Mayo 14, 2014
ÁNGEL RÁH. (17)
Y miren que manera
de anunciarme; porque hay hermanos que -cuando quieren venir a escucharme-
olvidan que ese instante es maravilloso, porque muchas cosas quiero
compartirte, quiero entregarte.
Ya ven como todo es
amor, es vivir en conexión, es estar compartiendo de ésta manera y pronto verán;
tengo mil formas de anunciarme. Y en broma lo tomarán, pero pronto lo
escucharán.
Y ya saben quién
soy; que vengo a compartir, que en éste nuevo fluir -porque sí- ustedes lo han
dicho y es verdad: gran energía solar ¡y cada vez más fuerte!
Y mira, que te han
llenado de tanta información: “que si el sol que te ilumina, ¡mira lo que le
está pasando!”. Y yo te digo: este templo piensa, siente; “¡caray!, ahora viene
igual de fuerte”. Pero mira, ¡fuerte es
el amor! y ¡vibrante! Y así como luego a veces dicen; tan grande es el calor, ¡quemante!
¡Pues eso es lo que nosotros queremos que sientas dentro de ti!, ¡que sea
abrasante!, pero es un calor que no quema, es un calor que te purifica, ¡que te
llena!
Que mira, lo que
estás sintiendo -pudiera decir- no es equivalente a decir: “estás fluyendo”,
sino realmente lo que estás atrayendo, una gran conexión que estás viviendo, es
para que el recuerdo sea total y la ilusión la dejes atrás.
Que ya lo dijo la hermana: “¡todo se va a desmoronar!” ¡Pero mira!, a tu
pensamiento inmediatamente llega: “¡ah caray! ¿que volverá a temblar?, ¿que
todo se caerá?” Hermano, esos pensamientos son los que te han hecho creer que
limitado estás. ¡Acuérdate!, te lo hemos dicho y luego -para darle una variante-
dices: “bueno; ¿qué otras cosas irán a suceder?” Y es una distracción, para que tú -en la intención de prepararte- te
distraigas. Hermano, ¡no caigas en ese juego! Y así te lo digo. ¿Acaso no
lo habías pensado?, porque ¡muchas formas tiene el ego! Hasta esto que ni
siquiera habías pensado. Porque cuando
piensas en él -hablando del ego- solamente le das una forma y dices: “aquel que
habla, ¡yo!, ¡yo hice!, ¡yo logré!, ¡yo ayudé!” Esa es solamente una más de sus
formas de atacar. Es una variante de tantas.
Y mira que mi Padre
te ha dicho, ¡lo dijo!; que lo que de Él se va a mostrar, matizado estará. Pues
aquí en lo terrenal, muchos matices en ustedes se ha visto, de lo que el ego te ha atrapado, te ha tenido; pero
es tu decisión si te quieres soltar… y vas a decir: “¿por qué?” Pues ¿por
qué te lo digo?, porque todavía por ahí -tú lo sabes- hay pensamientos, hay
situaciones, hay acciones, que dictándote él está. ¡Date cuenta!
Lo importante es -no
tanto que lo entiendas- sino que, al hacerlo, sea tu decisión todo ello dejar
atrás; ¡soltarte ya! Ahora vengo a hablarte de ésta forma, porque tantas cosas
tenemos y hemos preparado para ustedes. Que solamente ¿qué necesitamos?: que
ustedes de verdad sigan caminado, ¡que den ese gran paso! para recibir y
fortalecer lo que con nosotros han hecho: un gran lazo, de amor fraternal.
Hablan mucho de la unidad; pero nosotros queremos verlos
accionar. Que no sólo lo digas; que lo sientas y que lo vivas. ¡Es maravilloso! Que mira que ahora
que tengo la oportunidad de con ustedes nuevamente -no iba a decir la palabra
socializar- eso ustedes son los que aquí -en el plano terrenal- acostumbrados
están. No se trata de “socializar”; es de recordar
quienes son en realidad y que siempre han estado con nosotros unidos. Y que
volveremos a caminar, en gran amor, en conexión total. ¿Ves como sí es
distinto?
Uno de ustedes
pensó: “quisiera realmente que hubiera un pergamino… ¿Pergamino? que me dijera
-de verdad- cuál es, qué es lo correcto, cuál es el camino”. Y yo te digo:
hermano, entonces… ¿para qué estamos aquí? ¿Ya ves cómo siempre te llegan esos
pensamientos tan humanos? Y te han dicho: ya no lo eres, ya no pienses así. Ya
empezarás en el ir y venir.
Y te has hecho
muchas conjeturas al respecto; dices: “¿cómo es?, pues quienes lo hacen son los
Maestros, que han logrado lo perfecto”. ¿Y quién crees tú que eran antes? Lo
han dicho; te lo han repetido. ¿No has tenido curiosidad, al menos para
escudriñar qué es lo que lo llevó al hermano, a la hermana, a quererse
perfeccionar, lograr, con esa luz que el Creador le hace llegar?
Que mira que te lo
digo yo; que vengo del centro. También de ello te vengo a hablar. Pero has de
hacer -de verdad- escuchar con el corazón, ¡haz
de estar entregado! y no sólo a escucharlo, sino también luego a vivirlo, a
accionarlo. Hay tantas cosas -y muchas más- que a cada uno de ustedes le
han ido acercando.
Ya lo dijo el Padre,
también yo te recuerdo cuando te dijo: “con las directrices que les he acercado”.
Que mira que estamos nosotros hablando, pero también -porque no me vas a dejar
mentir- y lo sabes, ¡sabes que es verdad! Situaciones que has vivido, momentos
en los cuales ¡sabes que son señales que de Él has recibido! Guárdalo en tu
corazón, pero que esté ¡siempre presente!, que permanezca ahí vigente, para que
sepas, para que eso te motive a seguir, a caminar, a vivir, verdaderamente.
Su hermano que les
habla está con gran alegría, porque ya está aquí ese día en el cual todo, todo,
mucho de lo que se les había hablado empezará a mostrarse y ¡todo, todo! de lo
que se les ha prometido. Sabrán, sabrán que aquí -en el plano terrenal- lo
vivirán. Algunos lo mostrarán… ¿quiénes serán?
Entonces aquellos,
aquellos que llegaron a pensar que solamente palabras eran, lo que llegaron a
escuchar: amados, verán ¡que todo se cumple!; que el momento siempre ha de
llegar.
A nosotros… ¡cómo
quisiéramos! que en todos ustedes, en cada uno -como lo dijo este templo- de
verdad lo sintieran, lo vivan, porque cada
uno de ustedes tiene una gran misión: ¡fortalecerse en el amor, en esa verdad
infinita! Esa es la respuesta para ti. Te has de decir: “por eso nuevamente
aquí estoy, reencarnado, ¡ya mi Padre me lo dijo!; ya de ello nuevamente aquí
me ha hablado”. Pero en algunos ha sucedido, lo que -como en otros tiempos-: ¡qué
alcances de lo que me dicen!, ¡cómo -por querer llamar la atención- de qué
manera me han mentido! Y tú sabes por qué lo digo.
Luego, cuando te
llegan esos chispazos de querer ver y sentir la luz, dices: “¡cómo me gustaría…
vivir en algún momento, alguna situación que no sea normal!” ¿Qué es normal
para ti?, lo que has vivido en ésta ilusión que ya no será más.
De tiempo en tiempo
han recibido la oportunidad y nuevamente aquí está, pero como lo ha dicho “Aquel
que todo lo puede”, pues -para ti- también yo lo digo amado hermano; tenemos la
eternidad. Nada más que déjame: ¡tienes que recordar!
Y te lo digo, te lo
digo nuevamente; que yo te hable ¡fácil no es! Sólo de tiempo en tiempo. Y
aquel que realmente desee escuchar y sentir. Que de la verdad de la verdad
nosotros -los que hemos llegado aquí- y que de ello te queremos hablar y
compartir ¿y por qué no? con infinito amor quererte guiar; ¡pues eso es lo que
debes de sentir en tu corazón! Que te estamos hablando con la verdad. ¡Eso es
parte de tu evolución! Tu evolución, lo que estás en el proceso trabajando y
queriendo lograr aquí. Para que luego te puedas ¡de todo esto liberar! De todo
lo que has estado venido viviendo en el plano terrenal. Mas ahora estás
viviendo y se te está hablando de ello -esta gran oportunidad- de que aquí en
el plano terrenal vivas las grandezas, ¡el paraíso! Entonces ¡siéntelo!, ¡créelo
realmente!, que yo te digo, que no todos. Si
tú estás escuchando es porque tú quisiste darte esa oportunidad. ¡Pues siéntelo!
De verdad, ¡no te arrepentirás!
Tú has querido ver…
porque insistes en ello: “¡Yo, como Santo Tomás…!” ¡pobre del santo!, todo le
atribuyen. Pero yo te digo, yo te digo; todos lo que en ello se justifican -y
que de esa manera arguyen-: cuando vean -de verdad- cómo se muestra todo lo que
Él les ha entregado y lo que les da, entonces sabrán que tu hermano -el que te
habla- y la hermana -que te habla con tanto amor- y todos los Maestros que te
han querido guiar; no te habían engañado. Pero sólo pregúntate -para cuando tú
lo reconozcas- ¿tarde no será ya?
Aunque siempre habrá
una oportunidad. Mas ahora aquí, como ya lo dijeron y yo te lo repito: es en el
aquí, en el ahora. Ahora es tu momento; ¡aquí!, ¡en el tiempo! Se detiene para
invitarte, para decirte: ¡haz de
elevarte, haz de despojarte!
Es que cada Era Dorada es tan grande, tan maravillosa,
que mira, que para ti, para que te eleves, para que logres la perfección, ¡para
eso es creada!; ¡para que vivas en el amor, en la unidad!
Y yo te pido: has de
poner atención, porque a través de este templo te iré mostrando y te iré diciendo; ¡qué es lo que habrás de
hacer!, con infinito amor. Que ya de alguna manera les ha estado
compartiendo ¿y quién lo ha estado sintiendo?, ¿quién realmente ha hecho caso? Porque
nuevamente te pregunto… ¿y el símbolo sagrado?
Y mira; te lo
pregunto sonriendo. ¿El símbolo sagrado lo estás utilizando? No me contestes; ¡yo
lo sé! Y no sólo yo. Aquel que tú llamas “Padre adorado” y de muchas de las
situaciones en las que has vivido ¡lo has culpado!: “¿por qué me mandas esto a
mí?, ¿por qué? si yo sólo creo y vivo para ti”. ¿Y es real? ¿Lo has hecho de
verdad? Porque -en primer lugar- ¿por
qué lo culpas de algo que tú te has querido atraer por tu manera de pensar? Si Él
es infinito amor; lo que te entrega es para ti, para tu evolución, pero
como nos dijo: “han de respetar lo que cada uno de mis hijos sea su decisión”.
Pues he ahí el resultado.
En lo peor de todo,
es que uno de los principales
sentimientos que te han detenido, que te han estancado, es que siempre, siempre
buscas verte justificado: “¡no!, es que esto que me está pasando, yo no
tengo la culpa”, “es que mi hermano, porque me ha estado atacando…” ¿Por qué
hermano?, ¿Por qué lo hacen? ¡Ya no se disfracen! ¡Véanse en el espejo! ¡Véanse
totalmente lo que han hecho de ustedes!, ¡Lo que no son! ¡Ya rompan esas ataduras!
O como dicen ustedes aquí; ¿por qué no maduras? Así de simple, ¡entiéndelo!
Cuando tú empiezas a
entender que todo lo que escuchas es por tu bien y lo sientes y entonces buscas empezar a todo cambiar, es
cuando permites que de ti emerja lo que eres tú en realidad: ese ser maravilloso,
grandioso, que ahora ha llegado el momento. ¡Muchos de ustedes lo van a
mostrar! Y es lo que me llena de contento.
¡Qué importa que
pienses o que digas!: “ahí viene nuevamente este hermano a hablarme así”. Pero
si con ello ayudo a que tú recuerdes y sigas adelante y te fortalezcas… verás
cómo brillarás como ese sol tan radiante. Y entonces, entonces verás que
estaremos hablando el mismo idioma, el mismo lenguaje que habías olvidado,
porque siempre, siempre, lo que tú eres, también lo mostrarás en tu nuevo
traje; el de luz, el del amor.
¡Aquí has de
mostrarlo! ¡Vivirás en completa unidad
con tu hermano! ¡Eso es lo que nosotros te pedimos! Lo has de mostrar,
porque -para ello- de tiempo en tiempo tú
pediste precisamente en ésta Era reencarnar. Ya lo dijo la hermana; nada
es casual. ¡Tú eso también ya lo entendiste! Todas son causalidades. Nada se mueve si no es por la voluntad de
“Aquel que todo lo puede”, mas, en el intento de utilizar la libertad, el
libre albedrio que Él te quiso entregar, es cuando todo tu camino en otra
dirección lo has querido encauzar y tú sabes que te estoy hablando con la
verdad.
Mas entonces, ahí es
donde nosotros -en el nombre de Él- estamos aquí para hablarte, para que -al
escuchar- todo empieces a recordar, pero de verdad; si tú quieres entregarte -porque
otra vez he de decirte- nosotros hemos de respetar. Respetar lo que de ti -amado
hermano- quieras hacer. Por donde tú quieras caminar, pero eso sí: no culpes al
que con tanto amor, que es el “Yo Soy”, porque -a pesar de todo ello- siempre en
tu camino ¡lleno de señales de Él las verás! Entonces reconoce, que ¡eres tú y sólo tú! el que ha decidido, el que seguirá
decidiendo qué hacer contigo. Lo que tú llamas “que será de tu destino”.
Que mira que para eso estás aquí, en la escuela de la
vida… y volverás y volverás y volverás, hasta que tú empieces a abrir y a
recordar.
Así ha sido, así será. Mas hoy, aquí, hay una gran oportunidad, que en éste Nuevo
Vivir y todos ustedes, que han entendido
la gran misión que cada uno tendrá. Es tan sencillo de lo que se llena tu
corazón, de todo ese amor. Eso es lo que has de compartir. Eso es lo que tu
hermano entregará y ¿cómo lo harás?
No es algo que tengas que razonar; ¡está en el sentir! Y mira; ¡todo se
da! Aquí estoy hablando a través de la
hermana, que yo te lo digo: ¡es directo! Nosotros aquí estamos; aquí estoy -en
el nombre del “Yo Soy”- a través de ella hablando. Compartiendo esta gran
enseñanza que te estoy entregando.
Y estás pensando: “¿cuál
enseñanza?, si solamente me hablan: tienes que pensar, tienes que sentir… en el
amor”. ¡Es que es tan simple, pero tú lo has complicado tanto! Y por algo
tenemos que estar empezando: ¡cuando tú
logres purificarte!, ¡cuando tú logres -de todo lo que te estorba- despojarte!,
¡entonces verás todo! ¡Todo lo que hacia ti precipitarás! Que mira que algo
ya has logrado… y mucho ha sido, por eso nosotros aquí estamos.
Vas a decir: “me
está hablando de lo mismo que la hermana y el dijo: cuando empiecen con la
conciencia crística, luego vendrá la cósmica y ahí es…” ¡Sí!, ¡ahí es donde
entro yo! ¿Pero ya lo hiciste? Tu respuesta es ¡no! Por eso en éste momento todo
lo que estoy sintiendo.
Si tú me sigues
dando la oportunidad que ante ti me siga presentando, me quieras seguir
escuchando, pues con todo éste amor, también de esto te estoy hablando. Es que
es tan importante. ¡Eres como un niño pequeño! ¿Qué es lo que has hecho con él?,
con tu hijo -al que llamas tan querido-, primero le enseñaste cómo moverse
antes de caminar; qué es lo que tenía que hacer. ¡Pues es lo mismo! ¡Es que tú
no has querido recordar! Y mientras no lo hagas, mientras ¡todo eso que te ha
aprisionado no lo quieras soltar! -amado hermano- ¿cómo?, ¿cómo puedes darte la
oportunidad de recibir cuando no hay espacio? ¡Lo que tienes, lo que traes no
lo quieres dejar!, porque lo que nosotros traemos para ti es ¡tan grande!, ¡es
tan fuerte!
¡Quiero decirte!: ¿cuándo?,
¿cuándo -en tu decisión- tu auto-maestría quieres lograr? ¿Cuándo hermano? Porque
nosotros ya te hemos dicho: ¡es el momento!, ¡ya está! Y mira que -a pesar de todo
ello- te hemos estado mostrando cosas tan grandes que “Aquel que todo lo puede”
-en su infinito amor- a ti te ha estado regalando. ¡Pues ya todo te lo dio! ¡Todo! ¡Está en ti! ¡Está dentro de ti! ¿Y
dices que crees? ¿Y dices que quieres sentir?, ¡pero no lo demuestras!, ¡no lo
haces!, ¡no te permites fluir! ¡Hazlo hermano! ¡Hazlo!, que para eso nosotros
estamos aquí; para acompañarte, para ayudarte, para mostrarte que se puede, que
Él sea tan palpable.
Ahora, aquí -a
través de éste templo- me estás escuchando, pero el momento se dará en que ante
ti nos estemos presentando. Así, directamente. Y estás diciendo: “y entonces, ¿qué
será de ella?” ¡Tú verás! ¡Tú verás lo que sucederá! ¿Para qué quieres
adelantarte?, si en lo esencial no has querido prepararte. ¡Ese ha sido el gran
problema! E insisten en ello.
¡Ya déjate de todo
ello!, ¡ya!, que ése no sea tu emblema. Acuérdate, ya te lo hemos dicho, todo
lo que es -en éste plano terrenal- una ilusión más, que se terminará. ¡Terminándose
está! Pero -en esos cambios que estás viviendo- también te hablo de ello; recuerda que tienes la fuerza, que tienes
la protección, que tienes el infinito amor. ¡Y es verdad! Cualquier cosa
que pudiera suceder, nosotros de ello te vamos a hablar. ¡Pero tú sigue
preparándote! ¡Vive en el amor! Y como dicen ustedes; sigue realizándote, ¡pero
en la verdad!, en la expansión ¡total!, para que ya vivas en la unidad. ¡Deja atrás la dualidad!, eso ya pasó, ¡ya
se acabó!, ya no es más. La noche, la noche galáctica -que todos ustedes
también la vivieron- ya se alejó. Ya de ello ¡ni vestigios habrá! ¡Ustedes lo
verán! La gran luz del Nuevo Día, ¡arrasando todo, toda la oscuridad! llegó.
Y eso es, con esa
gran alegría, porque nosotros también ¡henos aquí!, nos estás escuchando. También
hemos estado nuevamente ante ti llegando, ¡nuevamente! ¡Nunca hemos estado ausentes! ¡Siempre hemos estado aquí!, observando -de
verdad- amorosamente; lo que han sido tus actos, tus pensamientos, tus
sentimientos. Por eso todo lo que te decimos, pero con todo el amor que por
ti sentimos.
¿Para qué quieres
saber cómo soy? ¡Por qué lo preguntas! ¡Por qué lo estás pensando! ¿Eso te
haría cambiar? ¿Eso te haría decidirte a seguir el camino de la verdad? ¿De
veras -hermana- quieres verme? ¡Lo harás! Promesa que cumpliré. Pero si tú me
dices que a través de ello -a cambio de ello- todo lo que te estoy diciendo ¡lo
creerás, lo sentirás! Que mira, que “El que todo lo puede” nos ha dicho: “¡está
bien!, si ellos -para creerte- dicen; “quiero verte”, “quiero…” ¡hazlo!” Pero
tú también cumplirás amorosamente, porque si eso es un motivo para que cambie
tu suerte, ¡para que seas tú realmente!, pues -como dice tu Maestro-: ¡sea pues!,
¡se hará! Y mira que lo he dicho ante todos tus hermanos, hermana.
Más ¡qué importa! Te
digo quien soy. Vengo en el nombre de Él y te
traigo esa luz que nuevamente quiere abrazarte, que desea guiarte, ¡que recuerdes
quien eres! Y sabes que no sólo yo estoy aquí. Aquel que llamas “Maestro”,
que con tanto amor… ¡no puedo hablar del tiempo, porque el tiempo no existe!; ¡pero
te habló!, ¡te compartió!, ¡te pidió que recordaras por qué nuevamente aquí
estabas!, estás. Y muchas cosas entre ustedes sucedieron, pero parte de la
enseñanza muchos ya lo entendieron y eso, a nosotros no da una gran alegría. Porque
sí, efectivamente, han estado recibiendo
en los embates muchos ataques. Pero ¡aquí están!; han logrado salir adelante. Entonces
¿por qué no crees en ti? ¿Por qué no intentas ser constante?
Que -como dice la hermana- lo que logres, créenos, ¡no
te vas a arrepentir! Es el amor tan grande de Él. Lo único y eternamente que
vas a sentir. No sólo lo sentirás; lo mostrarás; lo compartirás y verás que es ¡total!
Que -como dice ella- no hay nada más: es Él el principio y el fin. La
eternidad. El centro del todo. El centro, el centro total. El silencio total. La
eterna paz, ¡pero la verdadera!, no lo que ustedes aquí, cuando se desean “que
descanse en paz”. ¿En paz?, ¿en la tranquilidad?, ¿en el reposo total de saber
y sentir que en tu corazón sólo existe el amor y no hay más? ¡Eso es lo que volverás
a vivir!.
¡Esa es una promesa! Que mira que para eso estoy aquí; que soy tu hermano; que
soy Ángel Ráh, ¡nombre terrenal! Muchas cosas más te compartirá. ¿El momento?,
el momento tú lo decidirás -amado hermano- y dejo en ti la energía sutil.