28 de junio de 2016

Canalización del 25 de Mayo de 2016.

Mayo 25, 2016

Ketta/Aleshia (1).

para Nuestro Padre imposibles no hay. Lo único que pide es: ¡Déjate llevar! Pero con esos pensamientos que todavía permitirnos ¡que sean más los momento en los cuales entre la razón!, yo te digo -amado hermano- ésta cita de la que tanto nos han estado hablando y han pedido que estemos así, en reunión; ¡muchas cosas!, muchas cosas estarán sucediendo.

Y será de aquél, aquélla; lo vivirán quienes de verdad -con el corazón, ¡mira!, ¡no importa!, no importa amado hermano, porque pudiera ser que inclusive los que últimamente, insistentemente aquí han estado; pero si hay cosas que todavía no deseas, no has querido estar soltando, ¡pues que no te extrañe ni te sorprenda! que alguien que nos acompañe, aunque aquí no lo hayan visto tan frecuentemente; pero que su corazón -en ese proceso- lo ha elevado y con Nuestro Padre ha hablado tan amorosamente. ¡El nos conoce! ¡El sabe! y cuando te hace sentir esa sensación, ese deseo: “¡Sí! Quiero estar. Estoy escuchando tu llamado.”

Amado hermano; ¿qué te puedo decir? ¡Para mí es una gran alegría! y con los brazos abiertos te digo: ¡Acompáñame a vivir! -no ese gran día- ¡que serán varios! y a cada uno de ustedes ¡algo!, amorosamente y de manera especial les ha preparado. Mas también te diré; que te estarás confrontando ¡contigo mismo! ¡Con todo aquello que aún te rehusas y no quieres estar soltando! ¡Te prevengo! ¡Eso será un gran enfrentamiento!, en el cual ¡vencerá aquél que está deseoso de una vez por todas -a mi Padre- quererse entregar!

Porque ya lo ha dicho nuestro amado Maestro: “Amado hermano; sólo te digo que ¡después de esa reunión!, de que tú estés ¡no sólo conmigo! -al regreso- ¡ya nada para ti será igual!” ¡Y bendito Nuestro Padre!, porque ahí es dónde ¡tú! cuenta te darás, hasta dónde te has preparado ¡y qué es! lo que hasta hoy no has soltado; pero que estás dispuesto.

Y amado hermano; ya a Nuestro Padre le has hablado y le has dicho: “¡Lo prometo! ¡Quiero sentirte cada vez más fuerte!, ¡más dentro de mí! ¡Que día con día sea ese mi aliciente! ¡Sentir!, que esa Chispa que me entregaste, ¡nuevamente a ti! está dispuesta y se quiere unir”.

Eso es, amados hermanos. ¡Eso es! eso lo que Nuestro Padre -de ustedes- de cada uno, está deseando. ¡Olvídate de lo que todo lo que pudiste haber escuchado! Tú, ¡que tanto y tanto estuviste buscando! Porque es verdad también; Nuestro Padre tiene muchas formas de decirte: “Aquí estoy. ¡Aquí estoy! ¡Siempre! No a tu lado, ¡contigo!, en tu interior. Si ahora quieres hacerlo así, primero en el exterior, Yo te voy a mostrar que lo que realmente ¡en mi verdad! transforma, es cuando contigo mismo; ¡ahí!, en lo más profundo, quieras escuchar”.

Y también yo te lo digo; en la enseñanza del “Yo Soy”; ¡esa!, esa amado hermano, de la que muy pocos quieren hablar. ¡Y no porque no la conozcan! Algunos, aquellos a los que Nuestro Padre, ¡porque sí! ha habido grandes momentos en los que -a algunos de los que aquí se encuentran- ¡les ha entregado!, ¡les ha mostrado! y a todos, ¡a todos! -en infinito amor- los ha envuelto.

¿Pero quién? ¿Quién realmente desea sentirlo?, fervientemente; plena ¡y totalmente! ¡Porque sí! Porque has dicho: “Eso es lo que yo deseo. ¿Por qué insisten?” Mira hermano; mira hermana: Mi Padre te conoce y tu hermana -en el afán de todo lo que El me entrega- a ti compartir, ¡a ti quererlo entregar! ¡Por algo estás aquí! Pero, tal como me lo dijo: “A nadie, recuérdalo bien; ¡a nadie! tendrás de forzar. ¡Qué importa que en algún momento lo veas tan entregado! y luego -en otro instante- sea su decisión ¡y lo veas que se ha retirado!”

Yo sé que el momento llegará; pero quiero decirte desde lo más profundo de mi corazón, que mi deseo es -amado hermano, hermana- que realmente aquí, ahora, en éste tiempo, así lo desees totalmente. Que sea tu gran oportunidad de volver a Él; de con El estar. ¡Porque no será la primera vez! ¡Lo has hecho ya! Sucede que -en tu memoria- ¡no has permitido que se exprese toda la gloria! que El -en ti ¡y para ti!- al crearlo, a cada uno de ustedes; cada uno lo ha vivido.

Es el momento de que nuevamente ¡y no te estoy hablando de lo que hay!, de lo que has vivido, de lo que has visto, hasta donde tus ojos terrenales alcanzan. ¡No! No sólo de ésta dimensión ¡que tanto te ha limitado! y de la cual piensas que -en éste caminar- para ti ya todo está terminando. Si yo te dijera que muy al contrario; todo está empezando, ¡porque te estás permitiendo y estás escuchando!

Y Nuestro Padre amorosamente -para ti- eso que habías detenido, ¡ahh!, reforzadamente lo está preparando para entregártelo; ahora que sabe que será tu gran momento. ¡Para mostrártelo! y para que confirmes ¡eso que el amado Maestro! -en aquél tiempo- tantas veces lo dijo: “¡Esto! que ven en mí, ¡esto que he hecho!, ustedes también lo harán. Eso ¡y mucho más!”

Es el gran momento de la verdad, ¡pero recuerda lo que tienes que soltar!, ¡porque tú te conoces realmente!, ¡así como mi Padre!, porque para El ¡cada uno de ustedes es transparente! ¡y sabe! lo que aún ¡por ahí!, en lo más profundo; donde solamente debería estar y habita también; pero no te permites escuchar su voz, sentirlo, su Esencia ¡y vivirlo!, toda su presencia. Eso es lo que muchos de ustedes han empezado ¡y es lo que harán!

Esto que su hermana les insiste, ¡viene de mi Padre!, porque no soy yo; sino que ¡al sentir toda su inspiración! y en el “Yo Soy”, lo que nuevamente ahora, aquí, en éste tiempo te ha dicho: “¡Y alzaré mi voz!, primero para ti”.

Y mira hermano; tú bien sabes que no te he venido a mentir, ¡porque lo ha hecho! y también para pedirte y decirte ¡en qué! y ¡por qué! debes hacer corrección. Ya -si tú quieres hacerlo o no- esa es tu decisión, en esa libertad que Nuestro Padre te entregó.

¡Sabes! ¡Sabes amado hermano!, qué es lo que tienes que soltar. ¡Sabes! ¡Hazlo! Yo te invito; porque lo que estarás acercando ¡totalmente!, será el vivir, en ese sentir; lo que Nuestro Padre a cada uno entregó. Y es para vivirlo eternamente.

Eso, hay hermanos que mucho te han compartido; que de ello mucho te lo han dicho; pero tú te has preguntado: “¿Por qué ahora, de manera tan cercana? ¡y a través de tu hermana! Insistentemente; insistentemente se te ha estado recordando. ¡De verdad! ¿Te has dedicado tan sólo un momento?, ¡no para pensar!, sino en el sentir, con Nuestro Padre hablar y quererlo decir: “Realmente Padre, yo estoy sintiendo ¡todo esto! que desde mi interior -al estarte escuchando y lo que me han estado diciendo- ¡sí! lo siento en el corazón. Es, ¿es porque empezaré ya a traspasar ésta dimensión? ¿A acercarme cada vez más a ti? ¿A abrir totalmente  mi corazón?”

¡Ahh!, lo que llamas “corazón”, porque aquél que lo haga, sabrá realmente qué es lo que tiene guardado. Porque, porque el infinito amor de Nuestro Padre, ¡ahí es donde más he sentido! ¡y cada emoción!, es ahí donde tú -al empezarlo a sentir- lo has compartido y así ha sido.

Cada uno de ustedes son un Gran Milagro de la creación que Nuestro Padre -de manera individual- les ha entregado. ¡Y también entregó!, que tuvieran -de verdad- esa gran alegría de poder ¡co-crear!

¿No se han dado cuenta todavía? Cómo es que ha sucedido; que tú -a quienes llamas “tus hijos”- ¿de qué manera y por qué han venido? Pero todo eso -amado hermano- ¡como en tantas cosas!, por seguir tan distraído en ésta ilusión ¡que tanto te ha confundido!, no le has dado el verdadero valor, de lo que Nuestro Padre ha hecho por ti ¡y para ti!: El Milagro de la Concepción.

¿Te has preguntado?, cómo y de qué manera -al hacer esa ¡Gran Implosión!- y luego ahí en el Infinito, decir: “Quiero ver ¡en cada uno de mis hijos! y que sientan y sepan que así, como en éste instante- de mí lo están recibiendo”. ¡Ellos también pueden! -a lo que tú llamas “tu descendencia”.

Pero mira; eso también es motivo que en una próxima ocasión, tu hermana te hable ¡realmente! del Milagro de la Concepción.

Ahorita te preguntarás: ¿Por qué de esto te he querido hablar? ¡Ahh! Muchos de los “misterios” -porque así les has querido llamar- al tú aquí seguir tu caminar; ¡ahh!, para ti, para ti, amado hermano, amada hermana, ¡ya no lo será!

¡En el nombre de mi Padre te lo prometí! !Y si realmente has estado tan atento y alerta!, como nuestro amado Maestro te lo ha pedido, entonces, entonces, ¿quiénes de ustedes ya se han dado cuenta?, ¡de la profundidad! de todas las cosas a las que ahora ¡no sólo tu hermana!, ¡sino ellos te han querido hablar! Porque -si has dicho que preparado para ello ya estás- entendiendo así, de una manera ¡tan natural!, pero tan amorosa y con esa profundidad, porque ¡todo lo que es de Nuestro Padre es así!

No quieras tanto buscar y buscar. Cuando tú te entregas, ¡llega -de la Inteligencia Divina- la sabiduría!, para que todo lo veas y lo entiendas ¡con tal claridad!, hasta, hasta en lo que tú -a tu hermano- le quieras hablar; viniendo de Él; de Nuestro Padre tan amado y entonces -por consecuencia- en éste mundo de la apariencia, de la ilusión, también se empieza a materializar todo lo que es de la Divinidad. Porque lo han vivido; lo han vivido aquellos hermanos que ahora por ti y para ti, ¡de ello quieren hablarte! ¡Quieren compartirte! ¡Vienen a decirte! Pero tú ¿estás dispuesto a escucharles? ¿Realmente?

Porque lo has dicho, pero ¿eres congruente? ¿Lo has sentido?, porque otra cosa has mostrado, hermano querido; inclusive momentos tan simples, ¡tan vanos! Por eso mi Padre les pide; que hagas una reflexión y que lo hagas con infinito amor. Que te veas realmente; que El nunca te dejará. ¡Ya nada para ti será a la suerte!, sino lo que ya dispuesto tiene ¡para ti! en la verdad. ¡En Su verdad!, que es eterna y que para aquél; aquél que empieza a caminar por el sendero que a Él te va a llevar, amado hermano; cuenta te empiezas a dar que solo no estás; que siempre Nuestro Padre contigo va.

¡Y si quieres una señal que sea para ti palpable! ¡Que puedas verlo aquí!, en el plano terrenal, ¡también te la ha dado! Es sólo que muchos de ustedes ¡cuenta no se han dado!, o no lo han creído, hermanos queridos. Pero ¡sé que lo harán! ¡Sé que lo harán!, aunque algunos lo hagan cuando -tu hermana- ya contigo no siga éste caminar.

¡Mas no importa! Nuestro Padre lo ha dicho: “¡La semilla la irás a sembrar!, que la cosecha, la recolección, ¡el rapto!, cada uno de ustedes tiene una misión”. Pero habrá un momento; un lugar; allá, en el infinito, donde nos volveremos a encontrar. Lo tengo muy claro. Ya ustedes verán, hermanos tan amados.

Mientras tanto aquí, ¡aquí!, siéntelo en el corazón, que en éste ¡verdadero vivir!, al cual te estás permitiendo y quieres vivir ese gran resurgimiento, ¡hazlo amado hermano! Que mira; Nuestro Padre, nuestros Maestros, ya están contigo ¡afanosamente!, cada vez que tú te abandonas a tu descanso, algunos de ustedes han alcanzando a escuchar: “Es el momento de retirarnos, ¡antes de que despierte!”

Te lo digo porque es una gran experiencia. Si no lo has hecho, ¡ya la vivirás!, ¡pero en ti estarán dejando todo ese infinito amor y esa Apertura de Conciencia!, en la que tú te dices y te preguntas: “¡Tanto me hablan de ella!, pero ¿cómo la voy a vivir?” ¡Ahh! Amado hermano: Tu Esencia en lo etérico; ahí, donde sólo se siente y se escucha el infinito amor de Nuestro Padre y -en su gran sabiduría- a cada uno de ustedes ya les ha dicho: “¡Está muy cercano ese día!, en el que aún tú -ahí estando- empezarás a vivir todo lo que te prometí”.

¡Se empieza a cumplir amado hermano! ¡Se empieza a cumplir! ¡Ay de ti!, si no lo entiendes ni lo crees así; porque entonces te estás negando a que ya sea tu oportunidad de -a Nuestro Padre- estar regresando.

Y tú me pudieras decir: “¡No mientas!, porque sé que lo haré”. ¡Sí!, amado hermano, todos ustedes -el Gran Momento- ¡claro que lo vivirán! Pero ahora, ¡aquí!, ¡de verdad!, estás aceptando y quieres, deseas que ya sea tu oportunidad. ¡Hazlo! Hazlo amado hermano, porque mi Padre mucho te estará mostrando.

¿Y qué crees? Primero de ti hacia ti. Te sorprenderás cuando cuenta te des, ¡todo lo que puedes hacer!, pero no olvides que será en el nombre de Él. ¡Siempre sintiendo su infinito amor! ¡Viviendo todo!, todo lo que ya está en tu interior. ¡Dejarlo que fluya!, que primero en ti te envuelva; te abrace.

Es por eso que mi Padre te pide: “¡Amate! ¡Perdónate! Cuando aprendas y sepas que eso es lo primero, ¡porque ahí estoy Yo en ti! Y luego, luego, sabrás, entenderás, ¡que todo eso es tanto!, que con tu hermano habrás de compartir ¡y lo harás! ¡Es inagotable! ¡Es la Fuente que todo te lo da!, en el presente, en el que eternamente vivirás. Ahí es donde también vas a entender que es ¡el aquí y el ahora!

¡El tiempo no existe para aquél que se entrega! y que ya -volver al hogar- añora. Que Nuestro Padre se va a presentar de una y mil formas ¡ante ti y para ti! ¡Y se mostrará! y compartirás y -de ello- a tu hermano hablarás, porque eso es lo único que estarás sintiendo ¡y esa necesidad de estarlo compartiendo!, de -de ello- estar hablando, ¡inagotable!

¡Siempre! ¡Siempre! -de Nuestro Padre- tendrás las palabras para a tu hermano hablar en el momento indicado; con quien tenga que ser; en el lugar en el que ¡menos estarías pensando!, ¡pero para Nuestro Padre será el adecuado!, porque ¡a través tuyo! le hablará a tu hermano. Y en esa conexión es cuando todo se expande, en infinito amor.

Es por eso que te digo: Es el tiempo -hermano querido- en que ésta gran estrella -al estar viviendo su Ascensión- se está iluminando ¡tanto! Que mira que la Rejilla Cristalina ¡todo lo que está emanando!, para todos ustedes. En algunos ha hecho un gran efecto. En otros… ha empezado; pero sabemos ¡que todos van en camino! de vivir -de Nuestro Padre- lo perfecto. Y así será. Eso es lo que se mostrará. Eso es de lo que se hablará.

Tu Ser al aceptarlo, más adelante allá -al sentirlo y recordarlo- dirá: “Ese tiempo; ese, en el cual se vivió ¡tan fuertemente la Grandeza del Creador! ¡Fue mucho lo que se mostró!” Es ahora amado hermano. Es aquí ¡y eres tú! el que lo vas a vivir.

Por eso; por eso le pediste ésta oportunidad de todo ello compartir. No la desoigas. ¡Hazlo ya!, que mi Padre te va a guiar, como lo ha hecho hasta hoy. Y si es tu deseo -a tu hermana- escuchar, yo te digo; que lo que traigo de Él ¡es para ti!, para que aceleres ese despertar.

Me está pidiendo que te lleve ¡y lo haré! Pero eres tú; cada uno de ustedes; el que será -para sentir y vivir todo lo que para ustedes hay- es el que aprobará o se negará. ¡No hay nadie más!, ni pretendas culpar. ¡Eres tú! y sólo tú. Si lo vives ¡es porque dispuesto estás!, amado hermano.

Y nosotros aquí estamos. Por eso de ello te estamos hablando.



Mayo 25, 2016

Maestro Desconocido.

Y he de insistir; que de tiempo en tiempo ha sido así. A todos aquellos a los que se les hablaron, lo que vivieron, lo que se les mostraron. Algunos lo que dijeron.

¡Poco! de nosotros, de tu hermano -que de ello te está hablando- ha sido conocido. ¡Pero yo te diré por qué, hermano!: Porque aquellos, aquellos que en esa virtud no desistieron y el camino en esa Gran Apertura siguieron… con nosotros están.

Y algunos -los que pidieron volver- mira; ¿de verdad deseas escuchar qué es lo que has hecho con ellos? A algunos ¡ni siquiera les has permitido hablar!, porque como ustedes acostumbran y externan: “¡A mí no me va a hacer cambiar!”

¡Aquí no venimos a cambiar a nadie! En primer lugar; lo que venimos es a hablarte y a mostrarte, de la verdad única que viene del Padre. ¡Esa!, la que muchos todavía se niegan a escucharle; porque ¡ese intento y esa insistencia! de que tienen que comprobarte, porque solamente de esa manera dejarás de mostrar resistencia. Mira hermano; ¡tú mismo lo has dicho!, que es el tiempo en el cual ya no es para razonar, ¡sino para sentir!, en éste verdadero vivir. ¡Hazlo así!

¿Por qué crees que aquél al que llamas “El Gran Maestro”, cuando aquellos pequeños -hablando del “Milagro de la Concepción”- pidió: “Dejad que los niños se acerquen a mí, porque si tan siquiera ¡alguno! de ustedes tuvieran tan sólo ¡así de pequeña!, ¡la inocencia!, que en ellos aún se encuentra, el Reino de mi Padre ya lo estarían viviendo”.

Y tú puedes decir: “Esas no fueron las palabras que él estuvo diciendo”. ¿Y me lo dices a mí? ¿A tu hermano que -en todo ese vivir- lo estuvo acompañando? Aunque no lo quieras creer; ¡todo esto que estás escuchando!, hermano querido, mucho más de ello -así te lo he prometido- ¡te he de decir!

Pero lo que deseo con el corazón, es que tú -de verdad- ¡no sólo lo guardes!, sino que en ti ¡empiece a mover! ¡y haga implosión!, para que en éste amanecer, del día ¡que tanto y tanto cada uno de ustedes estuvieron esperando!, ¡lo vivan segundo a segundo!, con toda la fuerza; porque ahí es donde permitirán ¡sentir -de Él- Su presencia! y a nosotros también.

Que ya escucharon alguna vez; nuevamente. ¡Y aquí están presentes!, aquellos que -al reencontrarlos- empecé a decirles: Que mira; que no es fácil que con ustedes esté. Sólo lo hago de tiempo en tiempo ¡y con aquellos! que en la preparación han prometido, ¡han hecho el juramento!, que volverán con “Aquél que todo lo creó”.

Y hermano querido: ¿Qué estás esperando? ¡Muchas cosas más te estaremos mostrando! y lo haremos ¡a través tuyo! ¡Uhm! Es por esto que te insisto: ¡No te sorprendas! de lo que habrás de vivir. ¡Ay de ti!, si ni así, en tu corazón insistas en decir: “No lo sentí”; porque entonces, tal como ya lo dijo el Padre: “¡Déjalo así! Ya no voy a insistir. Ya habrá otro momento, amado hijo”. ¡Lo mismo te digo!, amado hermano.

Que mira que nosotros aquí seguiremos; ¡toda la eternidad tenemos! para ustedes; para cada uno. ¡Y ten la plena seguridad!, que cuando tú todo esto lo quieras reflexionar y hables con el Padre, ¡conmigo!, ¿por qué no? Te voy a escuchar y tú verás la respuesta que el Infinito hará. Tal como lo ha dicho la hermana: “El Cosmos para ustedes -porque así lo ha prometido el Padre- hablará”. ¡Y lo hará! El momento muy cercano está.

Es por eso que te pedimos que hagas corrección con aquello que sabes, que aún insistes y que es un error. ¡A nadie estarás engañando!, porque si tú piensas que tus hermanos cuenta no se van a estar dando, ¡pero el Padre! ¿Y nosotros? Nada está escondido. ¡Nada!, hermano querido. Y te vuelvo a repetir; tampoco para la hermana, a través de la cual tu hermano te habla.

¡Ese momento ya lo estás viendo! Por eso has visto en ocasiones sus reacciones; cómo guarda silencio; ¡cómo te observa!; a reserva de que desees escuchar realmente si preparado estás para que te digan la verdad, de lo que en tu interior ¡todavía no has querido soltar!

Y ya se te ha dicho: Cuando estés dispuesto; pero sin pensar, ni decir, ¡ni mucho menos sentir! que te está ofendiendo o que está pretendiendo juzgar, cuando ella también hay cosas -como ustedes dicen- que “tiene que trabajar”. ¡Muy consciente está! Pero si algo se le ha pedido y es para ese Gran Despertar ¡de aquél que ya no quiere caminar dormido!

Amados hermanos: ¡Háganlo así!, porque ¡hasta hoy!, ésta es la forma en que a nosotros ¡nos han querido permitir! que nos acerquemos. ¡Son ustedes!, no nosotros; aunque dicen “que los limites ponemos”. ¡No te equivoques hermano! ¡Ya no lo hagas!; que se te ha mostrado y has sentido, ¡lo has visto!; que todo lo que se te ha dicho, lo que has escuchado -¡aunque muchas veces no te ha gustado!- ¡es realmente lo que estás pensando!; lo que estás viviendo. ¡Porque no se trata de que te digan lo que tú quieres escuchar! Se trata de que en lo que vivas, para que puedas corregir y seguir tu caminar hacia Nuestro Padre.

¡Eso es! ¡Eso es!, en ésta batalla. Tú pensaste que sería de otra manera. ¡No, amado hermano! Si también has dicho y repites incesantemente: “¡La Luz del Padre nunca falla!” ¡Y es verdad! Los que fallan son “la Hermana Humanidad”, por querer seguir e insistir ¡en todo! y tanto razonar.

¡La claridad! ¡El amor! La Verdad; testimonio fiel de lo que te venimos a hablar, también -una vez más- lo van a comprobar. ¡Y qué digo “una sola vez”! Si tú estás dispuesto, ¡ese será el principio de todo lo bello!

Hermano;  por eso te pregunto: ¿Quieres? ¿Deseas con nosotros seguir caminando?, porque ya tiempo ha, que te estamos esperando. Y en ese lugar ¡y muchos más!, nosotros -para ti y ante ti- ¡lo que vamos a presentar!

Entonces, ¡esa es la voluntad! del que llamas “¡El Padre tan amado!”, que de esa forma te quiere abrazar; aquí, en el ahora, para que lo sigas recibiendo y sintiendo ¡por toda la eternidad! ¡Nuevamente!, tal cual como lo fue antes.

Que todo lo que viene de la Fuente -en ti- haga resurgir; reavive todo lo que es, porque de esa manera es como convive aquél que se ha entregado. Y lo hace con todo hermano; ¡todo lo que está vivo!, ¡aquí!, como ustedes. Te voy a decir, porque siempre así ha sido: En gran unión.

¡Y mira! ¿Quién se los mostró?: Aquél al que llamas “El Gran Maestro” ¡y tantos que han llegado!, como también que -de la enseñanza del “Yo Soy”- les ha hablado. ¿Qué es lo que de él conocen? ¿La transformación que hace?, ¿de objetos a algo valioso? ¡Pues eso es lo que él quiere hacer!, pero también ¡en tu Ser!, con esa Alquimia amorosa, “¡espiritual!” si la quieres llamar; pero permítele que lo haga. ¡Uhm!

Y algunos han pedido: “¡Yo quiero que mi evolución la quiera acelerar!” Y yo te digo: ¿Te has querido preparar? ¿Estás dispuesto a vivir lo que se te va a mostrar?, porque te vas a confrontar con todo aquello ¡que en ti aún está! y que pretende todavía limitar, lo que el Padre ¡para ti!, para ti ya tiene preparado ¡y te lo desea entregar!

Esto es lo que nosotros de todo esto te hablamos. Dirás que tanta insistencia; pero mira hermano: Realmente, ahora aquí, ¡en lo que tú llamas “tu existencia”! en ésta estrella. Si yo te dijera cuántos, cuántos de ustedes ¡oh humanidad! están aquí. Y en ese caminar, quiénes son los que están buscando, ¡están deseando! y están escuchando la enseñanza del “Yo Soy”. ¡Ahí es!, cuando tus hermanos empiezan a aparecer, ¡para ti!, ante ti, a hablarte de ello.

Pero también ¡tú! te estás mostrando ¡qué tan firme! y qué fuerza tiene. ¡Hasta dónde estás dispuesto! ¡En acción amado hermano! ¡En acción! No sólo de palabras; ¡que también el que llamas “Maestro” te lo dijo!: “Ya no serán sólo palabras”.

¡Y tú piensas que siguen siendo! Pero no has hecho el recuento de todo lo que en acción has estado viviendo; que se te ha mostrado; ¡que lo has atestiguado! y lo has vivido; ¡que lo has sentido! y eso seguirá siendo.

Hermano querido; ¡obsérvate a ti mismo! y date cuenta que todo esto ¡es! ¡Así es como te habla el Padre!: “Para que ¡tú! -amado hijo- ya vuelvas conmigo”.

Entonces; paso a paso, todo lo que El te está entregando ¡y aún más! ¡Aún más!; que también te lo quiero recordar: ¡Uhm! ¡Con muy pocos -de ello- podrás de ello hablar!, porque pensarás: “¿Quién me lo creerá? ¡Pero está aquí en mi corazón! y lo estoy guardando y busco seguir adelante, ¡ya sin ninguna distracción! ¡Estar en completa unión! con Nuestro Padre, y vivir así, en esa conexión. Sólo de Él recibir la inspiración”.

Y mucho más; porque entonces también escucharás plena, total y directamente ¡cada instrucción! Ya te comprobaré que así es, aunque hoy -al escuchar- ¡no lo quieras creer!, amado hermano.

Por eso se te está pidiendo ¡que ya dejes de ser tan mundano! Que todo lo que te muestra ésta ilusión ¡no es nada!, comparado cuando tú empieces a sentir y a vivir ¡la elevación! o lo que le llamas -cuando al que llamas “Maestro”- hizo ¡la total Ascensión!

Y dices: “¿Quién más lo podrá vivir? Sólo él”. ¡No te equivoques! ¡No te equivoques! ¡Puede hacerlo éste y aquél!; pero si están dispuestos a escuchar, ¡a vivir! en la verdad; en el infinito amor que El te entrega y que eternamente te da.

Y para ello, también tu hermano te viene a hablar. ¡No olvides! que sólo de tiempo en tiempo.

Hoy ¡es el momento!


Mayo 25, 2016

Ketta/Aleshia (2).

Y por consecuencia lógica; ¡no es tan paradójica!, porque yo pudiera decirles en cuántas ocasiones, cuando los que están aquí, cuántas veces he venido a reunirme.

¡Y a ti el corazón te lo va a decir!, en éste vaivén, cuando tú -al dejarte llevar- algunos lo que escuchan no lo creen, pero mi Padre ya ha determinado el momento, ¡Nuestro Padre!, en el cual con algunos de ustedes ya lo he hecho, pero con otros también, en esa gran oportunidad, al estar frente a frente y de ello empezar a hablar, y decirte amorosa y directamente qué es lo que mi Padre desea, y por qué tu hermana, ¡tu hermana!, contigo de ello empieza a hablar.

Es sólo que -al escuchar- tú estás viendo a tu hermana la terrenal, y eso no te permite escuchar con el corazón, sino ¡todo empezar a quererlo razonar! Y te has preguntado: “¿De dónde saca todo esto de lo que me está hablando? ¿Quién? ¡Uhm! ¿Quién se lo está dictando? ¿De dónde lo leyó?”

Mejor ¡no desgastes tu energía en pensar!, si lo que te dijo, en qué mintió. ¡Mejor siente en tu corazón!, porque ¡ésta es una gran ocasión! ¡No desperdiciemos lo que Nuestro Padre nos está entregando! Mejor ¡confrontemos en el espejo!, lo que de nosotros no queremos aceptar, ¡pero que lo vemos!

¡Es el gran momento de la verdad! Cuando tú realmente estés dispuesto ¡y quieras vencer a ese gran opresor!, que inclusive no te permite decir: “¡Sí tengo!, la fuerza de la fe”. Porque no olvides que también la fuerza de las palabras; ¡todo lo que tú hablas! y cuando lo dices ¡desde lo más profundo de ti!, así, ya se te ha dicho: “Ten cuidado con lo que piensas y con lo que deseas… no sea que se te vaya a cumplir”. Por eso ¡hazlo con amor!

Cuando esto sea consecuente, ¡en ti un hábito!, ¡ya no digo “frecuente”!, entonces te darás cuenta hermano, que todo lo que vivas lo estarás recibiendo de la Fuente y comprenderás que “el Dios Vivo” en ti está; porque ahí es donde se está cumpliendo cuando El te dijo: “Y todo lo co-crearás”.

Cuando es para tu bien, cuando con el corazón y dejándote llevar por el “Yo Soy”, entonces, entonces -a través de ti- estará hablando; se estará mostrando en grandes y bellos momentos, en los cuales ¡primero te estará sorprendiendo!

¡Que ya con ustedes, en algunos ha estado sucediendo! y se dicen: “¿Cómo fue que lo hice?” Corrige hermano, hermana: No eres tú. ¡Es Nuestro Padre! a través tuyo, ¡porque te estás dejando llevar! ¡Porque estás permitiendo ser ese instrumento de infinito amor que El quiso crear!

Y ahí es donde estás empezando a vivir ¡la realidad! y la verdad de lo que eres ¡y todo empieza a emanar! Y es cuando “humano” -de ser así- lo empiezas a dejar; primero tan sutil y luego conscientemente.

¡Y alaba a Nuestro Padre!, porque entonces tu camino lo seguirás, sabiendo que aquí estás, sin estar; porque así será… ¿Recuerdas que se te dijo?: “Y empezarás a caminar, estando y no estando; sentir que no sientes”.

¡Cuántas cosas ya has estado soltando!, pero sabes que aún falta. Amado hermano, amada hermana: ¡Hazlo! Es muy poco el trayecto. ¡Es muy poco lo que falta!, para que tú ya estés viviendo -de Nuestro Padre- lo perfecto. ¡No desistas! ¡No te resistas!

Que mira; el que estés aquí ¡no es casual! ¡Cuántas veces esto lo has tenido que escuchar! y el gran momento de la verdad, tú mismo dirás: “¡Así fue! ¡Así era!, pero para que yo volviera al hogar, con mi Padre tan amado”. Y ahí es cuando -al morir- estarás resucitando; ¡pero al morir en todo lo humano!, amado hermano.

Así es como irás entendiendo que todo lo que mis hermanos -a quienes has llamado “Profetas”- lo que estuvieron ¡para ti escribiendo! ¡Un Gran Legado! Legado que también en éste tiempo se estará dejando. Ya de ello cuenta te estarás dando. Porque así es el infinito amor que mi Padre tiene para cada uno de ustedes: Siempre, siempre ¡pensando!, siempre ¡cuidando!, siempre ¡procurando!, a cada uno de sus hijos tan amados.

Una gran señal a ustedes les dará; que así ha sido, porque van a recordar de aquellos momentos en que ¡cada uno se sintió vencido!, Nuestro Padre contigo estaba, hermano querido. Pronto escucharás y sabrás por qué lo digo

¿Quién te conoce mejor que Nuestro Padre?, ¡de todo! el Creador. Y entonces, también cuenta te darás que no te he mentido. ¡Todo eso! ¡Todo eso hará una Gran Revolución en ti!

Es por eso que Nuestro Padre necesita tiempo: ¡Tiempo!, que tú estés dispuesto a dedicarle a Él. ¡Así!, abandonarte en infinito amor. ¡Dejarte! que El empiece a pulirte, para que tú empieces a iluminarte y luego brilles ¡tanto!, como ese diamante, ¡en esa pureza! que El te entregó; a la que volverás en el “Yo Soy”.

Porque así será. ¡Así será! y todo lo que conlleva. Ya lo verás. ¡Habrá una gran prueba! De ello, ¡tú la vivirás! ¡Uhm!



Mayo 25, 2016

Sananda.

Y a fuerza de tanto escuchar, lo que mi hermana -para ti- ha querido hablar. ¡Qué puedo decir!, si también estoy y estaré en ti.

¡Amado hermano!, que es verdad: El tiempo ha llegado en el cual ¡tú empezarás a vivir todo aquello!, que al mostrarte tú dirás: “También ¡yo lo elegí!”

Y aquí estoy y estaré, con los brazos abiertos ¡para todos ustedes!

Recuerda que prometí volver. ¿Quieres escuchar que lo haré? Yo diría -amado hermano- que ese gran día para ti ha llegado.

El crisol con el cual se ha de iluminar y vivirá la resurrección aquél que ha deseado seguir su caminar; porque ahí, ahí estaré en el “Yo Soy”.

¡Te recibiré! ¡Te hablaré! ¡Te acompañaré!, para que tú vivas -amado hermano- el Gran Despertar.

¡El agua viva en ti estará! Promesa ¡que cumpliré!

Contigo estoy y ahí estaré y te mostraré que el camino, la verdad y la vida -en el “Yo Soy”- para ti, porque lo que se activa después del gran confrontamiento, es para que vivas lo eterno.

Que yo soy tu hermano: ¡Sananda! Te estaré esperando

Y dejo en ti -para tu preparación- ¡toda la energía!, la gran vibración que el Padre ¡en todo momento! entrega a su hijo; ¡a aquél que se ha elegido!

¡Yo soy el camino!



Mayo 25, 2016

Saint Germain.

¡Y luego de éste gran recordatorio! de mi amado hermano, verán ustedes que cuando vean ¡y sientan y vivan! el lugar que no es profano, estarán en un gran jolgorio. ¡Yo se los prometo! No olviden ¡que soy su anfitrión!

¿Y cuánto tiempo han llevado de preparación? Aquí es cuando ustedes sabrán, ¡cuenta se darán!, hasta donde han llegado. Si están listos. Si ¡suficientemente se han preparado! Ustedes cuenta se darán.

Nosotros ¡ahí estaremos!, pero habrá momentos en que sólo observaremos, ¡tal como lo hará la hermana! De eso ya tiene instrucción. Porque déjenme decirles, que ahí, cada uno verá hasta donde ha llevado lo que llaman “su evolución”.

¡Pero no se preocupen! Nosotros con ustedes estamos. ¡Seguiremos y de esto les hablamos! Pero cuando les invitamos a que suelten aquello que todavía los invita a equivocarse, ¡no hagan oídos sordos! Se los pedimos. ¡Se los suplicamos! Que miren que lo que falta es tan poco.

¡Verán todo lo que va a cambiar! Yo diría que se mostrará ya plena y totalmente la verdad, porque luego de todo lo que suceda, aquí -amados hermanos- ¡para la hermana empezará el Gran Caminar! ¿Y quiénes? ¿Quiénes la acompañarán? ¡Nosotros ya lo sabemos! ¡Ustedes lo verán! Promesa que se cumplirá.

No olviden que se les ha dicho que en éste tiempo o lo que ustedes llaman “en éste año bisiesto”, muchas cosas estarían sucediendo. Pues es así. ¡Es así! El mismo Cosmos ha estado hablando; ¡ha estado mostrando! y de ello de ustedes -muchos de los que están aquí- cuenta no se han estado dando. Pero de ello les vamos a hablar.

Haremos un Gran Círculo Amoroso -amados hermanos- en ese lugar y les hablaremos de tantas cosas. ¡Sabemos que escucharán! ¡Tiempo tendrán!, porque no habrá qué los distraiga. ¡Uhm! ¡Por eso los hemos querido llevar!, sólo que en ustedes está, si aún así se permitan y quieran vivir distracción. ¡Sea pues!, amados hermanos. ¡No insistiremos! Pero nos volveremos a encontrar. Motivo para otra reunión. ¿Cuándo? ¡No existe el tiempo!

Y su hermano, ¡he de decirles algo!, hace tiempo para alguien -a través de la hermana- y tal cual se lo dijo: “¡El hermano -para ti- tiene una vestimenta!” Pues ya llegará el momento: La utilizará, ¡para que totalmente todo lo sienta! Y así sucederá. Así será amados hermanos. Fue verdad. Es cierto. Y muchas cosas más, que ustedes vivirán ¡en lo que ustedes llaman “el desierto”! ¿Desierto? ¡Uhm! Desterrado de la humanidad; pero con nosotros se estarán reencontrando.

Y ustedes dicen: “¿Por qué tanta insistencia?” Porque algunos ¡uhm!, volverán desencantados. Dirán: “Nada sucedió” ¡Ay hermano!, quisiste seguir viviendo como humano, pues no permitiste ni aclaraste tu visión. ¡Pero de eso no hablamos! Mejor ¡preparados! ¡Preparados, amados!

¡Y sí! Antes de asistir, les voy a pedir una reunión, porque deseo que ustedes, ¡todos ustedes! acudan -de verdad- con el corazón. Les vamos a activar -ya lo verán- algunos dicen que “¿el timo?” Mira, ¡ja!, ¡ja!, amado hermano hermana: Será ¡mucho más!

Pero ya escucharán; ya se les dirá. La hermana instrucción recibirá, de qué manera y cómo. Y será para todos ustedes; aquellos que acudirán. ¿Aceptan mi invitación? (¡Sí!) Pues aquí nos veremos, amados hermanos; un poco antes.

Porque no olviden; ¡no olviden!, que se les ha dicho ¡y les insisto!: Desde el mismo instante en que ustedes empiecen a dar un paso hacia esa reunión; hacia ¡ese Gran Llamado!, ¡todo estará empezando! para ustedes amados. ¡Y los estaremos recibiendo! ¡Atentos! ¡Atentos!, porque el hermano y yo -que somos sus anfitriones- los estaremos esperando ¡y recibiendo!

¡Amados! ¡Qué gran alegría siento en el corazón!, porque cada vez ¡más y más! se acerca el gran momento de ésta reunión.

¡Y sí! Si lo estás deseando, yo te digo -amado hermano- ¡sea pues! ¡Todo se estará facilitando! Ahí estarás con nosotros. Mira; te lo dice tu hermano ¡y así será! Todo aquél que acuda con el corazón abierto, ¡uhm!, verán que ese lugar es ¡más que un desierto!

¡Los amo infinitamente! ¡Los abrazo eternamente! y les ofrezco y les entrego ¡la Llama Violeta! ¡Utilícenla cada vez más y más! De forma directa transmuten ¡todo aquello! que pretenda no sólo detener, sino en ustedes -amados hermanos- no permitir ¡que empiece a crecer lo que son!; ¡lo que volverán a ser!, en esa Gran Unión que Nuestro Padre para ustedes tiene. Y se los entregará con gran placer.

¡Aquí está su hermano!: ¡Saint Germain!, que les entrega ¡la Llama Violeta! ¡y la Gran Amatista!, para que en ustedes todo lo revista.

Y en esa Vestimenta Sagrada que será entregada -amados hermanos- tengan presente, en el nombre de Nuestro Padre tan amado, ¡cuánto los amo! Con ustedes estoy.



Mayo 25, 2016

Ketta/Aleshia (3).

Alguien está pensando que no tiene el control; que si es mucho lo que está deseando y con infinito amor, pero lo que está sucediendo a su alrededor está limitando y está frenando lo que quiere, lo que desea, para Nuestro Padre tan amado.

Pero yo te digo; en el nombre de mi Padre -amado hermano- que no es así. ¡El ya te ha estado escuchando! ¡Sabes que es para ti!, en éstas palabras y la respuesta dice: “¿Cómo es posible que sigas pensando en ello?, si todo lo que se manifiesta es para ti y desde tu interior ¡lo voy a hacer fluir! ¡Pero déjate llevar! ¡y escúchame! con infinito amor, porque la verdad en ti ya está”. Permítete escuchar el mensaje tan claro. Es para ti, hermano.

Que éste momento, a partir del instante mismo en que tú lo vivas y digas: “¡Padre así lo siento! y me entrego”, entonces, entonces verás inmediatamente la respuesta que se manifestará ¡aquí!, en lo terrenal, de aquello ¡que tanto has estado buscando! Pero ten en cuenta hermano, que mi Padre -cuando te muestra- y tú dices que “te permite que se logre”, es porque es para tu bien y escrito está en el Plan Divino.

Eso es lo que también tenemos ¡todos! que presente tener; que -cuando tú te abandonas a Él- permites que se empiece a cumplir la misión por la que y para la que ¡tú! estás aquí.

Pues dice mi Padre que -si aún así- no te quedó claro, que aquí está tu hermana, para que con ella lo hables en privado, si así lo quieres. Aquí estoy con los brazos abiertos y de corazón entregado. ¡Por eso estoy aquí!, amado hermano.

No olvides que lo dijo e insisto en ello: Que Oráculo Sagrado estaría hablando y así será; porque es importante que contigo mismo te estés reconciliado y en la verdad del Padre sigas caminando.

Tesalonicenses lo dijo, pero muy pocos lo repitieron. ¡Pero todo lo que se predijo! y algunos dicen “lo advirtieron”, pero siempre ha sido así; si “profecías” les quieres de nombre poner.

¡Pero es tan sencillo!, porque -cuando tú te entregas a Él- todo lo ves; todo está así y llega de momento, tal cual, para que lo escuches y digas: “¡Padre de ti lo siento! y aquí está frente a mí, quien me viene a hablar de ti ¡y así quiero seguir!” Y tantas cosas más, cuando te abandonas a vivir en la verdad, ¡que es única!, que viene del Padre, ¡que sólo El la entrega! ¡y a ti te la da!

Es por eso que también luego surgieron los Salmos Sagrados; ¡el “Cantar de Cantares”!, que muchos han tergiversado. ¿Quién -de verdad- ya está preparado?, ¡no tan sólo para eso escuchar!, ¡uhm!, sino para entenderlo, en la Gran Sabiduría que El nos da. Para ti ya está llegando ese día, amado hermano, hermana. ¡Es verdad! ¡Ya lo vivirás!

También me ha dicho: “No es necesario que hables así, tan en general. Cuando ellos lo quieran escuchar y se acerquen, lo harás para cada uno de ellos”. Lo dirás con el infinito amor que el Padre te tiene y que te abraza y te dice: “Solo, sola ¡no estás! ¡Aquí estoy! en el “Yo Soy”, porque “Yo Soy el que Yo Soy” que contigo está”.

¡El Padre tan amado!, aquel al que siempre -al hablar de ello- dices que no te has cansado: “Ahora mira; porque estaré frente a ti. No sólo me vas a sentir. ¡No sólo lo escucharás! ¡También me verás!” ¡Eso es lo que dice Nuestro Padre para todos ustedes!

Y tengan por seguro -amados hermanos- que lo hará; si tú lo permites; si tú así lo deseas. Porque toda esa vibración que cada uno de ustedes emite -cuando es de corazón- entonces es cuando logras hacer nuevamente la conexión.

¡No olviden!, que el cordón de plata no sólo se presenta cuando dicen “que ésta vida dejas”, que porque es lo único que a Él te ata. ¡Yo te voy a decir lo que verdaderamente es! Lo que lleva; lo que te entrega, en esa unión que con Nuestro Padre tienes; ¡a la que volverás!; ¡la que ya no dejarás!

Es por ello que escuchando todo esto estás, amado hermano.


¡Gracias por estar aquí! ¡Gracias por escuchar! ¡Benditos sean!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario