7 de Septiembre, 2015
Azu (1).
(A través de Carlos Sánchez).
Yo
sé que esto es así. ¡Todo el tiempo hemos estado!, ustedes lo saben también. Todos
habrán.
Seamos
con ustedes ahora. Muchos hermanos aquí
acompañándoles a ustedes en éste instante y mucho el trabajo hermanos. ¡Mucho
el trabajo! El que viene es ¡muy grande! Sean por ello -por favor- muy para
con ustedes mismos. Despejen por favor
su corazón de todos esos velos que tanto lo limitan. ¡Es tanto lo que
deseamos para ustedes! Tanto lo que está
listo y provisto para ustedes en cada lugar y en cada instante. Cada cuál de
ustedes habrá de percibirlo en sí mismo. Busquen
y encontrarán. Tanto se ha mencionado: “Toquen y se os abrirá” y tan ajenos
han estado a tantas de esas expresiones. Tantas enseñanzas que han recibido.
Es
mucho el proceso que se ha hecho desde hace tanto tiempo. ¿Cuánto más quieren ustedes seguir aquí? ¿Cuánto más? Tanto peso que
han cargado a lo largo de tanto tiempo. ¡Más del que imaginan! ¡Mucho más! Tanto
aprendizaje. Tanto sufrimiento. Sí;
ha habido momentos muy agradables ¡por supuesto! también, pero el tiempo de aprendizaje
se está culminando para todos en ésta estrella.
¿Cuántas
veces se ha de repetir? ¿Cuántos de ustedes, que están ya un poco más enterados
de esto? Y aún así tanto trabajo les
cuesta abrir su corazón. Descubrir lo que realmente son. Son algo mucho más
grande y más fuerte, pero insisten en
permanecer encerrados en ese cuerpo que tan amorosamente les ha recibido desde
hace mucho tiempo, en otras formas y en otros lugares. Pero es tiempo de
comenzar a despejar de sí mismos todo eso que los limita. Son algo mucho más grande que un cuerpo humano, ¡mucho más fuerte! ¡Sois
Esencia y Presencia Divina! ¡No tienen idea de lo relevante que suena eso! Lo
utilizan con frecuencia como simples expresiones. Ahora se pide: ¡Háganlo
valer! ¡Háganse valer a sí mismos como Esencia
y Presencia Divina!
¡Cuántas veces se
les ha dicho y tantos mensajes! ¡No hay límites para ustedes! ¡No hay limitaciones
en ninguno y para ninguno! Son ustedes mismos la propia limitación. No sigan -por
favor- limitándose a sí mismos. Ese es -como ustedes tanto lo mencionan también
y tanto se ha mencionado- la principal pelea. La principal lucha es con ustedes mismos, para liberarse a sí mismos
de sí mismos. ¡Cuán complicado resulta por supuesto la sola expresión!
No
tienen idea de lo fácil que sería también; pero tan envueltos están en todo aquello
a lo que han estado ya acostumbrados; tantas cuestiones que les han marcado
fijaciones ¡muy fuertes! Y aún cuando ahora saben que hay ciertas cosas de las
cuales se podrían liberar, no les resulta fácil o aún así, les da un poco de
temor. ¡Cuesta trabajo liberarse de sí
mismos! Encontrarse a sí mismos y ver cuánta equivocación ha habido. Pero eso
es cosa del pasado. No se mire lo que ha sucedido, ni en ésta ni en otras
vidas. ¡No arrastren lo que ya no les pertenece!, lo que ya no es para ustedes.
¡No volteen hacia atrás!, por favor. ¡No vuelvan la mirada! Miren ahora en éste
instante su corazón, lo que son realmente. Manténganse felices y alegres, ¡sabiendo
que son Esencia y Presencia Divina! Pero aún oyendo ésta expresión les cuesta
trabajo.
¿Y cuánto más
habremos de seguir insistiendo? Hermanos; es para ustedes y por ustedes, que deseamos que fluyan desde su corazón; desde
la Divina Luz que son cada uno de ustedes. No tienen idea hermano, de cuántas y
cuántas más están aquí para con ustedes. ¡Son tantos hermanos que han llegado
de tanto lugar! Es mucho lo que a
todos -prestos y listos para cuando llegue el momento- se actúe de la forma
adecuada ¡por supuesto! Y es por eso que ustedes también deben hacer la parte
que les toca; la parte a la cual ustedes se han comprometido, la cual ustedes
están deseando también: Qué hacer y cómo hacer. Qué sentir y qué no sentir. Qué
esperar de uno mismo. Por eso se pide: “Las respuestas están en su corazón. ¡Abran
su corazón! ¡Miren hacia sí mismos! No insistan en mirar a otros, ni siquiera
como pareja. Ese trabajo -y se ha dicho mucho- es estrictamente personal. No
miren si otros meditan demasiado o no lo hacen; si cambian actitudes o no lo
hacen. Si son como quieran ser. Eso está en cada cual. Mire cada uno a sí
mismo, hacia su interior. Libérense de lo que ustedes mismos saben que ya no
desean. Libérense de tantas actitudes que tanto les dañan; día tras día; hora
tras hora. Y por supuesto, ese daño limita el avance que tanto ansían ustedes.
Que cuántos se
preguntan: “¿Qué más tengo que hacer? En su interior están las respuestas a todo
eso que ahora está bullendo en su cabeza. Todas esas preguntas; las respuestas están
ya en cada uno. Pero son ustedes mismos quienes les confiere ahora el hacerlo
para sí mismos, porque ustedes tienen ya la batuta de lo que ya desean. Saben lo que tienen que hacer, pero no han
abierto ese conocimiento, pero está ya en ustedes implícito ya; en cada uno. Y
cada cuál habrá de seguir el trabajo que le corresponda; que a sí mismo definan,
que así mismo desee por supuesto, porque su libre y absoluta decisión, de cada
uno de ustedes lo que desee hacer o no; cómo deseen actuar o no.
Pero
hermanos, por favor, sean muy conscientes,
¡muy prudentes! ¡Muy prudentes!, porque -en ocasiones- la euforia desmedida
puede llevar a consecuencias que no desearían jamás. Tienen que aprender a
medir las consecuencias de aquello que -en ustedes- pueda ir descubriéndose,
porque es tanto lo que pueden lograr hermanos. Pero hay quienes -ustedes lo
saben- de pronto pierden el piso. Tienen
que ser muy precavidos con ustedes mismos; con sus reacciones, con sus
sentimientos, con sus pensamientos. Es mucho el trabajo que tienen. ¡Cuánta
responsabilidad hermanos! ¡Cuánta responsabilidad! Por eso se pide que sean
conscientes y prudentes.
No tienen idea de lo
que ustedes pueden llegar a ser; de lo que en ustedes está fluyendo. Tantos
obsequios que el Padre les ha conferido. Es mucho lo que hay ya en cada uno de
ustedes. Habrá situaciones en las que ustedes tendrán que hacer mucho por
muchas otras personas, y por ello tenéis que estar ¡muy preparados! De lo
contrario ¿cómo habréis de lograrlo? Por eso se insiste: Mírense a sí mismos. Trabajen en sí mismos. ¡Sean para sí mismos! Cuando
así lo hagan, eso mismo habrán de irradiar y con más confianza y más prudencia,
con mayor sabiduría habrán de compartir, lo que ya saben que habrán de compartir.
Es mucho lo que
ustedes están cargando; ¡pero así lo han decidido! y así habrá de continuar en el proceso -si
así lo desean- por supuesto. Cada cual se permite a sí mismo avanzar,
estancarse o retroceder. Lo que así decidan así será. Pero por eso hermanos; ¡no
se limiten! Que sus emociones no los traicionen. Que sus emociones no los
confundan. Esos orgullos tan equivocados; el ego, falta de humildad. ¡Cuesta
trabajo ser humilde! Son palabras que se oyen de manera ¡muy sencilla! y el
peso que conllevan es ¡muy grande!
¿Cuándo
habrán de aprender de muchas de esas expresiones que tanto tiempo ha que
escuchan? ¡Cuánto trabajo les cuesta aceptarlas de la manera adecuada! Ese peso
ha sido ¡muy fuerte! y por eso la humanidad está sumergida en tanto problema, ¡tanto
caos!, que la propia humanidad no desea, pero al mismo tiempo no aprende a
liberarse de ello; no se lo permiten. ¿Cuánto tiempo quieren permanecer así? ¡Ya no hay mucho tiempo, hermanos! Los
cambios -como saben- ¡ya están! A
cada instante se están dando muchos cambios, ¡muchos movimientos! ¡Mucho está ocurriendo!
Cuán ajena está la humanidad a todo ello.
Prefiere seguir inmersos en sus vidas cotidianas; en tanto engaño; en tanta
confusión; en tanta atrocidad que están viviendo. ¡Ya no es para ustedes! Y
ustedes hermanos, serán parte muy importante de estos cambios, ¡si así se lo
proponen ustedes mismos, para consigo mismos!, si así lo desean. Encuentren en
sí mismos, porque todo está hermanos, ¡todo está! El proceso camina a cada
instante y ya no hay vuelta para atrás. ¡Todo lo saben ustedes!
Por
ello hermano, tantos insistimos en tantas cosas. Al mismo tiempo se les dice
muchos mensajes muy repetitivos, en uno y otro lugar, como acaban de mencionar.
Efectivamente; por algo es. Deseamos que
ustedes logren ir abriendo cada vez más en sí mismos, aquello que está -como
ustedes dirían- ¡gritando para ser liberado! ¡Su Esencia Divina! ¡Su Espíritu Divino!,
que a cada instante está con ustedes; atrapado ahí. Por eso se pide: ¡Libérense
hermanos de sí mismos! ¡Liberen su propia Divinidad!, por supuesto ¡con mucha
prudencia!, ¡con mucha precaución!, ¡con mucha humidad!, porque hermanos -lo
que ustedes han de compartir- de todo ello lo han de necesitar.
Si no se preparan
adecuadamente; si no caen en la cuenta de la seriedad de todo lo que esto
conlleva, ¡cuánto trabajo les habrá de costar! y cuanto riesgo para con otros,
que en un momento dado se acerquen a ustedes. ¡Libérense hermanos!, de eso que ustedes
mismos ya no desean. Límites no tienen. Su límite está aquí (señala al cerebro)
simplemente. Todo lo demás está dado y -en el momento en que ustedes lo deseen-
podréis hacer uso de él.
¡Cuánto trabajo les
cuesta! Tantas tradiciones y costumbres; algunas autoimpuestas en algunos de
ustedes. Por eso hermanos: ¡Libérense! ¡Mírense a sí mismos! ¡No se reprochen! ¡No
tengan desesperación! Cuando se quiere uno liberar a sí mismo de sí mismo, no puede
haber emociones de esa naturaleza; es en absoluta paz y tranquilidad. En paz y
tranquilidad y todo habrá de fluir perfectamente.
No
se desesperen si de un momento a otro no logran percibir o sentir algo más de
tanto que se les menciona. Cada cual lleva
su paso; pero permítanse sentir un poco más a cada instante, ¡en paz y
tranquilidad! Absolutamente en paz y tranquilidad. Que no les asalten
tantas emociones tan confusas que continuamente surgen en su mente. Cuando
menos se dan cuenta ya están ahí algunas cuestiones dando vueltas. Esto no es
de ninguna manera en esa forma; todo es
abandonarse a sí mismos, en la absoluta Luz que son. ¡Cuánto brillan y no se
percatan de ello!
Por favor hermanos: ¡Libérense!
Siéntanse libres. Siéntanse orgullosos de saber lo que saben. ¡Cuánto es lo que
fluyen ustedes! ¡Cuánto queremos que se percaten ya de ello!, pero en ustedes
está; no más que ustedes. No se preocupen; simplemente fluyan. No se angustien;
fluyan. No se cuestionen; fluyan simplemente. ¡Suena complicado, pero no lo es
tanto! La complejidad está en todo lo que aquí comienza a bullir, cada vez que
intentan hacerlo.
Todo eso tiene que
ser absolutamente desde el corazón ¡en absoluta libertad!, ¡en absoluta
perfección.
Y ahí ustedes encontrarán las respuestas a mucho de lo que ahora está fluyendo
en sus cabezas como preguntas. Muchas
confusiones. Muchas de esas cosas ¡ya ni siquiera se las cuestionen! ¡No les
den vueltas! Simplemente fluyan desde su corazón. Vibren un poco más alto a
cada instante, no sólo cuando están meditando. Procuren ser más conscientes de
sí mismos desde su Divinidad; aún en sus labores cotidianas. Los cambios
los percibirán por sí solos, no sólo porque lo escuchen. Los cambios los producen ustedes mismos cuando aprenden a vibrar un
poquito más alto. Por supuesto que habrá cambios en algunas cosas y así
ustedes podrán ir siguiendo en ese proceso de una manera un poco más sencilla,
menos complicada, menos cuestionada. Tanto
cuestionamiento que también ¡tanto frena su avance!
¡Eso
ya no es para ustedes! ¡Libérense hermanos! Trabajen en sí mismos fuertemente, pero en paz y tranquilidad. No hay desesperación
cuando se pretende fluir desde la Divinidad. No puede existir siquiera esa palabra, ese término; solamente absoluta
paz y tranquilidad. ¡Alegría hermanos!,
sabiendo que son Esencia Divina. Todo el tiempo están acongojados por tantas
cuestiones. No se perjudiquen hermanos; simplemente fluyan y vibren en paz y
alegría, aún cuando hay situaciones complicadas y difíciles en su vida
cotidiana.
No
tienen idea de cuan liberados de muchas de esas situaciones y de esos
sentimientos que les invaden podrían fluir más fácilmente si se lo permiten. Ustedes provocan lo que ustedes piensan. Si
hay desesperación ¡por supuesto que eso habrá de ocurrir! ¡Tiene que ser! Por
ello se dice: Prudentes con ustedes mismos, primer en cuenta eso. La prudencia
no sólo es para cuando actúan frente a otros; primero es para con ustedes
mismos.
¡Cuánto se habla de
la misión que tienen! La primera, hermanos: Recuerden quiénes son. Encuéntrense
a sí mismos. Por sí sólo habrá de llegar lo demás, una vez que sepan quiénes
son realmente.
Que fluyan desde la propia Divinidad que son cada uno de ustedes; ¡cada ser
humano! Pero cada cuál debe ir descubriéndolo en sí mismo. Eso está en éste momento
ocurriendo en muchos lugares y tantos -en otros lugares- recibiendo éste mismo
tipo de mensajes, porque -hermanos- necesitamos a muchos de ustedes, que
ayudarán en muchos de los cambios, por supuesto.
Y si en ustedes no
logran ir descubriendo al “Yo”, ¿cómo habremos de hacerlo? ¿Cómo habremos de
hacer a ustedes para convencer a otros hermanos?, si tienen dudas de sí mismos.
Eso por favor considérenlo como muy importante. Cuando ustedes se descubran
como la real Luz Divina que son, por sí solas fluirán ¡tantas cosas!, sin
necesidad de tanta explicación. ¿Cuántas
veces se ha dicho, que su sola presencia puede hacer mucho en algún lugar? Pero
no hablamos solamente de su presencia física; ¡de su presencia Crística! Si la
hacen valer en cualquier lugar que se encuentren, no tienen idea de lo que
puede generar, si necesitaran de hablar a otras personas.
Ustedes irradian lo
que ustedes se permiten y si ustedes se permiten irradiar desde su presencia Crística,
no tienen idea de lo que se logrará; aún cuando no lo vean físicamente. Aún
cuando ni siquiera se percaten de ello, pero logran beneficios para otros
hermanos. Parte de lo que ustedes ya han hecho ¡y ni siquiera se han percatado!
Por eso se pide: ¡Aprendan a sentir! ¡Aprendan a vibrar un poco más! Lo que
habrán de percibir no tienen idea de lo maravilloso que será; del gozo ¡muy
grande! en ustedes, cuando así se lo permitan, por supuesto.
¡Cuántos hermanos
caminando al lado de ustedes, todo el tiempo! ¡Todos están muy acompañados! Libérense
un poco y aprendan a percibir. Todo el tiempo están tantos hermanos con
tantos de ustedes. ¡Todo está dado! Falta
que ustedes abran un poco más; ¡cada vez más!
¡Cuántas
maravillas habrán de percibir y de vivir! con tanta alegría y con menos
preocupaciones. ¡Sin congoja! Sin nada que amedrente su andar día a día. En
ustedes está y para ustedes todo dispuesto. Cada cual, haga uso de lo que ya
hay y corresponde; de lo que ya está en ustedes.
Y
así habremos de continuar ¡junto a ustedes!, ¡día a día!, pero en ustedes está
la parte que les corresponde.
Siempre
para ustedes y con ustedes tantos hermanos sumamente agradecidos; infinitamente agradecidos, por permitirnos
hacer llegar el mensaje.
¡Todos
agradecidos!, muy agradecidos con ustedes. Ya estaremos también para usted en
otro momento (para Flor). ¡Todos aquí!
Yo
sé que también estáis preguntando eso: Oltra con ustedes está aquí -por
supuesto- ¡y muchos hermanos más! Y muchos más. Nunca les hemos abandonados, ni lo haremos; pero ustedes no se
abandonen a sí mismos. Aquí permítanse. ¡Aquí!
7 de Septiembre,
2015
Azu (2).
(A través de Carlos Sánchez).
¡Cuántos hermanos
queriendo contactar con muchos de ustedes! ¡Cuántos son! Es demasiado lo que
ustedes logran que se acumule. Por ello hermano, se pide -como se dio anteriormente-
¡apresuren el paso y recuerden quienes son realmente!
Comprendan
que los cambios se están sucediendo a cada instante, ¡a cada instante! y es por
ustedes y para ustedes hermanos. ¡Todo lo que viene es para ustedes y por
ustedes! Y ésta bendita estrella que tanto les ha acogido a lo largo de tanto
tiempo, ¡todo lo que les brinda continuamente! Ese proceso está totalmente en
funciones ¡y nada habrá de detenerlo!
¡Cuántos
hermanos ahora, queriendo abrazarles y con ustedes compartir tantas cosas! No,
eso -tengan por seguro- pero ustedes ¡no han aprendido a sentir!, por eso se
pide -porque están cobijándoles todo el tiempo ¡a todos absolutamente!, pero cuán difícil que ustedes aprendan a sentir
y a percibirnos; a sentirlo, que hay tanto en amorosamente para con ustedes, ¡todo
lo que ellos quieren compartir! ¡Todo el amor del Padre que está rodeándoles a
cada instante!… y aún continúan ajenos.
Imaginen ustedes; si
ustedes -que están en éste proceso y entienden ya sobre esto- no han aprendido
adecuadamente a sentir y a percibir muchos de los cambios que se están dando en
su entorno, ¿cómo han de ayudar a otros, que están absolutamente ajenos a esto?,
que no tienen ¡ni idea! y que absolutamente se van a poner muy renuentes a comprender
esto. Por eso, si ustedes no están debidamente preparados, debidamente firmes en
ustedes mismos; con esa fe absoluta de lo que son realmente, ¿cómo habrán de poder
ayudar a otros hermanos? Libérense, se repite. ¡Despierten en ustedes esa fe
absoluta! ¡Es tanto lo que hay en cada uno de ustedes! Ya hay acumulado ¡mucho!
Y
usted tiene ¡tanto ahí, hermano!, como no tiene idea. Tiene que aprender a percibir y a sentir un poco más (refiriéndose
a Luis). Así ustedes, benditas hermanas (refiriéndose a Flor y Lupita), pero en
ustedes está; es absolutamente su libre poder de decisión.
¡Sabemos que la
decisión y la intención la tienen!, mas tienen que aprender ahora a mirarse a
sí mismos desde su interior, desde el corazón, ¡sin cuestionar y sin confundir
tantas cosas! Libre y de manera pura: Mirarse a sí mismos. Comprenderse a sí
mismos. ¡Amarse realmente a sí mismos! Amarse fuertemente a sí mismos.
¡Y es tanto lo que
en ustedes está fluyendo a cada instante hermanos! Ya está todo ahí, ¡listo para
que salga!, pero ustedes tienen que aprender a liberarse de muchas cuestiones
que aún no les permite comprender y sentir de la manera adecuada. Ya en ustedes todo
está. Por supuesto, hay cuestiones que en el momento preciso y adecuado se irá
abriendo, para que ustedes tengan la comprensión. Hay cosas que aún no se pueden ni se deben compartir. Todo está en un
proceso absoluto y perfecto y de ahí nada habrá de moverse. Pero lo que en ustedes ya está implícito y
es posible que ustedes puedan utilizar, en ustedes está ir descubriéndose a sí
mismos: ¡Miren hacia su interior! ¡Descubran lo que son realmente! ¡Liberen ese
Espíritu Divino bendito!, que en ustedes está, desde hace tanto tiempo.
¿Cuánto
es lo que hemos de esperar? Estamos en ustedes y para ustedes; pero recuerden
que el proceso está caminando y en cada uno de ustedes está implícito ¡totalmente!
todo lo que se requiere. Y si ustedes
fluyen fuerte aquí, cuán maravillosos cambios habrán de percibir en sí mismos y
por tanto habrán de expandirlo y compartirlo con absoluta naturalidad.
¡Tanto
es lo que desearían compartir muchos de los que aquí están! Todo el tiempo
quisiéramos compartir con ustedes. No es posible, por supuesto, pero en ustedes está aprender y comprender cómo
percibir a cada uno de aquellos que les acompañan. Cómo liberarse a sí mismos
de tanta atadura y poder fluir libremente en tranquilidad y paz. Por sí solo
irán irradiando y compartiendo lo que ustedes son y lo que ustedes pueden hacer,
al momento de expandir esa Luz, que fuertemente brilla en ustedes.
Liberen hermanos. ¡Liberen
hermanos! Fluyan en sí mismos para sí mismos, cada cual. ¡Busquen su interior! ¡No
se cuestionen! ¡Fluyan libremente! ¡Sientan libremente! ¡Aprendan a despejar su
mente en absoluta libertad! Cuando comprendan lo que estamos diciendo ahora, es
¡tan maravilloso lo que habrán de percibir! Se maravillarán de sí mismos;
ténganlo por seguro.
¡Cuántos hermanos
aquí con ustedes! Siempre estáis ¡fuertemente acompañados! y en el momento
preciso habréis de saber quiénes son y habréis de compartir con ellos ¡tantas
cosas!
¡Todo está! y
continuaremos junto a ustedes; por y para siempre, en el más profundo amor de
nuestro Padre. Vibren alto. ¡Vibren fuerte en su corazón! Cuando ustedes lo
decidan, del brazo caminaremos con ustedes.
¡Ya
estaremos! ¡Ya estaré todo el tiempo! ¡Ustedes saben!
Suficiente
por hoy. Es mucho lo que quisieran. Somos para ustedes.
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