Marzo 12, 2014.
Y una señal ha
pedido.
Todo lo que está
sucediendo, lo que ya ha acontecido y lo que por voluntad de mi Padre divino se
ha de mostrar, vengo -hermano- nuevamente de ello a hablar.
Que tal como se te
ha dicho; tal como te hablé antes de mi cuerpo elevar, ahora nuevamente se volverá a mostrar... más no seré yo
solamente.
Es el deseo de mi
Padre; es mi deseo infinito, que mi hermano me acompañe ya. Entonces, en toda
la preparación, la que has llevado, a la que tú te has entregado. Yo te pido:
hermano ¡el momento ha llegado!
Tú que has dicho que
estos momentos, de tiempo en tiempo, recordar lo que he vivido. Más yo, en el “Yo
Soy el que Yo Soy”, mi Padre divino, una cosa te pido: que al escuchar la
enseñanza en la grandeza que Él te entregó en esta andanza, muestres tu
despertar en el “Yo Soy”.
Que he de
acompañarte, que has de tomar mi mano, porque he de guiarte, como ha sido
siempre; como volverá a suceder.
Que todo está listo
y es el deseo de mi Padre que todo esto, lo que sientes -más también lo que tú
podrás ver- te mantenga y en el despertar, con la energía divina te lleva,
porque te has de liberar.
En el cosmos la
preparación del cambio que se está dando ya, pero que ahora tú has de sentir.
Mi Padre te pide que -en el nuevo vivir- has de mostrar
a tu hermano cómo él también habrá de resurgir.
Recuerdas que te dije: “habrás de morir para vivir”, mas
ahora lo entiendes: morir en lo que no es tuyo, en todo aquello que te hizo
sufrir, para vivir en la verdad infinita, en el amor, en el poder tan grande
que te da el “Yo Soy”.
Y no olvides: estoy
aquí, que también en ese gran momento, porque al llamarlo “Equinoccio divino”,
todo lo que se estará entregando para cada uno de ustedes, amados hermanos, corazones
estarán tocando.
¡No lo olviden! Ahí,
con ustedes estaremos, amorosamente esperando.
¡Los amo
infinitamente! ¡Eternamente!
Y que toda la energía
de mi Padre en el púlpito sagrado, ahí donde Él te está esperando, y en ése
instante te sentirás elevarte, y escuchando su voz, pídele fuertemente que logre liberarte, que ahí también yo estoy.
Tu hermano, tu
hermano Sananda.
Estás pensando que
en estos días, para lavar culpas y sanar tu alma, es necesario hacer una gran
evocación de lo sucedido hace tanto tiempo... más en el “Yo Soy” te digo: ¡heme
aquí, contigo estoy!
Es el momento de
vivir; el ahora, el aquí. En la eternidad también así estarás.
La enseñanza de mi Padre es
el gran amor que Él te entrega, que te da. Haz de ello una ofrenda y compártelo
en gran hermandad.