Marzo 7, 2018
Marzo 7, 2018
Alexa (1).
… ¿quién de ustedes amados hermanos -y
lo preguntó así, directamente- ha entendido? ¿Quién ha recordado y lo ha vivido,
de todo lo que les hemos compartido? ¡Porque no fueron solamente palabras! Fueron
entregadas directamente al corazón de cada uno de nosotros, para luego -al
seguir caminando en ésta ilusión- pudiéramos entonces llevar a cabo ¡ese Gran Cometido
de Amor! Porque todos nosotros estamos
aquí para cumplir y vivir una misión, de acuerdo al deseo de Nuestro Padre.
Porque si también al estar recordando
todo esto; al estar cada uno de ustedes ¡haciendo una retrospección! de todo lo
que en algún momento, ¡si no todo!; algunas ocasiones, palabras que les
quedaron grabadas ¡y que eran necesarias!, porque lo que cada uno de ustedes en algún momento recordó es porque era
necesario y era importante, para que siguieran adelante en éste caminar, ¡y
liberarte! -amado hermano, amada hermana- de todo aquello que sabes que ya no
es necesario que tú sigas ¡guardando!, abrazando; como bien lo dijo la hermana.
(Fernanda)
¡Qué hermoso!, porque al estar, al
guiarnos, al ¡entrar cada uno en su interior!, ¡ahí ya muy dentro!, donde habita
Nuestro Padre, donde nos habla “El Yo Soy”, ¡ahí! lo dijo claramente: transmuta, suelta; ya no lo mantengas. Que
tu respiración -al respirar y al transpirar- sea amor, sólo amor, porque al
llegar hacia ti ¡ahí está esa Luz maravillosa!, ¡esa Llama Violeta!
Que no olviden -amados hermanos- si
están de acuerdo conmigo: ¡todos los Rayos
nos acompañan!, pero en especial -con infinito amor- nuestro amado Maestro Saint
Germain nos ha entregado el Rayo Violeta, la Gran Amatista, para que nos
acompañe; para que nos limpie; para ir purificando todo lo que dentro nuestro y
también desde el exterior quiera ¡atraparnos!
¡Ya no más!, porque ya llegó el
momento en que sigamos adelante, y en éste caminar entonces ya luego de que tu cuerpo termines y logres
purificar, ¡entonces! -amado hermano, amada hermana- podrás a tus hermanos
ayudar, ¡pero ya de una forma directa!, ¡ya conectándote directamente con Nuestro
Padre!, y con la ayuda de nuestros amados Maestros que han estado ¡y siguen!
guiando, hablando, porque ellos van a seguir con nosotros.
¡Ya permítete! no sólo
sentirlos y escucharlos, ¡sino verlos!
¡Permitir que te compartan todo aquello!, que aún están deseosos no sólo de
mostrarte, sino ¡de recordarte! que todo ello está en ti, pero abrir tu corazón
a ese sentir.
Y no es que vayas tú a ¡modificar
nada!, porque todo lo de Nuestro Padre en ti ¡ya está! Es sólo que al recordar
te vayas dando cuenta que ya no es
necesario que mantengas a tu cuerpo y a tu Ser tan limitado. Ya todas esas
creencias, todos esos pensamientos, ¡hazlas a un lado! ¡No son tuyas! ¡Deséchalas!
¡Ya no quieras seguirte manteniendo atrapado!
¡Que no sea en vano
todo de lo que nos han hablado! Que en ti, en ese corazón donde ¡te he dicho
incesantemente! que está guardado todo, ¡todo! ¡Entonces atrévete! y
valientemente utiliza la llave que está en ti, ¡que es tu amor! y primero para
ti ¡abre ese Gran Cofre del tesoro!, de esos grandes regalos de los que ¡tanto
nos han hablado! Son tuyos.
¡Magnifica todo aquello
que Nuestro Padre está deseando que en ti ya se levante!, ¡y que resurja ese Gran
Atlante! Porque eso es lo que eres, ¡tan valiente! ¡Grandes Seres!
Ahora estoy aquí nuevamente para
hablarles de ello, y no solamente verán ¡todo! lo que Nuestro Padre -al retomar
todo esto- les estará entregando; ¡pero también insistentemente pide que ya
estén utilizando!
Y hermano tan amado; donde tú te
sientas así, tan entregado; que haya y que haga ¡eco! no sólo en ti, sino ¡todo!
lo que estés escuchando; lo que estés sintiendo; porque sí, nos están pidiendo que ya llevemos todo a
la acción. Y aquellos que en algún momento así lo sintieron y pensaron que
estaban perdiendo su tiempo al estar escuchando, yo solamente te digo, amado hermano:
todo llega en el tiempo, en ese maravilloso y bendito tiempo en el que Nuestro
Padre ya lo tiene para ti ¡y para todos aquellos!, todo dispuesto; porque es el
Gran Momento del tiempo del no-tiempo de ésta amada y bendita Estrella.
Y todo lo que están viviendo, ¡todo
lo que está sucediendo!; los “cambios” como los han llamado, es sólo que se
está tomando en éste “tiempo cero”. Lo que mi Padre está enviando ¡es! para
todos ustedes de su Gran Corazón, que cada vez ¡más y más está elevando ese
tono!, en el cual al estar entrando a esa Dimensión, ¡amorosa!, ¡grandiosa!,
todo aquél que así lo sienta y lo reconozca lo hará sin ninguna distracción;
aún a pesar que haya momentos -porque algunos ya lo vivieron- inclusive en mi cuerpo, en mi templo; al
sentir y al recibir esas Grandes Energías que cada vez son más y más fuertes, ¡pero
más amorosas!, ¡y que son las que nos guían!, hayas sentido que tu cuerpo ¡tanto
lo haya resentido!; ¡que el impacto haya sido tan fuerte!
Pero recuerda que también de eso ya
se había hablado; habían insistido, y nos dijeron: “Ustedes son ¡tan valientes!,
porque aquí están; porque quisieron estar en ésta encarnación, en ésta Era en
la cual todo -Nuestro Padre- nuevamente lo va a mostrar”. Y lo ha empezado a
hacer.
¡Ay de aquél que no lo quiera
reconocer!, porque entonces ¿de qué
sirve -amado hermano, amada hermana- que estés aquí?, ¡si no quieres dejar la
naturaleza humana! Porque la Esencia de Nuestro Padre te está pidiendo que todo
eso ya lo dejes ¡y que te levantes! como lo que eres: ¡ese Gran Ser!, ¡tan
grande!, que va a renacer.
Y así, tomando y retomando todo lo
que -dices tú- que quieres escuchar; pero yo te digo -hermano- que en ti todo
está. ¡Pero sí! -nosotros lo entendemos- que es necesario ¡que escuches! y que
tengas la guía de aquél ¡Maestro o Maestra!, que está llegando hasta ti de manera
directa, ¡personal! , ¡individual!
¡Porque es verdad! ¡Siéntelo! ¡Recíbelo!
¡Amorosamente escúchalo!, porque él,
ella ¡te va a llevar! a esa Gran Conexión con Nuestro Padre. Ten la
seguridad, y será ¡ya no de manera temporal!
¡Ya no quieras ir y escuchar!, ¡y ver
que otros hagan! lo que en ti está. Pero una cosa es muy importante; no
confundas éstas palabras ni pienses: “¡Ahh! Entonces también en mí ¡todo va a
elevarse!” ¡Sí hermano! ¡Sí hermana!, pero todo eso tendrás que reconocer que
porque estarás permitiendo que sea Nuestro
Padre -“El Yo Soy”- el que en ti esté ¡y se muestre! ¡Que sea El el que muestre!
-a través tuyo- su grandeza, ¡y para Su Gloria!
¡Deja que tu templo
empiece a vivir lo que ya está escrito! y lo que hará historia -hermano,
hermana- porque para eso estoy aquí, para hablarte de ello. Tal cual como mi amado
hermano, el Gran Maestro: ¡Jesús!, ¡que tanto les estuvo hablando!, y que aún
hoy; que pudiera alguno de ustedes estarse regodeando que todo lo entiende y
que al seguir caminando ya lleva la Luz de Nuestro Padre. Pero si no lo hace
con esa humildad, en el Gran Amor que El nos da, ¡no tiene ningún caso!, porque
entonces ¡nada de lo que escuchaste has entendido!, y todo lo que harás ¡te
mantendrá confundido! en éste Plano, en ésta ilusión que te envolverá.
Yo te digo, amado hermano; Nuestro Padre lo que desea; ¡que ya dejes
de ser humano! Que ahora con todo esto que nos está trayendo, con lo que
nos está entregando, ¡con todo lo que está recibiendo!, para que vayas
abriendo, que no sólo el corazón. ¡Verás todo lo que ahí se encuentra!; que -con
infinito amor- permitas que fluya y que se eleve. Entonces, entonces sabrás ¡todo!,
y entenderás lo que El de ti quiere.
Es el Gran Momento y lo
que El desea es que vayas caminando ¡mano a mano!, entendiendo y compartiendo ¡con
todos los Planos! Porque si ya lo escuchaste, lo viviste y lo entendiste; todos
los Planos que nos acompañan: los minerales, las plantas, nuestros hermanos los
animales, ¡los Elementales!, que con nosotros están, y amorosamente nos entregan,
¡sin pedir nada a cambio!
¡Así es como nosotros
también hemos y tenemos que caminar!; unidos en infinito amor; interactuando
con ellos; recibiendo y entendiendo ¡que nadie es más ni nadie es menos! Con nuestra amadísima Madre Gaia ¡que
tanto nos ha entregado!; que tanto nos ha abrazado; que nos permite estar aquí,
en ella y con ella, y todo lo que ella está viviendo, hemos de agradecerlo.
Porque así como algunos lo han
mencionado: que “ha estado pariendo”, pero aquí lo que nos quiere entregar es
el Paraíso que Nuestro Padre nos prometió, y que ahora -en ésta Era- nos va a
dar; pero que nosotros hemos de trabajarlo y de vivirlo, porque por ello y para
ello estamos aquí.
Amados hermanos; ¡todo lo que va a
resurgir!, ¡pero primero permite que ello suceda en ti!, porque luego -al ir ¡paso
a paso! siguiendo adelante ¡y mano con mano!, entonces entenderás cuando se te ha
insistido y se te ha hablado; se te ha dicho que son “Grandes Atlantes”.
No es la primera vez -de todos los
que aquí se encuentran- que están aquí. Si yo pudiera decirles. Ya alguna vez o
en dos ocasiones, ¡tres!, ¡no sé!, lo repetí; pero es maravilloso el insistir. Si
yo pudiera decirles quién de ustedes -de los que aquí se encuentran- las
ocasiones que han estado; ¡lo que han hecho!, ¡cómo han trabajado! ¡No retrocedan! ¡Sigan adelante!, porque
son ¡esa Avanzada de la que tanto! nuestro amado Maestro les ha repetido.
Y entonces, todo lo que
en ti está; cada don que vas a utilizar, tal cual como mi Padre te necesita y
te lo va a pedir. De eso duda no tengas, porque ¡va a ser así! Pero eso será
siempre y cuando ¡tú! lo quieras permitir; tú, en ese gran e infinito amor,
pero también ¡con esa humildad! que Nuestro Padre nos pide, a sabiendas que
somos sus instrumentos.
Ya la hermana lo dijo (Fernanda): “Sé esa vela que comparta esa Luz, para que ¡muchas más se
enciendan!” Y nuestro Maestro, cómo nos ha hablado: “Sé ese Pilar de Luz que
ilumine -primero tu interior- y luego que ilumine el camino ¡de todo aquél, aquélla
que se acerque! ¡Entrégale ese infinito amor!, porque aquél que llegue en busca
de sanación para su cuerpo, para su templo”.
¡Pero mi Padre lo que
desea es que no solamente hagas eso!; que lo hagas directamente desde el corazón
y que vayas y veas su Ser, ¡su Alma! primero; porque cuando se está mostrando
una enfermedad es porque el Ser ¡quebrantado está!, y Nuestro Padre lo que
desea es que veamos, que aprendamos, que reconozcamos; que recordemos primero, ¡ver
con los ojos del corazón! Ver hasta el interior de cada uno de nuestros
hermanos, y que en esa Vibración ¡El nos va a entregar!; nos va a permitir ver ¡con
esos chispazos de Luz que vas a tener!, imágenes que vendrán de Él, y tan
sagradas, ¡que te permitirán ver qué es lo que sucede con cada hermano, con cada
hermana!
Y tú te preguntarás por qué te digo
todo esto. Muy pronto lo vas a tener muy claro, porque Nuestro Padre lo que desea es que camines y sigas adelante camino a lo
perfecto. Que ya no pienses ni creas, como en algún momento tu hermana la
que te habla y lo sintió: “¿Perfecto? ¡Sólo mi Padre!” ¡Pero si yo soy su hija!
y me entregó ¡todo! lo que de Él viene, y entonces también va a entregar esa
perfección, que ahora -estando aquí- he de reconocer, y en éste proceso
volverla a mostrar, ¡primero para mí!, y luego vivirla en esa Gran Humildad que
viene de Él; sabiendo que -en su Plan perfecto- tan sólo soy su instrumento; ¡uno
más!
Porque -amados hermanos- si yo les dijera todos los que en ésta
bendita Estrella están -y lo digo con gran alegría- sabiendo que ya llegó ese
día, o el Gran Momento -pudiera decir- en que se empezarán a mostrar; pero ¡con
esa humildad!, en cada lugar donde mi Padre les ha pedido estar, para hablar de
su Gran Enseñanza; de lo que “El Yo Soy” -desde la Eternidad- ha entregado, y
en ésta andanza nuevamente, a ustedes dejarles el Gran Legado.
¡Sí!, a aquellos que aún a pesar de
que así como están diseminados en todos los lugares, Padre lo sabemos, ¡es lo
que nos has dicho!; que hay tantos que
aún -al decir que están entendiendo- no será así, y que estarán pretendiendo, ¡ahh!,
lucrar con lo que tú nos das.
Pero también, y de eso es de lo que
les vengo a hablar: hay hermanos los cuales entendiendo y escuchando están, ¡reencontrando
dentro de sí!, todo ese infinito amor; esa Conexión; el Cordón de Plata cada vez ¡más y más estará ensanchando!, porque
al recibir ¡todo lo que viene de ti! -Padre mío- ahí, ¡ahí!, en ese lugar
secreto, que cada uno de ellos ha mantenido aún inconscientemente, pero que
ahora ha llegado el Gran Momento en el cual lo sentirán y lo verán. Algunos ya
lo han empezado a utilizar.
¡Es de ello de lo que les venido a
hablar!, amados hermanos. En ustedes está. ¡Déjenlo! ¡Suéltenlo! ¡Permitan que
-en esa libertad- comience a fluir, a elevar!, para que el Cordón de Plata -al
cual ustedes unidos están- que viene del Infinito, de allá, de la Gran Fuente Divina,
que Nuestro Padre a todos y cada uno de ustedes ha querido alimentar.
Ya es el momento -amados hermanos- de
ese Gran Despertar. ¡Háganlo!, ¡pero no se cieguen! ¡Sientan en su corazón que
todo lo que han recibido y lo que viene!, dense cuenta y en ese gran
discernimiento qué es lo que viene de “El Yo Soy”, porque estamos viviendo ese
Gran Momento. Y también -y ustedes lo saben- hay y seguirá habiendo distracción; pero de una y mil formas Nuestro
Padre señales está enviando ¡a todos ustedes!
Es por ello que aquellos que han
estado encarnando, esa es la misión, y muy importante; hablarle a cada hermano.
¡Aquellos que son Atlantes! y que
dijeron: “En éste tiempo Padre, ahí estaremos, y encarnando ¡seremos!, ¡cumpliremos!
el Gran Juramento de Amor, ¡no pretendiendo!, sino siendo la Avanzada de Amor
que llevará y que -al iluminar- también irán encendiendo más corazones”. ¡Tal
cual!, porque el Gran Corazón del Padre tan amado, en ese palpitar cada vez ¡más
y más! a ustedes les está haciendo llegar.
Y déjenme decirles que
está ¡elevando! en un Gran Decibel ¡muy fuertemente!, y llegando a un nivel en
la cual ¡muy sutil!, ¡pero muy fuerte! -al llegar- entrará en el corazón ¡de
cada uno! de aquellos que ya se hayan elegido y que preparados estén para sentirlo.
Y entonces escucharán ese Gran Llamado,
y tengan por seguro que al escucharlo sabrán, su corazón ¡nunca los habrá
engañado!; los llevará directamente ¡ahí!, donde Nuestro Padre tuvo y ha tenido
a bien pedir ¡que se les hable! y que se
empiece entonces la Gran Recolección, en infinito amor.
Ha llegado el Gran Momento de todo
aquello que se sembró. Hoy más que nunca. Hoy por hoy, en éste tiempo, en el
tiempo del ¡no-tiempo!, en ésta Gran Aceleración, por toda la Vibración que tú
estás recibiendo.
Ahí -amado hermano-
irás reconociendo, porque ¡todos los Maestros unidos están! y lo que están
pidiendo al guiarte, están convergiendo ¡al mismo lugar!: al Gran Sendero de Amor,
para vivir tu Gran Reconexión y tu liberación, y entonces escuchar y hablar
directamente con “El Yo Soy”, Nuestro Padre tan amado.
¡Así será!, ¡no importando que el Rayo
con el cual tú te hayas preparado!; con aquél que hayas hecho eco; porque ya lo dijo mi amado hermano, ¡mi Maestro!, el
amado Saint Germain: “No importa -hermano- con el Rayo con el cual tú te hayas
preparado; mas te ofrezco también ¡el Rayo Violeta!, ¡la Gran Amatista!, porque
con ello ¡tan básico es!, para que tú ¡transmutes todo aquello que en tu cuerpo
ibas recogiendo!; para que entonces -al ir todo eso removiendo- permitas que
fluya toda esa Luz infinita que viene de Él, de mi Padre tan amado, ¡de Nuestro
Padre!”
Y perdón si siempre hablo así; de una
manera tan individual: “¡mi Padre!”, porque lo amo tanto; ¡pero sé que tú lo
entiendes, porque también es tu Padre!, ¡es Nuestro Padre!
Todo lo que nos entregó y todo lo que
El desea ¡ahora! -en ese infinito amor- ¡que en ti esté!; que lo recibas
nuevamente, para que ¡despierte! todo lo que al principio de la Creación, al
encenderte ¡como esa Chispa Divina de Luz!, ya está en ti. ¡Reconócete! ¡Ámate! ¡Perdónate! -amado hermano- ¡y libérate! ¡Rompe ya
ese yugo!, ¡esas cadenas!
Que mira, que si tú cada vez más
fuertemente a Él, al Padre, ¡a Nuestro Padre te entregas!, verás que tu hermana
¡todo esto que te ha dicho! y que ahora nuevamente ¡con todo el corazón!,
resurgiendo y retomando ¡lo que mi Padre me ha pedido!; porque es ¡y se trata de sentirlo!, que no razonarlo,
pero así ¡fuertemente vivirlo!
Ésta es la ocasión; lo estarás
viviendo y lo estarás compartiendo; porque eso
es lo que desea: ¡que todos unidos!, y tú verás cómo, cuándo; que no falta
tanto. Será sorpresivo. Aquellos que se irán integrando; sintiendo dentro
de ¡cada uno! “El Dios Vivo”; el Gran Despertar, ¡la Consciencia!, ¡y tal como lo
dijo el amado Maestro!: “Esa Consciencia, ¡más que Crística! es la que vivirás;
porque la Cósmica ya no en camino, sino a ti está llegando y la vivirás”.
Mi Padre te pide ¡no
que afrontes!, ¡sino que recibas!; ¡que te entregues!; que a brazos y corazón
abierto ¡sientas!, y que con todo ese contento llenes todo ese desierto ¡que
dentro de ti estaba!, en el que estabas viviendo. ¡Que te sientas pleno!; ¡que
te sientas lleno!; porque cuando El te entrega y tú recibes ¡realmente!, ¡amorosamente!,
es cuando te sientes así; que ya nada más necesitas, ¡y que vas a seguir!, ¡pero
que cada vez que tu corazón palpita!, ¡es el deseo infinito de ir entregando y
compartiendo con cada hermano con el que te vas encontrando!; aquél que hasta
ti se está acercando, ¡porque está sintiendo!, ¡va recibiendo!, ¡está persiguiendo!
toda esa Energía de Amor que está en ti fluyendo, y que es necesario que entregues;
porque tal como lo dijo también el amado Maestro Saint Germain: “La copa ¡siempre
estará rebosando para ti!” ¡Siempre, amado hermano!
Nunca nada más estarás
necesitando; pero sí estará en ti ese ferviente anhelo de estar compartiendo y
entregando, porque
así será; porque eso es lo que vamos a vivir en ésta Gran Entrega de Amor que
mi Padre -“El Yo Soy”- para todos ustedes preparó; irrumpiendo en ésta ilusión,
porque todo lo que está trayendo, se está diciendo que algo sorprendente y
extraño está sucediendo; que en la atmósfera de éste Planeta se está abriendo,
está sucediendo un gran rompimiento, y que lo que va a traer será caos,
desastres.
Yo te digo, amado
hermano: ¡en la catarsis que tú has vivido!; ¡cuando estás soltando!; ¡cuando
está saliendo todo aquello que te había corrompido!; ¡que no era tuyo!, ¡y que
te estaba afectando!: ¿es sencillo? ¿Lo viviste de una manera suave al estarlo
soltando? ¡Sabes que no! ¡Sabes que te ha dolido!, porque ¡en ti se había
arraigado!, ¡y te habías acostumbrado a cargar con algo que no era tuyo!, y que
te estaba llevando a vivir en ésta densidad; ¡si a eso le podrías llamar “vivir”!
¡Ahora que sabes que
toda esa Luz que hasta ti está llegando y que te está trayendo el recuerdo glorioso
de quién eres!, ¡y por qué llegaste aquí encarnado!, ¡para seguir en éste
proceso trabajando!, ¡abriendo el camino!, ¡no sólo para ti, sino también para
tu hermano! Ahí es donde estarás entendiendo ¡que es muy importante cuando te
decimos que ya dejes de ser humano!; que la Naturaleza Divina ¡es la que tienes
que ir reencontrando!, ¡!porque es tuya!, ¡porque siempre ha sido!; porque dentro,
¡muy dentro!, contigo ha vivido, y ahora te pide, ¡desea estar fluyendo!;
saliendo de ese cascarón en el cual te habías escondido.
¡Sé esa Luz! ¡Sé esa Mariposa Divina
que abre sus alas!, para ir al reencuentro ¡de esa Gran Libertad!, ¡de ese Gran
Vacío!; “El Todo y la Nada”, en la cual ¡ahí es donde sentirás!, ¡y recordarás!,
en el Éxtasis Divino que se encuentra Nuestro Padre y que lo escucharás ¡con
toda claridad!, para entonces hacer
nuevamente todo aquello para lo que ¡tú! pediste aquí volver, en su nombre -en
infinito amor- cumpliendo tu misión.
Eres un Ser lleno de
Luz. Permite que ella te envuelva, te limpie, ¡te purifique!, y entonces ¡haz
de todo ello expansión! y verás que estás hecho de Energía pura; porque ¡todo
lo que perdura!; ¡todo lo que es eterno!, ¡eso! viene de Nuestro Padre, y de
ello ¡es! de lo que tú estás hecho, amado hermano.
Y a fuerza de estar viviendo,
entonces también irás reconociendo que ésta es la Nueva Vida de la que tanto se
habló. Que aún -al aquí seguir caminando- sabrás y escucharás su voz, y también
¡de tantas Almas!, Seres benditos, que dirán y que sabrás que también cada uno
de ellos lo logró.
Por
eso al mencionarte que se hará la Gran Recolección, el Fruto Bendito, que -como
en aquél tiempo- a Nuestro Padre volvió. Ahora, porque esa es la Gran Promesa ¡que
El entregó!, ¡y el juramento que cada uno de ustedes hizo! Ahora, en éste tiempo, el cumplimiento
¡es! lo que vivirán todos ustedes, de todo aquello.
Las
Grandes Profecías; ¡aquellas de las que no se han hablado!, pero
que en estos días se estarán mostrando, irán percibiendo; irán recordando. ¡Y
ustedes! -al escucharlo y al verlo- amorosamente cuenta se darán que de todo
esto de lo que les hemos estado hablando, es precisamente de lo que el Gran Legado,
¡y aún falta mucho!, porque el glosario ¡apenas está empezando! De ello -a todo
aquél que Nuestro Padre nos pidió- ¡hemos iniciado! y aquél que se ha entregado
y que permaneció, lo irán escuchando.
¡Ah de aquél que no lo haya
entendido! ¡Ah de aquél -Padre bendito- que no te haya dirigido!, porque
entonces sabrán, pero que sientan en su
corazón la Promesa Divina de que por ellos habremos de volver. Que si
prefirieron seguir entregados a la sinrazón de la razón, de la cual -al escuchar-
estuvieron motivados, sin querer escuchar y sentir con el corazón.
Ahora -Padre mío- ¡ahora!, todo aquel
¡que sí! lo reconoció; ¡que sí lo está sintiendo!, ¡y que quiere seguir
adelante! para a ti llegar, aquí estamos. ¡Escucha estos corazones tan
anhelantes! que a ti quieren volver, y al elevar -Padre mío- ¡ya sin dosificar!
la Vibración, con infinito amor; en éste instante que te habla tu hija.
Yo te pido -Padre mío- que a todos
mis hermanos que aquí se encuentran, y aún aquellos haciendo expansión en ésta
bendita Estrella; ¡aquellos que también
están con el corazón entregados para ti -Padre mío- y que están deseando que
ese Cordón de Plata que de ti para ellos está llegando, se vaya ensanchando;
para cada vez ¡más y más fuertemente! en esa Gran Vibración; protón por protón;
fotón por fotón; con tu magnificencia -¡Padre mío!- que sientan tu Presencia ¡bendita!,
¡elevada!, pero que hasta ellos es enviada.
¡Padre mío!, en éste instante a todos
y cada uno; que sientan envolverle y hasta su corazón llegar. ¡Bendito! ¡Bendito
seas! Padre mío. Te agradezco. ¡Hecho está!
Y aquí está tu hija, que humildemente
te agradece todo lo que hasta ellos has hecho llegar. ¡Gracias Padre! ¡Gracias!
Marzo 7, 2018
Marzo 7, 2018
Saint Germain.
Y no sólo eso, ¡amados!, ¡amadísimos
hermanos! ¡Hay muchas cosas!, ¡muchas más!, que para ustedes estaremos
entregando. Ya no -como lo dijo mi amada hermana- se estará dosificando.
Tenemos
grandes sorpresas, maravillosas, amorosas, para todo aquél que ¡pacientemente!
nuevamente estuvo esperando el que nos escuchen. ¡Y no digo que nos reencontremos!,
porque en ustedes hemos estado y con ustedes ¡los hemos acompañado!
Hemos visto cómo cada uno de ustedes
lo que ha sentido; ¡lo que ha vivido!; ¡lo que ha dicho!; ¡lo que ha compartido!
¡Y sólo quiero decirles!: ¡los amamos!, porque si en algún momento -porque ¡eso!
a Nuestro Padre se lo han dicho- le han insistido: “¡Padre!, ¡perdóname porque
me he equivocado!”
¡Hermanos!,
¡ustedes son valientes!, porque aquí van caminando. Sabían que iban a estar
inmersos en una densidad que a cada paso siempre intenta -y en algunos momentos
con algunos ha logrado- ¡desviar! un poco. Pero también son Grandes Enseñanzas, que nosotros
deseamos ¡y esperamos que eso les esté ayudando! a ya no volver a debilitar el
corazón. Que cada vez más fuertemente ¡esté dedicado! a Nuestro Padre y que ¡firmemente!
sigan el camino, ¡que nosotros! -si ustedes nos lo permiten- los seguiremos
guiando; porque así será.
¡Y es cierto lo que dijo mi hermana! Yo
se los dije, ¡que ella les empezaría a hablar de ésta manera! Dicen que “sobre
advertencia no hay engaño”. Y nosotros esa palabra se las hemos escuchado. Pero
nosotros venimos en infinito amor, y hemos
venido ¡a entregarles la verdad de Nuestro Padre!, ¡no a medias!, sino
completa; pero ¡paso a paso!, como cada uno de ustedes -en algún momento- quería
recibirla, inconscientemente; porque si les pregunto, ustedes me dirán: “¡No,
amado Maestro! Nosotros queremos ya saber todo, entenderlo todo”. Pero nuevamente
les pregunto: en éste paréntesis que vivieron -amados hermanos- ¿qué hicieron?,
¿reconocieron?, ¿hicieron lo que se les pidió? ¡Claro que no!, porque si
ustedes me dicen que sí, pues -en algún momento- mi hermano, mi hermana,
mintió.
Pero todo eso nosotros estamos para
acompañarlos y ayudarlos a que vayan soltando; que vayan transmutando. ¡No
olviden que para ello les entrego la Llama Violeta!
¡Y
sí! He de decirles que yo le pedí a esa hermana (Fernanda)
que de ello les hablara; ¡que de eso se tratara esa meditación! que tanto quisieron venir a hacer
con ese Gran Amor que cada uno está sintiendo.
¡Y cada vez más fuertemente todo está
renaciendo! Estamos retomando, y verán; a
cada uno de ustedes les vamos a ir llamando la atención por algo que no
hicieron que se les pidió. Y se los digo con Gran amor.
¡Saben de qué les estoy hablando! -amados
hermanos- porque algunos han pensado que
tal vez no sea su hermano el que les habla; pero más pronto de lo que imaginan
ustedes verán y cuenta se darán ¡directamente! que sí es; que somos nosotros
-por voluntad del Padre tan amado- que aquí se encuentra, aquí está. Y lo
hacemos hoy por hoy un día ¡tan importante!, ¡tan maravilloso! para todos
nosotros, porque ¡estamos con ustedes! nuevamente.
Y
ustedes, que han acudido a éste Llamado, verán de qué otra forma también los
estaremos llamando. O
¿podría decirles “invocando”?, como ustedes luego lo dicen: “Invoco a mi Padre.
¡Invoco al Maestro! ¡Quiero sentirte! ¡De verdad dame una señal de que aquí
estás!” Hermano, ¡y se las hemos dado!
Hay quienes ni siquiera cuenta se han
dado, ni la han visto; ¡pero nosotros seguimos! insistiendo con todo éste amor,
porque sabemos que ustedes están ¡reconociendo!
-nuevamente- ¡esa divinidad que en ustedes está! ¡Porque está!, ¡porque la hay!,
¡aún en aquél que pretende e insiste -no solamente que nosotros- sino a Nuestro
Padre negar!; ¡lo vemos con amor!, porque sabemos ¡que es una gran prueba! que
él mismo se está imponiendo: venir a vivir ¡esa Gran Batalla!, contra… ¡contra
él mismo! Pero nosotros ¡aquí estamos!, con ustedes y con ellos.
No tienen idea de cuánto los amamos,
aún aunque -escuchándonos- haya distracción. Pero miren hermanos; sabemos que
al estar presentes ¡todo esto llega a su corazón!, y ya verán de qué manera ¡todo
esto! no sólo su hermano que les habla, sino Nuestro Padre se los va a mostrar.
En estos días sucederá. ¡Y lo digo
con gran alegría!, porque estamos
preparando todo aquello que ustedes están anhelando, ¡y ya no se estará
dosificando! ¡Ay de aquél que no haya preparado su cuerpo!, porque entonces, ¡muy
fuertemente le estará resonando!, pero resintiendo en su cuerpo. ¡Pero nosotros
aquí estamos!
Qué mejor prueba que con la hermana,
lo que vivió, y ustedes mismos; sabemos lo que cada uno por lo que pasó. ¡Nosotros
vemos hasta lo más profundo!, que no el cuerpo ¡sino su corazón!, y todo lo que
algunos de ustedes ha hecho invocación, pidiendo ¡que ya sea el momento!, ¡que
ya suceda todo aquello! No olviden que para nosotros ¡no existe el tiempo!
Esto que estoy con ustedes viviendo
es solamente un instante, ¡pero no fugaz!, amados hermanos. ¡No!, porque a la
vez se puede comparar con ¡toda la Eternidad!, porque estamos recibiendo,
estamos en éste Gran Coloquio Amoroso, ¡compartiendo!, ¡de lo que Nuestro Padre
a cada uno nos entregó! ¡Y nosotros
pedimos! seguir en esa Octava en la cual ¡de ahí podemos venir y hacerlos
sentir y hablarles!
Queremos hacerlo ¡antes de llegar
directa y totalmente a Nuestro Padre!, a traer cada vez más ¡y más! a cada uno
de ustedes, para que logren ¡elevar!, ¡y
llegar a tener esa Gran Maestría que en ustedes está!, porque llegará ese
día en que la vivirán.
Y podrán preguntar: “¿Y cuándo?” Ustedes
decidirán; porque de los que están aquí, yo puedo decirles; ¡es el Gran Momento
de todo ese resurgimiento!, del cual mi amada hermana ya les habló, y les
seguirá hablando. ¡Hay muchos motivos! Mi Padre la seguirá inspirando. ¡Recuerden
lo que les digo!, porque es El el que nos pidió y nos indicó, y amorosamente lo
hacemos.
Y si alguno de ustedes en algún
momento se preguntó: ¿”¿Por qué yo? ¿Por qué su hermano Saint Germain con ustedes,
“del principio”?, dicen. ¡Uhm! No tienen
idea de cuándo fue el principio. De
todo esto les habló y les seguiré hablando; porque ustedes son mis amados
hermanos ¡que siempre me han estado acompañando! ¡Siempre!, ¡lo cual yo
agradezco infinitamente! Y es el Gran Momento -amados hermanos- ¡para mostrar!
que la grandeza de Nuestro Padre ¡en cada uno de ustedes está!
Y
sí, en el Plano ¡dicen!, que en el Quinto Plano donde nosotros nos encontramos;
pero déjenme decirles que ¡ahí! adonde nosotros bajamos para poder conectar con
ustedes, que aún en ésta densidad estar caminando, podamos lograr hacer ese
gran y amoroso contacto.
¿Saben
cuál es ese Gran Trabajo?, ¡que ustedes también ¡de ahí! sigan hacia adelante!,
¡se sigan elevando! Déjenme decirles que muy pronto -en estos días- amorosamente
muchos de ustedes ¡lo van a estar logrando! ¡Lo harán! Y no tengan duda que nosotros con ustedes
estaremos; ¡guiando!, ¡llevando!, ¡ahh!, ¡y hablando! ¡Así!, como ustedes
quieran hacerlo. Nosotros con ustedes.
¡Eso es! lo que su hermano Saint Germain
deseaba ¡reiterar!; que sientan cada uno de ustedes en su corazón, que el amor de Nuestro Padre y la Llama Violeta
en ustedes está, para lograr ¡la sintonía perfecta!; que en estos días lo
harán. ¡Amados!, ¡amadísimos hermanos! Y algunos ya en ello estuvieron
trabajando.
Espero que reconozcan que así será y
así ha sido; que a pesar de todas las cosas que han vivido, el amor del Padre y su Luz ¡que nunca falla!,
¡siempre ha vencido!! Entonces, ¡lo único que quiero decirles!, amados
hermanos: ¡bienvenidos!
Sé que algunos -por no decir que casi
todos de los que están aquí- ustedes traen peticiones. ¡No es necesario que las
externen!: ¡las siento!, ¡las estoy recibiendo! Y no sólo yo; el Círculo Amoroso
por el que ustedes están rodeados aquí está. ¡Estamos todos nosotros!, ¡y los
amamos!, y estamos enviando todo eso: ¡Grandes Radiaciones de Luz!, para que Nuestro
Padre reciba y eleve ¡a cada uno de ustedes!, y a los Seres que aman.
Hermanos; nuevamente entrego ¡la Llama
Violeta!, ¡para que los envuelva!, y más en ésta preparación, por todo, ¡y la Gran Radiación! que llegará en el
Equinoccio Divino; a todos ustedes –amorosamente- de su hermano ¡Saint Germain!
Y
expandiendo ¡hasta el más apartado rincón!, para mi Hermana
Humanidad; que muy pronto de esa manera se dejará de llamar, que la Gran Radiación
de miles y millones de fotones lleguen a ustedes, ¡hasta sus corazones!, y
la Gran Amatista revista ¡a todos los Seres amados!, para que vayan recordando
quiénes son: Seres gloriosos, ¡maravillosos! ¡Grandes Hermanos!
A ustedes les entregamos. ¡Hecho está!
Que yo soy su hermano: ¡Saint Germain!
Marzo 7, 2018
Marzo 7, 2018
Alexa (2).
Dice mi amado hermano, mi amado Maestro,
que a lo que se refirió cuando habló de lo que estaba sucediendo; que lo que sucede
es que se está recibiendo, se está
filtrando la Luz con toda la fuerza, toda esa Energía de Amor que Nuestro Padre
entrega, y está llegando a todos nosotros.
Que
estemos preparados, porque nuevamente hará un gran impacto en nuestros
corazones, en nuestros cuerpos;
pero con la preparación que ya nos han pedido y que cada uno de ustedes ha
vivido; que todo lo que venga del Padre podemos de ese salir.