Abril 27, 2016
Ketta/Aleshia (1).
…cada vez es más fuerte que -al estar
aquí- a pesar de lo ya vivido y que insistamos en decir: “¡Ya lo entendí! De todo lo que me han hablado, de lo que
repetitivamente he escuchado, ¡ya lo sé! No lo he olvidado”. Pero entonces ¿por
qué nuestras acciones muestran lo contrario? ¿Por qué ¡la incongruencia! nos
sigue acompañando? Sí hermanos. Me incluyo.
¿Pero saben?, lo hermoso de esto es -y
no estoy justificando- porque también en eso va inmersa una enseñanza; que a
través de ella recordemos que tenemos que estar siempre atentos y alertas. Y si tú habías pensado que “atento y alerta”
a lo que hay en tu exterior, amado hermano; pues todo aquél que lo ha pensado ¡se
equivocó!, porque no es solamente eso. ¡Es más importante lo que hay en tu
interior!
¿Cómo es posible?, que en un momento
digamos: “Aquí estoy. Me entrego. Me dejo llevar. ¡Ya todo lo quiero liberar!” ¡Y
mi Padre lo dice!: “Eso es lo que deseo de cada uno de ustedes escuchar”. Y entonces,
amorosamente, afanosamente ¡y más fuertemente se hace sentir!, porque su deseo
es… dice que nunca se cansará de repetir, que -al ser cada uno de nosotros sus
hijos tan amados- siempre, cuando querramos ya vivir y seguir el camino
totalmente liberados…
¿Te has preguntado de qué?, ¡de todo!
¡De todo lo que aquí hemos acumulado!, que aún a pesar de decir: “Aquí estoy y
deseo mi camino seguir”, en ésta enseñanza del “Yo Soy” -amados hermanos- lo que ya se inició ¡es la Gran Batalla!,
que cada uno de nosotros lleva en su interior. ¿Quién puede -al hacer una gran
reflexión- poner en una balanza y decir con firmeza que ya todo lo venció?,
porque se estaría engañando.
Conforme tú sigues avanzando, Nuestro
Padre ¡más y más señales te va dando de que es así! Si lo que hasta hoy hemos vivido, hemos visto, hemos sentido; puedo
decirles a ciencia cierta que es nada, comparado con el cielo prometido. ¡El
paraíso que ya habías vivido!, el
cual Nuestro Padre -con los brazos abiertos- nos dice: “Aquí sigue. ¡Aquí está!
Pero después de que tú te separaste y quisiste vivir en éste plano terrenal,
ahora quiero verte ¡resurgido! a esa gran pureza”. ¿Y por qué? Para que tú
mismo ¡te permitas! -a ella- volver a entrar.
No es una condición que Nuestro Padre
nos ha impuesto. Es que -para vivir en esa gran dimensión- tenemos que recordar y volver ¡no a intentar, sino a lograr lo perfecto!
¡Eso que El nos entregó! ¡Pshh!
¡A muchos se nos ha olvidado!, porque
-de acuerdo a lo que en ésta ilusión se te ha mostrado- también, al pensar de
qué manera poder lograr, nos hemos equivocado. ¡Cuántas veces más te has centrado!, en que en tu cuerpo, en tu templo,
permanezca en esa apariencia de gran benevolencia, pero en tu interior ¿qué es
lo que aún ahí se encuentra?
Cuando tú pretendes y deseas ¡y
buscas! esos momentos en tu soledad -amado hermano- con Nuestro Padre, insistentemente tenemos que hablar. Pedirle que
nos permita -al seguir adelante- ¡ya no sentirnos de El tan distantes! ¡Porque
no es El que se aleja! ¡Es cada uno de nosotros!, con todo lo que pensamos; lo
que sentimos: ¡lo que expresamos!, lo que hacemos.
Es por eso que te insisto: ¡A nadie tienes que pretender convencer! ¡A
ti mismo! es al que tienes -¡con todo eso que aún sigues cargando!- que vencer;
porque Nuestro Padre -a Él- ¡no lo engañamos! A Nuestro Padre tan amado, que
todo nos lo ha entregado.
¡Pudiera decir tanto! ¡Mira hermano! Si
tú -al pensar- pretendes decir “que es poco lo que a ti te ha podido mostrar”. ¡Es
que eres tú mismo el que ha querido limitar! ¡Has abierto todavía más ese
abismo que no quieres cruzar! Y lo digo ¡porque también tu hermana! -al seguir
caminando en esto- que llamamos “vida humana”. Es por eso que Nuestro Padre -y
tú todavía preguntas si metafóricamente lo ha dicho- “¡ya deja de ser humano!”
¡Es tan simple! ¡Sucede
que no todos lo han visto!: Emociones, sentimientos, ¡acciones! Y decimos: “¡Es
mi naturaleza humana!” ¿Sabias tú?, que con tus palabras ¡decretas y afirmas!, sin
saberlo, aún aquello a lo que -vuelvo a repetir- ¡tienes que vencerlo! ¡y lo
alimentas! ¡Lo alimentas cuando te niegas a aceptar! Porque siempre ¡otra vez!, tan
humanamente nos queremos justificar, en el amor de Nuestro Padre.
Lo que tanto nos ha pedido es: “¡Ama a tu hermano como a ti mismo!” ¡Y en
esa humildad, tener que reconocer cómo constantemente tendemos a equivocar! -no
sólo en acciones- también en lo que continuamente hemos de expresar.
Ahí es donde nuevamente te digo; si
quieres que te hable como te gusta en el plano terrenal: No sólo hay violencia física. También la psicológica deja un rastro tan
profundo, que es ¡muy difícil! -cuando aún dormido sigues tu caminar- de tu
interior desterrar. Y ahí es donde seguimos ¡reforzando! -eslabón por eslabón-
las cadenas, que no te permiten unirte a tu “Yo Superior”.
Porque -amado hermano- tanto se detiene el que lo expresa, como
aquél que se doblega y piensa: “Ya no hay más. Estoy en ésta soledad. ¡Ahh! No
puedo, ¡ni siento deseos de luchar!” ¿Y sabes por qué te lo digo? Porque Nuestro
Padre ¡siempre está contigo! ¡Y más en esos momentos en los cuales insistes en
negarte a ti mismo!
Porque lo que El te
entregó, en ese -le llamas “soplo de vida”- que te dio, ¡todo!, en su verdad ¡que
es la única!, ¡es la que tenemos que reencontrar!, primero y tan importante ¡en
el amor! ¡En el amor universal! Entendiendo que ¡amarte a ti mismo primero!, ¡porque
ahí se encuentra Nuestro Padre! ¡Y al perdonarte!, ¡al amarte!, entonces
recordarás -y si tú quieres decir- “¡aprenderás!” a tus hermanos -todos
aquellos que a tu alrededor se encuentran- ¡amarlos!
Podrás preguntar: “¿Por qué primero a
mí?”. Tan sencillo, ¡pero tan fuerte y tan especial! Si no lo entiendes así; si no recordamos cómo amarnos -desde nuestro
interior- nuestro cuerpo, todo lo que Nuestro Padre nos entregó ¡y que tú
elegiste! para vivir en éste mundo de ilusión; entonces no aprenderás. ¡No entenderás
cómo amar a tu hermano! ¡No de la forma universal!, con el corazón. ¡Ahí!,
donde se encuentra el “Yo Soy”, Nuestro Padre tan amado.
Porque ¿quién ha dicho?: “Si nunca lo
he visto”. ¡Pero lo has sentido! ¡Aún en aquellos momentos!, en que en tu
soledad tan coloquial le dices: “¡No puedo más! ¡Dame una señal! ¡Permíteme
sentir y saber que aquí estás! ¡Me siento tan solo!” Amado hermano; porque así
lo has querido.
¿Sabes? ¡La fuerza en el amor bien
entendido!, que es el que El nos ha entregado ¡y eternamente así ha sido! ¡y lo
será!, ¡porque no tiene final! ¡Porque
hoy eres tú! y mañana también -si tú quieres-
en otra envoltura carnal, hasta que recuerdes y entiendas, que la enseñanza que
aquí has venido a experimentar ¡es eterna!
Entonces, entonces es cuando -para ti-
llegará ese gran momento de que te puedas elevar, y verte con esa vestimenta. ¿Cómo
lo has dicho?: “Sin costuras. ¡Tan iluminado!” En esa perfección que Nuestro
Padre te ha entregado. ¡Sí! Porque ya estarás entendiendo que todo lo de aquí ¡ya
no te ha importado! ¡Ya no sientes el
dolor!, ni el desamor, ¡ni la tristeza! Lo único que ¡todo tu Ser lo llena! es
el infinito amor.
Y entonces es cuando te miras en esa
transparencia; aquella que -en el principio del Todo- a cada uno de ustedes mi Padre
entregó. Aún a mí, que estoy aquí. ¡Entonces también entenderás! que para poder de ello contigo hablar, también
un cuerpo he tenido que ocupar. ¡Y que todo lo has sentido!
¿De que podríamos hablar? y decirte: “Lo
he entendido. ¡Mas también ha habido momentos en los cuales el sentimiento me
ha logrado atrapar!” Porque hasta en ello, al sentir y saber, que después de
todo lo de Nuestro Padre -¡que es tan bello!- ¡no hay más!
Pero estando aquí y viviendo momentos
en los cuales observo; me doy cuenta que todavía, todavía hay hermanos que -cuando algo hay que expresarles- piensan que
es una afrenta: “¿Y quién es para juzgarme?”, pudieran decirme.
¿Sabes? Palabras sin
expresar; pero que se sienten. ¡Eso también lo vas a lograr!, porque -al ir
abriendo- “telepatía” lo han querido llamar. Es tan sencillo: Sólo mirar a las
ventanas que cada uno de ustedes -aún viviendo en la condición humana- expresan
sin hablar. Dicen que “los ojos son el espejo del alma”. ¡Uhm! Yo diría que
mucho más; porque -a través de ellos- ¡todo se escapa!, aún queriéndolo
ocultar.
Pudieras pensar: “Vino a filosofar”. ¡Psh!
Es sólo que precisamente -en estos días- ¡más fuertemente se siente!, todo lo
que Nuestro Padre hasta ustedes envía. A cada uno ¡y más insistentemente! ¡Tú,
que te has dicho!: “Me he preparado y sigo en ese intento”. ¡Sí hermano!,
porque no miento cuando te digo ¡que mucho has logrado! Y precisamente por
ello, ¡precisamente por ello!, también ¡no
entiendo!, por que todavía tienen ¡tantos destellos!, de cosas que se les ha
pedido ¡que suelten de una vez por todas!, para ya vivir todo lo bello.
Y vuelvo a decirte: Aún tu hermana… comprendo:
¡No es fácil estar aquí! ¡Pero se puede seguir! ¡Puedes lograrlo! Sucede que en tu afán, muchas veces de -a tus
hermanos- querer demostrarlo, ¡hay ese desgaste de energía! ¡No se trata de
convencer a los demás en tu día con día! ¡Es sentirte! Es ¡ya no resistirte! y
vivir. Si cuántas veces he escuchado ¡psh!, que dices que quieres elegirte. ¡Que
no sean solamente palabras! ¡Que haya congruencia de lo que haces con lo que
hablas!
¡Mira hermano! Nuestro Padre
entiende. ¡Puede suceder! -aunque tú no sea eso lo que pretendes- ¡te puedes equivocar! ¿Sabes qué es lo más
bello? ¡Que lo reconozcas! y no que corrijas. Que digas: “Esto que sé que
no debió suceder. ¡No volverá! ¡Porque solo no estoy! ¡Porque en éste caminar
mis amados Maestros que están aquí! y que con infinito amor deseo ¡y voy a
escuchar!”
Si así lo sientes, ¡porque no es tu
hermana que está frente a ti! Aquí estoy y me dejo llevar ¡y estas palabras
vienen directo de mi Padre!, que me empieza a inspirar. ¡Y quiero decirte que te acompaño al escuchar! y que lo guardo muy
dentro de mí, pero ya con la intención de todo ello utilizar. ¡No sólo
sentirlo! ¡Vivirlo! ¡Compartirlo! ¡Alimentarlo! ¡Reforzarlo! ¡Multiplicarlo!,
en la Gran Alquimia Amorosa que nuestro amado Maestro nos ha ofrecido.
¡Ahh! Si realmente entendiéramos. Y
algunos dicen: “La Metafísica -al leerlo- me hace sentir. ¡Es hermosa!” Pero es
no solamente decirlo, ¡en lo espiritual utilizarlo!, porque entonces la Alquimia
se muestra, de una manera sin igual. Es
que muchos de ustedes quieren verlo; ¡que cualquier objeto se pueda transformar!
Pero amado hermano: ¿Te has preguntado si -para presenciarlo- preparado estás?
Y luego dices: “¿Por qué ahora la
hermana tan fuerte nos habla?” ¡Vuelvo a insistir! ¡Es que ya has avanzado! ¡Es que ahora has insistido en que se te
hable claro y directo!, porque es tu deseo ya caminar y vivir en lo perfecto. Pero
¿y tú? ¿Y tú qué es lo que has hecho? ¡Porque no todo debe quedar en intención!
¿Cuántas veces los Maestros nos han dicho?: “¡Es el momento en que todo lo
lleves a la acción!”
¿Recuerdas?, que aún -porque insisten
en vivir en el tiempo lineal- ¿cuánto hace que nuestro Maestro dijo?: “Esta
lección ¡ya terminó! Ahora, prosigamos en lo demás. ¡Lo maravilloso se empezará
a mostrar!” Y algunos de ustedes -por no decir ¡que casi todos!- se han
preguntado, ¡porque lo han comentado! ¡Lo sé!: “¡Que sólo en palabras ha
quedado!”
¿Y no te has dado cuenta hermano? ¡Quién!
-que todo esto se muestre- ¿lo ha retardado? ¿Lo has reflexionado? Nuestro Padre ha dicho: “Cuanto más mi hijo
tan amado avance y en éste gran entendimiento; en la inteligencia amorosa
espiritual, que no la terrenal; así es como se les mostrará”.
Entonces -amado hermano- ¡no
querramos todo tergiversar!, pensando: “Ahora nos lo niegan. Y se han dado ¡a
seleccionar! quiénes privilegios tienen”. La respuesta te la voy a dar: ¡Todos!
¡Todos y cada uno de ustedes!, porque a todos -mi Padre- al crearlos, de su
infinito amor les ha entregado. Mas ¿quién?, en ésta gran escuela. ¿Quién? se ha dedicado, aunque sea un poco
de su tiempo, pero -con infinito amor- ¡se ha entregado!
Cuando tú dices que momentos ¡como éste!,
deseas y vienes a escuchar. ¡Mira! ¿Cuánto tiempo tiene? -de los que iniciaron- y aún sigue sucediendo; que presente su cuerpo
está, pero ausentes.
Y todo, ¡todo! lo que Nuestro Padre
con gran amor ha preparado. Nuestros Maestros -de lo que han hablado. Mas
también me ha recordado; ¡eso es lo que me mueve!: “No olvides. ¡No pretendas!, ni adelantar, ni el paso acelerar; porque
aún mis hijos tan amados ¡hay algunos que no quieren escuchar! No olvides -vuelvo
a repetir- ¡no olvides!, que el libre albedrio a cada uno les entregué y a mí volverán
cuando ellos decidan; que para hacerlo listos están”. ¡Y es verdad! Pronto
entenderán por qué todo esto digo.
¡Y es cierto! ¿Quién soy yo? para
pretender; si ¡de todas las cosas que nos pidió!, antes de aquí llegar, muy especialmente:
“¡A nadie! ¡Escúchame bien! ¡A nadie has
de forzar!” Es por eso que se dice que “¡muchos son los llamados y pocos
los elegidos!” Nada mas que -finalizando esas palabras- yo te digo, hermano ¡tan
querido!: ¡Pocos los elegidos!, porque aún
hoy -en éste tiempo- muchos aún no han querido.
Te has equivocado al entenderlo;
como tanto he escuchado; ¡que tantos y tantos se han cansado de repetirlo!: “Es
que Nuestro Padre elige”.
Hermano: ¡A todos! ¡A todos y cada uno! -al llegar aquí- ¡esa Chispa Divina!,
cada vez ¡más y más! -al permanecer encendida- envolviendo el templo que tú ocupas,
¡te ha dado vida! ¡Y has sido tú!, porque de esa manera, inconscientemente,
estás utilizando lo que mi Padre ya te dio y que es ¡eterno! Y luego consecuentemente,
seguimos ¡tantos y tantos viviendo en el error! Si a eso puede llamársele “vida”.
Es por eso que también has escuchado
que ¡tantos siguen en ese gran letargo!, caminando. Te sigues preocupando: “¿Qué será de ti? ¿Qué será de los Seres que
amas?” Y no le damos ¡ni un pequeño espacio! a recordar que -si tú estás aquí- ¡porque
mi Padre insistentemente te quiere hablar!, aún experimentando en éste planeta,
en ésta densidad. Que reconozco que ¡paso a paso!, de una u otra forma, ¡siempre
pretende y te quiere atrapar! ¡Ahí! Ahí precisamente donde está tu debilidad;
porque no es la misma para todos.
Si pones en una balanza, en éste
instante: ¿Qué es lo que te importa más?
Algunos inmediatamente pensarán: “Lo que he podido y que con tanto trabajo que
me ha costado ahorrar; ¡un patrimonio para seguir adelante! Sentirme con esa
seguridad”. ¡Gran error!
Otros pensarán: “Mis Seres
amados es lo primero. Por ellos ¡todo lo he entregado!” Ahí, he de decirte
hermano, que el concepto del amor lo hemos equivocado.
Y todavía más fuerte y
cruel; aquellos que aman tanto lo que han acumulado: “¿Cuánto tienes? ¡Cuánto
vales!” ¡Son los que más dormidos caminan!
Y finalizamos; ¡porque
también todo!, ahí todo se entiende: Aquél que piensa que si logra el poder y
lo tiene, ¡es dueño -no sólo de él- sino de todo a su alrededor! ¿Sabes?, es
cuando tornas más difícil ¡y es cuando emplean la palabra: “Imposible”, volver
a Él, a Nuestro Padre.
¡Mientras sigas
queriendo abrazar todo eso!, ¡que es de aquí! y que cuando logres entenderlo y
liberarte, ¡aquí se quedará! ¡Lo que es tuyo verdaderamente!, es ¡el infinito
amor que Nuestro Padre te entregó y eternamente -al elegirte- quieres vivirlo! ¡Esa
es la verdadera vida!, que -a cada uno- Nuestro Padre dio.
Ahora -después de todo
esto- si tú estabas pensando que al insistir en que te siguieras preparando,
todo se reduce o todo gira alrededor de lo que puedas hacer y preparar en el
exterior; pues hermano, el que lo piensa así ¡se equivocó!
Siempre, Nuestro Padre
desea ¡que mires a tu interior!, porque se dice que: “El que mira el exterior
sueña y el que mira en el interior, ¡a su interior! despierta”. Despierta ¡a
toda la verdad!, que Nuestro Padre nos quiso entregar.
Y mira; puedes pensar: “Bellas
palabras, ¡pero sigo aquí! y en éste caminar ¡necesito mi cuerpo y el de mis Seres
amados alimentar! ¡Y tengo que vestirme!” Sí, amado hermano. ¿Has visto tú?, ¿has
observado al Elemental? ¿Te has dado cuenta qué es lo que necesitan? ¡Sólo
vivir y disfrutar de la gloria y las bellezas que Nuestro Padre nos ha querido
entregar!
¿Cuándo te has
permitido?, ¡cada mañana!, en el momento de tu despertar; al abrir los ojos, ¡a
Él los vuelvas y le agradezcas hasta el poder respirar! Ese aire que no lo
puedes tocar, ¡pero que lo sientes! y que para ti es tan vital. ¡Eso es Nuestro
Padre!, que cada día te abraza y te da los buenos días y te dice: “¡Aquí estoy!
¡Nuevamente contigo! ¡Siempre! ¡Aún estando dormido! ¡Porque dejas ese cuerpo
que te abraza y que tú alimentas! ¡Te desprendes y te elevas! Y es cuando me
permites ¡hablarte así!, ¡en esa pureza que tienes!, porque Yo te la entregué”.
¡Uhm! ¡Grandes momentos!
Sólo te digo: En esas ocasiones en las
que te has despertado y te dices: “¡Vaya que hoy he descansado! Me siento
tranquilo y contento. ¡No entiendo por qué!, ¡pero lo siento!” ¡Pues sábete
hermano que mi Padre es cuando fuertemente te ha abrazado y te ha hablado! y te
ha dicho: “¿Aún quieres seguir aquí, caminando como humano?”
¡Pues no olvides! Aún en esa
inconciencia, ¡en el “subconsciente”, si quieres llamarlo! ahí es donde sientes
esa fuerza que El te está entregando. Y
puedes decir que llega hasta ti ¡ese Rayo!, en el cual inmerso te entrega el
infinito amor y la fe con la que en ese momento despiertas y dices: “¡Me siento
reforzado! Y redoblo esfuerzos para seguir adelante”.
¡Pues sábete que es
porque El te ha hablado! y dentro de ti ha dejado ¡esa Luz! Que sí; de cada uno
de ustedes es el trabajo: ¡Permitir que fluya! ¡Que haga implosión en tu
interior! ¡Que te llene completamente! ¡Que sientas cómo inunda todo tu cuerpo
y tu corazón! Para que luego así, puedas compartirlo con tu hermano ¡y
entregarlo! ¡Porque estás lleno! ¡Pero lleno de Él! ¡Y no tengas miedo de
hacerlo!, porque no, ¡nunca estará terminando!
¡Ahí es cuando tienes que recordar lo
que el Gran Maestro ha dicho!: “Y la
copa ¡siempre estará -para ti- rebosando! y en gran abundancia ¡de todo y por todo!
Y no sólo para ti; también para tus Seres amados”. ¡Es por eso que se te pide
que quieras!, que ames a tu hermano como a ti mismo.
Pero primero, ¡sí!,
tienes que recordar cómo amarte, porque eres -no un reflejo- ¡uhm!, sino de Nuestro
Padre -¡y El ya quiere sentirse completo!- parte muy importante.
¡Eso es lo que cada uno
de nosotros hemos de entender!, para permitir ¡no sólo que se acerque, sino que
se una!, aquí -en el plano terrenal- ¡nuestro Ser! ¡Esa parte divina! Cada
cual, aunque tú sigas caminando aquí ¡nada la contamina! Cuando lo empieces a
vivir y a sentir lo entenderás. ¡Qué importa lo que pudiera suceder! ¡La fuerza!,
¡la fe! ¡y dejar que se haga en ti -de Nuestro Padre- Su voluntad! ¡Eso es el
verdadero vivir!
¿Y sabes? Si algo -¡de entre tantas
cosas le he pedido!- que me permita sentirlo y vivirlo. No. Que no resulte que
hables; que des los consejos y quedarte sin ellos; porque no es consejo, amado
hermano: ¡Es la verdad! La verdad pura, que Nuestro Padre -¡en la Gran
Enseñanza del “Yo Soy”!- a cada uno de ustedes les quiere entregar.
¡El dice que ya es tu momento, porque
aquí estás! Y lo has hecho a plena voluntad. Qué importa cuántos sean, si están
de corazón. Si para escuchar la enseñanza del “Yo Soy”, porque así nos lo dijo:
“¡Así sea uno! ¡Uno solamente!, ¡pero que se entregue!” Eso ¡que expandirá y en todo el planeta se escuchará!, cuando mi Padre -Su
voz- porque el momento ya está, cuando Su voz se elevará. Y en esa unidad -aquellos
que así lo desean- quiero decirte que seguir el camino, el Sendero Divino, lo
harás acompañado.
¡Recuerda esto y más!,
en esos momentos en los cuales tantas cosas se presentan; ¡porque pretenden!, ¡quieren
seguir viéndote entrampado! ¡No lo permitas! ¡Esa es la Gran Batalla!, que no
sólo dentro de ti se suscita. ¡También en el exterior!
Y te lo digo a viva voz, porque sé que
algunos ya lo están viviendo. Pero no
olvides -amado hermano- que eres ¡un Gran Guerrero! ¡y que mi Padre puso en tus
manos todas las armas!, para -en infinito amor- ¡el corazón defenderlo!
Y si sientes ¡y si
piensas que hay momentos! en los que pudiera no ser así; ¡entrégale todo! ¡Abandónate
a Él! ¡Háblale claramente! y dile: “¡Padre!, siento que con esto no puedo y te
lo entrego”. Porque El te lo ha dicho: “¡Para librar esas batallas, déjalo todo
en mis manos!, que yo tengo armas que tú ni siquiera usas”.
¡Pero al redescubrirlo y vivirlo y
darte cuenta que es Nuestro Padre tan amado! y eso sentirlo… ¡Pshh! Amado
hermano; ahí es donde habrás de reconocer y
empezarás a hablar de “milagros”. Pero
milagros ¡que tú has permitido que se muestren ante ti!, porque en ese
instante, al menos ¡tu fe! -¡por pequeña que pueda ser!- ¡permaneció firme! ¡y
permitiste que mi Padre se mostrará!, inclusive a través de ti.
¡Y es tan poco lo que El pide! Si tú
hablas de un cien por ciento, ¡pshh!, con un noventa y nueve que tú permitas, ¡déjale todo a Nuestro Padre!, que te ha de
mostrar ¡que es infinito! y que no hay imposibles para El. Y a ello yo te
invito.
¡Hazlo hermano! ¡Hazlo! y cuenta te
darás que no he mentido.
Todo esto que te digo;
está escrito ahí, en el Gran Libro de lo Divino.
Abril 27, 2016
Maestro Desconocido.
Y en la ciencia de la palabra
hablada; ¡esa!, en la que tanto insistió la hermana; he de decirte que hasta
hoy -como es todo lo eterno- aunque para muchos aún es invisible, es el
resultado. Yo te lo digo: Lo habrás de
vivir. Si no como humano, entonces es porque -al escucharlo- ¡has librado y el
paso has acelerado!
¡No! No estoy hablando -algunos han
dicho que “en parábolas”- que en aquél tiempo muchos no entendieron. ¡Y tal
parece que ahora! -con todo lo que están viviendo- aún muchos eso es lo que
están pretendiendo. ¿Y para que? Para
luego justificar y tratar de traducir de la manera ¡como a ellos les pueda
convenir! ¡Ya no será así! Todo esto, lo que se vivió en esa gran noche que a muchos
de ustedes atormentó, ¡ya terminó!
Ahora toda la Luz, que cada vez -¡y
es verdad lo que la hermana te compartió!- es mas fuerte. ¡Es evidente!, cómo cada uno -aquellos que desean y siguen en esa
preparación- está logrando en tu interior; hacer una Gran Combustión.
Ella dijo “ebullición” y es verdad,
porque lo que “Aquél que todo lo puede” desea,
es que ¡empieces todo a sanar! ¡Que comiences a liberar! Pero atiende hermano;
también habrás de utilizar la sabiduría, el discernimiento. Es que todo ese
armamento no se te entregó para que lo resguardaras, porque ¡hay tantos y
tantos! que mira, que aquí han estado y ¡nunca utilizó!
Nosotros te pedimos -con infinito
amor- que todo ello, precisamente ¡en esa firmeza!, te des cuenta y al
reaccionar cuenta te des, ¡de verdad!,
cuánto es que puedas expresar y cuándo; porque es más sabio aquél que entiende
cuándo debe callar.
¡Sí!, todo lo que se está moviendo y lo que para cada uno de ustedes también les
irán presentando, ¡pretendiendo que en distracción nuevamente y repetitivamente
vuelvan a caer! Y cada uno de ustedes ¡sabe de lo que hablo! Por eso te
digo hermano, hermana; ten presente tal como se te ha insistido: ¡Con ustedes
estamos! ¡Los acompañamos! Y ahora cada vez más será evidente.
Si hoy por hoy te estás permitiendo
escuchar de esta Gran Enseñanza del “Yo Soy”, la que también -y con infinito
amor- tu hermano te viene a hablar y aquí, de ésta manera, manera en el cual, ¡sí!,
ella lo ha dicho: “Es que -aún así-
muchos no creen”. ¡Pero “Aquél que todo lo puede” se lo ha pedido! y lo dice: “No
olvides, que eso será cuando se permitan sentir”.
Y en éste Gran Proyecto, el que -aquél
que se ha permitido y se ha preparado- lo va a vivir, ¡lo está viviendo!, sabrán que no se han equivocado al quererse
elegir y ya no seguir el camino como humano. Ahí es donde va a entrar ya en
acción todo aquello que tuvo tanta repetición: El estar y no estar. El sentir
que no sientes.
Acaso la hermana ¡miren!, en ésta
condición humana, la han visto cómo ha reaccionado; lo que ha dicho. ¡Ahí es
donde también! muchas cosas de las que ya se les ha mostrado, aún más verán el “por qué” y “para qué” de lo que
ha dicho y de lo que ha hecho. ¡Sí, hermanos! Y para que eso suceda no falta
nada. ¡Nada!, para que lo vean, lo sientan y es nuestro deseo ¡que también lo entiendan!
Ella ha pedido, así como les ha
compartido todo esto y lo que se estará mostrando, ahí donde está su debilidad, ¡ahí se te estará atacando! ¿Pues qué
creen? En ese sentir los está acompañando. ¡Se ha hablado mucho ya con ella! y ustedes lo verán. ¡Y nuestra
intención es que -al compartirlo- será su deseo todo ello evitar!
La Gran Enseñanza es que -en ésta
andanza- sólo cuando tú al llevar y
mostrar esa congruencia de lo que sientes, con lo que piensas y lo que hablas,
ahí es donde ¡tú! das la respuesta, para proseguir ¡que no con la lección!,
sino que tus hermanos contigo hagan ya la interacción. ¿Más claro lo quieres?
Y si tú quieres pensarlo, que estoy
hablando de que hay niveles, ¡como lo pongas! Conque lo entiendas y todo eso trasciendas; lo que sabes que te detiene;
¡eso es lo que para nosotros y para “Aquél que te creó” tiene todo el valor!
¡Ávidos estamos! ¡Deseosos!,
porque todo lo que les preparamos, ¡no tienen idea cómo lo van a vivir tan
gozosos! ¡Pero en esa firmeza también, de saber que ya nada te mueva!, que sólo
el amor de Él. Que tú has escuchado: “Ya no hay marcha atrás”, ¡porque sólo así
se ha elevado! aquél que también -hoy por hoy- en éste tiempo se elegirá.
¡Sí! Yo sé que muchos de ustedes han
pensado: “¿Cuánto tiempo -a aquellos de nuestros Maestros- que lo han logrado
les ha llevado? ¿Cuántas reencarnaciones? ¿Cuántas cosas?” Amado hermano: ¡Síguete preparando! ¡Entrégate! Y lo que
estés buscando ¡hazlo en tu interior!, para que cuenta te des, qué es lo que te
ha detenido. Pero que también -hoy por hoy- estás escuchando la enseñanza
del “Yo Soy”; pero que realmente ¡la estés sintiendo! ¡Que todo en ti lo esté moviendo!
Ahí es donde la hermana,
al decirte: “¡Todo está en ebullición!” ¿Quedó claro? Gran ebullición, y hay
que liberar con infinito amor. Sentirlo ¡sí! y vivirlo. Porque sábete hermano que -al
hacerlo- todo eso que traes dentro lo expresarás; lo mostrarás ¡tan intensamente!
Y no será la mente: Será el corazón, como tú lo llamas.
Porque también en ésta
Conciencia Crística ¡por la que tanto clamas! y algunos dicen: “¡Ya la estoy
viviendo! ¡Me lo gané!, porque me he estado preparando”. Tan simple que al
hacer esa expresión, ¡ni siquiera la humildad has entendido!, ni la estás mostrando.
Cuando -dentro de ti-
se muestre el Dios Vivo, ¡son tantas cosas las que mueven! ¡Y lo sientes! ¡Y es
tu deseo expresar! ¡Entregar! ¡Dar sin pedir nada a cambio! ¡Ahí es donde la
abundancia del Padre, del Dios Vivo -a través tuyo- se empieza a mostrar!, porque
es tu deseo infinito ¡el dar! ¡Eso te causa gran felicidad! ¡Psh! Y el que
recibe, también aprende esa gran lección; de que todo lo tenemos que hacer con
infinito amor; también recibir, en esa plenitud, en gran humildad.
Que no haya soberbia: “¿Por qué? ¿Y a través de quién? ¿Por
qué? ¿Qué es lo que quiere mostrar?” Amado hermano; no permitas ¡ni empieces a
razonar! Nuestro Padre -como instrumento
de amor- ¡a cada uno de ustedes quiere utilizar! Sólo te pedimos que te dejes
llevar.
¡El te conoce! ¡Eres tan transparente!
Y quiero decirte que nosotros ¡también!, porque -en su nombre- contigo estamos.
¡De Él te hablamos! Y si te preguntas
que “si de ti todo lo sabemos, ¿cómo lo logramos?” ¡Pues a ello te invito! ¡y
te hago un Gran Reto Divino! ¡Puedes lograrlo! ¡Nosotros te esperamos! ¡Aquí
estamos! Y aún más: Si tú nos lo permites, no sólo te hablamos, ¡te guiamos!,
para que todo ello también ¡lo vuelvas a vivir!
Y esto ¡amado hermano!, en éste
tiempo ya es. ¡Quedará de manifiesto! Cuenta te darás. Mas nosotros, ¡yo!, deseo ¡que lo vivas! ¡Que lo muestres!,
pero en infinito amor y en humildad; sabiendo que todo viene de Él. ¡De nadie más!
Que nosotros, nosotros
somos Sus Emisarios y de Él no sólo te hablamos: ¡Sus maravillas te mostramos
con gran alegría!, sabiendo que para ti ya está cercano ese gran día, en el que
muestres ya -de ese lado- ¡que el velo ya lo estés rasgando! y vengas a
nosotros y nos acompañes ¡aquí!, desde la octava desde donde te hablamos.
¡Prométete! ¡Convéncete
de que lo lograrás! ¡Hazlo hermano! ¡y no te arrepentirás! ¡Es tanto el tiempo
en el que te has permitido vivir tan limitado! Ahora ¡libérate! ¡Abre tus alas!
¡Muéstrate a ti mismo quién realmente eres!, en el infinito amor que El te
entregó. ¡Eres parte de ésta Gran Creación!, que ya -por voluntad de Él- está
viviendo el momento de su evolución.
La hermana te dijo: “¡Es
el tiempo de la cosecha!” ¡Sí! ¡Y también -a la par- seguiremos abriendo brecha
y sembrando las semillas! Que no sólo tú, sino aquellos hermanos ¡que a través
tuyo! estarán escuchando de todo esto, ¡que a ti te estaremos mostrando! ¡Porque
recuerda que eres la Avanzada!
Siempre, siempre -de tiempo en tiempo- ha estado iluminada.
¡Pero no te permitas
darte por vencido! ¡Mira!,
de todo lo que has vivido; ahora lo que nos has permitido y que estás
escuchando, también, ¡también! -que ya se había empezado a hacer- te estaremos mostrando; paso a paso, día a
día, momento a momento.
Vivirás los “milagros” ¡que
otros así le querrán llamar!, pero que tú sabrás y entenderás que es solamente
vivir en el amor y en la verdad que El te quiso entregar. Y es que, así es como -si tú lo
quieres decir- “que todo se empieza a facilitar”. ¡Es que para El no hay imposibles! y a ti te lo quiere entregar ¡Ya te lo
dio! Ahora nosotros te hablamos para que recuerdes y le empieces a utilizar.
Deuteronomio de ello
habló, en las
parábolas que utilizó, algunos aún han dicho: “Pensamos que el que lo escribió
no lo entendió”. Hermano querido; he de recordarte que la hermana les ha dicho que “cuando empezaras de todo esto a avanzarle,
empezarías a escuchar ¡esa melodía que su decibel iba a elevar!”
¿Qué crees? ¿Preparado
estás? ¡Sucederá! y el Lenguaje Universal ¡fuertemente se escuchará! ¡Ay de aquél que aún así, no quiera
vivir su despertar!, porque ésta gran oportunidad, en que la Era Dorada ya se
empezará a mostrar ¡la estás viviendo!
¡Y mira! Se te ha
dicho, se ha hablado ¡que gran destrucción tienen que vivir!, para que luego -en
esa purificación- ¡tengan que resurgir! ¡Sí hermano! ¡Pero el caos dentro de ti!,
¡de todo eso que sabes que no debiste llevar y que no quieres aún dejar salir! Porque
en el exterior, ¡sí!, el reacomodamiento. Todo lo que el Elemental -a lo que
llamas “La Madre Gaia”- hasta hoy, pero en infinito amor les ha querido mostrar.
Sólo te pongo un
ejemplo: Cuando tú empiezas a sentir tu cuerpo… ¡ahh!, ustedes le llaman “enfermedad”
y dices: “¡Ya enfermó!” Pero ¿qué es lo que estuviste ahí guardando? ¿Qué es lo
que te estuviste callando? y que el te empieza a pedir y a clamar, porque
quiere ¡salir! ¡Es su deseo purificar! ¡Sabe -en esa reacción- que te ha
empezado a dañar! ¡Es eso lo que sucede, amado hermano! ¡Es lo que tienen que
entender! Que mientras tú no tengas pensamientos de amor y sigas viviendo y
razonando como humano, tú mismo -lo que estás creando- ¡es lo que te está
abrazando!
Y entonces ¡culpas a “Aquél
que todo lo creó”! ¡Le reclamas y le dices!: “¿Por qué? ¡Si tú eres
misericordioso! ¿Por qué está sucediendo esto?” Y no te detienes a sentir y ver
con el corazón, que has llegado tan lejos en tu intento ¡tan humano!, ¡de hacer
del poder expansión!, que lo único que estás logrando -precisamente- es ese
caos, ¡al que le tienes tanto temor!
¡Y volvemos a hablar de emociones tan humanas!
Es por eso, que se les
pide que sólo el amor viva en ustedes. Cuando cada vez sean ¡más y más! quienes
lo entiendan y lo vivan, será el momento ¡tan esperado por nosotros!, para que
todo lo humano lo trasciendan.
Y aquí estamos; ¡ávidos y deseosos de abrazarlos!, amados hermanos.
Mientras tanto, aquellos ¡que a pesar
de todo!, han estado navegando, sintiendo y se siguen preparando y en el
infinito amor del “Yo Soy” ¡todo lo están liberando! A ellos. ¡A ustedes!,
aquí, hoy, en éste tiempo, ¡es el momento! En el amor de Él, ¡ya verán lo que les hemos estado
preparando! ¡Compartirles!, aquello que para muchos solamente son parte de un Gran
Cuento. Fábulas que te muestran y te dicen y te dan consejos.
¡Pero yo te digo a ti hermano!
¡Oh!, por voluntad de Él, que lo estarás viviendo. ¡Pero sigue adelante! ¡No te
permitas caer! Y si es así, ¡con más fuerza levantarte! y decir: “¡Padre aquí
estoy! ¡Deseoso! ¡Me entrego a ti! ¡Que se cumpla en mí Tu voluntad, que no mi
capricho!, porque he decidido ¡que es mi momento y de todo me quiero liberar!”
Así, ¡así
es como nosotros necesitamos escucharte! Y no solo ello: ¡Sentirte y verte!, amado
hermano. ¡Así es como vas a purificarte!, ¡en tu interior!, con ese infinito amor y tan grande, inagotable;
que la gran, ¡”Gran Mente Creadora”! te ha entregado. “Mente Maestra”, o como
algunos así lo han hablado: “¡El Gran Arquitecto Divino!” ¡Qué importa cómo lo
llames!, ¡porque ahí estás entendiendo que ya no crees en el destino! ¡y que te
estás dejando llevar por su Plan Divino! ¡La Gran Esencia!, que en ustedes ¡más
en éste instante!, hace sentir su presencia.
El, con el Gran Toque
de Amor, en ti hará ¡la Gran Liberación!
Y nosotros, por ti
esperando. Tú verás ¡todo lo que te estaremos mostrando!, para que logres y
aceleres ¡eso que tanto has estado buscando!: ¡La ascensión!
¡Que soy tu hermano! y -de ello- ¡mucho
te seguiré hablando! Pero habrás de entender, que todo lo que has vivido y lo que va a suceder, ¡debe de estar muy bien
entendido!
Te entrego de la Energía Cósmica, tal
cual como te había prometido.
Nuevamente ¡y más fuertemente!, ahora
te lo digo: ¡Estoy contigo!
Abril 27, 2016
Ketta/Aleshia (2).
Porque todo está en
continuo movimiento; aún cuando tú pensando estás, que hay muchas cosas que
estáticas, inanimadas, ¡vida! para ti no han podido mostrar. Hasta en ello -amado
hermano- nos hemos querido equivocar,
porque -al estar tan limitado- sólo nos avocamos a escuchar y creer lo que en
muchos también han hecho, ¡porque algunos han manipulado!
Pero ahora a la Luz de la Nueva Aurora
ya -lo que ha sido voluntad de Nuestro Padre- y que la Madre Tierra ha descubierto, pero que tú no has sabido de lo que ha
resurgido y que han mantenido callado, ¡uhmm!, ya mucho se estará hablando.
Cada vez que alusión tu hermana ha
hecho, ¡no estreches en el pensamiento el círculo!, al creer que solamente en
tu entorno y luego pienses y compartas: “¡Nada ha podido suceder! O no sé de lo
que ha hablado o se ha equivocado”.
Cada vez que de cosas como estas te
hablo, no es porque -en ese instante- sean palabras solamente. ¡No, amado
hermano! Todo lo que llega, ¡ni siquiera
se registra en mi mente! Es directo. Es instantáneo. Y cuando lo hablo ¡es mi Padre!,
porque es Su deseo que ustedes escuchen. ¡Porque quizá no hoy ni mañana!, pero
ten por seguro que el momento y el día llegará ¡en que lo comprobarás! Porque así
será.
¡Y entonces recordarás! y dirás: “¡Era
verdad!” Y muchos -después de ello- también exclamarán: “¿Por qué ahora que ya no está? ¿Por qué no cuando la podía escuchar? y
no quise hacerlo. ¡Y no lo creí! ¡Y cuántas veces -no solo intenté- sino la
logré cuestionar!”
Pero ya lo dijo mi Padre: “¡Tú sabes!
Sabías a lo que ibas al ahí llegar”. Y es verdad. Si el amado Maestro ¡cuántas
cosas vivió! ¡y esa ha sido y será una Gran Enseñanza! ¿Quién y en qué momento
lo entenderá?, que todo hay que vivirlo ¡y
recibirlo en infinito amor!
Pero ¿cuántos están dispuestos que -al recibir la bofetada- no intente
quererla regresar? ¿Cuántos? ¡Porque aún yo! -consciente estoy- y se me ha
dicho: “¡Eres de carácter fuerte!” ¡Y lo soy! ¿Porque sabes? Cuando mi Padre te
entrega y te dice: “¡Tienes que estar
firme y valiente! A la vez que entregues mi amor, también mantenerte en esa
posición, en la que te pido ¡que nada te mueva! Que sientas y digas: Es sólo El
el que me lleva ¡y nada más!, ni nadie me habrá de convencer!”
¡Porque todo lo tengo de Él”. ¡Todo
lo recibo a través de cada hermano tan querido! Porque cada uno somos su instrumento ¡tan divino de amor! ¿Qué puedo
desear? Sólo cumplir Su voluntad. Si adonde El me pide y me quiera llevar ¡se
está cumpliendo! ¡Me lo dijo! ¡Me insistió!: “¡Yo te llevaré! Y ahí donde vayas habrá quien te espere; habrá quien
te reciba; ¡habrá quien te lleve! No necesitas más, porque mi amor ¡eternamente
te va a abrazar!”
¡Y sucede! ¡Y es! Aquí está la prueba
tangible en su hermana ¡y lo saben! No
puedo decir: “¡No tengo!” No puedo; porque lo único que hay en mi corazón lo siento
y quiero. Quiero cumplir Tu voluntad. ¡Quiero estar ahí adonde me quieras
llevar!, adonde ese hermano que clama por ti, que quiere escuchar. ¡Llévame Padre!
¡A él! ¡A ella! ¡A ellos!, que quieran tu palabra -a través mío- escuchar. Porque
eres tú, eres tú y sólo tú quien me inspira. ¿Qué soy yo después de eso? ¡Nada!
Esta inspiración viene de tu infinito amor. ¿Que más pudiera desear? Sólo -todo
lo que me entregas- llevarlo a la acción.
¡Y será! Ustedes lo verán. Ustedes lo
verán, amados hermanos. ¡Eso es lo que mi Padre desea! de cada uno. Eso es lo
que me insiste y me pide, y nos dice: “¡No
desfallezcas! ¡Aquí estoy! ¡De mí tienes toda la fuerza! Sólo siente; ¡siente!
cómo -desde tu interior- todo se renueva. ¡No hay debilidad! ¡Esa tu mente la
creó! Y Yo te pido todo eso soltar; que estés vacío por dentro, ¡porque Yo -en
el “Yo Soy” te voy a llenar!” Y es, ha sido y nuevamente será. Porque
cuando El te promete ¡te cumple! y lo hace por toda la eternidad.
Salmo Sagrado será
elevado en ese gran momento en que la unión del Gran Fractal que será mostrado
a ustedes hermanos. Esa
es voluntad de mi Padre y será cumplida.
¿Por cuántos de ustedes esa gran
experiencia será vivida? Mi deseo y petición es que por todos; ¡por todos sin
excepción! Porque no es necesario que -como en éste instante- que reunidos
estamos. ¡Llévate en tu corazón ese sentir!, esa sensación ¡tan maravillosa!,¡
tan grande!, de su infinito amor.
Hechos lo mencionó y un
gran ejemplo citó. ¡Porque Hechos es lo que ustedes vivirán en éste tiempo!
En el nombre de mi Padre yo les digo:
Escrito está; hermanos tan queridos que han venido a escuchar.
Abril 27, 2016
Saint Germain.
¡Y después de todo esto! Aún su hermano -que también se ha dicho y
es verdad- ¡vivió como humano! ¡Como humano encarnado! ¡Amados! Es por eso que
les digo: ¡Se puede! ¡Van a lograrlo!
Ustedes ¡con ese gran deseo de hacerlo!
y nosotros ¡acompañando!, para que ¡se muestre!, en éste tiempo en que ¡la Gran
Era Dorada ya hizo su entrada! ¡Eso ya lo saben!, porque en ustedes ya empezó,
en ese gran resurgimiento.
Que miren; a algunos ¡ya
los motivó! Pero luego llegó ese pensamiento en el que dicen: “¿Y esto es todo?
¿Ya no hay más? ¿Y luego, qué sigue? ¿Qué fue lo que pasó?” Amados hermanos;
también en la paciencia, ¡en la prudencia!, ¡que a muchos todavía les falta!,
porque aquél, aquélla que la tiene, miren: ¡Lo muestra y resalta! ¡Eso es lo que nosotros necesitamos!
y deseamos de todos.
Es por eso que se les
pide vivir y caminar en unidad; porque -en ésta enseñanza- también uno a otro
le va a mostrar. Y si cuenta se quieren dar, así es la dinámica de la enseñanza.
¿Qué bello, no?
Pero hay quienes todavía quieren y
pasan sin ver ¡y ni cuenta se dan! Y lo que es peor… ¡no lo quieren creer! Pero
-amados hermanos- ¡qué importa! Ahora, por todo lo que se está viviendo, por un
instante, ¡por un instante!, ¡un parpadeo los dejamos!: Así; quietecitos, ¡bonitos!
¡Ahora nos dedicamos a aquellos que
quieren seguir!, ¡que desean liberarse y resurgir! Pues como ustedes dicen: “Como ya veo y siento que todo esto ¡lo
estoy viviendo y es maravilloso! ¡Voy con todo!” ¡¡¡Pues todo les entregamos!!!
¡Claro! Así es hermanos. ¿Se dan cuenta cómo les hablo? ¡Pues para que me
entiendan! Es que no tienen idea ¡cuánto los amamos!
Miren; llegará el momento en que tan
ceremoniosamente su hermano les hablará. Pero quiero, ¡deseo que sientan!, ¡que estoy con ustedes! Y más todavía en aquellos momentos en los que elevan su petición y
piden de Nuestro Padre que redoble en ustedes su atención. ¡Siempre lo hace! ¡Y
nosotros también! Ahí es cuando tu hermano, ¡porque estás aquí!, ¡viviendo en
la enseñanza del “Yo Soy!, ipso facto se hace presente. ¡Sí! ¡Aunque no me veas!
¡Estoy contigo y estoy aquí!
Alguno de ustedes ya cuenta se dio;
ya una experiencia vivió y no la ha compartido. ¡Uhm! ¿Verdad hermano tan
querido? Pero sí era yo. ¡Ahí estuve! ¡Más fuertemente! Porque aquél de los
grandes estudiantes que quiere volver a la Fuente, ¡es verdad! Y eso ¡por favor!,
queremos que lo sientan: Estamos con
ustedes. Paso a paso ¡los acompañamos! ¡Uhm! ¡Siempre estamos!, de éste lado
del velo. Pero miren, como Nuestro
Padre lo dijo: “¡Que se descorra de una vez por todas es lo que quiero!” Nos
verán. ¡Claro que sí! ¿Quiénes serán?
Amado hermano: ¡Abandónate!
¡Déjate llevar! ¡Siente!
¡Je! ¿Quieren que me muestre? Me han hecho sentir. ¡Algo muy grande y muy importante les voy a decir! ¡Amados! ¡Pero
no se adelanten! ¡Créanme que lo escucharán! ¡Créanme que lo sentirán! ¿De qué
manera? Ya lo verán.
La Gran Ascensión, de
la que a ustedes ya tanto se les habló ¡y que por escrito su hermano lo dejó! Aquellos que con el corazón, que
inclusive conmigo han querido hablar en éste instante -y la hermana lo está
sintiendo- muchas cosas; sobretodo en aquél, en aquélla; lo que estoy
removiendo.
Amados, que la Gran Alquimia, que por mi Padre -porque ¡es El quien la ha
entregado!- y tu hermano que le pidió y mi Padre ¡me lo permitió!; para
mostrar, para entregar y transformar. La hermana lo ha dicho; ella es su deseo
y la quiere utilizar, pero para que todo
tu Ser ¡de una vez por todas se empiece a elevar! ¡Y así será! ¡Claro que sí! Nuestro
Padre ha dicho: “¡Concedido! ¿Qué mas?”
Y ustedes -hermanos tan queridos- se
están preguntando: “¿Qué es lo que nos dirá? No pienses. No preguntes. ¡Sólo
siente! En ésta Luna Creciente (Viernes,
13 de Mayo 2016) ¡uhm!, he de entregar. ¡No me voy a adelantar! ¡Amados! ¡Dejen
y permitan que sea la hermana!, porque ya instrucción ha recibido y más que
escuchará. Ya les dirá ¡amados! Y su hermano también ¡les hablará!, en toda
esta preparación que han estado llevando.
¡No! No se trata de que les diga el promedio
que han estado sacando. ¡No!, amados hermanos. Ya se equivocaron. ¡Dejen que todo esto fluya! Que sea la Esencia
de Nuestro Padre que -al sentirla cada uno de ustedes- los instruya, ¡los guie!,
¡los inspire! ¡Así como lo ha dicho la hermana!: “Oh, ante ustedes me he
mostrado así, como tanto he querido, porque tantas cosas de su hermano se ha
dicho. ¡Pero la verdad!, la verdad ¿quién?, ¿quién realmente la sabe? ¡Sólo
aquellos que me han permitido y me han querido escuchar!
¡Amados! ¡Todos ustedes! -de verdad-
en mi Llama Violeta, permítanme que los tenga; ¡que los envuelva!, ¡firmemente!,
¡fuertemente! Y que el Gran tubo de Luz ¡que
tanto invocan! se manifieste; porque será. ¡Claro que sí!
Y les vuelvo a repetir; dejen que lo
que les tengo preparado, ya les diré. ¡Amados!: Yo los llamaré.
Que el infinito amor de mi Padre los
envuelva y la Gran Amatista -a todos y cada uno- ¡los revista!, desde su
interior, en infinito amor; que lo que les compartiré ¡para ustedes! -amados
hermanos- y entonces, entonces empezarán
a escuchar y saber ¡cómo lo logré!
Que yo soy ¡Saint Germain! ¡Con
ustedes, eternamente!, amorosamente.
Abril 27, 2016
Ketta/Aleshia (3).
Y la voluntad de mi Padre
siempre se ha cumplido, no importando cuánto ha sido lo que cada hermano se ha
resistido, porque es su infinito amor el que ha persistido.
Y aquél que tiene el valor, se ha
abrazado y en gran indefensión hasta a Él ha llegado. Mi Padre, ¡Nuestro Padre!
y El te dice que no importa; que no tu
cuerpo, sino tu corazón; tu alma, aunque esté llena de cicatrices. El, ¡El te
hará resurgir de Nueva Vida!, para que luego -en ese eterno vivir- estés con El
a su lado. ¿Y por qué no? Si tú aceptas, luego venir y compartir con el hermano,
de todas sus grandezas.
¡Mira! ¿Acaso no lo ves? ¡Así es!,
porque cuando todo empieza no hay temor, no hay dolor, no hay resentimiento, no
hay armonía; sólo el infinito amor. Y así es como vas a decir: “¡Es lo que yo
siento!, porque así es como El me creó. ¡Hasta que lo entendí! es cuando -no sólo
mi cuerpo- todo en unión de mí lo trascendió. ¡Y mi Ser! -el verdadero- el que
tiene y donde vive esa Esencia de El, ¡se mostró! ¡Y sigue! ¡Se multiplica! ¡Está
lleno de vida! ¡Y se muestra! ¡Y no
necesita ocupar un cuerpo! No necesita; no sabe de distancias, cuando escucha a
aquél hermano que clama por sentir y saber y vivir ¡todo de Él!”
¡Serás! y entonces mostrarás que eres como el mercurio; que -a pesar de ahí
estar- ¡no se mezcla con la densidad! ¡Resurge y se muestra con toda claridad!,
porque entonces ya en él está ¡totalmente!
-porque así lo ha permitido- ¡la Esencia de El y su verdad!
Dice mi Padre que si
necesitas pruebas de ello ¡te las dará! Pero que a cambio te preguntes, que si
preparado estás para vivirlas, sentirlas ¡y creerlo!, porque es el momento y es
una gran oportunidad. ¡Ay de aquél! que -a pesar de todo eso- vuelva la espalda,
en ésta oportunidad.
Mas dice mi Padre: “Amado hijo; para esperarte ¡tengo toda la
eternidad! ¡Volverás a mí! ¡Eso tenlo por seguro! ¡Y traerás como estandarte no
sólo el amor y la humildad!” También fuertemente ¡la credibilidad! que a Nuestro
Padre le darás, porque ¡hay tantos que aún escuchando y viendo, han insistido
en quererlo negar! ¡Pero su amor es tan grande!, ¡su misericordia!; que ni
aún así te ha querido juzgar. ¡Y te dice! e insistentemente te vuelve a repetir:
“Que con brazos abiertos, ahí -en lo eterno- por ti esperará”.
Te lo dice tu hermana; ¡que lo sabe!
y lo ha estado viviendo y aún estando aquí, cada vez ¡más fuertemente lo está
sintiendo! Y eso es lo que te invito; lo que mi Padre pide de ti. ¡Hazlo
hermano! ¡Abrázate a Él! Ya deja lo humano. ¡Vuelve! Que tu Esencia -¡de todo lo que Nuestro Padre está enviando!- cada vez ¡más
y más! en tu Ser infinito ¡a ti se está acercando!
Hablan del final de los
tiempos. ¡Sí! ¡Pero de los violentos!
De todos aquellos que sólo en la oscuridad se han querido alimentar. ¡Eso, ya
llegó a su final! Ahora, la Nueva Tierra, ¡alguien lo dijo!: ¿Cómo es que quiso
expresar que “cambió de lugar”? ¡Ya lo entenderás, amado hermano!
No es que tu hermana se haya podido
equivocar. Vuelvo a repetirte que -en ésta presencia humana- pero es mi Padre ¡el que todo lo que escuchas! -en
infinito amor- se lo ha querido dictar. ¡Es El y sólo El! y te lo va a mostrar.
Yo sólo te pido ¡que
preparado quieras estar!, porque ya ha empezado lo que tanto te he repetido. No
sea que lo que se te muestre ¡te vaya a impactar! y te sorprenda. ¡No queremos
que eso suceda!
¡Gracias hermanos por compartir y por
escuchar! Mi Padre pide que ¿por eso dícelo todo?
y que no lo olvides; que en infinito amor lo quieras reflexionar.
Muchas cosas más vienen
en camino. ¡Y mira que será una tras otra! No estarás reaccionando de una,
cuando ya estés viviendo otra. ¡Así sucederá!
¡Los amamos infinitamente! ¡Los amo!
¡Gracias! ¡Que Dios los bendiga!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario