Marzo 2, 2016
Ketta/Aleshia (1).
… cuando nos hablan,
también incesantemente nos repiten: “Primero
tienes -en ésta preparación- tú amado hermano, ¡tú!, liberarte. Sentir
fuertemente -de El- todo su amor”. Porque
¿cómo?, ¿cómo podrías tú? -aunque sea esa tu intención- compartir, entregar, ¡hablarle
a tu hermano de su infinito amor!, si estás vacío por dentro. Si solamente
son palabras, las que ellos -al escuchar- no hay esa congruencia, ni esa sincronicidad,
en el sentir con el pensar y en el hablar. ¡Es tan sencillo!
Yo aún todavía,
momentos como éste, tanto, ¡tan grande!, de verdad mi agradecimiento y me
maravillo, porque digo: “¡Padre!, eres tú, porque así me lo haces sentir y te
pido que a cada uno de mis hermanos también, ¡también!, lo sientan así. Que
sepan. Que abran el corazón, cuando al escuchar, que no estoy hablando de que
lo haga con emoción, sino que venga
desde lo más profundo del corazón”. Ahí donde tanto se ha repetido; mírate
hermano querido: Ahí es donde habita Dios. Y es verdad: Es Nuestro Padre
tan amado.
En estos días;
sobretodo en aquél que se ha entregado, que en ese amor que siente ¡y que desea
vehementemente compartir con el hermano!, yo te digo: Primero ¡déjate llevar! Siente cómo Nuestro Padre -al hablarte- te pide
¡que abras las puertas de par en par! Que sientas cómo El -primero ante ti-
todo te lo muestra; poco a poco, sin que tú te des cuenta. En ese fluir llega
ese momento tan esperado en el cual -al compartirlo con tu hermano- esa
inspiración es. Todo llega tan espontaneo. Y ahí es -querido hermano- cuando tú
empiezas a ver -en el sentir- todo viene de El, de Nuestro Padre.
¿Cuánto tiempo cada
uno de ustedes ha esperado? Mira como hoy, quizá en el trayecto por cosas que
al compartir y lo que había escuchado, con tal emoción venia pensando: “Padre: Realmente
eres ¡tan grande! Cómo -para ti- lo más importante es que cada uno de nosotros -¡a
pesar de lo que hallamos vivido!- y que aún al haber escuchado, ¿cuántos y cuántos
no hemos creído?
Y me incluyo -amados
hermanos- porque estoy contigo. Estoy compartiendo, ¡ahh!, en ésta ilusión y cuenta me he dado que -cuando sube la marea-
caes en tan grande distracción, por una u otra cosa. El motivo -importancia
no debería de tenerla- pero al ver cómo aquél, aquélla ¡ahh!, después de haber
escuchado- ahora que en las palabras, así como te has repetido en infinito amor:
“Me he reencontrado. ¡No voy a soltar! ¡Voy
a seguir en el camino! y agradezco a mi Padre tan amado que me haya hablado,
así como lo ha hecho”.
¿Sabes, hermano tan
querido? Mi Padre nunca -de insistirte,
de hablarte y pedirte que te acerques a El- ¡nunca eso ha dejado! ¿Por qué
crees que ha repetido que “para esperarte tiene toda la eternidad”? ¡Porque
es verdad! Así siempre ha sido ¡y será!
¿Y sabes por qué te
lo digo? Porque aún en ésta gran oportunidad que -al iniciarse- ¡tú te
acercaste a escuchar! Y mira la hora; bien lo han dicho mis Maestros: “Ustedes cuenta se darán quiénes estuvieron,
se alejaron, pero quiénes también ¿por que no decirlo?, ya volverán”.
Y bendito mi Padre;
porque eso es lo que a tu hermana ¡mucho más la va a motivar! Porque realmente
lo que yo traigo, que viene de mi Padre; que no es mío; ¡que es directo y es
divino!, como éste instante.
Que miren; le he
pedido: “Padre, que cuando esté ahí, junto a todos ellos, de empezar a hablar,
tú a través de mí, ¡porque solamente soy tu instrumento!, en infinito amor que
para ti tengo ¡y que es eterno!, porque tan agradecida estoy ¡por todo!, por
todo lo que me has entregado. Por todo lo que me has mostrado. Y si me pides
que aún así, aunque algunos se hayan
retirado, que por aquellos y para aquellos ¡que siguen tan firmes! y con el
corazón, al escuchar todo esto que tú -Padre mío- les estás hablando. Por ellos,
¡qué decir que vale la pena! ¡Todo es mucho mejor!”
Porque ya lo has
dicho también tú hermano: Ahí donde se reúne más de uno para escuchar y para
hablar de todo lo que viene de “Aquél que nos quiso crear”, ¡ahí es!, donde Nuestro
Padre se hace escuchar.
¡Y claro que sí! Siempre
ha sido. De una y mil maneras te
empezaremos a decir de la verdad, ¡con toda esa profundidad!, pero que
tiene una simpleza, porque hasta ahí -de mi Padre- en gran sabiduría y en esa
nobleza, la misericordia infinita se muestra. Porque nos ha dicho: “¿De qué
manera pudiera entender mi hijo? Aquél que está esperando. ¡Aquél que se está
acercando! Que lo entienda. ¡Ya es el
momento de que se les hable tan directo y tan claro!”
Hubo un momento en
que el amado Maestro lo dijo: “Y se empezará a hablar en el Lenguaje Universal”.
¿Y sabes hermano? Tú cuenta te vas a dar. Algunos de ustedes ¿acaso ya lo han
hecho? ¿Te ha hablado? ¡Lo han escuchado! y aquél que está sintiendo; aquél que -al entregarse- para El todo -dices
tú- que empieza a cambiar. Pero
amado hermano; dentro de ti, en tu interior, es donde está sucediendo ¡esa gran
batalla! De ella, en la que has estado tan inmerso, verás como saldrás ¡tan
ileso! Tan fortalecido. Mucho más entregado, porque ¡empezarás a sentir dentro
de ti el Dios Vivo! ¡Ese del que tanto se habló!
¡Ah!, pero he de
decirte también, que muchos esperan y aún todavía lo dicen: “A mí, que demuestre.
¡Quiero verlo aquí en el exterior!” Olvidan las palabras del amado Maestro, cuando
te trajo la enseñanza del “Yo Soy”: “Lo único que quiero es vivir -de mi Padre-
su Reino”. Y tú bien sabes que ese no es de aquí, de ésta ilusión. Ésta en la
que has vivido ¡tanto tiempo!, tan lineal. Así, como acostumbrado estás.
Mira; cuando la
verdad ¡de la que ya has empezado a escuchar!, porque para algunos también ya
se ha empezado a mostrar. ¡Tú! Tú, que todavía -y algunos dicen-: “Éste hermano que recién ha estado llegando,
rezagado está”. ¡No! ¡No se equivoquen! Mi Padre -cuando tú de corazón quieres
entregarte- empieza a prepararte. No importa dónde te encuentres. Porque -de
tu hermana- tampoco es la intención que estés aquí cada día, en la que tenemos
el Llamado, para ésta reunión.
Déjame decirte que
lo que tú empiezas a sentir -¡si realmente lo sientes en tu corazón!- al
retirarte, al salir de aquí, ¡llevas
dentro de ti toda esa vibración que mi Padre te entrega! Que nuestros amados Maestros
también ¡cada uno se lleva! Y empieza cada vez más a crecer, hasta que -llegado
el momento- hace su expansión. Pero también es importante saber que -al
estar y seguir caminando- ¡hay tanta
distracción! A algunos de ustedes -por no decir “en su mayoría”- ¡ya los han
estado tentando!
Mira hermano, date
cuenta; aún en lo que tú piensas que puede ser ¡tan pequeño! Ahí es donde -cuando se fractura la fe- tú permites que
lo que ya tenías tan bien sabido, luego, te empiezas a sentir ¡tan confundido! Ten cuidado hermano
querido.
Mas si tú nos
permites que caminemos contigo, créeme, que cuanto más tu paso por el sendero de amor sigas adelante -tal como
dicen mis Maestros- todo para ti -de Nuestro Padre- empieza a ser más y más
constante.
Quizás después de
escuchar todo esto, algunas de éstas cosas, tú pudieras pensar: “¿Y ahora qué
viene? ¿Por qué éste cambio?” No es así. ¡Es parte de ésta Gran Enseñanza!, cuando tú -aún a pesar de todo ello- no
dejas de hacer hacia Nuestro Padre tu alabanza; sentir en tu corazón esa
entrega, no importa lo que en el exterior se mueva. Para ti, siempre seguirás
escuchando la voz de Nuestro Padre tan amado ¡y es El el que te seguirá guiando!
Siempre -desde la eternidad-
tan directamente, a cada uno de ustedes -no ha deseado- ¡les ha hablado! Ahora
es el momento en que tú tendrás que mostrarte si realmente lo has escuchado, en
todo lo que ahora se ha mostrado y aún más ¡lo que viene!
Que ya lo ha dicho Nuestro
Padre tan amado: “No quiero verte
preocupado. Quiero verte ¡feliz y entregado! ¡Qué importa lo que pudiera caerse!,
si ésta ilusión -para aquél que ha de volver a mí- ya no podrá mantenerse, ¡porque
lo verán tan claramente!, con los ojos del corazón”. Ahí es donde tú podrás
comprender, que el velo se empezará a rasgar y entonces tu caminar será en la
verdad.
Y ahí es donde
entran esas palabras que tanto se te han repetido: “Seguirás adelante y será
como estar y no estar, hermano caminante”. Y entonces verás, cómo toda tu carga se empieza a aligerar. Tan es así que se
ha visto. ¿Y por qué no?, se volverá a ver. Algunos han empezado ya: ¡Es cuando empezarás a levitar! Será tan
ligero el cuerpo y tan sutil, porque también -en esa unión que se hará- y desde
lo más profundo de tu corazón, entonces, el recuerdo hasta ti llegará, de lo que tú eres; de lo que has hecho; ¡de que
no has necesitado todo esto! Que todo lo has tenido ¡directamente de Nuestro
Padre tan amado! Mira hermano; ¡hasta el alimento! ¡Ese! ¡El verdadero!, que al
sentir toda esa energía que empieza a fluir. ¡Esa que tú tuviste y que
utilizaste aquél día tan lejano!, que lo has olvidado.
Para eso -para
hablarte de ello- aquí estamos. Empezar precisamente, tú a escuchar. Nosotros -de
ello- hablar y luego, poco a poco. Tú has escuchado que el momento ha llegado y que empezaríamos a hablar de todo el Legado, a
aquél al que muy pocos, ¡muy pocos!, directamente lo han escuchado y que lo han
nuevamente utilizado.
Pero, es que -amado
hermano- pregúntate tú: De todo lo que ya se te ha hablado, ¿qué es lo que has
creído? ¿Qué es lo que has sentido? Que realmente lo sientas y que con ello -como
algunos lo comentan- ya has fluido.
Cuando tú empiezas a
recordar todo lo que aquí has venido a escuchar, te dices: “Pero ¿cuándo será? ¡Falta tanto!, porque hay tantas cosas que todavía
tengo que soltar”. ¡Estás consciente de ello!, pero ¿qué has hecho? ¿Qué es
lo que realmente ha sucedido en lo que tú llamas “tu proceso”? ¿Lo has
entendido? Porque no. No es solamente que lo hayas compartido. En ti -hermano
tan amado- ¡en ti!, ¿qué ha sucedido? ¿Qué es lo que realmente has sentido? Ya
no vamos a hablar de que lo hayas creído.
¿Y cuántas veces te
preguntas? Ellos, a los que llaman “Maestros Ascendidos”: “¿Qué es lo que
hicieron para lograr y estar ya en la perfección?, ¡porque de ello nos vienen a
hablar!” ¡Sí, amado hermano! Exactamente. ¡A eso quería llegar! Te han hablado y todo ello ¿ya lo has
utilizado? ¿Ya lo has hecho?
Si simplemente
al pedirte que sigas decretando; ¡que transmutes todo aquello que has venido
cargando! y te dicen: “Decreta hermano. ¡Hazlo de corazón! ¡Que solamente sea
esa tu intención!”
Y luego -con ese conocimiento que has acumulado- porque así le llamas; vas y a
tu hermano de eso le hablas. Y en ti ¿qué es lo que hay? ¿Realmente lo haces de
corazón? o sólo estás repitiendo lo que has escuchado y dices: “¡Con esto me
ayudo yo!” Y es verdad. Ha sucedido. No, no mires a tu hermana, la que te está
hablando. Ella -en éste instante- no importa. ¡Escucha esto de lo que te habla!,
¡por lo que tanto cada uno de ustedes clama!
Y mira; se te ha pedido también que sigas, que
dejes crecer de amor la Llama. Que -al transmutar todo aquello que sabes que sólo
de inarmonía te viene a llenar- y dices: “¡Ya lo he hecho éste día!” Hermano; ¡debe
ser constante!, porque -al estar aquí- si te hemos llamado “hermano
caminante”, a cada paso, a cada momento, siempre
hay algo que intenta que la distracción nuevamente caigas en ello.
Siempre hablamos de
que hay un proceso. Mira; al estar aquí; al encarnar y compartir, muy bien sabido
lo tengo, al ver y sentir, darme cuenta. Pero con esto no, no quiero que
pienses que estoy juzgando, ¡porque también tengo lo mío!, con lo que estoy
trabajando; porque mi deseo es volver a
mi Padre tan amado. ¡Ahí! ¡Al hogar que es eterno!, por aquél que tú también
has estado clamando.
Pero si fue tu
decisión -de El- en aquél instante estarte retirando, pues Nuestro Padre sólo
desea que vivas y entiendas y que
decidas ya vivir el momento sagrado, ¡para que a El vuelvas! Y en esa pureza,
en esa transparencia, ¡en esa cristalización!, tal cual cuando tuvo de ti la
concepción, amado hermano, porque eso está en ti. ¡En cada uno de nosotros!
Y mira; si es tu
deseo ello vivir -te vuelvo a repetir- cuando
lo logres, ¡porque así será!, no te vas a arrepentir. ¡Será una expansión total
de todo tu Ser al unirse la esencia!, ¡es la que en ti hablará! ¡Esa que es
eterna!, que es la que Nuestro Padre te entregó. ¡Uhm! Mas cuando tú -al
tomar tu decisión- y simple, simplemente al estar aquí, en éste instante y
escuchar; pero hacerlo con el corazón. El te dirá realmente, si esto es la
verdad.
Porque tu hermana
así lo sintió. El infinito amor que mi Padre entregó. ¡Y no sólo a mí! A cada
uno de ustedes. Todo lo que hay para ti, si tú estás dispuesto. Algunos ya lo
han empezado a vivir. Y ahí es -hermano, hermana tan amados- cuando más, más
fuertemente, ¡esa fe!, esa firmeza, sabrás y entenderás. Y si te has entregado para que se cumpla -de mi Padre- en ti su voluntad
y entonces tu caminar ¡más firme será! y no habrá nada que te mueva, sólo su
infinito amor y -de El- su verdad.
Ahí es cuando hacen
su aparición. Si mira, ¿cuánto tiempo? ¿Ya en ello has hecho reflexión? ¿Cuándo se te empezó a hablar? Y te has
dado cuenta desde el primer momento, que nuevamente aquí regresaste. Bien lo
dijo nuestro Maestro: “¡No es la primera
vez! Yo te dije -amado hermano- que nos volveríamos a encontrar; ¡que me
volverías a escuchar!, porque esa fue una promesa”. Y ellos, que viven en la
perfección de Nuestro Padre ¡y desean que tú también ya puedas hacerlo!,
siempre cumplen.
Y ustedes… ¿lo han
hecho? ¡Ese juramente que hicieron!, ¿lo han estado recordando? ¿Saben?, en qué
instante -lo que dejaron pendiente- hoy aquí, ¿lo han estado retomando? De
verdad, ¿ya de ello -cada uno ustedes mismos- de ello ya se hablaron? Porque la Gran Batalla de la que tanto
escucharon -amados hermanos- ¡esa que empezarían a vivir!, sería con ustedes
mismos. Eso ¿ya lo libraron? ¿Ya todo ha quedado claro? De lo que tenían
cargando ¿ya lo soltaron?
Algunos han dicho y
todavía hoy lo he escuchado: “¡Qué difícil es!, por no decir imposible”. ¿Y saben?
Eso ¡de gran tristeza me ha llenado!, ¡porque es cada uno de ustedes -amados
hermanos- los que dificultan el camino! Si
algo se presenta para hacerte caer, de bruces te sueltas y dices: “¡No puede
ser! ¡Otra vez!” ¿Dónde está esa reacción?, al decir: “¡Si mi Padre me ha
hablado y está aquí en mi corazón!, ¡qué me importa lo demás! ¡Lo único que
deseo es escuchar su voz! ¡Qué importa quién esté frente a mí!, que intente o
quiera desvirtuar lo que viene de ti, Padre”.
Es por eso, ¿por cuánto
tiempo de algunos escuché?: “Estoy trabajando con los Rayos; ¡los Siete Rayos!
y el que más he escuchado es el de mi Maestro tan amado”. ¡Transmútalo todo! El Rayo Violeta es el básico, para que ¡todo lo
sueltes! y luego vienen los demás. Y sobretodo ¡el azul!; ¡el de la fe y la
voluntad! ¿Y dónde está? ¿Dónde está esa voluntad?, ¡esa firmeza que mi Padre
te pide!, para que ahora ¡a El puedas llegar! Si ante cualquier situación
que no te agrada, porque ¡ah!, ¡Padre mío! Mi hermana humanidad ¡a capricho
todo lo quiere arreglar! Y no es así. No es así como El te necesita. ¡No es así
como El te pide que sigas adelante! Si
con algo tan pequeño empiezas a doblarte, ¿qué será cuando la marea se eleve
tanto? ¿Qué es lo que harás?
Que ya mi Maestro lo
dijo: “Fácil no será”. ¡Tantas cosas
enfrentarás!, pero también en infinita alegría, en infinito amor, como
estos paréntesis tan grandes que mi Padre nos ha regalado; ¡como ahora que nos
ha hecho éste Llamado! y nos pide ¡que
cada uno de ustedes vaya tan entregado!, porque sólo así, amado hermano. ¡Sólo
así! -cada uno de ustedes- abrirá las puertas de esa dimensión que se les va a
mostrar.
¡Ay de
aquél que no lo haga!, porque entonces, entonces los demás van a escuchar: “¡Nada
pasó!”
Pero cuenta no se darán que ellos mismos se están cerrando a vivir todo lo que
mi Padre ha preparado. Y eso -de tiempo en tiempo- se ha visto. ¿Acaso no lo
has escuchado? Tantito se vuelve uno de tus hermanos, aquellos a los que “Profetas” has llamado, a pesar
de que te ha estado hablando y te dice todo lo que Nuestro Padre te ha
entregado ¡y te predice lo que puede suceder! si tú prefieres distraerte en ésta
ilusión. Sin embargo ¡vuelve a suceder!
Pronto sabrás por
qué de esto te estoy hablando. No pienses -amado hermano- que quizá al escuchar
es sólo la emoción. ¿De qué manera te puedo hablar? ¡Pero todo esto sale desde
lo más profundo de mi corazón! Es que
estás ¡tan cercano a vivir!, ¡a recrearte en ese paraíso que El te prometió!,
¡porque -para ti- todo lo hizo! Así como a ti, amado hermano. Y es tan sencilla.
Es tan sólo que no te dejes llevar por
un falso brillo; un destello que la ilusión te quiere presentar.
De tu hermana es el
deseo que ya no sea así; que distraído no camines más, para hacer mi promesa de
-a El- regresar. Sobretodo con aquellos con los que me he venido a reencontrar.
Poder compartir ¡así! ¡Hablarte de Él!, de mi Padre tan amado. Tan fácil que sería,
ver en ti el recuerdo ¡de todo por lo que en ti ya ha pasado! ¿Pero sabes?, aún
-para esto- no estás preparado.
Son
tan pocos los que han recordado. ¡Pero estás en el camino y claro que lo
estarás logrando!
Mi deseo es que todo ello lo sigas acelerando,
pero en ese infinito amor, que es la llave que -para aquél que llegó a la
perfección- ¡todas las puertas abrió! Y en ti sucederá. ¡Claro que sí! Para
ello -de la verdad- también tu hermana te viene a hablar.
Pero en ti está; en
ti; tomarlo, escucharlo, ¡sentirlo!, pero primero en ti hermano; ¡que ya habrá tiempo
también para compartirlo! Que esa
transmutación -de verdad- la vivas en infinito amor. Que cuando lo hagas -por
consecuencia divina- todo para ti estará cambiando y entonces tu Ser -esa parte
tan divina que aún está con El- vendrá a unirse. Y cuando empiece a
fundirse a tu templo, a tu cuerpo terrenal, entonces empezarás a redescubrirte
y verás ¡que nada te va a limitar! Que todo esto de lo que te he hablado ¡es
cierto!
Y entonces, todas
las emociones estarás soltando. Porque precisamente ese cuerpo -el emocional- ¡es el que más te ha encadenado! Todo lo que
has sufrido; lo que llamas “dolor” -amado hermano- eso es, eso es lo que no te
ha permitido ver, que el infinito amor de mi Padre -en ti- ¡siempre ha estado!
Mira; cuando El te prometió que -aún estando aquí-
te hablaría, ¡no te mintió! ¡Y que tú lo escucharías! ¡Y que cada vez más
fuertemente su voz se alzaría! de tu interior, para que luego, hicieras de ello
una gran expansión.
Eso irá uniendo todo
lo que en el entramado de lo que para ti, en lo que llamas “tu mundo” se ha
reforzado. No tienes idea de lo que mi Padre y mis amados hermanos para ti
tienen preparado. Algunos lo han empezado a sentir y así -muy sutilmente- lo
empiezan a vivir. Y la fuerza que viene ¡de
su grandeza!, en ella todos tus cuerpos se empiezan a unir.
Mira; si tu hermana
está aquí para hablarte de El, que ya no sólo ello. También te han hablado ¡cuántos
y cuántos de mis hermanos!, con los que tú más amorosamente te has identificado.
Y dices: “Aquí es donde siento y vivo el eco, para seguir en el trayecto,
revitalizando amorosamente. ¡También ir soltando!”
Y así es como te
estás preparando y es tan constante. Pero yo te prometo, porque -para algunos-
ya ha sucedido, ¡que llegará el momento! ¡Y
sí!, estarás sorprendido de lo que empezarás a sentir y a vivir. De lo que
mi Padre te mostrará ¡a ti! ¡y a ti!, a
todos ustedes; de su grandeza.
Y nada tiene que ver
con lo que tú hasta hoy has sentido y has pensado, que hasta ahí y El, con toda
la fuerza, lo que El te ha hecho sentir. ¡No, amado hermano! Eso sólo en la
preparación. ¡Sabemos que lo has hecho con infinito amor!, pero el momento será
que entonces ¡todo ello te sacudirá! Pero
cuando tú permitas, te permitas sentir, que cada palabra llegue a tu corazón.
Y no es porque lo
diga yo. Tu hermana también lo vivió. Ahora, precisamente, porque -lo que
sucedió- no hay palabras que puedan describir lo que el infinito amor de mi Padre
en ti transformó. No creerías; aunque ya lo dijo mi Padre: “Llegado el momento,
no lo olvides; se los vas a decir”. Y ya lo has escuchado. Sucede que muy atento
-amado hermano- no has estado. Mas, ¡tan cercano está el instante en que se te
estará mostrando!
Esa
dimensión de la que tanto te han hablado, ya está haciendo, ¡ya está la
unificación! Así como a ti te están pidiendo que lo hagas con tu Ser o si lo quieres
llamar “tu Yo Superior”. Lo mismo está sucediendo con todo Ser vivo que aquí -para
experimentar- ha venido y está aprendiendo, hermano querido; a lo que tú llamas
“tu Madre Terra” te estará mostrando ¡tan fuertemente! que también ¡tanto
siente! ¡y que te ha abrazado con infinito amor!, aunque tú has pensado que sólo
se ha hecho presente para que en ella sigas caminando. También se te va a mostrar
¡cuan equivocado has estado!
Mi Padre -¡cuando
todo lo quiso crear!- ¡un gran corazón también!, ahí, donde prometió: “¡Eternamente te voy a hablar! ¡y me
escucharás! Pero lo harás cuando estés cansado de experimentar y cuando -lección
por lección- aquella que tú has querido vivir, hayas aprendido y ya no ¡se
tenga que repetir! Entonces, estarás viviendo tu evolución”.
Mira,
escuchaste que la Madre Gaia haría su ascensión. ¿Y qué sentiste con ello?
También te pregunto: ¿Hiciste reflexión?, porque eres parte de ella, hermano
caminante.
¡Estás aquí! En ello ¿no habías pensado? ¿Qué sucederá contigo, si ella -su ascensión-
ya ha iniciado? ¡Tú!, en éste proceso ¿ya
te has purificado?, porque sólo tendrá acceso ¡aquél!, ¡aquél que todo lo ha entendido!
y en la transmutación, ¡mira!, ya se ha transformado.
Escuchaste también
de la transfiguración; pero no pienses, ¡no esperes!, que por doquier que vayas
caminando, todo, todos tus hermanos cuenta se estarían dando. Si tú sabes -amado
hermano- que muchos de ellos siguen como
lo estuviste tú: ¡Tan dormido! ¡Tan alejados! de todo aquello que mi Padre ya
les ha entregado.
Pero bendito aquél
que -como tú- ha estado escuchando, porque ahora, en éste tiempo, en el que
también tanto se ha estado diciendo; que la
Raza Superdotada haría su aparición. ¿Y quiénes piensan ustedes que serán? ¿Aquellos
que ya están llegando? o aquél que aquí -al seguir caminando- haría su elección
de volver a mi Padre tan amado. ¡Si de El ya tengo todo! y de ello te estoy
hablando.
¿Lo has pensado?,
porque tú estás esperando que vengan,
vengan por ti y te lleven y lo hagan todo por ti, para ti, amado hermano. ¡Entiende
que se puede! ¡Podríamos hacerlo!, ¡pero eres tú que tiene que entender que
todo está también en ti y reconocerlo!, porque formas parte de todo lo que el
universo quiso entregarte.
Si lo que nosotros
estamos deseando, ¡tal cual como Nuestro Padre la instrucción nos estuvo dando!:
“Y hablarán con ellos, en infinito amor;
pero dejarán que sea su corazón el que haga la elección”. Porque ¡es verdad! Para muchos ya es el
momento. ¿Cuántos y cuántos serán? ¡Más que en Eras anteriores! De eso no
tengan duda. Pero nosotros, deseando estamos que ¡sean tantos y tantos!, ¡porque
por cuanto ustedes estén sintiendo y el corazón hacia Nuestro Padre estén
entregando!, si ustedes vieran lo que
están logrando. ¡Todo lo que están elevando! ¡Cómo están transformando!
Y no
te dejes llevar por la mentira tan grande que te quieren mostrar: “¡Cuánta violencia hay!” Mira hermano: ¡Sí!,
pero la Luz de mi Padre ¡que todo lo viene a iluminar!, está llegando hasta el
último rincón. ¡Aquél que tan lleno estaba de tanta oscuridad!, porque la Gran Noche
que acaba de terminar ¡tanto acumuló! Y en esa densidad es ¡en la que ustedes
estuvieron viviendo!
Pero ahora, ahora, ¡éste
maravilloso día! Todo aquél que está renaciendo, entonces, entonces amados
hermanos; ya les mostraremos todo lo que han estado moviendo, para que recuerden y reconozcan la grandeza de mi Padre,
que en cada uno de ustedes está.
Y al hacerlo y al unirse
-amados hermanos- es por eso que mi Padre nos dijo: “¡Vayan! Y aquellos que han querido elegirse, al reunirse, que sean ¡esos
faros de Luz!, para que se haga fusión y entonces, empiecen a hacer interacción.
Y se empezará a mostrar que arriba como abajo ¡todo es igual!”
El universo -en cada
uno de ustedes- eco hará. Y la Madre Gaia -desde el núcleo sagrado- al elevarse
y fundirse en ese abrazo ¡tan esperado! ¿Qué creen ustedes que con cada uno
habrá de suceder? Grandes Seres. Aquello que tanto han ansiado: ¡A mi Padre tan amado van a volver! Porque
así será.
Y por ello y para
ello tu hermana aquí está; para hablarte del infinito amor que te entregó al
crearte.
Marzo 2, 2016
Maestro Desconocido.
Y con esa emoción
con la que tu hermana que hasta aquí llegó, hoy por hoy, como antaño sucedió y
nuevamente ahora, que ¡les ilumina el
Nuevo Sol! Porque es así -aunque tú no lo has empezado a ver- ¡todo cambió! Y
mira, corrijo: Lo ha hecho, ¡pero solamente aquél que ya se entregó! Aún a
pesar de que -de alguna manera- ¡quizá accidental!, eso piensa; pero nada, nada es casualidad. ¡Todo es causal!
Es el momento para
que aquél que hizo el juramento y dijo: “¡Padre
hasta ti quiero volver! Permíteme que cuando envíes al emisario que me has
prometido y que me hablará de ti ¡aún estando aquí!, que sepa y sienta que está
conmigo, porque tú lo has enviado. ¡No permitas que me encuentre tan distraído!
y que no lo escuche y siga mi camino”.
Pero mira hermano;
también te has olvidado que El -en ese gran amor que te tiene- también te
entregó esa libertad, ¡que tú le llamas “el libre albedrío”!, pero que estás ¡tan
confundido!, que lo utilizas a tu favor, porque así ha sucedido.
¿Cuántas
veces lo has repetido?: “Yo puedo hacer lo que quiera. Para eso la libertad me dio”.
Y entonces, con esa insistencia ¡sigues haciendo resistencia!, aún a pesar de que
se muestra y se te pide, que ya vivas de El toda la transparencia y te entrega “las
herramientas”, si así lo quieres llamar.
Mira; hoy en éste
tiempo, ¡también tu hermano aquí está! Que ya sabrás, ¡aquél que se ha querido
preparar!, quién hablándote está, en el amor que El te entrega y en la verdad. ¡Aquella
que es eterna!, que siempre ha sido y será.
A pesar de que
ustedes pudieran pensar: ¡Cuántos
avances han tenido! ¿Y de qué han servido?, hermano querido, si es cuando menos
quieres escuchar: “¡A mí que me muestren para poder creer!” ¿Y qué es lo
que tú necesitas? ¿Qué es?, te pregunto hermano. Que luego de ver, también te
das la vuelta; porque te hemos escuchado y dices: “¡Estuvo bien!”, pero en tu
corazón ¿qué fue lo que sintió?, porque ahí es donde ¡todo lo que El te entregó!,
ahí es donde eternamente ha radicado y está el “Yo Soy” y en cada uno; porque no pienses ni digas que El te ha olvidado. ¡Eres
tú hermano!, por cuanto más te has aferrado a seguir viviendo en el
sufrimiento, en la distracción; en todo aquello, que luego dices: “Pues para
eso El me lo entregó”.
No te engañes; porque El -lo que te pide- es que vivas en
esa unión, ¡en ese infinito amor!, porque al sentirlo y vivirlo ¡no necesitas más!
No hay carencia, como algunos lo han dicho. ¡Y mucho menos violencia! La
inarmonía también se disipó. Lo único que está presente y que se hace cada vez ¡más
patente! y es eterno ¡es su infinito amor! Cuando por El te dejas llevar, o como
dice la hermana: “Me abandono a sus manos. Me dejo utilizar”. En gran regocijo
también El se encuentra y a través tuyo ¡todo lo empieza a mostrar! y te lleva
y vives tantas cosas que no son de ésta ilusión.
¡Y es mentira que El
te pone a prueba! ¡Eres tú!, cuando te entregas a tanta distracción; cuando
llegan cosas; porque también todo ello vas a entender, que son fuertes y que
pueden cimbrarte. Pero si permaneces
así, como un roble, aquél hijo que es tan valiente, empieza a vivir -de El- su
perfección. ¡Claro que sí! ¡Se puede!
¿Tú qué piensas? o ¿qué
crees que ellos han logrado?, aquellos que llamas “Maestros” y que la ascención
están viviendo y en la perfección también, vienen hasta aquí para de ello
hablarte, porque eso es lo que deseamos que puedas vivir. Que lo que sabes que no es para ti ¡ya quieras soltarle!
Hoy más que nunca, en todo éste movimiento que lo que tú llamas “tu planeta” ha vivido y que
lo que llaman “paralelos” se han unido. Es sólo -hermano querido- que
nuevamente se ha situado ¡directamente donde el Gran Rayo está llegando!, la
vibración y la Energía Divina. ¡Y algunos dicen que viene de Alción!, pero
ya lo dijo tu hermana: ¡Es mucho más! ¿Quién de ustedes? -en la verdad de El- ¡esto
quiere escuchar!
Que con simpleza se
te ha dicho: “El velo se empezará a
rasgar”, pero será tan fuertemente ¡para aquél que siga en la preparación! ¡Mira!,
les mostraremos todo ¡con tal claridad! Que también se les ha pedido, que
para ello se quieran preparar, porque -tal como lo dijo la hermana- mucho, de lo que ya se les ha empezado a
hablar, ¡en los libros que tú has leído no lo vas a escuchar!, ¡ni lo vas a
leer!, pero todo es la verdad que
viene de El, ¡tan directa! ¡Uhm!
¡Y les hemos hecho
esta oferta en amor! ¿Y quién?, ¿quién
de verdad?, ha decidido hacer la elección para volver al hogar que dejó. Porque
eso fue lo que sucedió, hermanos tan amados.
¿Te
has preguntado?, después de ésta oportunidad ¿cuándo volverás? Haz una cuenta: ¿Cada
cuánto tiempo ¡del tuyo!, del lineal, la Era Dorada se ha podido presentar? Y
aún así, ¡hay tantos!, que no han querido aprovechar ¡la gran oportunidad! de
la energía tan fuerte y tan grande, que en toda su pureza El te ha estado
enviando y más. ¡Tú la sentirás!
Aquél,
aquél llamado “tu hermano mayor” que te estuvo hablando de la transformación,
que ya se hizo en éste planeta, en el cual les pedimos que sientan y
sientan cada vez con más fuerza el infinito amor, para que se activen ¡que no sólo el protón! ¿Ahora entiendes? Te
estoy hablando de tu hermano Leutón. Y te has preguntado: “Ahora ¿por qué no
nos ha hablado?” ¡No tienes idea hermano!, cómo amorosamente está ocupado ¡para
que tú vivas! y mostrarte. ¡Nunca! -al
que llamas “El Padre”- te ha dejado a la deriva.
¿Y tú qué
has hecho? Con lo que has hecho hasta ahora ¿te sientes satisfecho? ¿Qué es lo que te
dice tu corazón? Hay mucho más, ¡mucho más!, que tu hermano está dispuesto y de
lo que te quiere hablar. Y no sólo ello: Mostrar, porque lo haremos. ¡Claro que
sí! Y será a aquellos que sigan adelante ¡en infinito amor!, como aquél que
entregó, a todos ustedes.
Y
ustedes verán -porque se les compartirá- que todo esto es una realidad, no como
ésta ilusión, en la que han vivido por tanto tiempo y que estuvieron creyendo que
-en la temporalidad en la que han caminado- hay un principio y un final. ¿Y entonces
dónde queda la eternidad? Aquella que El te prometió.
¿No es tu deseo
vivirla? ¡Empieza a recordar! y entonces ¡deja
de juzgar! ¡Deja de cuestionar! ¡Deja de condicionar! ¡Y sobretodo deja de
pedir o de querer que las cosas sean como te conviene a ti! Que no olvides que
hay un Plan Divino y que todo lo que cada uno de ustedes vinieron aquí a
experimentar, está escrito. Que cuando tú sigas inmerso, es por eso que la
Rueda del Samsara nuevamente la vienes a vivir.
¡Aquél que todo esto
ya lo está entendiendo!, entonces -hermano tan amado- ¡ya estuvo aprendiendo! Y
es cuando nosotros -como hoy- les hablamos. Pero ¡ay de aquél!, que -no importando que lo está escuchando- a vivir
en ésta ilusión y creer que ¡eso es todo y que no hay más! ¡Que no existe otra
dimensión!, pues entonces, tal como te ha dicho tu hermana: “Ya nos veremos en
otra ocasión. Ya escucharás ¡y quizás ya pondrás más atención! -con el corazón-
de todo esto. De la verdad ¡que es eterna! De lo que nuevamente te hablaremos”.
Porque -tal como lo
ha dicho “¡Aquél que todo lo ha hecho!”- ¡el Dios Omnipotente!: “Amado hijo: Tengo
toda la eternidad para esperar. Sé que a mí volverás”. Y es verdad. Si tú supieras -de los que aquí están-
quienes hoy nuevamente a tu hermano han vuelto a escuchar. Reflexiona en ello. ¡Hazlo
con el corazón! Que sea tu intención sentir, vivir y llevar a la acción, todo
en amor. Por cuanto más constante seas, nosotros y tus guías, y aquellos que
llaman “Maestros” ¡más fuertemente te estarán hablando! ¡Te estarán guiando!,
porque tú más atentamente estarás escuchando. Y así es hermano.
Movimientos en el
infinito. En el Cosmos -como tú lo has estado llamando- están sucediendo. Y en
aquél que se ha preparado, ¡sí!, lo estará sintiendo hermano; el gran impacto en tu interior, para subir
y abrir y en la Luz, lo que tú vas a sentir; porque es parte de la preparación.
Lo dijo la hermana: “En estos días -haciendo la cuenta- ya está
llegando aquél, en el cual -ya sin reservas- ¡algo!, se estará mostrando”. ¡No
lo olviden hermanos! Ustedes lo estarán escuchando. ¡Pero más que ello!, tu hermano te pide que lo sientas, porque
eso, ¡eso! -al hacer el impacto- empezará a hacer ¡que en ti!, empieces a vivir
¡todo el cambio!, en amor.
Y ahí
es donde -hasta El y a nosotros- la señal nos dará, de aquél que se ha elegido
y a El volverá.
Marzo 2, 2016
Ketta/Aleshia (2).
Después de todo
esto, algunos han pensado que ya han caminado un buen trayecto. Mira hermano; para
Nuestro Padre no existe eso. El ve tu corazón, por cuanto tú mantengas
fuertemente en infinito amor ¡y no permitas que llegue la distracción!
Y en esa preparación
más constantemente -al hacer los
decretos y al hablar con El- eso es lo que mi Padre necesita. Solamente eso,
para no sólo aclararte la visión, sino abrir en ti también la inspiración y la
guía amorosa. Sobretodo hoy, en éste día que sigue avanzando, para que todo
aquél que le ha pedido “dejar de ser humano”, viva la total transformación.
Sé que estás
entendiendo a qué me estoy refiriendo, porque si te preguntas el día, un día tan grande, ¡cuánto anhelaste llegar
a vivirlo! y le pediste hacerlo y le juraste, que -si te lo permitía- a Él
volverías. Hazlo hermano. ¡Hazlo!, porque para ello estamos aquí. He de
decirte que no sólo yo. Ya lo verás. Se te va a mostrar.
Porque tampoco es en
el intento que tú quieras idealizar, para que luego -por alguna situación- se
caiga el pedestal. ¡Porque eso lo que humanamente han hecho! Siempre han adorado ídolos de barro que se
han derrumbado. Ahora que dices que eso fue en el pasado, ¡muéstralo hermano!,
que no es necesario que los veas materializados, porque dentro de ti, en tu
interior, ¡muchos has erigido! ¡Cuántos
ídolos has levantado! Y no me digas que no, porque entonces ¡tú mismo te
habrás mentido!
Cuándo has visto,
cuántas veces -a algunos hermanos- porque algunas acciones que te han parecido
tan fuertes, conclusiones has sacado y has dicho: ¡Sí!, ¡son tan valientes! Mas
luego, luego -amado hermano- cuando los cambios han llegado, ¿qué ha sucedido? ¡Ahí
es cuando tus ídolos se han derrumbado!
¡Pero es que te has
equivocado! ¡Sí, amado hermano! ¿Quieres que te hable más claro? No es necesario que trates de abrazarte a
alguien que porque de mi Padre viene a hablarte. ¡No amado hermano! ¡Es a Él! ¡Sólo
a Él! ¡A mi Padre! ¡A Él es al que tienes -todo ese amor- que elevarle! ¡Entregarte!
¡Abrazarte! ¡Y más en esos momentos en los cuales has sentido que toda ésta
ilusión va a aplastarte!
¡Pídele
que se muestre!, ¡que más fuerte te haga!, ¡porque eres valiente! y verás como -en
ti- ¡todo empezará a cambiar! Cuenta te darás, que lo que ha hecho de ti, así
como has oído decir que “a su imagen y semejanza! ¡Es esa fuerza!, para seguir
adelante en la andanza, en esa esencia que nunca termina; que no se contamina;
que es eterna.
Quizá
pudieras ver que tu templo se debilita, pero es porque tú, al querer creer que
aquí la solución la pudieran tener. Mira; ni aún yo, que en el “Yo Soy”
hablándote estoy. En el preciso instante que mi Padre indique y me diga: “¡Hasta
aquí! Hasta aquí es que el Padre te necesita”. En infinito amor me he de
abandonar,
porque le he pedido que no permita que
el temor que en ésta ilusión ¡a cuántos de ustedes ha querido atrapar y no les
ha permitido seguir adelante el caminar!
Le
digo: “¡Padre querido! ¡Con infinito amor aquí estoy!, pero cuando vuelva a ti, que todo eso que también ha intentado
debilitarme, que seas tú quien en ese instante, hable más fuertemente en mi
interior. Que sienta que en el “Yo Soy” vas a levantarme. Y erguida, así ante
ti volver, porque soy parte de esa grandeza en la que nos entregas ¡y es toda
la fuerza! para que mantengas ¡no sólo a mí!, sino a cada uno de mis hermanos. Porque
tengan por seguro que estarán frente a mi Padre tan amado.
Pero que sea su
decisión. Que ya sea el gran momento. Ese gran momento de su ascensión, en
unión de aquellos hermanos que también lo estarán viviendo.
Marzo 2, 2016
Saint Germain.
¿Y cómo no? ¡Amados!
¡Amadísimos! Que miren; su hermano ¡todo
por lo que pasó! Ya lo dijo una vez mi hermana: ¡Cuántas cosas! ¡Pero eso atrás
quedó!, porque en esa Gran Enseñanza, toda la bonanza, ¡aquella que está
llegando para ustedes!, está iluminando éste planeta de mis amores. Y aquí, aquí, ¡en mi América tan amada!,
donde iniciará la avanzada. Queridos, ¿por qué creen ustedes que los hemos
estado llamando?
¡Si, soy yo! -hermana
querida- la que está hablando, aunque no lo creas así. Ya lo estarás sintiendo.
Aquello que estabas pensando: “¡Cuánto he deseado verlo, sentirlo!” Estamos muy
cercanos, diría yo ¡a su lado! Pero miren ¡todo lo que viene! para aquél que se
sostiene, a pesar de la avalancha que hasta ustedes ha llegado, no importando
nada de ello.
¡Ha iniciado la
andanza! ¿Quiénes acompañarán? Su hermano los espera ¡con los brazos abiertos! ¡Aquél
que ya esté despierto! ¡Pero de verdad! -con el corazón- que desea acompañar. Entonces,
¡entonces les mostraremos! la diferencia
de estar en ésta ilusión y caminar en la verdad. ¡Aquella que el Padre tan
amado a ustedes entregó!
¡Ay amados! ¡Es
tanto lo que quisiera y de ello les voy a hablar! ¡Claro que sí! Pero por hoy,
sepan que les haré una petición: ¡Se
tienen que preparar! ¡Háganlo con infinito amor! ¿”Preparar”?, han de decir. ¡Siempre
nos dice lo mismo! Es que esto ¡es constante! ¡Prepararse!, porque luego, lo
que empiezan ustedes ¡claro!, a dejar atrás. Luego -lo que viene- necesita más
fuerza en el templo que han venido a ocupar.
¡Sí, amados!, porque
la densidad está quedando atrás. Esos
cambios que están viviendo, muchos los han estado sintiendo y hasta han pensado
– y les hemos aclarado- ¡que no es verdad que el cuerpo está enfermando! Imagínense, tal como la hermana les ha
comentado: ¡Qué tan densos hemos
estado!, que estamos resintiendo el cambio, tal cual como ha llegado.
¡Y sí!, es verdad. Algunos han llegado a sentir que en su
interior ¡todo muriendo está! ¡Porque es así! ¡Está muriendo todo aquello que
no necesitas más y que es de aquí! ¡Que no es tuyo! Porque lo que mi Padre
les ha entregado es ¡tan elevado! ¡Amados! ¡Amadísimos hermanos!
¡Uhmm! Sé que
algunos están pensando: “¡No! No es así como el ha estado hablando”. Mira -hermano,
hermana- donde me he presentado, les he hablado tal cual como lo han necesitado,
¡pero en la verdad de mi Padre! y eso ya se les estará mostrando. Que soy su
hermano, que les está hablando. No olviden que les he dicho: “Los estamos esperando”. Ahí es donde su
hermano se estará mostrando. ¡Sí!, porque así será.
Pero ¿ante quién? ¿Para
quién? Aquél que de corazón, ¡sí!, no importa que en algún momento cuestionó. ¡Ya
verás! -hermano, hermana- que para nosotros -en la verdad de Nuestro Padre- no
importa todo lo que tú ¡aquí! hayas vivido, porque entendemos que en algunos
momentos has estado ¡tan confundido! Si
a mi Padre; ¡a Él directamente le has cuestionado! y El nada te ha dicho. ¡Es
cuando con más fuerza su amor te ha entregado! ¿Qué puedes esperar de tu
hermano? ¡Si tengo esa Gran Enseñanza! ¡Esa!, que El nos entregó eternamente. A
Él ¡hago mi alabanza! y eso es lo único que tu hermano te pide.
¡Y sí!,
para compartirte la Llama Violeta, es la que te entrega. Transmuta todo aquello;
aquello que tanto daño te ha hecho. ¡Aquello que te ha causado tanto
sufrimiento! ¡Suéltalo! ¡Déjalo al viento!, que aquí está tu hermano, que -en
la Alquimia Sagrada- toda esa emoción será transformada y elevada a mi Padre
tan amado, porque ante El ¡todo será purificado! y entonces hasta ti volverá
transformado, en toda su pureza ¡tan cristalina!
¡Ya te hablaré de
ello!, amado hermano. Verás, ¡vivirás y sentirás! Te he de compartir, ¡para que
tú también puedas lograr ya eternamente vivir esa vida!, la verdadera, ¡que El
tiene para ti!
Es tu hermano el que
te habla. Entonces, yo te digo: En ésta cita que tenemos contigo, en la Gran Reunión,
vivirás ¡plena y totalmente su infinito amor! Pero has de ir así; ¡entregado!, amado hermano.
Que yo soy ¡Saint
Germain! Tu hermano.
Marzo 2, 2016
Ketta/Aleshia (3).
Y finalmente, también
nos dijeron que no sería tan recurrente el ya hablar de lo que ustedes en ese
entendido ya están, amados hermanos. Porque hay otras cosas que también tan
importantes y que para ustedes son tan valiosas; así como el sentir, que no
solamente el cuerpo tan vibrante.
Dice mi Padre que
por cuanto sigan así, ahí es donde empezarán a brillar. Porque algunos
preguntaron: “¿Cómo es qué han hecho aquellos que se han llegado a iluminar?” Cuando
dentro de ti se empieza, el regalo ya está.
Mira,
cuando el hermano Leutón habló del protón y que ya se había unido al electrón;
en esa fusión, cuando todo empieza a llevar a la acción en tu interior, todas
las Partículas Sagradas, tan divinas, empiezan a verse iluminadas. Cuando tú
más constantemente estás entregado y todo en amor lo empiezas a ver ¡y así le
hablas a tu hermano!, es cuando -lo que tú llamas “tu aura”- empieza a cambiar
y comienza a iluminar. Y eso es lo que tus hermanos en ti verán.
Ahí es,
lo que -de tiempo en tiempo- aquellos que vieron y dijeron: “¡En santos se
convirtieron!” Amado hermano, es sólo que en la verdad -al redescubrirla- empezaron
a caminar en el infinito amor de Nuestro Padre.
¡Porque es verdad! Todo
en ti empieza a cambiar, primero tan sutilmente, inconscientemente. Eso en aparente,
pero toda tu vibración se empieza a
elevar, en esa melodía que para ti empieza a sonar. El decibel -aquél del que
ya te hablé- que se empieza a elevar, logre hacer la conexión por la Melodía Sagrada;
aquella que en el infinito siempre está eternamente y tú -al escucharla- por
eso dice Nuestro Padre: “Brillarán como un diamante”.
Así es -hermano caminante-
y tantas cosas te ha enviado para ayudarte.
Ahora nuevamente, lo que llamas “piedras” o “cuarzos”, verán de qué manera te
estarán mostrando que no necesitas seguir viviendo ya en ésta quimera. ¿Cuántas
cosas te estuvo mostrando?, pero que solamente te ha estado limitando.
Todo
lo que vive y se alimenta de la energía que siempre ha estado viva; cuando tú
también la utilizas en esa fusión, algunos dicen “empiezas a vivir una
re-calibración”. ¡Yo diría que es una alineación! y empiezas a estar en tu
centro. Y cuando ya no permitas que nada te mueva de ello, entonces -mi Padre
tan amado- el “Yo Soy”, eternamente -a través de ti- estará hablando. Siempre ha sido
así. Siempre será. ¡Vuelve a suceder! Ya lo verás. ¡Eso se te mostrará!
Si tú
atento estás cuenta te darás que ya escuchándolo estás, amado hermano. Te lo
dice tu hermana; aquella que todavía está frente a ti en forma humana; pero que
ya no; ¡ya no lo será más!
¡Falta tan poco para
volver al hogar! ¡Padre bendito! Que se cumpla en mí tu voluntad. Mas -antes de
volver- tal como tú me lo has pedido, a mis hermanos invito. Que sientan en su
corazón. Que haga a su Ser infinito la fusión para volver a ti. A ti ¡Padre tan
amado!
Ahora
que es el gran momento, háblenlo así. ¡Siéntanlo fuertemente!, que de mi Padre
escucharán cómo es que habrán de seguir, ¡porque no será tu hermana! ¡Eres tú!
el que lo hará, amado hermano. Yo sólo te vengo a mostrar. ¡De El te vengo
a hablar! Y claro que luego -de acuerdo a lo que me ha pedido- ¡te mostraré qué es lo que contigo sucederá!,
cuando tomes esa decisión.
Para
ello te pido ¡atento estar! No será, no sea, que cuando eso suceda te tome
distraído, amado hermano. Porque ya en otras ocasiones ¡así ha sucedido! Es por
ello que -con todo mi amor- te suplico: ¡Escucha tu corazón! Ahí es donde mi Padre
¡más fuertemente te estará hablando! y tal como indique, tu hermana te estará
mostrando.
¡Gracias por estar
aquí! ¡Gracias!, por nuevamente compartir y por escuchar. Que sea tu corazón el
que la respuesta te dé, si todo esto, que hoy -de lo que tu hermana te habló-
es la verdad.
¡Benditos sean
hermanos! Y sigan adelante, en la fuerza en mi Padre les da.
En la libre, la
gravedad -tal como se dijo- todo empezó a cambiar; pero más fuerte en estos
días se sentirá.
Ya -en el nombre de
mi Padre- tu hermana te comentó, ¡te
anticipó!, que en 26 días -que ya se habrán de completar- algo se mostraría.
Ya mi amado Maestro también de ello les vino a hablar. ¡Y es verdad!
Es tanta la
insistencia, porque les piden que en ustedes -al escuchar- ¡no crean lo que se les dirá!: Que en éste cambio caos habrá y que
ustedes perecerán. ¡No es verdad, amados hermanos! ¡Eso no sucederá!
Saben,
¡sí!, lo acaban de escuchar: Lo que morirá será lo que por dentro ésta ilusión al
construir ¡en ustedes quiso depositar! y que no les permitía fluir, para vivir
y despertar. ¡Eso es lo que removerán!
Será
en estos días y es el principio de lo que ya -en éste cambio- se empezará a
mostrar. Muy, muy claro será. Que el temor de ustedes no haga presa, porque -al
escuchar esto- que viene del “Yo Soy” -amados hermanos- en gran inspiración, luego
de ello, mi Padre sólo les pide que -cuando eso suceda- se abandonen a Él,
porque aquél que recibe toda la fuerza -que miren que El no te entrega nada que
tú no pudieras resistir- a partir de ello, en el verdadero vivir, el Gran Despertar,
para que al escuchar en el Lenguaje Sagrado lo que ya se les dirá, es verdad: De
otra forma se les hablará. Pero entenderá aquél que se ha querido preparar.
¡Muy importante! Eso
es lo que mi Padre me ha pedido que en éste momento -en su nombre- al hablarles,
pudieran escuchar.
La Rejilla
Sagrada, así como ha sido reforzada, ya empezará el gran trabajo amoroso a
realizar, ¡para ustedes hermanos! ¡Para ustedes!
Eso es lo que
sentirán.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario