Febrero 10, 2016
Ketta/Aleshia (1).
Ketta/Aleshia (1).
Hoy -de manera
especial- se me ha pedido con ustedes hablar, atreviéndome -hermanos- a pasar
por alto lo que ustedes y yo con infinito amor, con cada uno hago; no
saludarlos directamente. Pero saben que están en mi corazón y que lo que hoy
está sucediendo así, es porque tengo la instrucción de iniciar inmediato y
directamente.
Aquél que a pesar de
escuchar, aunque pueda comentar que siente inmediatamente lo que de Nuestro
Padre -como en éste instante- le pide a tu hermana: ¡Comparte! No importa -hermano,
hermana- para El ¡no hay nada escondido!
y aún para tu hermana; porque ya empezó en esa vibración ¡a elevar ese fluido!
Y te lo digo de corazón.
Ya lo dijo mi amado Maestro
por tanto tiempo: “Llegará el momento en
el cual tú cuenta te darás, que lo que hay en tu corazón para El ya no será un
secreto”. ¡Y es verdad! Déjame decirte que -aún a pesar de lo que tú
pudieras expresar- lo que realmente siento es la vibración que hay en tu
corazón.
Y también quiero
decirte; para mi Padre y para mí, no importa lo que tú quisieras decir. Estoy
aquí con los brazos abiertos, porque su petición ha sido y tu hermana -de
tiempo en tiempo- lo ha cumplido: ¡Estoy
con ustedes hermanos!, porque están intentando -en esa preparación- dejar de
ser humanos. ¡Eso es lo que -en la “Ley de atracción”- nos ha atraído hacia
ustedes! ¡No hay otro motivo! Y sintiéndolo así fuertemente, de entre todos
ustedes, hay quien lo ha sentido y lo ha
pedido tan vehementemente. ¡Eso es! lo que para nosotros tiene el verdadero
valor.
¡Ay de
aquél!, que a pesar de escuchar -si así lo quieres llamar- porque no es lo
mismo oír; mas luego -después de ello- volver la espalda y seguir con todo lo
terrenal. No es así como mi Padre te necesita. ¡No es así!
Pero -a pesar de
todo- que vuelvas a Él te invita y te pide que sientas la fuerza. Que toda su
energía te traigo -por su voluntad- y el infinito amor que El nos da. Todo
aquello que ya es el tiempo en el que también
te lo voy a mostrar.
Pero será a aquél, a
aquella, ¡que realmente ha estado deseando y a la par se está preparando! para
vivir y sentir -aún aquí- todo, todo lo que El, ¡tú se lo has dicho!: “Ya deseo
tener y compartir toda esa riqueza”, pero que -desde el interior- es desde donde todo empieza; en el amor, en el
perdón.
Yo te digo -hermano,
hermana- si realmente es tu deseo dejar
de ser humana, entrégate plena y totalmente. ¡Hazlo fielmente!, que mi Padre -que
todo lo ve ¡y lo que hay en ti lo siente! Es el momento sagrado. ¡Siéntelo así!,
porque -si es tu deseo- volverás a su lado.
Que no
sea solamente en la emoción. ¡Que exista en ti una motivación!, porque aquí en
lo terrenal -a su encuentro- tu hermana te va a llevar. ¡Que no sea eso!,
porque entonces -¡tal cual como ha sucedido en otras ocasiones!- luego de ello ¡la
espalda le vuelves a dar! No es eso lo que El necesita.
Por eso tu hermana
te invita ¡y ten por seguro!, que con los brazos abiertos -¡así como hoy aquí!-
siempre se te ha de recibir. Pero escucha su voz, que te dice y te clama: “¡Vuelve a mí! ¡Que sea eterna de amor la
llama! ¡Esa que Yo te di! ¡Que vibre en ti! No quiero tan sólo palabras; deseo
que en ti se mueva ¡fuertemente de amor la llama! ¡Esa!, que en ti encendí. ¡Esa!,
cuando al todo crearlo, la chispa de vida de mi hijo tan amado: ¡Tú que te
haces llamar “humano”! Deseo tanto que vuelvas a mi lado”.
Date cuenta; siente
en tu corazón. ¡No busques! ¡No te justifiques! ¡No pienses en alguna razón! Sólo
siente, ¡siente su infinito amor! ¿Cuántas
veces te hemos de repetir?, que -de todo lo que tú has hecho- El no te ha
juzgado. ¡Nunca te juzgó!
Ahora, en éste
momento por ustedes ¡por tanto tiempo deseado!, que tanto han buscado; siéntanlo
así hermanos: Es la gran oportunidad
para volver a su lado. Aún caminando aquí, déjate llevar por todo lo que El
te entrega; por lo que El te da.
Y tú te preguntarás:
“¿Por qué éstas palabras?” Sabes -hermana, hermano- el por qué de ellas. Que
aquí -quien te está compartiendo- lo hago con el infinito amor y recibiendo de mi
Padre tan amado la instrucción. Hoy -de manera especial- ¡claro que sí!, todos ustedes -los que aquí se encuentran- ¡invitados
están!
¡Pero he de decirte!
-y no me cansaré de repetirte- que aquél que acuda y que con el corazón ¡no sólo
en su preparación!, sino también al hacer directamente ¡así como lo haces! en
tu día con día, esa conexión y hablas y le pides; yo te digo -amado hermano- también es el gran momento de agradecer
todo lo que El te ha entregado. ¡Aquello
que no has utilizado!, porque -si así fuera- en ti no hubiera ya ninguna
emoción, que hay momentos en que -de El- te quiere alejar.
¡Ah!, si tú
sintieras -como en éste instante- que lo que viene de mi Padre, le pido que -de
todo ello- que invada en mi cuerpo; haga una extensión y hasta ustedes llegue
ésta gran vibración, que es sólo su infinito amor, que viene de El. Porque no
pienses que es tu hermana la que lo creó. ¡No! ¡Soy parte de El! ¡Y así como me entregué!, le pido y permito, para que
tú veas y sientas, que cuando a Él te entregas, ¡nada de lo que se ha dicho y
has escuchado es un mito! Todo es, siempre ha sido y vuelve a ser.
¿Quién lo ha
conocido? ¡Aquél que con el corazón lo ha vivido! Amado hermano, date cuenta: ¡Ya
no es humano! y si tú piensas que por azares del destino camina entre ti, entre
ustedes y se cruza contigo, ¡no es así! Es porque se cumple el Plan Divino; porque aquél que ha desafiado vencer ¡todo lo
terrenal! y llegar hasta El lo ha logrado, también -con el mismo e infinito amor-
cuando El se lo ha pedido; aquí vuelve y comparte contigo. Mas -al hacerlo- ¡no
busca el reconocimiento tan falso!, que sólo vive en aquél que ha elegido y
quiere tener -del conocimiento- ¡todo el saber! y mostrarle al hermano que es
mucho más que él.
¡Eso!, eso no es de
mi Padre; porque lo que El te ha
entregado es ¡ese fuego que arde!, ¡pero que no quema! Que desde tu interior
hace en ti ¡esa gran purificación! y entonces, llega por consecuencia ¡la gran inspiración!
Y si tú lo quieres ver así, entonces escucha cómo te hablan con gran elocuencia,
pero que sólo lo dicta el infinito amor. Ese que es eterno y que viene del “Yo Soy”.
¡Cómo deseo!, que en
cada uno de ustedes -de verdad- no sólo en éste instante, que están aquí para
escuchar, sino que siempre lleven ahí -en lo profundo- donde se encuentra lo
que El te entregó, cuando ¡a cada uno de ustedes creó! Que permitas ¡y sientas!
cómo cada vez, ¡con toda esa fuerza!, que es la que viene de El; en tu caminar ¡con
esa certeza!, muestres ¡que nada te
mueve! Que sólo lo que viene de El, eso es lo que en ti ¡más y más crece!,
porque eso te estará mostrando el camino. ¡No
necesitas -amado hermano- nada más de lo humano!
Y tú pudieras pensar:
“Pero si aquí me encuentro y cada vez ¡hay tanto y tanto! que escucho; esa indicación a verlo y vivirlo todo en
amor”. Mas yo te digo: ¡Primero escucha tu corazón! ¡Ahí desde el interior!,
porque ahí es donde te habla mi Padre. ¡Ahí es donde siempre y eternamente ha
decidido acompañarte!
No es
necesario que intentes o quieras convencer, a aquél o aquélla, que es su
decisión si quiere creer. Es como hoy, como en éste instante; ¿qué es lo que te
dice el corazón al hablarte? Tu hermana sólo te habla de lo que siente; ¡de
todo aquello que mi Padre al entregarme!, me ha dicho: “¡Ya es el momento, de
que de todo esto -a tu hermano- empieces a hablarle!”
Ya no será necesario
que vean y que piensen como en un principio; que al verte dijeran: “En esa conexión ¡está canalizando!” Amado
hermano, eso -en tu hermana- ya terminó. Te lo dijo mi Padre: “Ahora verán
realmente a quien a mí se entregó”. Y así, amorosamente, ¡eternamente!, El vive
en mí.
Y por eso estoy aquí;
para contigo compartir. Aún ¡mi templo
se encuentra en esa transición!, como ustedes quieran llamarle; tal vez “transfiguración”,
paso a paso -al ustedes hablarles- porque eso es lo que habrán de vivir.
Y yo te pregunto
hermano; de ustedes, los que están aquí: ¿Quién realmente escuchó? ¿Quién ha
dicho que ya lo vivió? Mas no se trata de quién ha quedado rezagado o quién -de
todo esto- ya se adelantó. No amado hermano. Lo importante es: ¿Quién lo está
sintiendo? ¡realmente!, ¡profundamente! en su corazón. Eso es lo que tú -al
tener la llave- y empezar a utilizar todo lo que mi Padre te ha querido
entregar.
Tu hermana aquí se
encuentra no sólo para de esto hablar. En la preparación; hablemos de que fue
solamente “la introducción”, algunos ya
han dicho: “Ya me siento totalmente listo”. Mi Padre te dice: “Ya lo mostrarás”.
Amado hermano, ya se verá; porque no sólo tus palabras: En acción lo mostrarás.
Todos los que aquí
nos hemos reunido, sé que -en su mayoría- lo hacen con gran alegría; con esa
gran motivación que les lleva al pensar y saber que habrá una gran reunión. Quiero
decirte hermano: ¡Sí! Sí estás invitado.
Pero serás tú y sólo tú el que ha de decidir, de que -todo lo que se va a mostrar
y entregar- lo quieres recibir.
¡Cuánto deseo que
todos ustedes lograrlo lo hicieran!, porque entonces, entonces ustedes, al
mostrarle a mi Padre que todo esto, de lo que tu hermana ha venido a hablarte, lo
has escuchado y en tu corazón ¡no sólo lo has guardado!, sino que a la acción también lo has llevado.
¡Eso
es parte muy importante del Proyecto Shirón! Cada uno de ustedes ¡son!, ¡serán!,
¡siempre han sido! ¡ya lo verán! quienes a todos nosotros -que con ustedes
hemos compartido- nos ha movido, por esa vibración que han intentado elevar.
Es que, escucha lo
que te digo: ¡No! ¡No es mentira! lo que has venido a escuchar; todo lo que mis
Maestros -mis amados hermanos- en grandes momentos te han compartido; ¡también
te han mostrado! Sucede que tú amado
hermano -luego de vivirlo- ¡todo lo hechas al olvido! y buscas dónde -luego- ¡suceda
algo que llame tu atención!
Mira; cuando
realmente deseas ¡de corazón! no sólo escuchar, sino vivir la enseñanza del “Yo
Soy”, que es ¡eterna! ¡Esa!, que Nuestro Padre te entregó; mientras tú permanezcas inamovible ¡y sientas la fuerza que El te da!, ¡para
que -todo lo que venga del exterior- ante ello tú te muestres así!: ¡Firme! ¡Fuerte!
¡A todo resistente!
Y
pudieras decir: “Es fácil, al todo esto oír”. Pero ¿es que aún no te has dado
cuenta?, que por mucho ¡y más fuerte que sea la tormenta!, ¡estás ahí! Aún en
aquellos momentos en los cuales sientes y dices: “¡Padre; esto no lo voy a
resistir!” Yo te digo: ¡Entrégalo todo! ¡Hasta esa debilidad que tú crees que
en ti está! Entonces ¡lo que tú llamas “milagro”! en ti mismo se va a mostrar; porque
si no, si no lo vivieras así ¿de qué manera entonces -a tu hermano- luego, le
podrías compartir?
Recuerda que por
experiencia propia, sabiendo que todo aquello que estuviste sintiendo, su infinito amor -porque tú así se lo has
permitido- de ti ¡todo lo arrancó! y al separarte de todo aquello -¡que
inclusive a tu cuerpo enfermó!- ahora, preparado estás para -con conocimiento
de causa- del infinito amor de Nuestro Padre y de lo que ha hecho en ti; a tu
hermano hablar.
¿Sabes por qué tu
hermana esto te ha querido compartir? Porque luego comienzas a vivir estos
momentos, que no es necesario que a tu hermana le quieras hablar. Por voluntad
de mi Padre sé y has hecho sentir lo que hay en ti. Sólo te digo -hermano, hermana- ¡no te engañes!, porque a Él ¡nunca lo
has hecho! y a tu hermana ¡tampoco lo harás! Sólo siente y escucha. Mi Padre te abraza. Y para hacértelo saber ¡y
mostrarte lo que viene de El! y hablarte de todo aquello ¡que no sólo va a
maravillarte!, aquí está.
El
tiempo; ese que ustedes tanto precisan y les preocupa, para que escuchen así -en
gran coloquio amoroso- terminando está. Mi Padre me llevará; porque también
otros hermanos ¡tanto están necesitando y ávidos están de escuchar! y de ver ¡todo
lo que viene de El!
Lo que ha sucedido,
sólo llevaba un motivo; aquellos que -en
la preparación- han pedido y lo han hecho de corazón: ¡Ya no querer volver a
vivir más otra reencarnación! Le han pedido a mi Padre vivir ya en lo eterno. Es
por eso que nos envió nuevamente. ¡Era Dorada que será tan reluciente!
Como antes, ahora tu
hermana viene a compartir y a decirte: ¡Estoy aquí! Yo sé que algunos no lo creen. Hermano; tu momento para dejar todo
lo humano es ahora. Es aquí, en éste tiempo. Pero yo te digo; si aún te
encuentras para sentirlo y vivirlo ¡tan distraído!, no es casualidad que esto
hayas venido a escuchar. Ya lo dijo mi amado Maestro: “Nos volveremos a
encontrar” y con infinito amor -tu hermana- llegado el momento, el instante, ¡te
volverá a abrazar!
Ahora, necesario es
que aquél que dispuesto esté -amado hermano- la gran revelación te está esperando; tal cual como ya se anunció. Una y otra cosa has escuchado ¡y precisamente
por ese afán de seguir buscando!, tan confundido has seguido y es tu decisión
si quieres seguirlo estando.
Mi Padre lo ha dicho:
“No importa el tiempo que quiera ocupar
mi amado hijo para volver a mí. ¡Sé que lo hará!” Porque nosotros también,
con infinito amor -si de mi Padre es su voluntad- hemos de volver, para
hablarte de El.
De tiempo en tiempo
así ha sucedido. Muchos -aunque pidieron
estar y escuchar- no lo han creído, pero aquellos que con el corazón lo han
sentido; ¡ha llegado el momento! ¡Haremos una gran interacción!
La
avanzada ¡ya se formó! Pronto verán quién realmente ¡todo resistió!
Febrero 10, 2016
Padre.
Y no pienses -amado
hijo- que ella te mintió; porque contigo se encuentra ¡y lo hace de corazón!
Te dice que porque
es del “Yo Soy” -porque “Yo Soy”- la instrucción; mas ¡tú verás quién contigo ha estado! Y de todo lo que has escuchado, ahora ¡es el tiempo! Lo verás en acción.
Mas, he
pedido que aquellos de mis hijos que se dicen estar “¡tan entregados!”,
escuchen ya la verdad de la verdad ¡y todo el Legado! Por eso ¡he hecho ya el
Gran Llamado!
Y es
verdad: ¡Ante mí estarás!, porque el Gran Portal, aquí -en tu plano- ¡se
mostrará! Y al abrirse recibirá, a aquél de mis hijos ¡que de corazón acudirá!
Esperando por tu
estoy, ¡amado hijo!
Que “¡Yo Soy el que
Yo Soy!”
Febrero 10, 2016
Ketta/Aleshia (2).
Y sin otra
pretensión, que sólo llevar a cabo el cumplimiento de la misión. No hay -amado hermano- nada que detenga. Tú
lo verás. Aquél que así -en infinito amor- lo pretenda, no sufrirá ningún
menoscabo. ¡Nada! Nada obstaculizará lo que -de mi Padre- es su voluntad.
Es por eso que
vuelvo a repetirte; ¡ya no hables de “destino”!
Abandónate a mi Padre, para que se cumpla en ti su Plan Divino.
Entonces, cuenta te
darás… y hay algo -amada hermana- que te he de aclarar; si tú has pensado: “¡A Él
me he entregado! Y entonces ¿por qué esto que estoy viviendo? El “¿por qué?” de
tanto sufrimiento.” Déjame decirte que -de
ti- toda la inarmonía está retirando ¡en esa Catarsis Divina! ¡Siéntelo así!
¡Créelo así!, porque es verdad. Te lo vuelvo a decir; todo para ti ¡se empezará a aclarar!
Sucede que aquellos
que tan cerca de ti, antes de todo ello querían estar. Pero amada hermana,
amado hermano, si lo que pretendían era detener y bloquear tu camino para a Él
llegar; date cuenta que cuando tú le has hablado con el corazón ¡esa es su
respuesta y te dice!: “Hijo tan amado;
cuando tú empiezas a elevar tu vibración, todo lo que en ti resuene, eso es en
lo que tú habrás de caminar; ¡en esa unión!, en infinito amor y escuchando la
enseñanza del “Yo Soy”.”
¡Siéntelo así! Vívelo
así. ¡Ya no pienses! ¡No razones!,
porque -el hacerlo- ¡te ha detenido aquí por tantos eones! Ahora ¡es tu gran
momento! Vive plenamente el resurgimiento. ¡Permite que tu Ser se una a ti!,
porque todo lo que emite es la pureza, la cristalización de lo que tú eres, al
vivir ¡esa gran y eterna unión!, porque así será.
Luego de ello, ¡nada!
de lo que aquí pretenda cruzar en tu camino -ya lo dijo el amado Maestro- Nuestro
Padre es su voluntad: ¡Nada te tocará un
sólo cabello! Pero no permitas que la duda llegue en ese instante. ¡Reacciona y
pide! Llama a Nuestro Padre. Que en ti -desde tu interior- sólo sientas y vivas
tal cual, lo que El es; recordando la enseñanza del “Yo Soy”.
Amado hermano; ¡cuántas
cosas ya se te han entregado! ¡Cuántas cosas! -si “oraciones” les quieres
llamar y luego ¡decretos! que has hecho ¡con
tal intensidad! Pero ahí el valor ¡total! lo tiene cuando -de corazón- ¡cada
uno de ustedes hace su petición!
¡Eso
es lo que mi Padre te pide! ¡Eso es lo que
desea escuchar de su hijo!; aquél que ¡tiempo ha! -para experimentar- de El se
quiso retirar, con la promesa de volver ¡a Él!, a la eternidad.
¡Y mira! Nuevamente
te digo: Por eso tu hermana aquí está.
Que yo
soy ¡Aleshia! En el nombre de mi Padre, aquí, hoy, en éste tiempo, me he hecho
llamar -que no Enriqueta- ¡ya no más!
Febrero 10, 2016
Maestro desconocido.
Entonces, aún
necesario es, porque lo que ustedes quieren y están esperando ver; que hable
como lo he empezado a hacer.
Algunos se han
preguntado: “¿Quién es?, que ahora con nosotros ha hablado.” Nuevamente te digo
hermano: ¿A qué tanto afán?, porque luego de esto, resulta que réplicas hay. Y
no es ello lo que nosotros queremos.
El
deseo es que tal cual como ha sido, como ha sucedido; que el tiempo que nos has
concedido, a reflexionar también -de todo esto- quieras hacerlo, hermano querido. De
hoy en adelante -al ser tu visitante- de ti depende; recuerden que todo esto
quieras escucharle.
Mira; la finalidad
es que -aquél que se ha querido preparar- porque ya lo dijo “Aquél que todo lo
puede” ¡y es verdad!: “Caminan en la
recta final”. Y lo hace aquél que -de corazón- se ha querido preparar.
Y algunos se han
preguntado: “¿Eso es así? ¿Así de simple
y sencillo la preparación?” Pues ¿qué es lo que tú has buscado?, porque has estado en ésta ilusión ¡tan entrampado!
y te han hecho creer que -cuanto más conocimiento- la verdad, en aquél que de ello
te quiera hablar, ¡está!
Yo te digo:
¡Es el corazón! Cuando tú dejas que empiece a escuchar; el que la respuesta te
dará ¡a toda lección! y entonces sentirás ¡dónde se encuentra la verdad! ¡Esta
que te traemos!, nuevamente.
¡Porque sí
volveremos!, pero -en tu tiempo- ¿has hecho la cuenta? ¿Cuánto tiempo se ha llevado para que -lo que tu llamas “tu planeta”-
nuevamente esté posicionado en la gran energía y vibración ¡que tú has
escuchado que viene de Alción! Yo diría: Más allá. ¡Y está! ¡Es directo! ¡Y
también tú escucharás y cuenta te darás!, no importa el idioma que hables; así
sea en dialecto. El lenguaje universal, ¡ese, que es eterno! y que has vuelto a
escuchar, es el que -en tu corazón- resonará. ¡Ya lo verás!
¡Dense cuenta!, cómo
el cuerpo aún necesita elevar esa vibración; porque al estar y con nosotros
hacer la conexión, ¡cómo hemos deseado que todo lo que traemos ya entregarlo! Verán
ustedes quién realmente está preparado, para sentirlo y recibirlo, que aún hoy
aquí, con todo lo que les hemos traído… ¡Cuánto movimiento! (Múltiples personas
salían a los sanitarios). Nosotros sabemos por qué ha sido.
Es verdad lo que la
hermana -al contigo hablar- te dijo: “¡Y
también escucharás “La Ciencia de la palabra hablada” la vivirás!” ¡Qué
sutil ha resultado!, porque nadie de ello ha hablado. ¿Quién lo ha sentido? ¿Quién
realmente?, realmente… y eso -que alerta
estés- te lo han pedido y dices: “¡Así! ¡Así he estado! En completa atención todo
lo he escuchado”. ¡Yo te diré que no! Aquél que dice que “entra en conexión” y
se evade. Mas si es tu deseo entregarte a Él de corazón; para ello nosotros
aquí estamos; para que -con gran alegría- ¡vuelvas al Padre!
Les
habremos de mostrar lo que es la verdadera preparación. ¡Ni siquiera te puedes
imaginar!
¡Y mira!, que muchos han dado en pensar: “El tiempo en el que -al que llaman
“El Gran Maestro”- de el nada se escuchó hablar”. Hermano; todo lo que viene de
El, ¡del Padre tan amado!, lo único que
te pide a ti, es que te entregues; ¡te abandones completamente!, porque
entonces llegará quien -a cada uno- completará ¡y te moldeará!, para que luego
comiences a brillar.
¡Ahí
es donde han querido hablar de la “iluminación”! Imposible no es. ¿Difícil para
ustedes?, así lo han querido creer. Pero en la verdad, en la eterna, en la que
El entrega -nuevamente aquí- se los vamos a mostrar.
Mientras tanto, yo
les digo; así como hoy, lo que en su mayoría han sentido, es lo que nosotros
hemos entregado: ¡Esa energía! Porque entonces tú sabrás quién -a través de la hermana- y que es para aquél que así lo
ha querido sentir; ¡la única y total guía!, que viene de El.
Y esos cambios, que
algunos empezarán a sentir, será en la preparación. La hermana ya tiene la
instrucción. Ya lo dijo al inicio de la conversación: “Al Padre ¡no lo habrás de engañar! Nunca ha sucedido ¡ni sucederá!” Nosotros
vemos lo que hay en tu corazón y es entonces que -para compartir- se recibe la
instrucción.
Ahora, sólo te digo:
Sigue en tu preparación -hermano querido- que nosotros esperando estamos, para
que llegue el gran momento en que los recibamos.
Febrero 10, 2016
Saint Germain.
¡Amados! ¡Amadísimos
hermanos! ¡Cuánto movimiento hay en cada uno de ustedes! ¡Nosotros lo sabemos!,
¡qué es lo que está sucediendo!
¡Así es! Estamos
procediendo. Aquél que de corazón quiera acompañarnos, pues tiene -diría la
hermana-: “Hermano, tendrás que
aguantarte a vivir lo que en ti suceda, ¡porque eso va a liberarte!”
¡Pregúntate!
¡Pregúntate!, por qué todo ello. Qué es lo que te has guardado ¡con tanto celo!
y sabes que para ti no es bueno. ¡Suéltalo! ¡Aquí está tu hermano! ¡Yo lo
recibo y me lo llevo! ¡He de transmutarlo!, que para eso tengo la Alquimia que
mi Padre me entregó. ¡Tan divina! Aquella de la esencia. ¡Es una maravilla! ¡Hazlo!,
hermano, hermana, que para eso estoy aquí.
Si
quieres ya dejar la forma humana, entrégamelo a mí. Aquello que tanta
tribulación en ti ha causado y que hay una conmoción dentro de ti. ¡No es
necesario que de ello hagas alusión! Permíteme que lo traiga y me lo lleve en
una gran transmutación. ¡Necesario es!, por y para tu preparación.
Habrá una
gran aleación,
que nosotros estaremos entregando para aquél hermano, hermana, que recibirá -de
Nuestro Padre- el gran regalo.
Y miren; podría
muchas cosas más decirles. Nosotros estamos viendo -de verdad- ¡si ustedes vieran
cómo nos tienen!, observando lo que cada uno de ustedes -no sólo está pensado-
lo que han llevado a la acción y Nuestro Padre tan amado.
Hermanos; que en ti
sea ese deseo, que al fluir ¡ya sea eterno!, porque entonces ¡así como me estás
escuchando aquí!, ¡no sólo a mí! Mira; en gran acción estaremos compartiendo. ¡Tú
verás adónde te estaremos llevando! y la hermana… los estará guiando. Que miren
que -aunque no lo crean- se está preparando. ¡Claro que la hemos estado
llevando!
Y qué decir de aquél,
aquella, que -en infinito amor- con Nuestro Padre ha estado hablando;
pidiéndole, ¡decretando!: “¡Padre, escucha mi voz! Deseo infinitamente ¡tener
esa suerte!” ¿Quién ha dicho que es “suerte”?
¡No, amados hermanos! Hermana; no te confundas. No digas: “¡Quiero tener esa
suerte de estar ahí contigo!”. ¡No es suerte! Es el deseo infinito de mi corazón. Y tú dirás: “¡Ah! El hermano
ya me está “ventaneando”. ¡Ni saben!, quién fue quien lo dijo. Pero nosotros
escuchamos. ¿Ves? ¿Cómo todo lo vemos y lo sabemos?
Entonces
yo te digo; ¡Es que con el corazón tú te entregues y sientas dentro de ti el
Dios Vivo! ¡Así es como tú permites que todo llegue hasta ti! ¡Todo ese fluido
empiece a resurgir!
Amado hermano,
hermana, ¡no te equivoques! ¡Eso esta en ti! ¡Permite que siga!, que nuevamente
todo lo que en ti viva. ¡Eres tú y sólo tú quien lo estará atrayendo! Que nuevamente
y entonces ¡empezarás a recordar!
Ya alguien comentó: “Y dijeron que nuevamente aparecerá ¡la
Raza Superdotada!, que de tiempo en tiempo ha surgido y se ha mostrado en cada
Era Dorada”. ¡Sí! ¡Volverá a suceder! Pero hermano, hermana, ¡no te quedes sin
hacer nada! ¿Quieres solamente atestiguar? o ¿quieres formar parte de ésta Gran
Avanzada? ¡En ti está! La elección es tan natural. ¡Ya lo has hecho!, de
tiempo en tiempo, cuando has querido reencarnar.
Ahora ¡y has de
decir!: “¿Por qué también el hermano -como la hermana- de esto nos ha venido
hoy a hablar? ¡Pues siéntelo hermano! ¿Por qué será? ¡Date cuenta que estás viviendo la gran oportunidad de volver a Nuestro
Padre! ¿Y quién tú crees que te acompañará? ¡No te equivoques! ¡Tu corazón
te lo dirá!
¡Muchas cosas están
sucediendo! y tu dices: “Cada vez más fuertemente aquí -en lo terrenal- hermano
con hermano se están agrediendo”. ¿Eso es lo único que quieres mirar? ¿Por qué no empiezas por sentir en tu
corazón el infinito amor que El nos da? ¡Recuerda!, que cuando todo eso empiezas
a hacer, entonces ¡toda la inarmonía comienzas a vencer! y se va uniendo
eslabón por eslabón.
Mira; alguien lo
dijo: “Si quieres cambia el mundo empieza por ti mismo”. ¡Yo te digo!: “Si quieres vivir en ésta dimensión -en la
del amor- ¡empieza a sentirlo desde lo más profundo! Entonces ¡rasgarás el velo
de la ilusión!” ¡Así de simple!, pero ¡tan profundo y tan grande!
¡Ay, hermanos! Si
también se les ha hablado de esa llama infinita que arde. ¡Cuántas cosas!, para
en ésta preparación y poco a poco nosotros
podamos -con ustedes- ¡si quieren llamarle “aparición”! ¡Pero siempre hemos
estado! ¡Los hemos acompañado!
Pero mira; como hoy
está sucediendo: Hay quien está oyendo -que no escuchando- porque no está
creyendo. ¡Lo sabemos! Pero luego -cuando ¡todo se muestre!- entonces hermano
verás. Y no quiero decir, ¡pero te lamentarás!
¡Recuerda! ¿Cuántas
veces se les repitió?, que en el momento, en el gran momento de la verdad, algunos de los que se habían acercado a
escuchar, iban a decir: “¿Por qué? ¡Si ahí estuve! ¡Si yo escuché! ¿Por qué me
retiré?” ¡Porque no creíste! ¡Porque en tu corazón no lo sentiste! Y todavía
peor; que entraran tantos razonamientos ¡permitiste! ¡Esto es parte! de -al
ir caminando- mis hermanos, cuando todavía quieren estar y vivir siendo ¡tan humanos!
Y todavía a Nuestro
Padre le dicen: “¡Cómo desearía ¡que te mostraras ante mí! ¡O que enviaras a
alguien que me hablara de ti!” ¿Y qué sucede? ¿Qué ha venido sucediendo? ¿Quiénes de ustedes realmente -todo lo que
han estado escuchando- lo han estando creyendo?
Y yo te digo hermano;
¡no te hemos estado mintiendo! Algunos, que a la reflexión han permitido y se
han entregado momentos, para también hacer introspección; cuando han sucedido
ciertos eventos y dicen: “¡Es verdad! Hace tiempo ¡de eso nos vinieron a
hablar! ¡Sí nos lo dijeron!” ¿Pero quiénes? ¿Quiénes de los que están aquí
realmente lo han hecho? ¿Quiénes pueden
decir?: “¡Sí es cierto! De esto nos hablaron hace tiempo y ahora se está
viviendo”.
Porque también -precisamente
por eso- quiero decirte: La verdad de Nuestro
Padre ¡todas las respuestas te ha de dar! ¡Pero en su momento!, cuando ya para
ti sea el tiempo, ¡no cuando tú las quieras escuchar!
¿Y
sabes por qué, si no se da?, porque preparado para escucharlo, por verlas y
vivirlas, ¡no estás! ¡Así de simple!, amado hermano. Además -para nosotros- para
Nuestro Padre, el tiempo no existe. Es como un suspiro, como un parpadeo.
Y tú que has dicho: “Éste
dolor, éste sufrimiento, ya ha sido demasiado. Ya no lo quiero”. Sólo te pido; por
un instante; por un instante solamente: Cierra tus ojos. Permite que tu hermano
en ti esté. Que su energía te acompañe. Permite -en el nombre de mi Padre- que
en éste momento no hagas ningún recuento. ¡Deja! Deja que tome; porque de ti todo me lo llevo, amado hermano y deposito
la Llama Violeta que todo lo transmuta. ¡Hazme la entrega! Siente ¡cuánto te
amo!
En el nombre de mi Padre,
que a ti también te ha creado, en ésta Gran Alquimia. ¡Extraigo de ti toda tristeza! ¡Todo dolor! ¡Todo sufrimiento!, para
que luego -en ese vacío- sólo el infinito amor de mi Padre, que -en ti- te haga
sentir ¡al Dios Vivo!
Todo esto necesario
es; porque mi Padre te dice: “Si estás aquí, mi deseo es que vivas ¡en la Gracia
Divina!”
¡Qué maravilla!,
amados hermanos.
Y con
esto; la preparación ¡para la gran reunión iniciamos!
Que yo soy ¡Saint Germain!,
que esperando por ti está.
Febrero 10, 2016
Ketta/Aleshia (3).
Ahora, después de
todo esto; cómo mis amados Maestros han interactuado con cada uno de ustedes. ¡Y
aún más con aquellos que lo han necesitado! ¿Y por qué lo digo? Lo sentirás. Lo vivirás, hermana,
hermano.
Ya lo
dijo mi Padre; que al inicio de éste año ¡tan especial!, ¡muchas cosas se empezarían
a mostrar! ¡y muchas más!, que El desea quererte entregar. Tú cuenta te darás,
porque El te ha estado enviando señal tras señal. Permítete verla. Permítete
sentirla. Sobre todo, permítete ya
abandonarte plenamente y vivirla.
Si tú lo haces verás
la gran importancia que tiene, por todo lo que sentirás; que aún -aunque aquí
sigas caminando- todo lo que en la acción estarás llevando. ¡Y lo que se te estará entregando! -amado
hermano- para que dejes de ser humano, no pertenece a éste plano. Nunca ha sido. Porque ésta ilusión, lo único
que ha reconstruido -cuando tú así se lo has permitido- es que el ego cada vez
se vea y sea ¡tan crecido! Pero no permitas que eso suceda contigo.
¡Esa es
la lucha! ¡Esa es la batalla de la que tanto se te habló! ¡Esa es la verdadera!
La que cada uno de mis Maestros venció. ¡Hazlo tú!, porque luego verás
que tú permitirás, que ellos y nosotros contigo caminemos y te mostremos la
verdad. Esa, ¡la que tanto te has estado negando!, amado hermano.
¡Cuántas cosas
también es mi deseo compartirte!, mas mi Padre me dice que por hoy es
suficiente. Sigamos adelante, en lo que corresponde en ésta ilusión. Sigamos con la preparación, para ir al
encuentro del Principio; esa gran verdad que -en ustedes y para ustedes- se va
a mostrar.
¡Hagámoslo hermanos!
Pero que nuestro corazón también -al seguir latiendo- sea en la vibración; en
el infinito amor y en el deseo de volver
a Él, a Nuestro Padre tan amado.
¡Es lo
que yo deseo! ¡No quiero sola volver!, porque lo quiero hacer, ¡pero tomando la
mano de cada uno de ustedes! ¡Así! y decirle: “Padre ¡nuevamente estoy
aquí y mira!, cumpliendo lo que tú me pediste; porque está aquí ¡aquél, aquélla
de mis hermanos que quisieron elegirse!” Siéntanlo así, porque es verdad lo que
les digo. ¡Ya lo verán! ¡Ya lo sentirán! ¡Ya lo vivirán!
¡Gracias por
escuchar! ¡Gracias, amados hermanos!
Ahora queda con
ustedes su hermana; la terrenal.
Veintiséis
días para que inicie la formación de lo que se les hablo. Será una gran
aleación. Esa que no está -para los hermanos que tan terrenales, “¡científicos!”
les llamamos- no están preparados. Pero se verá. ¡Pero sacudirá!
¿Y
saben por que sucederá? Porque aquellos que -como ustedes- se han querido
preparar y que en ese infinito amor a Nuestro Padre quieren nuevamente llegar -¡de
eso no se ha hablado, pero se hablará!- y entonces ustedes estarán recordando esto
que su hermana les está comentando.
Se me ha pedido ¡que
sí!, de ello les esté informando; porque es parte de lo que en ustedes -en éste
cambio- estará pasando. No olviden que
lo que ustedes llaman “su cuerpo”, “su templo”, lo estará resintiendo.
Pero recuerden esto:
Todo lo que viene de mi Padre ¡es para que en ustedes!, empiecen a vivir y a
sentir y nuevamente resurgir lo que son realmente. Quiénes son.
Y no estoy hablando
de suerte. Si quieren llamarlo “evolución”. Luego, se les dirá el verdadero
concepto, de aquél que se quiere liberar;
primero dentro de sí. ¡Es esa revolución la que sucederá!
Dense
cuenta hermanos, cómo de todo lo que se les ha hablado, lo que han llamado “profetas”
y que premoniciones han escuchado; mucho de ello ustedes han tergiversado; han
hecho conjeturas. ¡Conclusiones han sacado! También se han atrevido a decir: “Es
que conmigo, algún guía ha hablado”.
Lo que es de la
verdad de Nuestro Padre, se muestra de manera directa; sin ningún otro afán, que
el simple hecho de que aquél que se quiere preparar y que de corazón con El ha
hablado, ahí es donde Nuestro Padre nos lleva, para que -de su verdad- todo
empiecen a escucharlo.
¡Y eso es lo único
que su hermana hace!, porque es mi deseo -luego de compartir- volver a Él; a lo
eterno. Porque ¡Padre!, contigo ¡todo lo
tengo! y sin ti ¡nada soy!
¡Esto es parte de la
enseñanza del “Yo Soy”!
¡Gracias hermanos! ¡Gracias
por escuchar!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario