17 de enero de 2016

Canalización del 13 de Enero de 2016.

Enero 13, 2016
Ketta/Aleshia (1).

Nuestro Padre lo dijo; también nuestros Maestros: “Todo va a cambiar”. Pero hablar de una manera tan metafórica, porque realmente -en la verdad- siempre ha sido; es, ha sido y será. Está ahora con mayor fuerza, porque la Nueva Era se empieza a mostrar. El renacimiento de cada uno. Aquél, aquél que empezará a recordar cuando hizo el juramento, sabiendo el “por qué” y “para qué” ¡de nuevo aquí está!

No es casualidad que nos volviésemos a encontrar. Fue realmente un ¡paréntesis!, que algunos de ustedes había hecho con anterioridad. Se está retomando el que ahora aquí -en ésta gran oportunidad- siguen caminando en el sendero de amor que hasta El nos llevará.

¡Tanto escucharon hermanos! Quienes, algunos de ustedes así ya lo pensaron: “¿Cuántos Maestros? ¿Cuántos hermanos nos han hablado?” (Nota 1) ¿Y saben? Ahora es el momento en el que ¡cada uno! -al así sentirlo- empiecen no sólo a percibir, sino a vivirlo; cómo el velo se ha empezado a rasgar.

Desde lo más profundo de mi corazón, yo espero que así sea en cada uno. Que todo esto que se les ha compartido, realmente no sólo haya ayudado, sino que cada uno -al escuchar- sienta y viva y quiera hacer ese gran cambio, para el retorno al hogar.

Ese hogar que tanto espera por ti. Ese hogar que he vuelto a dejar, porque de mi Padre te vengo a hablar, con esa promesa de a Él volver. Y quiero decirles que de esto no es la primera vez; ha sucedido porque aquél que -al entender- lo ha hecho tan tardío. Mira, ahora en ésta gran oportunidad tú te darás cuenta como en ti ¡todo se volverá a iluminar!, desde tu interior. ¡Qué importa que -como en éste instante en el exterior- a veces a oscuras te puedas ver! Pero lo que en ti te empieza a mover, retomando lo que ¡pendiente habías estado dejando! y que empezó a crecer cada vez ¡más y más fuertemente!

Esto que está sucediendo no es casual (falla de electricidad). Yo te pido que con los ojos del Ser empieces a ver. Mira a tu hermana que frente a ti está. ¡Pero la verdadera!, la que se empieza a mostrar, porque así será. Hoy todo -en la verdad del “Yo Soy”- lo vuelvo a retomar. De quienes empiezan esto a escuchar ¡sabrán!, ¡tu corazón te lo dirá!, quién es en realidad; quién -no sólo hoy- de Él te empezó a hablar.

He vuelto por ti, así tal cual como te lo prometí. Sólo te pido que lo sientas así; que en tu corazón ¡en esa gran reflexión al haberte elegido!, sigas adelante. Sé cada vez más y más constante, hasta que -sin que cuenta te des- sientas de una buena vez, que es el gran momento para a Él volver; hacia Nuestro Padre tan amado, tal cual como siempre ha sido.

Y ahora; como mi Padre me lo dijo: “Ya es el momento. Empezarás a hablar del Legado”. Cada uno irá sintiendo, de acuerdo a esa preparación. ¡Esa!, la que tú sentiste y en lo que en ti, en ti ha hecho, amado hermano. Pero el gran inicio de todo, será ¡con una gran revelación!

No hay juicio para aquél que -en gran transparencia- ahora todo lo quiere ver; porque lo que sucederá; lo que verá y sentirá, en infinito amor lo tomará y también -cuando tenga que hacerlo- soltará. Eso, Nuestro Padre tan amado te lo hará sentir, ¡te inspirará! y entonces volverás a vivir, como fue en un principio, amado hermano.

¡Ha iniciado un Nuevo Ciclo!, para aquél que -de todo lo banal y de haber vivido ¡tan terrenal!- a ello ha renunciadoPorque -he de decirte- que aún aunque aquí estás, si en tu corazón no hay esa cristalización; no has sentido; no has hecho esa gran purificación -amado hermano- eres tú el que te estás negando a entrar de forma ¡total! a ésta dimensión, a la que yo te vine a invitar: La del amor. ¡El amor universal! El verdadero. El que El -Nuestro Padre tan amado- nos da.

Y aquí estoy, de ésta manera. ¡Observa bien!, porque ya lo dije una vez. Ahora lo repetiré: Lo que traigo no es un mensaje cualquiera. Es ¡la verdad del Padre! La enseñanza del “Yo Soy”, que es eterna y que al sentirla -que no sólo escucharla- te lleva a la gran resurrección, para que luego goces con nosotros en la vida eterna. ¡Esa que tanto has escuchado! ¡Esa!, que Nuestro Padre ¡a cada uno de ustedes! ha entregado y que hoy aquí, que el fractal será mostrado, porque verás que es tan igual, cuando en tu corazón ¡sientes todo ese amor! Es tan igual estar aquí y sentir y vivir ¡la eternidad!

Ahora, que la Nueva Aurora que de manera ¡tan colorida se ha mostrado! ¡Boreal la han llamado!, pero que trae y ha entregado gran energía, que de la Fuente bendita ha llegado, amados hermanos.

Y así es. Ahora ya Nuestro Padre se hace sentir. ¡Así!, porque en el verdadero vivir, estando tú aquí, ¡cuántas cosas se habrán de mostrar! ¡Cuántas!, que -en ti- su acción harán. En tu interior ¡gran movimiento habrá! Siéntelo. Recíbelo con amor, porque viene del Padre tan amado. Viene del “Yo Soy”, ¡tan escuchado!, pero que ahora, ahora, cumpliéndose estará toda profecía. ¡Ya lo verás! ¡Pero en amor! En gran expansión, la unificación que se estará logrando. ¡Aquella que ya ha estado empezando! Primero tal cual como el Padre lo dijo: “La avanzada que hará la Gran Cruzada. Que de mí hablarán. ¡Que nuevamente -en mi nombre- ¡mucho mostrarán!”

Amados hermanos; sólo recuerden que ¡solos no caminarán! Los iremos acompañando, como ha sido ¡en antaño! Ahora nuevamente, ¡en gran acción estaremos compartiendo con cada uno de ustedes!, lo que irás co-creando ¡en el nombre de Él! Tu hermano -aquél que aún dormido ha estado- verá; cuenta se dará que la Luz del Padre te está acompañando, tal cual como sucede en éste momento. Así es. Así es como en ti volverá a suceder.

Yo te pido ¡que muy atento estés!, porque te empezarán a mostrar. Te empezaremos a mostrar, hasta en lo más pequeño, ¡lo que para ti es tan usual! Mi Padre te irá dando ¡señal tras señal! y en ti amado hermano; en ti la respuesta estará, si deseas y quieres continuar; volver a Él. Estar así, tal cual. Como te conoce. ¡Como sabe que eres! Y te dice; te pide; que -lo que te detiene- lo sueltes.

¿Qué es lo que realmente en tu corazón deseas tan vehementemente? ¡Mi Padre lo sabe! Sólo te digo que para El ¡tan transparente eres! y eso que tú quieres -si ha de ayudar- ¡para que tú te puedas liberar!, cumplido estará.

El Padre desea que entiendas ¡que tanto te ama!, que para ti no quiere nada que pudiera hacerte mal. Entonces, entonces amado hermano; hoy, que el camino estamos retomando, yo te pido -en esa gran reflexión- ¡haz un gran balance!, porque lo que sea que hagas de aquí en adelante; lo que pongas en acción ¡y en gran congruencia!, que sea en el sentir, desde lo más profundo de tu corazón. Eso, te acercará o te alejará ¡cada vez más! de la vuelta al hogar.

Tal cual, porque ya lo dijo mi Padre: “Estamos en la recta final. ¡No hay marcha atrás!” Pero si es tu deseo -nuevamente- dejarlo para otra oportunidad, sabes que tu hermana ¡por ti volverá!, tal cual como hoy, que aquí está. ¡Sabes que estas palabras salen del corazón! De ese corazón que te he entregado; porque es mi promesa: Que te llevaré de vuelta a su lado, amado hermano. Mas no olvides que hoy por hoy, en éste gran momento en el que habrá ¡el gran resurgimiento!, he de llevar a aquél que sea su deseo, ya de toda ilusión quererse liberar.

Estas palabras ya no las volverás a escuchar. La hermana que te habla -por voluntad e instrucción de mi Padre tan amado- habré de seguir adelante, tal cual como El lo ha anunciado. Mas el Ser, ¡mi esencia!, siempre te estará acompañando. ¡Sentirás mi presencia!, en aquellos momentos en los cuales ¡todo esto estés recordando!, porque sentirás y sabrás que era verdad. Que -en su nombre y por su voluntad- tu hermana hasta aquí, contigo y de Él te vino a hablar.

Ahora, que sea motivo de un gran regocijo todo lo que habremos de vivir, porque tal cual como El lo dijo: “¡Les hablarás de mí! Le dirás a mi amado hijo ¡todo!, todo lo que he entregado. Lo que está ¡dentro de cada uno de ellos! y que ¡ya es tiempo de utilizarlo!”

Algunos ya han empezado a sentirlo. Otros -sólo te digo, amado hermano- porque sé que lo has pensado: “¿Cómo es que todo esto ha venido a decirnos y qué es lo que nos ha mostrado? El estar compartiendo de una manera tan terrenal, para ir entendiendo qué es lo que en ésta cadena en la que has tenido que reencarnar, no te ha permitido -así te lo digo- volver al hogar”.

¡En ti está!, porque nosotros aquí hemos llegado ¡para hablarte de Él! ¡Y tanto he insistido en lo que te ha entregado! Porque todo y cada uno -de manera especial- lo ha recibido -amado hermano- en esta Era ¡que tanto se quiso anunciar!, para aquél que se ha preparado amorosamente.

El sentirlo y vivirlo, ¡mostrarlo!, se le va a acelerar. Pero en ti está; en cada uno -¡de verdad!- creerlo, en éste gran proceso; porque iremos caminando en unidad. ¿Cuántas veces pregunté?: “¿Quién? ¿De quién era su deseo quererme acompañar?” Pero no es tan sólo el decir: “¡Yo quiero!”, sino que continuamente te tengas y quieras preparar, no sólo tu templo; porque el Ser ¡tan dispuesto está! Si no; si no fuese así; yo te lo digo -amado hermano, amada hermana- no estuvieras aquí. ¡No es casualidad!

Pero -si aún estando- distraído o distraída quieras estar… no te preocupes: Ya vendrá otra oportunidad. El tiempo no existe para Nuestro Padre. Para tu hermana tampoco; porque en gran amor te vino a acompañar.

Ya verás, que palabras no son. Ha llegado el momento de que lo verás en acción. ¡Y no será para convencerte! Eso, déjaselo a aquél que todavía cree en “la suerte”. Lo que viene de Él, de mi Padre, lo habrá de vivir ¡aquél que se muestre firme! para seguir adelante y que siempre -ante cualquier situación- esté ¡tan valiente!, porque de Él -de mi Padre- llegará la guía, ¡la inspiración!, ¡la fortaleza!, que -el que lo reciba- porque la fe tendrá ¡tal fuerza!, que permitirá y abrirá las puertas -no sólo de su corazón- para entonces dejarse llevar -que no por la intuición- sino ¡por la esencia!, que El te entregó cuando te creó.

Ya lo dijo el amado Maestro: “Todo cambiará. Tal cual como es se mostrará. Fuera caretas”. Y en el “Yo Soy”, tu hermana Enriqueta -la terrenal- ¡ya no la verás! Pero en ti está reconocer la verdad y aquél que lo haga; aquél en el cual el temor ¡no detenga! y dé ¡ese gran paso! para trasponer la puerta, lo habremos de recibir en un gran abrazo, amado hermano. Empezarás a vivir en la verdad, aún caminando en tu plano terrenal. Yo te prometo que así será.

En la alegoría, la que empezaste a vivir aquel día, en el que nuevamente Nuestro Padre en gran amor ¡nos volvió a reunir!, toda esa gran emoción, lo digo porque aquí aún se encuentran algunos que vivieron ese inicio y en gran intención cuenta te darás -hermano, hermana- que no hay sacrificio, porque seguirás caminando en ese infinito amor. ¡Eres tú quien romperá ese maleficio!, de haber estado y vivido en la densidad, porque todo ello quedará destruido y la Luz de mi Padre en ti renacerá. Eso es lo que vivirás y ya todo empezará.

Sólo te pido que atento quieras y tengas que estar; tanto en tu interior, porque el verdadero fluido empezará a hacer su acción. Y entonces, tal cual como mi Padre lo ha pedido, tu hermana contigo hablará.

Y habremos de seguir esa preparación, que trunca no estará. Lo que adelante seguirá aquél que sienta y desee verdaderamente volver a mi Padre, te vuelvo a repetir: Lo que viene a continuación es la verdadera acción, la que Nuestro Padre mostrará en aquél que ha hecho esa gran preparación, pero que también esté atento y alerta. ¡Siempre dispuesto!, ¡dispuesta!

Por si no te has dado cuenta; a partir de hoy, ya todo, todo tal cual -como El lo ha indicado- se está mostrando. ¡Ah de aquél que no quiera o no pueda verlo!, porque entonces -hermano- eres tú el que te estás negando a que sea hoy ¡el gran momento!, de haber entendido y llevar a la acción la enseñanza del “Yo Soy”.

Eres tú el que no ha de permitir que tu hermana le hable de ese gran misterio, que estará dejando de existir para aquél que ya haya unido cada hemisferio; porque en la unidad del Padre, la energía -no sólo solar- ¡la fuerza que vendrá a arrasar!, que invadirá ¡a cada uno de ustedes y los pondrá en gran movilidad! 

Yo te digo: Que esto ¡no te vaya a atemorizar! Aquí tu hermana está. Que -en lo que tú sientas confusión- ¡te lo va a aclarar! Que el deseo de mi Padre es que caminen en unión, porque mostrará qué es lo que se logra ¡en gran inspiración!, cómo lo terrenal se torna en la divinidad que El te entrega, rompiendo la ilusión. Eso es lo que cada uno de ustedes, aquél que cada vez ¡con más fuerza! se abrace a la Luz de mi Padre, porque serán ustedes -hermanos- los que mostrarán, compartirán. Que tu hermana -solamente aquí está- para ayudarte a recordar.

Pero -he de decirte- que tal cual, como cabo dimensional, ¡si empiezas a caminar en la recta final!, ¡claro que tu hermana te acompañará! Mas -luego de ello- serán ustedes los que seguirán. ¡Ustedes! mis amados. ¡Ustedes! ¡Pero tan entregados!

Y aquél que lo haga, yo te prometo que podrás verme y sentirme y hablar contigo, cada vez que hagas ¡el Gran Decreto!, de la entrega total a Nuestro Padre. Ahí, en ese instante me sentirás, porque entonces sabrás quién es tu hermana, que te vino a acompañar.


Nota 1.- En mi conteo son 46, estando listados en el anexo adjunto.


Enero 13, 2016
Saint Germain.

Y prestando éste cuerpo, mi hermana ¡para ustedes! Amados. ¡Amados! Aquellos que han estado tan entregados.

En estos días realmente, cómo nos ha favorecido que ustedes lo sintieran ¡tan fuertemente! Que hayan elevado. Que en gran expansión a sus hermanos hayan entregado ¡tanto amor!

Tu hermano ¡Saint Germain! les agradece. Y pudiera decirles que del Padre tienen -no sólo su bendición- la gran promesa que se ha de cumplir, porque -de los que están aquí- en su mayoría llevarán a cabo ¡una gran misión! y nosotros los habremos de acompañar en ese caminar, en el cual amados, todo lo que vivirán será -que no sólo especial- sino en la verdad; en la verdad de la verdad.

¡Tanto han esperado por ello! Pues quiero decirles que el gran momento de la acción, ¡en gran fruición!, no sólo su hermano habrá de acompañarles. Si ustedes pudieran ver en los ojos de la verdad, quiénes somos los que -con infinito amor- los hemos venido a rodear, en éste gran círculo de amor. ¡Sientan realmente la gran energía que les entregamos! ¡Viene directamente de la Fuente!

¡Sí! También a ti hermana, que lo ves todo con gran displicencia y piensas ¡uhm! ¿Esto vine a escuchar con gran paciencia? ¡Ay de ti!, si en tu corazón no permites sentir lo que nosotros te entregamos con infinito amor; porque entonces… ¡ya nos encontraremos! en otra ocasión.

Ya se los habíamos dicho ¡y no me cansaré de repetirlo!: Cada uno de ustedes ejerciendo en gran libertad, ese derecho que Nuestro Padre les quiso entregar, de elegir qué es lo que quieres tomar o lo que quieres soltar. Nosotros -lo que hacemos- es hablarte del infinito amor de El. ¡Sólo de ello!

¡Ay hermano! Y aún así, ¡dense cuenta cuánta distracción! (Tres veces sonó un celular). Pero nosotros realmente tenemos -en el amor- esa paciencia, porque -lo que Nuestro Padre te da- es la eternidad. Y eso es lo que también he de decirte; que nosotros tenemos -para de El venirte a hablar- ¡toda una eternidad! Por eso -amados- aquí estoy nuevamente.

¡Y escuchen bien! -que no con la mente- sino con el corazón, porque esto que estuvieron viendo ya -amados- irá cambiando. Ya no será de ésta manera. ¡Recuerden que se les dijo! Pues entonces, cuenta se darán lo que es realmente una quimera y lo que en la verdad ¡que El -Nuestro Padre- te quiere entregar!, te hemos venido a ofrecer.

¿Quién de ustedes con el corazón lo quiere tomar?, porque -de hoy en adelante- ya la acción, la lección que les voy a aplicar es muy distinta, amado hermano. ¡Ahí es donde tú vas a mostrar!, si realmente de lo que escuchaste -no que hayas entendido- sino ¡qué es lo que tomaste!, para tu vuelta al hogar. ¡Ese hogar que esperándote está! y que nosotros -en gran amor- te queremos llevar. ¡El camino mostrarte y acompañarte! y -en el trayecto- de ello hablarte; compartirte cómo nosotros pudimos lograrlo. ¿Recuerdas?

Y algunos dicen: “De tanto escucharlo, ¡realmente ya quiero saber de qué manera!” Amado hermano, también date cuenta ¡qué es lo que tienes que soltar! ¡Eso! Lo que has estado ¡tan aferrado! Que mira -aún hoy- te ofrezco mi Llama Violeta, para que -en gran transmutación- aquél que -aunque sea un rezago- ¡lo sueltes!

Mi deseo es que sigas caminando en gran purificación, porque sólo de ésta manera te permitirás ir escuchando -y a la acción llevarlo- lo que no sólo yo, sino mi hermano, ¡que tanto han recordado! y que déjenme decirles: ¡Gran sorpresa les ha preparado! en infinito amor. Así como nosotros, en esa unión -para ustedes- ¡tantas cosas tenemos!

Es nuestro deseo que con ustedes logremos que -en unidad- ¡lo puedan lograr! ¡Sé que lo harán! Amados; vean de qué manera les hablo y esto es sólo el inicio de todo lo que viene, en el nombre de Nuestro Padre tan amado.

¡Y no olviden! ¡Mucho hay que preparar! El templo que ustedes han ocupado, sé que lo purificarán a tal grado; porque lo que yo les he ofrecido -de aquí en adelante- se verá cumplido. ¡Amados! En cada uno de ustedes está el seguir, el hacer, ¡primero en ti!, primero en ti, para -a Nuestro Padre- volver.

Y en ésta dimensión en la cual nosotros nos encontramos, ¡llevaremos muchas cosas a la acción!, porque con toda la energía -tal cual como les dijo la hermana un día- que se está moviendo, ¡que no se está empalmando!, sino aquél que lo esté logrando, a la par sentirá, vivirá, ¿y qué creen? Nos verá. ¡Claro que sí! ¡Eso es lo que sucederá! Ya la hermana preparada está y sabe quiénes de ustedes nos acompañarán.

Amados, ¡aquí estamos! ¡Pueden lograrlo!, en infinito amor. Por eso su hermano les ofrece ¡la Llama Violeta de la gran transmutación!, para ustedes y en ustedes. ¡Hagan la expansión!, porque verán todo lo que sucederá en éste planeta, porque el amor se elevará ¡tan fuertemente!, que sus cimientos sacudirá -amados hermanos- y el Gran Proyecto entonces, entonces, ya se mostrará ¡tal cual!

Amados: ¿Preparados? La lección en el amor ¡ha empezado!, para ustedes; ¡aquellos que caminarán en unión con la hermana!, que ya se está mostrando.

¡El gran regreso!, en la verdad; porque la ilusión se romperá.



Enero 13, 2016
Sananda.

Y también -como todo aquél que me ha acompañado- yo estaré contigo, amado hermano.

No será como algunos han pensado; que producto de la imaginación. Eso, quedará en el pasado.

Ahora, tal cual como mi Padre lo ha dicho: Tú estarás en mí y el “Yo Soy” en ti actuará; la Conciencia del Cristo para empezar.

Y en el camino, todo aquél que se unirá, ¡bendito hermano!, el “Yo Soy” -¡mi Padre!- contigo irá.

Mas aquí -tu hermano- ¡éste que te habla!, en ti hará -desde el corazón- la acción en el fluido; aquél que en ti estaba dormido.

El gran momento está sucediendo. Algunos dirán: “Grandes cambios estamos viviendo”, pero tú, tú sabrás que -a través del velo- tus pasos empezarán y el sendero del amor, del camino, tu hermano te mostrará; que en la verdad y la vida ¡eterna!, que mi Padre te da.

Yo soy quien también te acompañará, amado hermano y mucho de ello te he de hablar. ¡Así será!

Recibe ¡en gran alegría, toda la energía!, del corazón que te ofrezco.

Que yo soy ¡Sananda!, tu hermano.



Enero 13, 2016
Ketta/Aleshia (2).

Ya será.

Departiendo cada momento, ustedes verán lo que irá sucediendo. Sobretodo en la transformación de lo que -en el exterior- porque así será, ¡evento tras evento!

Algunos, al ver y sentir lo que van a vivir, yo te quiero pedir -amado hermano- que no desmayes; que la fuerza y la fortaleza en el amor ¡siempre en ti esté! ¡Que te acompañe!, porque es que en esos instantes estarás viviendo, será también -en gran parte- por las dudas, que en algunos momentos van a acompañarte.

Pero -al reaccionar y saber- recordar ¡esto! que estás escuchando; entonces nuevamente fortalecer en el sentir; el abandonarte a Nuestro Padre ¡y que todo lo que pueda venir, dejárselo a Él!, en sus manos, porque el plan que para ti ya tiene preparado es en gran abundancia; en infinito amor.

Y tú precisamente lo estarás mostrando; que cuando te acompaña -si tú quieres llamarle- ¡esa fe!, que todo al dejarle, cuando tú sientas que no puedas más; pero entonces cuenta te darás que ahí, ¡en ese instante!, ¡en ti renace! y empiezas a sentir esa gran fuerza ¡que vuelve a impulsarte! para seguir adelante; ¡con esa certeza! de que todo estará bien, porque -lo que viene de El- es en amor y ¡nada! que hasta ti llegue ¡y nada! de lo que se presente, puede mover lo que El -a ti- ya te mostró; lo que a ti ya te entregó.

No hay imposibles para aquél que permite que -a través de él- se muestreQue en infinito amor, el poder del “Yo Soy” ¡todo!, todo lo que tú hagas; todo lo que tú sientas y -por consecuencia- lo que pienses y lo que a la acción lleves, atraerá -en gran energía- lo que para otros imposible pudiera ser.

Eso -amado hermano- ¡tú lo podrás mover!, dejando y entendiendo que sea el Padre tan amado el que -a través tuyo- lo esté moviendo. Así ha empezado a suceder ¡y así seguirá! ¿No lo crees?, porque a través tuyo mostrará, que realmente lo que aquí veniste a escuchar, eres parte muy importante de esa Gran Avanzada, que llevará como estandarte el gran amor de Nuestro Padre.

No lo olvides. Que tu corazón siempre lo tenga presente. Que renazca, ¡reavive!, lo que antes -en ti- estuvo ausente, pero que ahora cada vez ¡más y más! crece.

¡Lo sé!, porque aquí estás; porque has venido a escuchar. Y en el sentir, aún cuando tú pienses que -luego de aquí- te vas a descansar; ¡permite que mi Padre y que nosotros también! -en ti- ayudemos a que sueltes aquello que no había permitido que escucharas ¡y que abrieras nuevamente todos esos sentidos!, que a la acción te habrán de llevar, para empezar la Gran Revolución. Tal cual como lo ha dicho el Gran Maestro: ¡Saint Germain! y nuestro amado, ¡amadísimo Maestro Sananda!, que lo dijo una vez: “He de volver”.

El tiempo, el tiempo es hoy, en el tiempo del no-tiempo, en el cual -al caminar- como esa gran promesa que les quiso dejar: “Yo soy el camino y la verdad. La vida eterna de mi Padre nuevamente la tendrán”.

Amados hermanos; eso es lo que -al compartir nuevamente aquí- les recordamos. Que yo soy su hermana; su hermana que los ama.

Gracias por escuchar. Y no olviden: De hoy en adelante ¡todo distinto será! ¡Ya lo verán!, en infinito amor. En el nombre de mi Padre un gran abrazo les doy.

¡Gracias! ¡Gracias!


Ahora, cada uno de ustedes -al irse a descansar- nuevamente les pido: Permitan que mis amados maestros y su hermana les puedan ayudar. ¿A qué? ¡Ya lo sabrán! Gracias.


Les agradezco que sigan tan constantes y fieles.

Con el corazón, mi Padre ha visto ¡todo! lo que cada uno de ustedes ha hecho y ha llevado a la acción. Verán que en vano no ha sido, porque todo lo que se ha fortalecido, ahora, ahora, cuando se empiece a ver y se empiece a saber que -en la gran recolección- ¿quiénes serán los que lo vivirán?

¡Gracias hermanos! ¡Gracias!

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