has sido siempre! ¡Lo que serás eternamente! Que has sido creado por “El Omnipotente”, ¡que todo lo puede! y en ti se ha regocijado, en ese hijo tan amado. ¡Vuélvete a ti mismo! ¡Recuerda quién eres! ¡Ya cruza -como te han dicho- ese abismo!, que nosotros estamos aquí -como has escuchado- ¡del otro lado del velo, que ya ha sido rasgado!

¿Y aún estás ahí?, sin querer moverte. ¡Parado! Escuchando. ¿Qué necesitas hermano? ¿Qué necesitas para sentir? ¿Qué es lo que quieres de lo que te estemos hablando?, si es lo que estamos deseando; ¡entregarte y mostrarte que -en la Gracia Divina- todo lo puedes! y en ello ¡recrearte! ¡Pero eres tú quien tiene que dar ese paso! ¡Eres tú!, porque nosotros con los brazos abiertos estamos esperando para darte ese abrazo y decirte: ¡Bienvenido nuevamente hermano!

¿Y qué decir de “Aquél que te ha creado”? Su deseo es que nuevamente vuelvas a vivir ¡todo lo que El te ha entregado! ¡Lo que hizo para ti! y en ti, ¡a ti mismo! Permite que florezca; que encienda; que haga expansión, todo aquello que está dentro de ti. ¡La verdad que hay en tu corazón!

Y ahora, nuevamente es el gran momento ¡y no lo digo como un aliciente! ¡Uhm!, porque todo aquél que esté presente, es el tiempo, en ese gran momentum amoroso, que tú -al elegir- lo vas a vivir ¡y verás qué grandioso! ¡No habrá palabras para describir todo!, ¡todo lo que El! -cuando tú lo empieces a utilizar- depositó en ti. ¡No! No podrás expresar todo aquello que es tan grande; tan infinito; ¡inagotable! Es por eso que te han dicho ¡que la copa siempre estará rebosando!, porque no es exclusivo. Pero sí; lo vivirá y lo sentirá ¡aquél de sus hijos!, que haya elegido ¡a El entregarse! y permitir que se muestre a través, ¡a través de ti!

Sabes, que todo esto que te he dicho no te he mentido, porque en tu corazón, eso que estás sintiendo en éste instante ¡es la verdad! Es esa emoción que no puedes explicar. ¡Sí, hermano! ¡Y tantas cosas más! ¡Así de simple! ¡Todo lo que hemos visto en ti! -de verdad- no entendemos por qué ¡ese afán de todo en ti quererlo complicar!

Y dices que en la búsqueda estás ¡y vas de un lado a otro! Y -cuando empiezas- tan entusiasmado estás. Y luego, llega el momento en que todo eso termina y cualquier situación te empieza a desmotivar. ¿Pero sabes por qué?, porque ¡te estás mintiendo a ti mismo! Porque -cuando estás presente- estás observando al hermano: Qué es lo que está haciendo o qué está dejando de hacer; cuando -en el proceso- en la preparación, ¡tienes que dedicarte a tu interior! ¡A ti mismo! ¡A observarte! ¡A darte cuenta qué es lo que tienes que soltar! ¡y empezar a transmutar!

Y luego dices: “Aquí ¡ya no hay nada más! ¡Ya todo lo que tenía que entender ya lo escuché!” ¿Qué sabes tú de ello? Ahí es donde debes observar que nuevamente ¡te está hablando el ego! ¡Ahí es donde tienes que escucharte!, que nuevamente ¡quieres engañarte! ¡Y sigues buscando!

Y así continuarás. Déjame decirte que no sólo en ésta vida. Sólo tú sabes cuántas más. Pero “Aquél que todo lo creó” ya te lo dijo: “Tengo para esperarte toda una eternidad”, porque para nosotros hermano, no existe el tiempo. Es sólo -como ya lo dijo mi hermano- un parpadeo. Pero para ti, para ti que sigues también aferrado a vivir. Vivir -lo que tú llamas “vivir”- el tiempo lineal, ¡es tan largo el proceso! Y ahí es donde surgen tantos contratiempos: Dolor. Sufrimiento. Pero aún así, algunos no están dispuestos a soltar.

¡Porque luego llega el pensamiento! “Esto que me está sucediendo ¡lo merezco! ¡Lo merezco por todo lo que he hecho!” Porque permites que voces del exterior, todo lo que te dicen y te insisten: “¡Es un castigo por cómo eres!, por lo que has sido y lo que me has dicho”. ¿Y quién es tu hermano para juzgarte? ¿Y quién es él, que tampoco se ha visto lo que ha hecho y lo que está haciendo consigo mismo? Si “Aquél que todo lo puede” no lo hace. ¡Si El tanto te ama! y sólo espera un instante. ¡Déjame decirte hermano!, porque ¡te escucha cuando a Él clamas! Le pides respuestas; pero no siempre estás dispuesto a escuchar, ¡porque no es lo que tú quieres -de El- oírle hablar!

¡Ahí es donde también tienes que entender!, que cuando tú estás dispuesto y decidido a abandonarte, es porque también -en ese amor que te profesa- han de permitir que todo se de en su Plan Divino, porque -para ti- ya todo escrito está.

Pero no te confundas: ¡No es sufrimiento!, porque -cuando ese llega- es porque tú insistes y te encaprichas a vivir, ¡uhm!, lo que no viene de El; porque El no te quiere así. ¡No quiere verte sufrir! ¡No es lo que El tiene dispuesto para ti!

Permítete, no por un instante; ¡deja!, deja que todo se siga; se de; ¡que fluya! y en esa energía de amor, lo que El quiere entregar a ese hijo que a Él pretende regresar, ¡gran sorpresa te llevarás!, en amor. Cuenta -de verdad- en la verdad verás, que aún en lo que tú llamas “tu soledad”, El presente está. Y -si tú nos permites- nosotros también; sobretodo ahora que la Luz, el amor, ¡la Fuerza Divina! se está manifestando ¡y la verán en todo su esplendor!

Aquellos de sus enviados que aquí han llegado y que en ésta apertura, aquellos que ya se han manifestado y aquellos hermanos que han permitido y que han escuchado y que han seguido en esa preparación, ¡gran alegría hemos tenido al ver!, cómo ya han empezado, ya han mostrado -de El- un don. ¡Tal cual como se les dijo!

Y benditos hermanos, porque yo les digo: ¡Bienvenidos! ¡Están dispuestos y con nosotros irán caminando! Verán en el Proyecto de Amor, ¡que ya tanto se insistió! y que ustedes se han preguntado: “¿Y ahora? Nada ha pasado”. ¡Como siempre lo hacen! “Nada sucede, todo sigue igual”.

¿Igual? ¿No te has visto? ¿No te has dado cuenta, todo lo que -cuando has querido- has podido transmutar? ¿Cómo se ha ido abriendo dentro de ti? -en algunos no sólo una, sino varias cosas- que tal cual se les advirtió: “Y empezarán a sentir el no-sentir. ¡Empezarán a vivir que están y no están aquí!” ¡Porque sabemos que está sucediendo en muchos de ustedes! Por eso también se les pide ¡estar atentos! ¡Atentos a todo!, porque de ahí ya se está desprendiendo ¿qué viene a continuación?

Pero eso lo vivirán y escucharán aquellos que -de verdad- ¡a pesar de cualquier vendaval, están firmes y dispuestos! Pero también entiende hermano, que no es porque nosotros estemos eligiendo. ¡Eres tú! ¡Tú!, con todo lo que estás mostrando. Ahí es donde ¡estás decidiendo!, que ya sea tu momento; el gran momento. Que no son solamente palabras: ¡En acción hermano! ¡En acción!, se te estará mostrando.

Nuevamente -en ésta Era de amor, libertad y perdón- en el sentir, el verdadero vivir se mostrará. Por eso estamos aquí. ¡Bendito aquél que es su deseo escuchar!, para sentir la verdad y abrir nuevamente ¡en la Conciencia Universal!

Y entonces, quien lo haya hecho y quien esté dispuesto sabrá, quién es su hermano y por qué de todo esto -con infinito amor- les vengo a hablar.

No olvides que también contigo estoy. ¡Siente! Siente la energía de amor y que te acompañe y esté contigo.

Que todo ese fluido -si tú lo permites- te ayude a entender y escuchar la enseñanza del “Yo Soy”.



16 de Diciembre de 2015
Sananda.

Y amado hermano; con gran alegría te digo, que -en estos días- en los cuales tú ¡tanto me estás recordando!, en verdad, en verdad te digo que en cada corazón, ¡ahí!, ahí es -con cada uno de ustedes- se encuentra tu hermano.

Que mira; que tal cual como mi Padre, ¡Nuestro Padre!, fue su deseo y petición, que aquí hiciera también mi caminar…

Hermana querida (para Nelly, que se acercaba hacia unos hermanos “nuevos”); no permitas que haya agotamiento; que tranquilo esté tu corazón, en sentimiento. Oportunidad habrá para que en ti, el amor de mi Padre fuertemente se pueda mostrar. ¡Apacienta tu corazón!, que todo aquello que desea compartir ya hizo expansión. Que aquí me encuentro. ¡Escucha!

Y a todos ustedes les digo; que en el camino, en la verdad, ¡ahí es!, donde tu hermano te guiará.

Estoy aquí para decirte, que todo aquello que mi Padre tan amado para ti ha preparado, ¡no tiene igual! Tal como lo expresé en aquél tiempo ¡y no lo entendiste!, ahora se mostrará, por lo que aquí estás nuevamente y dentro de ti -como la Conciencia Crística- ya empezaste a sentir.

Deja que en esa armonía, ¡toda la energía de amor! que viene ¡desde la Fuente Divina! -en ti- haga su anclaje, porque -en el andar- necesario será, ya que en todo aquél que comparte -de mi Padre- en abundancia tendrá. ¡Tú lo verás! Y en esa expresión de infinito amor, ¡ahí!, ahí escucharás la voz del “Yo Soy”.

Te entrego de El, amorosamente, en éste momento sagrado, ¡a ti hermano!, porque en estos días ¡más fuertemente me sentirás! ¡Deja que sea tu guía! ¡Permite que en éste abrazo te lleve!, por el camino del amor, en la conciencia del “¡Yo Soy!”

Que yo soy ¡Sananda!, tu hermano. Y dejo en ti; te entrego el rayo oro-rubí. Permite ¡y ahí! donde se encuentra mi Padre tan amado, en tu interior, se manifieste ¡en infinito amor!

¡Te amo hermano! y el momento llegó para que me escuches y me sientas ¡con toda la fuerza!

El gran regalo de mi Padre: Su presencia en ti, porque su esencia ¡no sólo está en mí! Y estoy aquí.

¡Esa gran enseñanza! que recibí, es mi deseo ¡contigo compartir! Y así será.

¡Ven a mí!, hermano tan amado.

La guía y la instrucción estarán recibiendo ¡con infinito amor!



16 de Diciembre de 2015
Leutón.

Con la anuencia de “Aquél que todo lo creó”, se encuentra contigo tu hermano Leutón.

Es importante que escuches; porque lo que está sucediendo en lo que tú llamas “tu atmósfera”, tampoco creas que ha sido invadida y que está afectada. Es sólo que -al recibir todo lo que en el Anclaje Divino- llegó hasta ti, está moviendo todo aquello que en rezagos -en ti- ya había estado invadiendo.

Recuerda hermano que te lo dije; que -en la Ley de Atracción- ibas a tener muy fuertemente tu liberación, viviendo en esa preparación, en el proceso de permitir que hiciera su acción el protón.

Todo tú estas conformado -lo que tu llamas “tu cuerpo”- que por tanto tiempo te ha albergado, al seguir aquí caminando, tiene -tú al leer lo has pensado- y dices: “Hay mucha electricidad”, ¡si así lo quieres llamar! Para nosotros en éste despertar, al caminar y entender qué es lo que empieza a suceder cuando tú comienzas todo aquello negativo a transmutar, pues permites que en la Ley de la Correspondencia, también la de Atracción empiece a trabajar. ¡Todo! -tal como también te lo dijeron- ¡es igual!: “Como es arriba es abajo”.

Cuando tú -al conducirte aquí- empiezas a hacerlo, tal como tan insistentemente te lo han venido a pedir; en amor, pues ¿qué es lo que atraes hacia ti? También el Universo, el Cosmos ¡hace su acción! Todo te lo entrega.

¡Sí, amado hermano!, porque así es. Cuando tú liberas y lo que tú pides, sientes y lo haces en amor, para seguir con tus hermanos caminando en unión, pues entonces todo, todo hace su acción ¡y empieza ese trabajo amoroso que siempre ha estado!, esperando; para que tú -en la reacción- al comenzar a utilizarlo, a liberar y a vivir ¡y a co-crear!, en el verdadero caminar, en el sentir, entonces empieza -ya lo dijo el amado Maestro, tan sabio él al hablar- que “el velo se empieza a rasgar”.

Eso, para muchos y déjame decirte; aquí en lo que tú llamas “tu planeta” todos los que van caminando, aquellos que han abierto y que se han estado -como luego dicen- “iluminando”; es que sucede que cuando tú todo lo empiezas y estás transmutando; tu cuerpo empieza a liberar, empieza ¡a iluminar! Porque efectivamente; cada átomo divino, ¡cada célula! que en ti está, así es como comienza a trabajarcuando -que no sólo en sanación- sino cuando ¡en toda su potencia! empieza a hacer su acción, pues eso es lo que empieza a emanar; esa Luz, que luego dicen: “Aquellos que todo lo han trascendido… ¡se han iluminado!”

¡Pues sí, hermano tan amado!, porque eso es lo que sucede en tu cuerpo. Eso es lo que empiezas a mostrarlo; quién eres realmente. Eres Luz. ¡Eres Esencia! ¡Todo lo que hay en el Cosmos, en el Universo! ¡Así es! ¡De eso está compuesto! ¡De Luz! y muchas cosas más; que nosotros estamos ardiendo en deseos de ya quererles explicar.

Pero ¡todo a su tiempo! Porque si aún -muchas de las cosas que les hemos compartido- no las han estado entendiendo; tristemente han malinterpretado. ¿Y qué es lo que han hecho? en ese afán de querer más escuchar y que se les quiera mostrar… algunos se han desviado.

Y no es lo que nosotros queremos, porque los que estamos con ustedes y les hablamos en el nombre de “Aquél que todo lo puede”, ¡eso sí es muy importante que escuches y lo sepas! Que -si tú nos permites- también te estaremos protegiendo, en tanto tú despiertes y abras todo aquello que eres y que por sí sólo -porque El habita en ti- el camino, el paso te irá abriendo.

Ya lo dijo la hermana a través de la que les habló: “Sólo vengo aquí a compartirte; a hablarte; ¡a mostrarte!, lo que tú ya sabes. Lo que está dentro de ti, pero que ha estado dormido” Y así -tal cual como te lo han dicho- “aletargado”. ¡Ya es el momento! La acción -para algunos- ya ha empezado. Y eso lo verás hermano.

Tu hermano Leutón quiere compartirte amorosamente que -lo que sucederá- también nosotros ahí estaremos ¡tan presentes!, con ustedes; para compartir, para mostrarles, para hablarles, para que recuerden y acompañarles. Todo lo que ¡harán! y quiénes lo harán. De ustedes depende. De ustedes, hermanos.

Que mira; ¡miren!, que por ello, también su hermano Leutón ha pasado ¡y los entiendo! Pero también les digo: ¡Ustedes pueden! ¡Sigan adelante! ¡Miren lo que han logrado!, que por eso, al permitir que nosotros les estemos hablando, ¡es mucho! Pero no te pierdas. ¡Sigue adelante! ¡No te desvíes! Ten presente que también tu sabiduría de discernimiento, aquél que dice: “¡Como deseo tenerlo!” ¡Ya llegará ese día! ¡Lo estás viviendo!

Porque toda la energía que está fluyendo ¡y mira que te lo digo porque ese es mi cometido! Esa es la parte que me corresponde y amorosamente de ello te hablo y quiero de verdad mostrarlo; que lo sientas y lo vivas.

Con ustedes estamos y seguiremos ¡y nos mostraremos! Y será con aquél que -de verdad- ya cuando de todo aquello que no ha permitido y que quiere soltar, lo hayan dejado. ¡De verdad hermanos!, porque lo que habrán de vivir -que viene de El- ¡es tan fuerte! ¡Es inagotable! ¡Es maravilloso! ¡No tiene fin!

Aquél que ya ha abierto ¡lo sabe!, ¡lo siente! y mucho más, porque así como la hermana lo advierte y hay muchas cosas que ya se ha empezado a callar, de cada uno de ustedes, porque así tiene que ser. Ya es el momento en que aquél que se haya negado y no quiere utilizar y que es su decisión seguir así su caminar; eso… lo habremos de respetar. Mas tenemos que seguir adelante. Adelante ¡con aquél, aquélla que desea seguir!, porque llegará triunfante. ¡Para ello nosotros estamos aquí!

El portal que se abrió ¡mucho significado tiene!, porque todo lo inarmónico ¡mucho temor sintió! y está pretendiendo ¡y está atacando a aquél hermano!, que -en el proceso y la preparación- está soltando. ¡Pero nosotros estamos con ustedes! ¡Invoquen la ayuda de “Aquél que todo lo puede”! De verdad hermanos; ¡será instantánea la reacción!, porque nosotros también ¡alertas y atentos estamos a toda petición que venga desde el corazón!, con la energía que estamos -para ustedes- ¡no guardando!, sino la tenemos lista y dispuesta para que entre en acción. ¡Créanlo!, porque así será.

Inmediatamente sentirán el cambio y la transmutación; porque en la Alquimia del Maestro -que de ello ya les habló- también, también él está dispuesto, estamos amorosamente a cada instante, a cada momento, atentos a tu petición, hermano. ¡Haz tu decreto! ¡Pídelo incesantemente! y verás cómo ¡nada permitirá!, que -aquél que ha decidido volver al hogar- lo detenga. Para ellos nosotros y también tu hermano Leutón aquí está.

Somos los Guardianes de esos portales, que -al abrir- toda esa Luz que está llegando a raudales para ustedes, en amor ¡y no permitiremos que nada se filtre! Que nada influya en el hermano, la hermana, que -al seguir su caminar hacia El- con nosotros al llegar, también dirá: “Aleluya”. Nota 1.

¡No lo olvides!, porque el entramado que para ustedes ya hemos logrado, con toda ese energía de amor, no tienes idea -hermano- todo lo que está generando y ha quedado ¡tan bien afianzado! Tú verás ¡el gran voltaje amoroso! que se te entregará.

Sigue adelante con todo ese gozo; que Leutón también de ello, para que llegue hasta ti, es el Guardián -tu hermano Leutón- de todo el cambio en ésta atmosfera, que tu respiración cada vez más sutil será.

No olvides hermano. ¡Hazlo con infinito amor!, que nosotros te vamos a acompañar y de ello te hablaré. Y lo que te diré ¡te va a sorprender!

¡Leutón contigo!


Nota 1.- “Aleluya” es una voz de júbilo que significa “Alabad a Yáh(vé)”.



16 de Diciembre de 2015
Saint Germain.

Y amados, ¡amadísimos hermanos! Ha llegado ¡el gran momento esperado! Con ustedes -como siempre- eternamente estamos.

¿Qué es lo que piensan ustedes que les compartiré? Debo decirles que observándolos ¡hemos estado! Y ahora, les he de decir que todo aquello que algunos de ustedes han hecho una gran petición y yo les quiero compartir con infinito amor: En todo lo que ha sido su preparación, nosotros… sólo les diré: Ya tenemos el lugar de la acción. ¡Pero!, recuerden que se los dije: “Que lo sabrían antes de que terminara éste año para ustedes”.

¿Y qué creen? ¿Quién lo va a sentir? ¿Quién? de verdad, porque sí se los voy a decir… pero no será en éste instante. ¡La hermana ya lo sabe y he de llamarles! He de decirles ¡dónde!, vamos a esperarles.

No olviden que cada uno de ustedes es quien ha decidido acompañarnos, de acuerdo a todo lo acontecido. Que sus pensamientos, sus emociones, han estado en congruencia con sus corazones. ¡La respuesta la tiene cada uno de ustedes!

¡No!, no estoy hablando de razones. Eso, son ustedes los que han insistido -en éste mundo terrenal- en darles ¡tanta importancia! ¡y para eso no hay explicaciones! Pero sí, su hermano quiere insistir: Luego -al iniciar el próximo año- en ustedes, en cada uno, ya directamente ¡amados!, sabrán ¡quién los acompañará!, porque efectivamente ¡todo va a cambiar!

A tanto insistir y decirles, algunos ¡ya ni lo creen! y piensan inclusive que venimos a mentirles. ¡Ay hermanos!, siempre tan humanos. Pero yo debo decirte que aquél que de verdad, en el corazón, se ha dejado guiar, ha llegado el gran momento de todo lo que has leído y ¡créeme!, te vas a quedar sin argumento.

Porque nosotros aquí estamos ¡y se los dije!: Ya hablaré. Ya no será -en algunas ocasiones- a través de la hermana. Pero ¿quién lo compartirá? Aquél que de verdad se quiso preparar. ¡Aquél que de verdad abrió! y -en ese Gran Portal- el paso para cruzar el umbral ya lo ha hecho; ya lo hará.

¡Esto, que sea para cada uno de ustedes un gran momento! Que miren: ¡Uhm! ¿Quiénes nos acompañan? ¡Ah de aquellos que decían “tan entregados” estar! y ahora piensan y dicen a voz en cuello: “¡No es necesario que vaya a escuchar!” Ya verán hermanos ¡todo lo que empezará a pasar!

Pero eso es lo que cada uno ha elegido y la hermana lo tiene ¡bien sabido!: Ya no insistas. ¡Deja! ¡Suelta!, que ya cada uno eligió. Y entonces verán que no es solamente el decir: “Aquí estoy” ¡y sigue en ese intento de buscar!

¡Amados! Lo que viene de Nuestro Padre -y que es la verdad- es ¡eterno! y para aquél que así lo sintió, ¡ese es el que empieza a vivir!, lo que ya una vez se los dije: “¡Y vivirás como si fuera un cuento!”, porque todo lo que nosotros estaremos compartiendo ¡no es de aquí! ¡No es de ésta ilusión!, amados hermanos ¡y habrá una gran repercusión!

Y aunque tú veas a la hermana -que con esos ojos terrenales te está hablando y te está observando- ¡no, amado hermano! Créelo realmente: Soy yo.

Mira lo que está pasando. (Gisselle se arrodilla en el piso con gran estruendo). ¡Todo está bien! ¡Todo está en manos de “Aquél que todo lo crea” y que te hace sentir!, en éste vivir.

Miren; cuando esto sucede; cuando aquél que se deja llevar y dice: “¡Quiero seguir en éste vivir!”, el cuerpo empieza a sentir cómo lo mueve; pero que es otro aliciente ¡tan distinto a lo que siente!, lo que llaman comúnmente… Todo lo que tú harás (dirigiéndose hacia Gisselle), ya no será en esos instantes como humana. De Nuestro Padre es y de El vendrá. ¡Se mostrará!, aquél que -de verdad- con El está, en estos instantes tan grandes. ¡Mira! Aquí está tu hermano que contigo ha hablado y seguiremos de muchas cosas charlando, porque ¡El y nosotros te estamos necesitando! ¡Y mucho!, ¡como a ustedes!, ¡como a todos! Por eso seguimos e insistimos: ¡Hacemos el llamado!

No lo olvides. Cuando ustedes -de verdad- permiten y escuchan y hacen a un lado todo aquello que es simplemente ¡tan banal!, ahí es donde realmente ya dejan; ya no permiten ¡que todo sea a la suerte!, sino que el Plan Divino ¡en ustedes! se empieza a mostrar; porque -para cada uno- ¡todo escrito está! ¡Todo, amados hermanos!

¡Y ahí no hay sufrimiento! ¡Ahí no hay dolor! ¡Ahí sólo habita el amor y viene de lo eterno! y ahí es donde ustedes empiezan a compartir con nosotros, porque somos como cada uno, ¡somos sus hermanos! Es simple y sencillamente que todo esto que tan atados los tiene, lo hemos trascendido. ¡Eso -a nosotros- ya no nos mueve!

Pero los entendemos. ¡Sabemos que están en ese proceso! Pero en el amor: cuando tú lo dices de corazón: “¡Todo esto lo dejo! ¡Lo haré!” ¡Es! ¡Se manifiesta y todo empieza! ¡Y créelo hermano!, porque es así. Es cuando más fuertemente contigo estamos, porque comienzas a permitir que te acompañemos. Que esa guía -que ¡también en humildad!- te das cuenta que necesitas ¡y la quieres recibir!, viene de El y nosotros -con infinito amor- también; porque hemos prometido acompañarte ¡y queremos hacerlo! ¡y guiarte! en éste proceso ¡tan conocido! por nosotros, amados hermanos.

¡Déjanos! ¡Permite que de ello te hablemos! ¡Pero siente! ¡Vive!, cómo -en ese cambio tan grande- todo en ti y para ti empieza a cambiar y desde tu interior se empieza a mostrar.

Yo les dije ¡que los necesitaba!, ¡que los necesito!, porque en ésta Era de Amor, muchas cosas ya se están mostrando y Nuestro Padre a nosotros nos pidió y nos dio la instrucción, de estar muy cercanos con ustedes. Y eso es lo que estamos haciendo. Pero ¡ah de aquél! que -aún escuchando- no lo siente y no quiere creer; porque luego, todo lo que estará observando, entonces cuenta se dará: “¿Cómo fue posible que no lo quise creer? ¡Que lo oí, pero no quise escuchar! Y todavía peor; ¡me retiré!” Amado hermano, pero nosotros -con los brazos abiertos- te esperamos.

¡Ya habrá otra oportunidad! ¡Y sí que la habrá! ¿Ahora entienden cuando les dije: “Nos volvimos a encontrar”? ¡Miren la manifestación! ¡Yo lo digo con alegría, porque aquí están! Pero la hermana -que lo sabe- porque quiso y aceptó venirse a encarnar, ¡sabe por todo lo que han tenido que pasar! y aquellos que ¡ni aún así!, que han decidido -en ésta oportunidad- ¡no aceptar!… ¡Amados! ¡No existe el tiempo! ¡Nos volveremos a encontrar! ¡Y sí que lo haremos! Ella tiene la encomienda de reencontrarse con ustedes y volver a hablar de todo aquello que dejaron pendiente y que dijeron: “¡No desecharé otra oportunidad!” ¿Y quién lo está haciendo? ¡Amados!

¿Pero saben? Aquellos que han aceptado y que lo están haciendo con infinito amor: ¡Ah!, ¡Alegraos!, porque empezarán a vivir ¡lo mejor de lo mejor! ¡Lo infinito! Lo que “¡El!, que todo lo puede” ¡ya les entregó!

Verán el cambio. Cuenta se darán, porque ¡ahora!, ¡ahora es cuando se estará mostrando! Ya la hermana -en éste regreso- ¡de ello estará hablando!, pero con aquellos que de verdad -a pesar de todo- han permanecido ¡y aquí están! ¡Amados! ¡Mis tan amados hermanos! ¡Los abrazo con infinito amor!

Y estaremos llamando. ¡Lo haremos a través de la hermana! ¡Y sabrán! Sigan en esa preparación, porque -quienes nos acompañaran- esa será la pauta para todo lo que -en el amor de Nuestro Padre- ¡para ustedes! ha empezado a llegar.

¡Sí! Será un lugar sagrado. ¡Muy sagrado!, en el cual tu hermano se ha mostrado. ¡No olvides lo que he dicho! ¡Y ahí estaré! Y los recibiré ¡con mi hermano! Que lo que tenemos para ustedes preparado, pero entiéndanlo así: ¡Es para aquellos que de verdad!, ¡de corazón!, en esa preparación han permitido; que no será una visión, que nosotros -con ustedes- hablemos del “Yo Soy” en acción. Amados hermanos.

Y aquellos que esto estén escuchando; cuando lo vivan sabrán. Sentirán el infinito amor que por ustedes tiene su hermano.

Que yo soy ¡Saint Germain! ¡Y es verdad! Nosotros no les mentimos. ¡Antes de que el año finalice!, aquellos que con nosotros estarán, lo sabrán. ¡Amados! Y siempre estaremos con ustedes, ¡eternamente!

No olviden; aquél que ha decidido esperar, ¡no importa amado hermano! ¡Nos volveremos a encontrar!, que tanto te amo, que reiniciaremos en la enseñanza del “Yo Soy”, ¡uhm!, ¡la lección a recordar!

¡Amados! ¡Benditos sean! ¡Benditos por estar! ¡Benditos por escuchar!

Que yo soy ¡Saint Germain! y dejo para ustedes la Llama Violeta; ¡aquella que transmuta todo!, lo que en ti -amado hermano- afecta. Permíteme ¡depositarla fuertemente! y en todo aquél hermano que habita en éste planeta, ¡que de amor! -del infinito amor del “Yo Soy”- invadirá, no sólo el corazón.

Hago entrega ¡a todos ustedes! y que la Amatista también, ¡entre en acción!, por todo lo que -en estos días- sucederá.

Empezará ¡la Gran Revolución! ¡Gran sorpresa, amados! ¡Gran sorpresa!, de parte de sus hermanos.



16 de Diciembre de 2015
Ketta/Aleshia (2).

El amado Maestro -al expresar todo esto- el gran propósito que anima: El compartir; el estar con ustedes; el entregar su energía.

¡Y no sólo él!, sino también el amado Maestro Sananda; que ellos -en unión- han pedido y han recibido de Nuestro Padre -que no su autorización- sino con infinito amor les ha dicho: “¡Sea pues! ¡Hagan fuertemente su intervención!, en todos aquellos que han deseado y que sienten y -de corazón- quieren hacer su conversión, que ya se está empezando a ver”.

Pero el deseo ¡no sólo de ellos!, sino de toda la Hermandad, -de Nuestro Padre en especial- es que ¡todos!, en unión, que no quede ninguno fuera. ¡Que no haya exclusión!

Pero, realmente es de cada uno de nosotros la decisión; porque en la -tan mal utilizada- libertad que nos entregó, seguimos algunos insistiendo en que no es el momento; en que ¡ya habrá otra ocasión! Es por eso lo que el amado Maestro expresó: “¡No importa, amado hermano! Ya habrá otra oportunidad ¡y nos volveremos a encontrar!” A eso se refirió.

Ahora es cuando cada uno de nosotros entendemos -cuando nos empezaron a hablar- lo que dijeron. ¡Lo que él insistió con infinito amor!: “Es -amado hermano- que tú no recuerdas; ¡pero ya habíamos estado juntos! Ya habíamos compartido. Ahora nos volvemos a encontrar”.

Y yo te pregunto, hermano querido: Al todo eso recordar; ¿te has preguntado qué fue lo que sucedió? Realmente ¿has puesto o has hecho algún balance de lo que tú has vivido? ¿De todo lo que ha sucedido?

Y al empezar a recordar; ¿te has preguntado realmente?, cuando él lo dijo: “Nos volvernos a encontrar”- ¿qué sucedió? ¿Por qué en aquella oportunidad? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Si realmente lograste?

¡Porque yo lo he hecho! Me lo he preguntado: ¡Padre mío! Contigo he estado. ¡Lo sé! Pero ¿por qué nuevamente aquí estoy? ¿He vuelto? Que si ha realmente por ese afán y ese deseo de compartir con mi hermano; de hacerlo; de hablarle de ti y que todo esto que me has entregado realmente no sólo con palabras, sino con esa energía de amor que tú me entregas, ¡también la sienta! y sepa que cuando tú estás presente, que nunca, ¡nunca!, ¡en ningún instante! -dentro de cada uno- estás ausente. Es el deseo de no sólo hablarle a todo aquél que desee escucharme, sino que realmente lo empiece a vivir ¡y que también sea su deseo compartir!

Que sea ¡una reacción en cadena! Que así como yo lo sienta, también mi hermano y él -al expresarlo- también lo haga sentir en aquél que esté cercano y que entonces sea como el efecto dominó; ¡que todos caigamos! -de verdad- en esa gran indefensión, de abandonarnos a ti. Porque cuando tú estás en mí, ¡está toda la protección! ¿Qué pudiera afectarme? ¡Nada!, porque nunca de ti voy a soltarme. Porque siempre vas a estar ¡muy dentro!

Porque no importa lo que viva. ¡Que todo lo que siento sea en ese amor que siento tanto y tan fuerte!, como algo que se expresa; que es un calor que no quema, por todo lo que tú me das; por lo que me entregas.

Y si tal cual como nos han dicho: “¡Haz! ¡Crea!, porque estoy en ti. ¡Sé mi instrumento de amor!” ¡Pues ese es mi deseo y petición! Elevo hacia El el Gran Decreto y le pido que en ustedes se exprese y se avive ese infinito amor. Y no sólo en ustedes -amados hermanos- sino ¡en todos aquellos!, los que aquí -en éste planeta- caminamos.

Que aquellos que en éste instante ¡sólo en violencia estén pensando! y que sientan en éste momento cómo llega hasta ellos ¡como rayo!, esa energía de amor que sólo viene de ti, en esa gran enseñanza del “Yo Soy”.

Sientan el deseo infinito de empezar a vivir su conversión ¡en ti Padre mío! ¡Y para ti! ¡Para tu gloria! Tal cual como lo dijo el Maestro: “Que toda ésta energía que está invadiendo se sienta ¡hasta el más recóndito lugar! ¡Ahí donde más densidad pudiera habitar! ¡Que la Luz llegue y todo lo empiece a iluminar!” Que venga de ti Padre mío.

Es nuestro deseo y nos unimos, porque es la Era de Amor. ¡Es el gran día galáctico que tú nos estás entregando! Permite que toda criatura -no solamente humano- sino también todos nuestros hermanos: Los Elementales. Los Intraterrenales, que todos unidos te sintamos, Padre mío. Y que así caminemos, unidos. Y que todo lo que expresemos sea tu verdad; tu infinito amor. ¡Todo eso que viene de la eternidad! Ahí donde tú estás. ¡Que así sea! ¡Hecho está!

¡Gracias Padre mío! ¡Gracias por escuchar!

Sé que no has de permitir que nada ataque a aquél que ya ha decidido entregarse a ti. ¡Gracias Padre! ¡Gracias!

¡Y benditos sean ustedes amados hermanos! ¡Gracias por acompañar! ¡Gracias por estar aquí!

Que muy importante ha sido este momento; que -en su corazón- todo lo que cada uno de los Maestros entregó y va creciendo y así lo hará y así lo expresará.

Gracias a todos ustedes.