24 de enero de 2016

Canalización del 20 de Enero de 2016

Enero 20, 2016
Ketta/Aleshia (1).
“Casa de Oyamel” -tal cual como es el deseo de mi Padre- ha estado ¡y seguirá estando!, con las puertas abiertas para todo aquel que en la acción ya ha empezado; no solamente se presente a escuchar y a sentir con el corazón, sino también desee -y esto no lo digo por ustedes- sino aquellos hermanos que estén buscando ¡paz y tranquilidad! y que estén todavía pensando de esa manera tan equivocada, que en el corazón, ¡porque es el Ser el que primero tenemos nosotros que equilibrar con nuestro cuerpo!, porque el físico -al presentarse e intentar estar enfermo- es porque llega un momento en que no ha tenido ese eco que está buscando y ahí -en “Casa de Oyamel”- lo va a estar encontrando.

Lo digo con tanta seguridad, porque me la da el saber y sentir que Nuestro Padre siempre cumple lo que promete y lo ha empezado a mostrar y no solamente su hermana la que les habla. Yo solamente estoy cumpliendo con transmitir todo esto que siento.

Son ustedes los que ya han empezado. ¡Aquellos que ya han abierto! y los que han faltado, pero que también -al hacer su juramento- han estado persistiendo, cada vez más firmes y que empezarán también -en ésta gran unión que ya estamos logrando, amados hermanos- mostrar lo que es, ¡sentir el Dios Vivo! y ponerlo en acción.

Yo sé que así será y por lo pronto -por nosotros- estos que hemos estado compartiendo todo esto y que sabemos y entendemos que cuando se nos dijo ““Casa de Oyamel””, pues hay que mantener lo que Nuestro Padre tal como nos ha dicho: “Aquí es el lugar. Aquí es donde mostraré, no sólo con uno, sino también con aquél que realmente se mantenga abierto -no sólo de corazón- sino también ¡dispuesto! a llevar a cabo -al escuchar la instrucción- ponerlo todo en acción”.

Insisto en ello. Y amados hermanos; sé que de alguna manera -cada uno de ustedes- aquél que lo esté sintiendo, nos hará sentirnos apoyados en esa unidad que estamos buscando, ¡pero no tanto en lo terrenal!, sino para seguir adelante y poder -si quieren llamarlo así- “evolucionar”.

Todos tenemos mucho que compartir; todos tenemos para lograr seguir adelante en el nuevo -que siempre ha sido así- vivir; pero -al no reconocerlo- piensan que es el cambio, pero es sólo mostrar lo que es cada uno de ustedes; que mi Padre en abundancia les estará redituando. Eso no podría hacerlo yo; vendrá de El para cada uno, tal cual como lo ha prometido. Sé que así será y se los agradezco de antemano -amados hermanos-  porque El ve a cada uno y ve los corazones. Sé que así va a ser. Gracias a todos por escuchar.

Esta vez ha sido un poco distinto, pero vuelvo a repetir; todo tiene un amoroso motivo. Aprovechemos la oportunidad que nos da, para mostrarnos que estamos dispuestos a seguir adelante y que vamos a lograr llegar ante El, amorosos y triunfantes, amados hermanos.

Y efectivamente; muchos cambios se han empezado a mostrar y se estarán dando. ¡Y no tienen por qué preguntarse! Eso, cada uno -en acción- lo empezará a estar mostrando. Pero que venga directamente de El, de Nuestro Padre. Eso para mí es un gran motivo de alegría y una gran satisfacción, porque en el mismo instante en el cual se comentó que quizá reunión no la habría, no por lo que aconteció, pero miren cómo Nuestro Padre siempre inspira. Inspira a aquél al que se lo pide y que de corazón accede y lo dice así; de primera y gran intención. ¡Eso es lo que para El tiene valor! y para su hermana.

Por eso insisto: Dejémonos llevar en esa inspiración ¡total! Que solamente en el primer instante sientas y pidas: “¡Padre! ¿Viene de ti? Porque -si es así- aquí estoy. Me encanta repetir esa palabra; en esa gran “indefensión”, porque ante ti y para ti ¿qué puede afectarme? ¿Qué puede violentarme?, si tengo tu protección y el infinito amor”.

Es tan sencillo, pero cuando tú ¡al hablarlo y al decirlo! lo haces con plena convicción -amados hermanos- ¡abren ese Gran Portal!, en el cual El te envía y en gran abundancia lo recibes, porque El te lo da.

Eso es lo que quiero pedirles: Que realmente, realmente -amados hermanos- todos ustedes ¡ya no hablen ni piensen!: “¿Esta vez tendré suerte?”, sino: “Padre, en tus manos estoy; me abandono a ti”.

¡Y más! -amados hermanos- precisamente, en aquél momento en el cual sientan que lo que esté sucediendo supera lo que ustedes pudieran hacer, para cambiarlo todo, para bien poder lograr. ¡Ahí es cuando tienes que tener presente! que Nuestro Padre está ahí, ¡que nunca para ti estará ausente! y entonces, ofrecérselo y dejarlo ir. Porque El, El -en infinito amor- te dice: “Ahora,  ahora -amado hijo- te mostraré y tú verás que realmente “Yo Soy” el que -en ti y a través de ti- siempre, en acción estaré”.

¿Cuántas veces? ¿Cuántas?, cada uno de nosotros estuvimos aclamando, implorando su protección y que nos estuviese ayudando. Y sobretodo -como en éste momento- que se le dice a la hermana: “¿Cuál es tu aflicción?” Es tan sencillo. ¡Deja! ¡Suelta todo!, que se lo lleve el viento. Que Nuestro Padre, lo que te enviará de regreso será su infinito amor, mostrado también ¡con tanta fuerza en ésta ilusión! En esta en la cual tú sigues caminando. Pero ¡eso es lo bello! Que cuando tú te abandonas a Él, primero a ti, para empezar, que está presente y que nada es difícil ni imposible, te lo empieza a mostrar. Entonces, ¿qué es lo que te puede preocupar?

Y amados hermanos; tengan siempre presente ¡y más ahora! Ahí, ¡ahí donde está! -en cada uno- su gran debilidad. Ahí es donde pidan la fortaleza; pidan ¡toda esa fuerza!, que mi Padre te dará. Porque todo viene de El y más en aquél que -como tú- es y ha sido su deseo ya dejarse llevar totalmente por El.

Muchas cosas pudiera con ustedes ya empezar a hablar. Muchas de aquellas que, tal como lo dijeron mis amados Maestros: “Amados hermanos; al iniciar el siguiente año todo cambiará. Ya la lección igual no será”. Hemos escuchado y lo tenemos por bien sabido, ¡que tanto lo ha repetido!, que todo lo que escuchaste ya lo entendiste. Solamente queda una pregunta: ¿Y cuándo? ¿Cuándo de todo ello empezarás a utilizarlo? ¿Cuándo amado hermano?

Algunos ya empezaron y -aquellos que no lo han hecho- porque no sólo para Nuestro Padre, sino también para nuestros Maestros y para nosotros, todo nos queda muy claro: Si tú estás aquí escuchando, no creas que es porque solamente estás aquí “turisteando”, amado hermano. ¡No! Tu corazón y tu Ser te está pidiendo fuertemente que resurjas y que te unas nuevamente a Él. ¡Es eso! ¡No es casual! La mayoría -por no decir todos los que aquí están- ¡esto!, nuevamente aquí lo han vuelto a escuchar.

Amados hermanos; sientan y véanlo así: ¡Es su gran momento! ¡Su gran oportunidad! ¡El Cosmos está en un gran movimiento! ¿Y saben por qué? Porque -de Nuestro Padre- ¡muchas cosas te quieren entregar!, por su voluntad y su infinito amor.

¿Y qué es lo único que nos pide a cada uno? Así; escuchar y sentirlo en el corazón y luego… ¡empezarlo a utilizar! Ponerlo todo en acción y hacerlo sin ningún temor. ¡Eso! -después del infinito amor- es lo primero que nos pide Nuestro Padre. ¡No tengas duda!, que en el preciso instante en que lo que sea que tengas que hacer y sea necesario utilizarle, ¡invoca el poder de El!, de Nuestro Padre y pídele ser su instrumento, para que en ese momento se muestre. Que llegue hasta ti y en unión, tu Ser reciba -de El- ¡todo!, para que tú lo muestres a aquél que lo esté necesitando.

¡Hoy más que nunca!, que ha empezado una gran conjunción. Miren hermanos; ese es -en línea directa- lo que está llegando desde el pleno centro de Alción y más allá. Ustedes han escuchado que -desde Alción- ¡toda la energía que ya había llegado! y que sigue directamente recibiendo aquél que pretende y desea ser el instrumento de amor.

¡Créanme! Si así es, mi Padre que todo lo ve, sus cuerpos estará sacudiendo fuertemente; pero ustedes recíbanlo y que no haya temor. ¡No! Si en un principio pudiera llegar, pero inmediatamente que -en ti- haya esa gran reacción, de pensar: “¡Padre! ¿viene de ti? Aquí estoy. Me dejo llevar plenamente ¡y total! Y en esa gran indefensión, permite que -desde éste instante- en mí se muestre el Dios Vivo, ¡para compartir! la gran enseñanza del “Yo Soy””. Porque será así.

Y se los digo porque realmente -en éste instante- tu hermana, ¡tu hermana!, que aquí en lo terrenal tantas cosas más ha necesitado experimentar, para saber y entender que pudiera llegar de momento -no la duda- sino ¡algo que mueva!, porque al sentir en tu cuerpo esa fuerza tan arrolladora que pretende decirte: ¿Qué es lo que está sucediendo ahora? ¿Qué es lo que -en lo físico- en lo terrenal, está causando el gran malestar?

Pero hermanos; si tú -de mi Padre- te dejas llevar, al mismo instante entenderás, que necesario está sucediendo, realmente lo que en cada cuerpo, lo que lo esté moviendo, para poder desterrar de una vez por todas la densidad. Aquella que insiste y persiste y ¡no quiere tu cuerpo abandonar! ¡Pero lo hará! ¡Claro que lo hará!, siempre y cuando -en ese gran equilibrio- al reaccionar, sientas y sepas, ¡que no es el cambio!, sino el gran resurgimiento de lo que eres en verdad.

Todo esto te lo digo, porque -amado hermano- es lo que sucederá también contigo. Entonces, no olviden que -tal como mis amados Maestros lo han dicho- ha habido ocasiones en que necesario así ha sido; que te muestren lo que pudiera suceder, para que tú -cuando hasta ti llegue- ¡ya no permitas ni le quieras a eso temer!, porque así va a suceder. ¡Claro que sí!

No olviden. Se los voy a repetir; mi Padre siempre lo dijo: “Cuando ustedes ya empiecen a comprender todas estas cosas, ¡ya no será cada palabra para ustedes un acertijo!” Sabrán -al empezar a escuchar y al ver como todo se les empieza a mostrar- la verdad de la verdad, qué es lo que sucede en ese cambio, aunque a veces tú pudieras llegar a sentir que a tu cuerpo lo agrede.

Mejor piensa hermano: “¡Padre, por ti me dejo llevar! y que tan fuerte ha sido lo que he querido cargar, que hasta así -en gran convulsión- mi cuerpo está llevando. Pero, si con esto empiezo a tener esa gran purificación para seguir adelante y de una vez por todas romper toda ésta ilusión…”

Eso sí se los estaré repitiendo -amados hermanos- para que nada de esto los esté deteniendo. Porque aquellos que hasta hoy, por todo lo que ya han hecho, por lo que han avanzado, mi Padre tan amado nos ha hecho una gran petición: “¡Ahora más que nunca!, no permitan hasta donde ustedes ¡al estar ahí!, con aquellos de mis hijos, de mis hijas, que han de volver a mí, nuevamente detengan su paso. Porque estoy firme y dispuesto; esperando para recibirles con ese gran abrazo. ¡Y será en su gran momento!”

Y aquél que para ello está tan dispuesto, ¡créanme hermanos! Vuelvo a recordarles; al haber cumplido aquí, mi Padre te hace esa gran promesa: “En ti -cuando vuelvas a mí- ¡cuando dejes a lo que llamas “tu cuerpo”!, que te ha estado abrazando, no habrá en ti sufrimiento ¡ni mucho menos temor!, porque estaré ahí y también aquellos que de mí te han hablado. Y sentirás el infinito amor”. Entonces ¿qué podremos temer? ¡Nada!, porque todo viene de El.

Hermanos; Nuestro Padre ha pedido que a ustedes se les comparta -tal cual como ya se había prevenido- que aquí, éste año, ¡de gran movimiento será! ¡Gran lucimiento para mis amados Maestros!, por aquellos que hasta ellos llegarán, aún al estar caminando en éste plano terrenal. Tal cual como ellos, así a Nuestro Padre, en esa gran dispensa, ¡porque de ello estuvieron hablando! y su hermana presente ha estado.

Lo digo -tal como aquí se expresan- “con gran conocimiento de causa”. Y eso, cada uno de ustedes -en su gran oportunidad- lo estarán comprobando. ¡Ya empezó! No sólo -algunos podrían llamarlo- “el peregrinar”, “la procesión”. Yo solamente una palabra pudiera aplicar: “Que mi Padre aquí empezará a mostrar -en el plano terrenal- qué es lo que sucede, por aquél que se deja llevar y empieza a escuchar al “Yo Soy” y ponerlo en acción”.

Mi Padre ya ha indicado el lugar. El lugar a donde ha tenido a bien y amorosamente llamar. ¡Dónde estaremos! ¡Dónde asistiremos! Dónde -amados hermanos- compartiremos. Es tan grande y no deja lugar a dudas. ¡No! Porque cuando inicia y te empieza a dar la señal, ¡muy claro para ti todo empieza a quedar! Y en esa verdad -amado hermano- así es como empezaremos a caminar.

Muchas veces insistí; que tu hermana ¡no daría un paso!, antes de escuchar, oír -no sólo su voz- sino completa y claramente su instrucción. Porque al lugar adonde nos pide asistir, todo lo tiene preparado y previamente para aquél, para el que empezará a ser el gran momento -amados hermanos- ¡y ese ha llegado! ¡Y el que vivirá, sentirá, compartirá y mostrará!, será aquél que -de corazón- totalmente a Él se esté entregando.

Y tú sabes -amado hermano- que Nuestro Padre ¡todo lo ve! ¿Qué cosa no -pudieras tú pensar- que El ya lo sabe? Y créeme; que si tú has hecho la promesa -porque aquí estás- de querer vivir y llegar y degustar de ese gran banquete, porque ya está preparada la mesa, para todos y cada uno; pero tú tienes la libertad de acercarte y elegir -en ésta gran oportunidad- qué es lo que de ti será.

Sólo te puedo decir que estoy aquí porque aquellos que están… ¿Quién? ¿Quién a Él volverá? ¡El lo sabe! y tu hermana aquí, observándolo todo está. Escuchando y esperando que -de su instrucción- indique quién, el por qué y para qué.

No olvides también que -tal como te prometió- que al elegir volver a Él, lo harías en unión. Que la guía y la inspiración -de El- la tendrías ¡a cada paso! ¡En cada acción! Y cuando pretendiera haber algún momento de duda y distracción -si tú así lo permites- tu hermana, tu hermana más fuertemente te hablaría del “Yo Soy”.

Y eso es lo que haré. Eso es lo que con cada uno de ustedes -amados hermanos- ahora más fuertemente compartiré. Porque ya lo dijo mi amado Maestro: “Ahora será más directamente”. De la verdad te hablaré y lo haré con infinito amor, cada vez que necesario sea. Tú verás que así será. Pero que en ti, en ti realmente lo sientas. ¡Será esa gran panacea!, lo que El -al pedir y al ser su instrumento- de tu hermana escucharás.

Muy importante es que escuche cada uno; que antes de acudir adonde la gran cita ya la tenemos, para tener ¡una gran entrevista!, amados hermanos. Eso está tan cercano. Pero El te quiere pedir que te sigas preparando, ¡cada vez con más insistencia! Que cuenta te des -a cada paso- qué es lo que pudiera o quisiera detener.

Porque ¡también es importante! -y que te quede muy claro- que aún, aunque tú -a tu hermana- puedas acompañarle; si dentro de ti aún no hay ¡esa claridad!, ¡esa entrega!, ¡esa pureza!, que El a cada instante te pide ¡y -para que lo hagas- la inspiración te da!, aún estando ahí, ¡no podrás compartir! lo que El -a cada uno de ustedes- ha de entregarles, para que luego aquí, al seguir con esa gran, gran certeza de que El ¡está en ti! -amado hermano- entonces, entonces sabrás que es verdad lo que tanto se te ha dicho: Va a empezar a que vivas aquí el paraíso terrenal; ¡el verdadero! Aquél que mi Padre tiene, para cada uno de ustedes.

Y también cuenta te darás que las cosas no son ni serán como yo quiero; porque qué distinto es cuando dices: “¡Padre!, aquí estoy y a tu voluntad me entrego”. Y entonces, el Plan Divino -tan acertado y eterno- se empieza a mostrar. Y así será en cada uno de ustedes, en la verdad de la verdad.

De esto al hablar, tu hermana te digo: ¡Tú lo comprobarás! De esto y de muchas cosas más, que también te empezaré a hablar, amado hermano, tal cual como mi Padre desea. Y si tú ya estás listo y en esa preparación escuchar, verás que -en esa verdad- ¡muchas cosas en ti y para ti se empiezan a aclarar! ¡Duda no habrá!, como -para algunos- esto, ¡claro está quedando ya!

Lo dijo mi amado Maestro: “Aquí -amados hermanos- es necesario comenzar a preparar todo lo que sea”. Y ustedes lo saben; que a petición, para cruzar una frontera, se pedirá. Y tengan muy claro y estén seguros, que -si tú estás sin ninguna duda y a Nuestro Padre entregado- ¡todo se facilitará! Tal cual como lo dije hace un instante; ahora ¡es una gran oportunidad de comprobarle! Lo que se está necesitando -amados hermanos- mi Padre ¡en gran abundancia! te lo estará redituando.

¡No dejes que la razón se imponga a una petición!, creyendo y justificando: “¿Por qué y para qué ahora ya me están pidiendo? Si lo que viene de El -tal cual como lo han dicho- no tiene valor y no podría pagarlo”.

¿Y entonces?, ahora precisamente hermano, cuando tú empiezas a mostrarte -primero para ti y luego hacia los demás- ¡así de desprendido!, como lo ha sido Nuestro Padre con cada uno de nosotros, a pesar de lo que hemos hecho y de lo que hemos sido, porque se antepondría cada acción en la cual la espalda -en ese instante- le quisimos dar, no terminaríamos y la cuenta sería tan grande de lo que a El le tendríamos que pagar, amados hermanos.

¡Pero no es así! El no quiere eso de ti. Lo que te pide es que entiendas y sientas que ¡tal cual como ha sido!, como te ha mostrado, así sea su hijo. No olvides; ¡tú lo has repetido!: “Me ha hecho a semejanza”. ¿Y entonces? ¿Qué es lo que vamos a mostrar en ésta andanza? ¡Que a su imagen y semejanza tenemos que vivir! y mostrar ¡sin tardanza!, quiénes somos en realidad; en El y por El y para El, tal cual.

Difícil para ti no será tratar de estar. Sacrificio no es, cuando alguien -a Él- se quiere entregar. Ya de esto contigo he empezado a hablar, amado hermano y también hay alguno que otro que esto escuchará.

Es importante ¡estar consciente!, con todos los sentidos con los que tú -hasta hoy- has conocido y aquellos que activándose están. Por eso -lo que está llegando- ¡Gran Revolución estará armando!, provocando, con aquellos que -como ustedes- a Nuestro Padre ya se están entregando.

Ustedes insistentemente lo han dicho: “¡Este es el tiempo del cambio!” Yo diría: Es el tiempo en el que la verdad de Nuestro Padre se estará mostrando ¡nuevamente!, como ha sucedido en esas Grandes Eras de amor. Y el deseo de mi Padre es que ahora, todo sea en infinito -precisamente- amor. Que no llegue el instante en que se escuche un gran clamor, porque ¡ah de aquél!, que al haber despertado, luego -cuando inicie y vea cómo tantas cosas puede co-crearlo- no permitir que el ego se instale, y no quiera admitir que siempre -de Nuestro Padre- su guía y su inspiración ha de necesitarle, amado hermano. Y sabrás por qué lo digo.

De verdad; ¡que sea ya tu momento! Que ya no haya ese rezago. Que la Luz llegue y que en ti -desde el interior- empiece a fluir, para que luego -en tu templo- ¡vean ese halo! de infinito amor, que algunos dicen: “¿Qué es lo que ha hecho?” Que vaya iluminando todo su cuerpo.

Ya lo dijo aquél hermano: “El gran protón empezará a hacer su acción”. En algunos ¡ya!, ha empezado y está resurgiendo. Está iluminando desde su interior. Se estará mostrandoamados hermanos. Y en esa fuerza seguir adelante y luego en unión, porque empezará la recolección. Y sé que -en ustedes- escuchar esto no será motivo de temor. ¡Al contrario, amado hermano!, porque sabes que estás dejando de ser cautivo de ésta ilusión.

¡Que nada te mueva!, sintiendo, invocando el poder de mi Padre ¡que todo lo crea! Hasta a ti, amado hermano. ¡Hasta a ti! Que sus emisarios -al estar aquí- de esto que te hemos estado hablando, mucho de ello -¡no te has dado cuenta!- ya has empezado a vivir.

Que en la preparación -amados hermanos- para seguir adelante, que no sólo en el cuerpo físico hacer la purificación, para lograr estar uniendo los cuatro cuerpos de los cuales tú tienes, y al final -en el físico- llevas todo a la acción.

Mi Padre te pide que -antes de ir a esa gran reunión- tomes en cuenta que ¡nada habrán de razonar! Que todo en el corazón y en el sentir, ante El y para El te dejarás llevar. ¡No pensar ya en inarmonía!

Y mira; ¡basta con pedirle! que la Llama Violeta sea tu guía y en esa gran transmutación -nuestro amado Maestro- en esa Alquimia, moverá y en ti empezará y llevará a cabo la acción. Porque en algunos será necesario hacer una aceleración -si tú lo permites- amado hermano. Porque si no estás dispuesto… ¡eso se verá! Quedará muy evidente, en esa reunión.

¡Y no es cuestión de suerte! Porque si tú le has pedido a Nuestro Padre, que es tu deseo dejar atrás ya todo lo vivido y que ahora -a cada paso- sea El el que empiece ¡con más fuerza! a guiarte, pues entonces nosotros te pedimos estar atento y alerta, porque ya lo dije una vez: “¡Señal tras señal, El te la dará! ¡El te pedirá! ¡Mi Padre te guiará!”

Y tú pudieras pensar: “Entonces ¿para qué mi hermana aquí está? Ya no será sólo para momentos como éste, que -lo que has escuchado- sabes que no sólo la energía aquél que está abierto la siente tan fuerte, porque -en ti- mucho está empezando a trabajar y en gran acción, para lo que ¡tú! -al empezar a utilizar- atendiendo la voz del “Yo Soy”, lo que mi Padre en ti haga; ¡esa gran petición!,  sabrás y de momento -al sentirlo- lo llevarás a la acción y empezarás a vivirlo, en plena certeza de que viene de El.

Ahora en la verdad -amados hermanos- ¡todo empieza! El gran caudal que hasta ustedes llegará, permitan que mueva ¡y active lo que tanto has esperado! Lo que ¡por eones has anhelado! Y aquél que en verdad, en esa apertura lo recibe -amados hermanos- tu hermana que aquí está ¡sabrá!, porque de mi Padre la instrucción ya la tiene. Entonces, ¡ya no voy a decir que “contigo hablará”! Lo que se dará ¡tú lo verás! Testimonio fiel de todo lo que vivirás, ¡tú lo darás! ¡Eso es lo que compartirás!

¡Bendito mi Padre!, que nuevamente aquí -a tu hermana- le ha pedido y todo lo que hasta hoy he compartido ¡es nada!, comparado lo que -en acción- se te estará mostrando.



Enero 20, 2016
Sananda.
Porque -de acuerdo a la gran petición- que mi Padre al mover y que nuevamente se muestre ésta gran conjunción, que el incentivo que ha de recibir mi amado hermano, es sentir ¡en toda la fuerza, el Dios Vivo en ti!

Todo aquello que hasta hoy has vivido, yo te digo; ahora, el puente que está acercando hasta éste plano y lo que está logrando la vuelta amorosa, el regreso, para que el “Yo Soy” ¡mi Padre tan amado! y el gran ejército que hasta aquí ha llegado y yo, en el “Yo Soy” amado hermano, tal cual, diciéndote que éste también ¡es mi hogar! Aquí te estoy recibiendo, porque mucho de ti y para ti -por voluntad de El- te estaré compartiendo.

¡Mira! ¡Date cuenta!, como todo al moverse y en una gran esfera de Energía Divina -como en éste instante- lo sentirás, porque lo que se aproxima ¡en gran movimiento a ti te tendrá! y será en todo aquél que en ese amor seguirá su gran despertar.

Hoy en especial, ¡un gran motivo me anima! Es sin igual; la gran energía que tu hermano ¡Sananda! en gran alegría te da.

Hoy, como antes también lo fue, he sido recibido y en infinito amor yo te digo; que en el “Yo Soy”, nuevamente te mostraré para llegar a Él en el camino.

Que en éste instante no es -como tanto lo han dicho- “la última reunión”. Quiero decirte hermano ¡que es el principio! Que con ustedes nuevamente aquí -en lo terrenal- caminaré. ¡Tú verás que así será!

Esto te digo en el nombre de El, del Padre tan amado. ¡Que yo soy Sananda! y aquél que esté preparado, ¡me mostraré!, hermano tan amado.

Sigue adelante. Y en el lugar donde mi Padre te está pidiendo que estés, en ese instante, en ese ¡gran momento!, contigo -en el nombre del “Yo Soy”- compartiré. En la verdad ¡y la vida eterna!, de ello tu hermano ¡te hablará!

Yo soy ¡Sananda!, tu hermano.

Y que ésta energía de amor al llegar, porque ésta gran conjunción -lo que viene a anunciar- es que el Dios Vivo en ti entrará en acción, ¡amado hermano!

¡Gran impacto y expansión!

El camino también te estaré mostrando.



Enero 20, 2016
Saint Germain.
¡Y así es amados! Y miren; es mi deseo decirlo así -¡no con ojos cerrados!- porque ¡es tan importante! que cada uno de ustedes -hermanos caminantes- ya estén conscientes. Pero realmente aquellos que ya tengan su corazón vibrante, con nosotros sigan adelante. Porque así será.

Es el gran momento de la verdad. ¡Pero no estoy hablando de éste instante nada más!, sino del gran momento que ustedes vivirán, o como quieran llamarle: “El tiempo que me queda”, así como le han dicho a mi Padre: “¿Cuánto tiempo más aquí me tendrás? y ¿qué es lo que quieres Padre que haga?, para gloria de tu nombre, porque tu hijo, tu hija lo hará”. ¡Pues ahora -amados hermanos- es cuando lo van a mostrar! Y lo digo con gran amor, porque solos ¡no lo harán!

¡Tengan seguro que no sólo su hermano, sino todos los que aquí estamos los vamos a acompañar! En ustedes está sentir realmente la presencia, no sólo de la Llama Violeta.

La hermana ha querido y ha estado en gran trabajo (Giselle) y le digo: Amada hermana; ¡espera!, espera, porque mucho te habré de pedir y no tendrás que utilizar atajo. ¡Será directo! y con aquél que mi Padre te indicará. Y nosotros, yo -tu hermano- también te lo va a decir.

¡Mira! Dice la hermana: ¡No desgastes tu energía! ¡Pero está consciente!, porque el cuerpo acostumbrado no estaba a recibir y  vivir todo lo que de El viene. ¡Eso es lo que piensan! Es sólo ¡que tengan que recordar quiénes son y para qué aquí están!

¡Y qué maravilloso es que empiecen a abrir y a compartir y a mostrar ese don que mi Padre les da!, porque entonces también por igual, les quiere pedir: “¡Háganlo! ¡Compártanlo! ¡Utilícenlo! ¡Vívanlo!” ¡Eso es lo mejor de lo mejor!, porque en gran alegría tienen que hacerlo, amados hermanos. ¡Tal como dice la hermana!: Que no sea para ti sacrificio, si algo tienes que dejar. Créeme que lo harás, cuando te dejas llevar por Nuestro Padre.

¡Y sí! Miren, todo lo que ustedes -algunos- han leído: ¿Qué es lo que ha sucedido? ¿Qué es lo que por lo que nosotros hemos pasado? ¡Amados! ¡Que el temor no los invada! Ya mi amado hermano vivió y por ustedes entregó lo que ¡tanto ya saben! Y dicen: “¡Lo que sufrió!”

Pues por eso, es importante que piensen que para ustedes ahora es solamente ¡tan sencillo! ¡Más que suficiente!, que mi Padre les pide: Estén dispuestos, entregados. ¡Y eso algunos ya lo han entendido!, pero otros están todavía ¡en esa confusión!

¡Amados! Pero nosotros estamos aquí; ¡por ustedes esperando! Y déjenme decir, ya tal, tal cual como nosotros -antes de que empezaran a vivir éste año- que ¡tanto ha traído y les traerá! y eso que -como dicen- “apenas va iniciando”.

Miren ahora ¡el gran regalo que mi Padre les está entregando!: ¡El Cosmos en acción! ¡El infinito!, moviendo todo, para que ustedes vivan ya lo que llaman “su evolución”. ¡Mucho está sucediendo y ustedes lo estarán viviendo!

Sólo entiendan que -al escuchar- ¡sientan realmente! Su corazón les dirá ¡qué es lo que tienen que dejar! ¡Qué es lo que está pretendiendo detener! -aunque pretendan ocultar- aquello que no les ha permitido y que aún está insistiendo ¡y no quieren liberar!

¡Amados! Que lo que viene, es para ustedes tan grande y tan bello. ¡De verdad! Su hermano se los dice, porque -en compañía de mi hermano- ya los estamos esperando. ¡No solo nosotros! Ustedes verán quiénes más. ¡Sorpresa muchos de ustedes tendrán! Pero ¡de veras!, ¿de corazón desean acompañar?

Mi hermana ya se le indicó, ¡ya lo sabe!, el lugar en donde el “Yo Soy”, ¡Nuestro Padre!, con infinito amor y ahora sí es directo, de manera literal, ¡los va a esperar! Pero ¡síganse preparando! Yo se los dije; lo que tienen ustedes -amados hermanos- ¡que tanto les importa el tiempo!, ¡lo tienen!, para iniciar en esa preparación. Pero no se preocupen por la terrenal. Lo importante es la que en su interior tienen y tendrán. ¡Esa es la que tiene valor! ¡Esa es la que su hermano les pide y les dice: ¡Siéntanlo!, porque la cita es con el “Yo Soy”. Nosotros, nosotros somos -así como la hermana- los que con ustedes tendrán la interacción.

Pero ¡quién como El! ¡Me gusta repetir, como muchos de ustedes suelen decir!: “¡Quién como Dios! ¡Todo lo puede! ¡Nada es imposible!”, porque todo ¡y a ustedes también los mueve! cuando no quieren hacerlo. Cuando se resisten a que lo que sabes tienen que soltar y puedan vencerlo. ¡Amados! Muestra la tendrán. ¡Lo vivirán! Y entonces verán lo que es estar realmente en una -y a la vez en otra- dimensión. ¡Yo se los prometo en el “Yo Soy”!

¡Qué maravilloso es poder ya hablar tan directamente! Amados. Y entonces lo dirán más fuerte y conscientemente: “¡Quién como El!, porque todo en su ayuda y su guía lo he podido vencer”. Eso también su hermano lo dijo y lo sigue repitiendo: Si no fuese por esa Luz tan grande, que en su momento también -al necesitarlo- me está abasteciendo ¿que podría ser de mí?

¡Amados! Que sí. He tenido la oportunidad y la sigo teniendo, de vivir en esa gran perfección, ¡que quiero con ustedes seguir compartiendo! ¡Permítanme hacerlo! ¡Siéntanlo realmente!, porque ustedes son mis grandes valientes, ¡los estudiantes!

Que miren; ¡de verdad!, lo deseo fervientemente, puedan ya -sé que todos se quieren graduar- ¡pues en ustedes está poderlo lograr! y algunos lo harán. ¡Uhm! He de decirles -por si quieren preguntar- ¿quién tendrá mención honorífica? Ya lo verán, amados hermanos. ¡Sorpresa se llevarán!

Pero ustedes sientan y piensen: “¿Qué es tan importante? ¡Volver a Nuestro Padre! ¡Sentir y en esa libertad poderse unir con ese Ser que llamándote cada vez más fuertemente está!” Por eso se ha tendido ese gran puente. ¡Permítanse vivirlo!, ¡recibir! y vibrantemente anclar y poner en acción, para que ya se vuelva a activar todo lo que a ustedes -amados hermanos- en su templo viviente; aquí, lo que ¡ha de tiempo en nosotros sucedió! y se muestre. ¿Ya ven cómo todos somos iguales?

Es sólo que tienen ¡que hurgar cada vez más dentro de cada uno! y decir: “¡Esto lo tengo que sacar! ¡Esto no está permitiendo que yo muestre lo que mi Padre -en mí- ha depositado! y que ahora siento y deseo estarlo compartiendo”.

¡Así de sencillo! ¡No tiene nada complejo! Es realmente que cuando tú empiezas a pensar y a razonar ¡uhm! -amado hermano- ahí es donde te empiezas a desviar. Pudiera utilizar otras palabras. Pero amados hermanos, cuando tú también tomas en cuenta de lo que sientes y hablas, ahí es donde emites ¡esa gran energía!, que te permite también alimentar en tu Ser; que en esa unión más fuertemente puedas seguir tu caminar.

Y nosotros deseamos que ya no solamente sea un puente, sino que ¡todo Ser viviente comparta! -aún estando aquí- en el plano terrenal, ¡todo!, todo lo que nosotros en ese gran momento Nuestro Padre nos dijo: “¡Eah pues! Al haberte purificado ya lograste activar ¡todo lo que a ti te he entregado!” Porque es eso. Entiéndelo hermano.

Y te ofrezco nuevamente ¡en esa gran Alquimia!, porque eres ¡tan valiente!, no sólo ayudarte, ¡acompañarte! Que sientas que -con eso- lograrás totalmente liberarte.

¿Y por qué lo digo? ¿Recuerdan que les compartí que todo sería distinto? ¡Pues vean! Vean; se les pidió a los hermanos y la hermanita amorosamente dijo: ¡Sí!, ofrezco mi hogar para esta reunión. Y miren; estamos aquí y ya lo dijo la hermana: No es casualidad. Verán por qué hoy, aquí, vinieron a escuchar. ¡Ya verán! Esto, la hermana lo compartirá, ¡amados!, amados hermanos. Y se preguntarán: “¿De qué hermana está hablando? ¡Ya lo verán!

¡Esto se los digo con infinito amor!, para aquellos que están ya también iniciando -amados hermanos- en éste que ustedes llaman “cambio”. Todo, todo lo que estarán mostrando.

Y no te has de preocupar amada hermana, todo -tal cual te lo dijo mi hermana- así sucederá. Ya todo está dispuesto ante Nuestro Padre; ante El y nosotros de testigos, también, porque esto lo compartiré. Verán. Verán lo que en ella ya ha sucedido. Y aquellos que están en preparación -y lo digo con ojos cerrados- ¡Uhm!, amados hermanos, porque lo verán en acción.

Y lo digo con infinito amor, porque de aquí, aquellos que presentes están ¡bendito mi Padre!, quienes activarán, con nosotros -en el gran proyecto- caminarán. ¡No veas a nadie hermana!, porque luego dirán: “¡Pero mira! ¡Me estuvo viendo a mí!” Pero sabemos que será así. ¡Benditos ustedes! ¡Amados!, porque de mi Padre están llenando todos sus placeres. Verán quiénes nos estarán acompañando.

Y he de decirles, porque la hermana estuvo pensando: “¿Nos irán a decir a quiénes y cuántos?” ¡Claro! ¡Abierto está, amados hermanos! Les pedimos y les decimos: ¿Quienes quieren acompañarnos? Que lo que habrán de vivir ahí, se mostrará ¡quiénes realmente han empezado el verdadero vivir! ¡Ya lo verán! La hermana ya lo sabe, ¡pero sé que no le preguntarán!, porque no se los dirá.

Amados; síganse preparando. El gran lugar ya se le indicó ¡y será en éste año! ¡En gran preparación!, que nosotros -por voluntad de Nuestro Padre- les estaremos acercando. ¡Y sí! Se indicará qué días ustedes ahí estarán. ¡Muy importante por todo lo que se moverá!, amados hermanos.

¡Duda no tengan!, que en la fecha, en el momento, en el instante que mi Padre ahí lo está indicando, ustedes estarán. ¡Sí! Estarán aquellos que nos estarán acompañando. Amados. ¡Amadísimos hermanos!

Pero es muy importante -ya lo dijo la hermana- seguirse preparando. Nosotros les diremos de qué manera. ¡Qué es lo que -en infinito amor- tengan que hacer para que preparen ese cuerpo!, para que en ésta ilusión esté fuertemente dispuesto para el gran impacto y emoción.

Amados; ¡sabemos que lo harán!, porque ¡antes de esa reunión!, ¡aquí!, aquí -para prevenir todo eso que vivirán- nosotros les vamos a compartir algo muy importante, que mucho ayudará para que estén ahí con el corazón ¡fuerte y vibrante! Ya sin ningún otro pensamiento. Que sea ¡lo único! El estar ahí con Nuestro Padre ¡y con sus hermanos!, que los estaremos esperando.

Hoy el gran motivo -después de lo que mi amado hermano les dijo- ¡ténganlo presente!, porque de verdad, ¡aquí lo sentirán! y les sacudirá fuertemente. ¿Verdad hermana? ¡Vaya que lo hará! ¡Ya les compartirá! ¡Amados!

Y reciban amorosamente. ¡Siéntanlo en su corazón!, que yo les entrego la Llama Violeta para que con ella hagan esa ¡gran transmutación! Cuanto más ustedes purifiquen sus cuerpos ¡desde su interior! -amados hermanos- más sutiles y ligeros para la gran reunión. Ya indicaré -amados- qué es lo que tienen que hacer. Mas empezarán a sentir cada uno de ustedes -de manera distinta- ¡qué es lo que necesitan! ¡Ya lo verán!

Y con gran alegría e infinito amor, en unión con mi hermano, que aquí estamos y en gran círculo de amor todos aquellos que con ustedes hablamos. ¡Sí! Se encuentran ellos aquí y principalmente Nuestro Padre -amados hermanos- por todo lo que para ustedes tiene preparado. ¡Benditos sean! ¡Benditos!, mis amados hermanos.

Y sabemos que para “Casa de Oyamel” ¡no hay restricción! y tendremos la ayuda de cada uno de ustedes ¡sin distinción! Porque saben que ese lugar es también ¡parte del hogar que Nuestro Padre aquí eligió para mostrar! cómo sus hijos, aquellos que han terminado, están terminando su andar, ¡que por eones estuvieron buscando! ¡Anhelando volver a su lado! Ahí, amados hermanos. ¡Ahí en “Casa de Oyamel”!, es donde mi hermana -si ustedes quieren decirlo así- los estará reclutando.

¡Amados! ¿Ya hable de más? ¡No! ¡Les estoy diciendo la verdad! Y eso la vamos a mostrar, porque ¡de Nuestro Padre es su voluntad!

Y reciban de su hermano, ¡Saint Germain!, ¡un gran abrazo tan apretado!, para que la Llama Violeta en ti ¡tanto mueva!, ¡eleva y trascienda!, por lo que estaremos haciendo, amados hermanos.

Por lo que -en lo que a mí respecta- haré con algunos de ustedes ¡unos ajustes!, para que vuelvan a mi Padre, ¡amados hermanos!

¡Con infinito amor se los digo!: ¡Pónganse en sus manos!, que nosotros -con infinito amor y por su voluntad- los seguiremos acompañando.

¡Y les dejo también la Gran Amatista!, porque ahora sí será literal: ¡Todo aquél que de ella se revista! tendrá aquí -en lo terrenal- la respuesta que Nuestro Padre les dará.

Promesa que su hermano ¡Saint Germain! cumplirá. ¡Amados!


Enero 20, 2016
Ketta/Aleshia (2).
Nuestro Maestro lo dijo; que el lugar adonde los habremos de llevar ¡es tan sagrado! ¡Y ahí también él! -por voluntad de Nuestro Padre- se ha querido y ha podido mostrar.

Saben que para ellos nada es imposible y ahora ustedes en gran oportunidad lo dirá, amados hermanos. Y será a aquél, a aquella que en esa preparación y con infinito amor, pero en gran congruencia de lo que sientas en tu corazón; lo que pienses ¡y lo que lleves a la acción!, con más fuerza lo estarás mostrando.

No es necesario que tu hermana esto te lo esté indicando. No olvides que estoy aquí solamente para estarte compartiendo y recordando, cómo es que Nuestro Padre te pide -para volver a Él- ¡de qué manera sigas caminando!

Eso tú lo sientes cuando escuchas al Dios Vivo, ¡al “Yo Soy” hablar dentro de ti!, desde lo más profundo de tu corazón. Porque es ahí donde mi Padre tiene, siempre ha habitado en ti. Y ahora, más fuertemente será así.

Sólo te quiero recordar -amado hermano- que en éste gran movimiento que se está suscitando en ti, en tu interior, ¡gran revolución está causando! Que permitas que suceda. Que sólo sientas que viene de El.

Y no te está pidiendo ni te pondrá a prueba. Eso tú lo sentirás. ¡Eso lo verás!, al seguir adelante y que cada vez sea más constante. Que te dejes llevar por esa Luz que hasta ti está llegando; que no la podrás ver, ¡pero que la estás sintiendo! y luego ¡eso! te estará llevando en gran unión, en gran congruencia, en gran equilibrio. Entonces verás que tienes toda la fuerza que mi Padre te da.

Te lo digo porque eso es lo que tu hermana ha vivido. Cada vez que llega esa gran energía. Cuando nuevamente mi Padre tiene a bien volver a mostrarme y que sienta esa gran conexión, que eternamente tengo con El. Ahora será no sólo más constante; será ¡total!

Ustedes verán, porque eso es voluntad de mi Padre, ya no poco a poco, desaparecerá la actitud tan terrenal; las palabras en lo que en su hermana han visto y que algunos llegaron a juzgar. Ahí es donde mi Padre te pide, precisamente -amado hermano- que sientas y cuenta te des, que no todo lo que aparenta es.

Y eso también se ha mostrado para bien. Porque cuando tú no estás preparado para verlo y reconocerlo, quiere decir que aún no es tu momento. Y mi Padre en su misericordia dice: “Sea pues. No importa. ¡Yo sé que ese hijo mío a mí ha de volver!” Pero para aquél que ya lo es; los que aquí se han reunido, mi Padre me ha pedido que les hable tal cual, porque estas palabras están llegando ¡directamente a tu Ser! El que es transparente. ¡El que es cristalino! ¡El que está pidiendo estar ya a ti -a tu cuerpo- totalmente unido!

Y eso es lo que la ciencia de la palabra hablada, pero de la que yo te estoy hablando ¡es de la sagrada!, para un gran llamado; para que entonces ya estés con El. Que vuelva y esté totalmente a tu lado. ¡Qué digo a tu lado!, unido en esa conexión, en esa unión. Entenderás y sentirás el Lenguaje Divino con el cual tu hermana te hablará. Eso ya empezará. Tú lo comprenderás, si preparado ya estás. Sé que así será, hermano, hermana.

Ahora seguiremos adelante. Sólo te digo; ¡aquél!, que en ésta preparación ya mucho ha sentido. Lo que está sucediendo lo sentirás ¡y muy fuertemente! Recíbelo en amor. Eso te ayudará, porque luego fuerza tendrás, por todo lo que viene.

Pero no lo digo para que sientas temor, porque -en su gran mayoría- será ¡que pueda resistir y vivir y gozar!, no importando el gran impacto que en ti tendrá, lo que mi Padre te mostrará. Sabiendo y sintiendo en gran alegría: “¡Es verdad! ¡Es verdad todo lo que se me dijo un día! Ahora aquí estoy”. Y sé que -al vivirlo- ya no querrás soltar todo lo que mi Padre a ti y en ti mostrará.

Y tu hermana contigo compartirá. Habrá momentos que repentinamente se les llamará para reunir y en preparación continuar, pero sé que con ustedes puedo contar -amados hermanos- porque así sucederá.

No olviden que se dijo: “Cambios habrá”. Ahí es donde también cada uno mostrará ¡qué tan entregado! dice estar. En acción, ¡en acción! amados hermanos. Mi Padre te pide que no sólo a Él se lo muestres, sino a ti mismo, porque aquél que de El recibe, es porque está -no sólo con manos- sino con brazos abiertos ¡y dispuesto!, para todo lo que El -en infinito amor- le pide. Y sabrás también por qué te digo esto.

Porque en ese momento -aunque tú quieras justificarte- al decir: “Es que no puedo”, mi Padre todo lo ve; para que no le reclames luego, amado hermano. Que su emisario al venir y compartir y hablarte de El aquí, viene a pedirte y en infinito amor compartirte y acompañarte, mas no a obligarte, amado hermano.

Y en acción; en acción. Así es como mostraremos que -lo que El nos entregó- ¡es nuestro deseo ya utilizarlo! en su nombre, para su gloria. Seguir caminando en su gracia, porque ésta Era de Amor y Perdón, que ¡en gran unidad! nos pide mostrar, que estamos llevando la gran enseñanza del “Yo Soy”.


Todo lo que se nos pidió en su momento, la gran mayoría y todos tienen “aguamarina” (piedra). Por favor, tenerla no sólo presente, sino a su lado, porque todo esto que está llegando; lo que viene, ayudará a preparar y mantener tu cuerpo equilibrado.

¡Muy importante hermanos! Que luego, ¡sabemos!, todos tenemos una amatista, para que eso también transmute todo lo que pretenda acercar y podamos -con infinito amor- ¡rechazar!, lo que en inarmonía pretenda anclar lo que Nuestro Padre envía y viene directo ¡y atrae lo que en tu pensamiento tú quieres llevar! Por eso ¡hay que seguirse manteniendo como un libro abierto para Nuestro Padre! y -en amor- estar atento, alerta y dispuesto.

Porque seguirá enviando señal tras señal, amados hermanos. ¡No tengan duda!, para cada uno de ustedes. Para que sepan qué es lo que necesario tengan que hacer. Sabemos que lo harán.

Y me ha indicado con quiénes es necesario también hablar. Algunos lo han sentido y consciente y voluntariamente han buscado a su hermana. Saben que ahí estoy, dispuesta y amorosa para escuchar y compartir lo que mi Padre -en ese momento- me indique y que tengan que oír del “Yo Soy”.

Pero, ¡muy importante es! que en su mayoría -cada uno de ustedes- sienta en su corazón, reciba la inspiración. Pero así; que cuando llegue no haya confusión, solamente una petición: “¡Padre! ¿Viene de ti?” Y créanme que inmediatamente señal recibirán, para luego seguir en esa gran preparación, porque sí nos está pidiendo vivirla y créanme que nos están, ¡nos pedirán!, ¡nos indicarán qué hacer! ¿Están dispuestos? ¿Estamos dispuestos?, porque la gran reunión está muy cercana. ¡Muy cercana!

Vamos a seguir adelante hermanos, hermanas. ¡Gracias! ¡Gracias por estar aquí!, porque viene para cada uno; para aquél que ya esté listo y preparado y en gran algarabía ya después se verá entrando por donde lo empezamos; Casa de Oyamel será precisamente el lugar en el que a través, Nuestro Padre ¡ya indicará! de qué manera; de qué manera, en qué lugar se empiece a mostrar, así como ya lo han estado haciendo mis amados hermanos, hermanas, que han estado compartiendo.

Y lo digo con gran alegría, porque ¡vean y comprueben!, que todo aquello que nos dijeron desde los primeros días, ¡no es casualidad que ustedes vuelven a escuchar! Ustedes que han estado: “¡Y ustedes son los que empezarán a mostrar!” ¿Y no ha sido así?

Y sólo les quiero pedir que tengamos -con esa humildad y con ese amor- que reconocer, ir reconociendo, aceptando y amorosamente también enviando, toda la energía que Nuestro Padre nos pide que estemos compartiendo en unidad. Que aquellos que ya empezaron a mostrar, pero los que vienen ¡también con gran fuerza lo harán! Porque así será.

Su hermana para eso; para verlo y comprobarlo; compartirlo y vivirlo con ustedes unidos, para eso ha venido, amados hermanos. Llegará el momento en que serán ustedes los que ¡tal cual como mi Padre lo ha dicho! estarán compartiendo a aquellos hermanos ¡que tanto!, aún ahora y mucho más después, estarán necesitando. ¡Pero será y son sus grandes guerreros que entrarán en acción! Así será. ¡Gracias hermanos! ¡Benditos sean!

Y yo se los digo, amados hermanos. ¡Ahí es donde también muy claro quedará!, quién realmente -en el nombre de Nuestro Padre- quiere seguir su caminar. Porque también quedará al descubierto quién lo está haciendo en falsedad.

Yo deseo y pido y espero, que eso -en los que estemos reunidos- no se tenga que mostrar. ¡Que todos -de corazón- vayamos! y estemos reunidos para recibir, sentir y vivir lo que Nuestro Padre ya nos dijo: “Y se los mostraré aquí, en ésta ilusión que ustedes han creado”, para que vivan en esos grandes momentos la dimensión, la verdadera, en donde se encuentra Nuestro Padre tan amado.

Y no les estoy mintiendo. Verán. ¡Verán!, quiénes se estarán mostrando. Pero ante aquellos de mis hermanos -insisto mucho en ello- que en gran preparación ¡y de corazón!, ante Nuestro Padre siempre -en éste proceso- pretendan y logren esa gran conexión, amados hermanos.

Porque si ahí nos están pidiendo ir, ¡todo tiene un por qué y para qué! Ya lo dijo nuestro amado Maestro Saint Germain: “¡Que no la Cueva de los Símbolos!, pero ahí donde los vamos a llevar, ¡también!, también ahí su hermano se ha querido mostrar” ¡Y lo volverá a hacer! No tengan duda de ello. ¿Cuántas veces nos insistió?: “Llegará el momento en que con ustedes compartiré”. Amados hermanos, en ustedes está la decisión.

Por lo pronto, a preparar lo que sea necesario, que ya nos indicarán ¡cuándo nos están esperando! Que mi sentir es que es muy pronto.

Hay que acelerar el trámite ¡y lo digo por mí! No sé ustedes, amados hermanos.