8 de junio de 2015

Canalización del 3 de Junio de 2015

3 de Junio de 2015.
Aleshia (1).
Esa energía maravillosa que Nuestro Padre nos entrega, cuando nosotros, porque siempre nos ha dicho: “Amado hijo; siempre estoy en espera. Estoy dentro de ti. Siempre amándote. Siempre acompañándote. Con ese deseo inmenso de hacerte sentir que “Yo Soy aquél que te creó” con infinito amor y que quiero, ¡te pido! y es el momento en que tú recuerdes quien eres; parte tan importante: ¡Esa chispa divina que te entregué!, cuando en aquél grandioso momento fue mi deseo hacer expansión de todo lo que “Yo Soy”. Porque “Yo Soy” en ti. Y es mi deseo que ahora ¡así lo recuerdes! y que te sientas en mi”.

¿Y cómo no hacerlo amados hermanos? ¿Cómo no hacerlo? Porque cada vez mas -en nuestro día con día- ¡a cada paso! el cual nosotros vayamos caminando y sobre todo -si como lo he dicho- ya es, ha sido nuestro deseo abandonarnos; ofrecerle a Nuestro Padre, que en esa libertad, en ese libre albedrio que El nos entregó y que nos quiso dar, ahora entenderla y vivirla en la verdad, en el amor. En ese infinito amor, tan eterno como El.

Y al ir sintiéndolo. Al ir viviéndolo, entonces hermanos, empezamos a vivir ¡realmente!, tal cual como El nos ha dicho: “El paraíso aquí; de manera terrenal”. ¿Por qué no decirlo? Si hacer las cosas ¡tan sencillas!, ¡tan -en apariencia- naturales!, ¡normales! Ahí es donde Nuestro Padre se presenta, siempre hablándote; diciéndote a cada instante: “Amado hijo; ¡sigue adelante!, que Yo te he de guiar. Te he de inspirar. Y cuando tú -desde lo más profundo de tu corazón- así lo sientas, así lo empieces a vivir, créeme, ¡créeme!, que -como un Padre lo hace con su hijo- me escucharás y sabrás que siempre he estado contigo. Que nunca te he abandonado. Que eres tú el que realmente ¡en tantos momentos no me has escuchado! ¡Pero qué más da!, si ahora aquí estás; dispuesto y deseoso. Y sintiendo y escuchando a tu Padre. Tan amoroso”.

¿Y por qué lo digo hermanos? Porque realmente todos lo sabemos: Lo estamos sintiendo. ¡Lo estamos viviendo y más ahora!, con tantos eventos. ¡Todo lo que está sucediendo! Y El -Nuestro Padre- ¡y nuestros Maestros!, que son sus enviados, quienes están con nosotros. ¡Y nuestros hermanos!, aquellos que han llegado. ¡Esos grandes Seres de Luz!, que -en éste caminar- en éste deseo de evolucionar, se nos han adelantado. ¡Pero también!, también están aquí, deseando -en nuestro caminar- acompañarnos. Y cómo nos han insistido: “Queremos hacerlo ¡mano con mano!”

Pero primero -amados hermanos- primero nosotros; nosotros en ese proceso, en esa purificación, en esa amorosa intención que Nuestro Padre ¡que todo lo ve!, ¡sabe!, cuando ya lo haces de todo corazón. Porque entonces ahí, en esa entrega total ¡y no es que no te importe nada más! ¡Al contrario!, hermano, hermana. ¡Todo empieza a tener esa importancia! Porque sabes, que inclusive el sentir y que llega hasta ti ¡esa fragancia!, ¡ese aroma que nos regala!, que nuestros hermanos ¡cuando te acercas con los Elementales!, lo que te ofrece. ¡Eso es lo que también a ti te fortalece! Tiene muchas maneras de entregarnos.

Por eso te digo hermano; no te arrepentirás. ¡Hay que soltarnos! ¡Dejarnos llevar! Porque no sólo lo sentirás, sino también lo escucharás; cuando en ese continuo e insistente hablar -a su hijo- también nosotros, nosotros… al seguir adelante, en ese proceso de liberarme, de liberarte, te darás cuenta que es tan sencillo. Que lo que en un principio lo viste y dijiste: “¡Padre! ¡Si contigo quiero estar! Y veo que a mi alrededor sólo hay un abismo. ¡Todo se está cayendo! ¡Todo se está desmoronando!, desmoronando ante mí, porque… porque no es lo que creí”.

Porque realmente es así -amado hermano. Lo que Nuestro Padre nos da; lo que es verdadero, eso, cuando lo empiezas a sentir, a vivir, a ver. Cuando empiezas a lo que tú llamas “fluir”, te darás cuenta que es necesario. ¡Que había sido necesario descorrer el velo!, para luego vivir en la verdad ¡tan amorosa!, que a cada instante nos ofrece. Que nos entrega. Que nos da. Y que no te pide nada; solamente que empieces a recordar quién eres; por qué aquí estás. Y que nos demos cuenta de lo que es la verdad. ¡Su verdad!, que es ¡nuestra verdad! La de todos, amados hermanos.

Vengo ¡tan llena de ese amor!, porque mi Padre -a cada instante- no deja de recordarme que está conmigo ¡y contigo! Porque cada muestra que me da, lo hace siempre, también con alguno de ustedes. Y eso para mí, siempre tendrá el valor, tan inacabable, que este plano terrenal no lo da. No lo muestra. Entonces ¿cómo no estar aquí? ¿Cómo no compartir? ¿Cómo no hablarte de todo lo que me está entregando? ¡Porque es cierto! ¡Lo estoy viviendo! Y eso ya lo he dicho: “Padre; con nada ¡con nada te lo podría estar pagando!” Porque aún éste instante, en que empiezo a sentir ¡toda esa energía maravillosa! y entender lo que es el verdadero vivir. ¡Y le he pedido!, que así como ahora, todo aquél hermano, hermana, que escuchando está, sientan como yo, que eres tú, Padre tan amado. ¡Eres tú quien nos está hablando! Y nuestros Maestros ¡que tanto nos han entregado!, que al hablar de lo que es el verdadero Legado, nos han abierto los ojos, ¡que no los físicos!, sino los del Ser glorioso, que es inmortal. Que es verdadero. Que es el que Nuestro Padre nos da. Y que ahí está, esperando ese gran momento, ¡porque todos y cada uno de nosotros lo estaremos viviendo!, al reconocer que somos sus hijos y que esa parte divina en todos está.

Que sea el deseo inmenso, ¡que lo digas!, amado hermano: “¡Ya quiero vivirla! ¡Quiero unificarme! con mi “Yo Superior”. ¡Ese que me muestra y me hace sentir! todo tu infinito amor. Lo que yo soy en el “Yo Soy”.” Porque lo dice mi Padre: “Amado hijo; contigo eternamente estoy ¡y lo que tú has vivido!, ¡lo que tú has sufrido!, permíteme decirte, que ha sido porque aún no recordabas. Porque al reconocer que “Yo Soy” el que en ti está y permitirme hablar ¡te negabas!” Mas hoy; hoy que sé que así es, que toda su energía divina, toda su vibración en éste instante ¡nos abraza!, con ese infinito amor ¡que todo lo rebasa!, porque El no conoce la palabra “imposible”. Porque todo lo que para ti ahora es visible y lo ves tan tangible -amado hermano- ¡también!, también lo impredecible -en ti- empezará a suceder; porque así es como Nuestro Padre se muestra. Porque así es, lo que todo lo que nos regala, va mucho mas allá de lo que tú piensas que con una mano alcanzaras. Es todavía mucho más profundo lo que dentro de ti ¡se está moviendo! ¡Y que piensas en momentos! “¡Es que esto no es de este mundo!” ¡Claro, hermano!, porque lo que es de Nuestro Padre, ¡su reino divino no es de aquí! Es de lo infinito; de lo que ahora para ti no es tangible, pero que tú acercándolo estás, para hacerlo visible.

Ya lo dijo: “Aquél de mis hijos que ha decidido elegirse, empezará a vivir ¡aquí!, en el plano terrenal, el paraíso, antes de a mí volver a reunirse”. Palabras tan grandes. Promesas que -amados hermanos- empezarán a cumplirse. ¡Ya empezaron a cumplirse! Porque si yo pudiera decirte, que los que están aquí; aún aquellos hermanos, hermanas, que no pudieron asistir, pero que en espíritu nos acompañan; que están sintiendo ¡realmente!, cuando Nuestro Padre -como en este instante- nos habla. Esa gran inspiración, que sólo viene del gran amor, que eternamente a cada uno nos tiene.

¿Y cómo no compartirlo? ¿Cómo no de ello hablarte? Si todo, todo lo que El me ha dicho que iba a entregarme, ¡ha rebasado!, lo que tu hermana había pensado. ¡Y no te estoy hablando de nada material! Te estoy hablando lo que mi corazón está sintiendo. Lo que también tú sentirás. ¡No hay nada igual! Nada hermano. Porque lo que El -Nuestro Padre- nos entrega, lo que nos da ¡es tan grande!, ¡tan maravilloso!, que ni ésta dimensión, a la que se ha dicho que entraríamos y que estaríamos en unión; sé que es ¡mucho más!, ¡mucho más! Por eso agradezco a mi Padre, que me siga haciendo sentir, el todo esto -a ustedes- compartir; porque aquél que lo está sintiendo, yo te digo -amado hermano- en el nombre de mi Padre: ¡Nunca!, ¡nunca te estarás arrepintiendo!, porque llegará ese gran momento en el que estemos juntos, ¡unidos! y en gran fraternidad, viviendo realmente lo que nuestro amado Maestro nos ha dicho: “¡Ahora, ésta Era es para vivir en unidad! y liberarte de todo, porque para ello ¡te traigo mi Llama Violeta! Utilízala. ¡Transmuta todo aquello que tú sabes que te afecta! ¡Suelta! ¡Elévalo! ¡Entrégamelo! Que la Llama Violeta en esa ¡gran transmutación! hará de ti -amado hermano- con esa pureza, en ese proceso infinito, que logres tu evolución”.

Y tú verás que así será, porque también nuestro amado Maestro Sananda, con ese gran amor con el que nos habla, nos ha dicho: “¡Y ahora ya llegó el momento! amado hermano. Todo lo que en aquél tiempo te mostré, ahora ¡será mucho más de lo que yo te hablaré!” Y entonces, sintiendo ese gran alborozo en el corazón ¡cómo no pensar y desear y vivir! ¡Liberar! ¡Soltar! ¡Seguir ese proceso infinito en el amor con Nuestro Padre! y con Él hablar. En esos momentos en los cuales -amado hermano, hermana- de lo que buscas, que tú piensas “esa soledad”, pero luego te das cuenta que contigo te reencuentras y que realmente sólo no estás. Que es Nuestro Padre el que te abraza, el que te dice: “¡Bienvenido, amado hijo! ¡Bienvenida, amada hija! Ya iniciaste tu proceso. ¡Ese gran despertar! para volver a casa”. A nuestro hogar; el verdadero. Aquél que es eterno, el cual -en aquél instante- nos quisimos separar, para vivir, ¡para experimentar!, lo que nos estaba haciendo falta. Amados hermanos; lo que teníamos ¡y tenemos! que perfeccionar.

Porque sí, ¡ya no voy a decir y te pido que tampoco lo hagas así!: “¿Perfecto? ¡Sólo Nuestro Padre!” Porque El nos dice: “Amado hijo; si eres mi creación. ¡Si “Yo Soy”, porque “Yo Soy” el que te está hablando, El que te hizo! ¡Es esa chispa divina!, que al hacer expansión todo mi Ser te entregó. Tienes de mí también ¡la perfección! Recuerda. ¡Mira dentro de ti!, hasta lo más profundo. Date cuenta. ¡Ahí estoy! Y también en lo que tú llamas “tu corazón”. Ahí es donde tienes guardado ¡todo ese gran amor! que te estoy pidiendo que lo sientas. ¡Perdónate todo!, que Yo no te estoy juzgando. ¡Y nunca te he estado castigando! ¡Que eternamente estoy y te he estado amando! Y te lo voy a mostrar. Ha llegado el gran momento, porque la Era Dorada en la que tú aquí estás; en éste caminar, la promesa que te entregué, de que el paraíso lo vivirás ¡aquí será!”

¿Y por qué? ¿Por qué ahora -nuevamente- recordando todo esto estoy? Amado hermano; ¡porque es verdad! ¡Es verdad! Le pido a mi Padre que me permita mostrar; que realmente sea El, el que a través de tu hermana -que en éste instante la escuchas hablar- que también tú sientas -en esa gran vibración- ¡ese infinito amor! Y que luego, después de estos momentos, cuando tú vuelvas a lo que piensas que es “tu vida”, a cada paso que des ¡sientas y vivas! cómo Nuestro Padre eternamente te habla. Eternamente te guía. ¡Sí!, sí lo hace. ¿Pero sabes cómo? ¿Vas a vivirlo? ¡Empieza a soltarte! ¡A liberarte! A dejar todo aquello ¡que por tanto tiempo quiso atarte! ¡Aquello que sabes que no era bueno para ti! y que todo lo que hacía, era -en tu día con día- llevarte, algunos lo han dicho: “Me siento como en un callejón sin salida. No sé el por qué. ¡No entiendo el para qué! aquí estoy. Si todo lo que hice. Todo lo que intenté ahora, esfuerzo fallido lo veo. ¡Porque todo lo que he sufrido…!”

Amado hermano; no olvides que Nuestro Padre siempre te dice: “Estoy contigo. Te quiero. ¡Te amo! ¡Eres mi hijo! y eternamente te llamo. Escucha, escucha mi voz”. Porque entonces -amados- al estar dentro de ti, escuchando el llamado. Te lo digo yo; que mira que aquí estoy. ¡No hay impedimento! No hay nada, ¡nada! que detenga lo que Nuestro Padre -para cada uno de ustedes- en esta nueva Era que será ¡tan Dorada!, tan amorosa. ¡Tanta vibración! Todo lo que está llegando de Alción y que en ti está tocando ¡tan profundo, ahí en tu corazón! ¡Ahí donde está guardado todo lo que tu Ser tiene atesorado!

Nuestro Padre lo dice: “Es el momento y a ustedes les pido hablarles de ello”. Por eso aquí me encuentro. ¡Sé por qué estás aquí! ¡Sé por qué has venido! Y yo te digo; cuando alguien -a Nuestro Padre ¡ha decidido entregarse!- aquí estamos para abrazarte, para decirte: “Todo lo que tu cuerpo quiso y empezó a lacerarte, déjame llevarlo! ¡Déjame tomarlo!” Amado hermano, amada hermana, porque -a cambio de ello- lo que he de entregarte -en el amor de Nuestro Padre- tú lo que pides, lo que deseas y le dices: “Quiero sanarme”. ¿Te digo una cosa? Tu Ser, tu espíritu; aquél que se encuentra en una alma ¡tan bondadosa!, mi Padre me permite ¡mira!, mi corazón contigo y en el “Yo Soy”. Quizá pensarás que no hay motivo, pero muy fuerte es. No necesita palabras. ¡Te conoce y sabe todo lo que esperas! Lo que deseas. ¡Aquello de lo que tú no hablas!, pero con El, se lo has entregado. Y me dice y me pide: “¡Tómalo de tu hermano!”

En este instante -en el nombre de mi Padre- lo tomo; lo absorbo, en la Alquimia amorosa, ¡grandiosa! de mi amado Maestro Saint Germain. ¡Lo transmuto! ¡Lo elevo! ¡Lo llevo! ¡Y lo entrego hasta ti Padre mío! y espero ¡y recibo!, que vuelva contigo. Y en esa pureza, en ese gran amor; en esa cristalización que ahora tu hermana ¡a ti te entrega! con infinito amor, en el nombre de mi Padre. En el nombre del “Yo Soy”. Que tu hermana ¡Aleshia!, aquí presente estoy. Ahora… en la unión, ¡para que haga interacción! Y a ustedes hermanos -al volver- los abrace. ¡A ustedes, que están dejando de ser humanos! Porque son como nosotros. Y lo que les mostramos, quienes al recibir, al llevar en este sentir. Y mira; te lo digo ¡porque estás aquí!

Desde el infinito, mi Padre te entrega. ¡No es una quimera! Es en la verdad. ¡Así lo sentirás!

Después de éste instante, para seguir adelante, ¡todos ustedes!, la promesa cumplida estará: Amados hermanos ¡brillarán como diamantes!, porque mi Padre, ¡Nuestro Padre!, desea que ustedes -así como en éste instante- sientan ¡hasta lo más profundo! y reciban ¡todo lo que El te entrega! Te lo dice tu hermana ¡Aleshia!

Todo lo que hace falta que sueltes, porque el momento, el instante ya lo estás viviendo. Verás como en ti todo ha de cambiarte ¡en amor! El fluido  glorioso ¡y la amatista!, con la violeta; la Llama eterna -en el nombre de mi Padre y mi Maestro- a ustedes entrego. Y en especial a ti, que lo estuviste pidiendo, en éste instante te elevo. Que tu espíritu, tu Ser, se unan en un todo glorioso.

Ahora. Ahora. ¡Vuelve aquí! ¡Únete a tu cuerpo! ¡Bendito y amado hermano! Siente ¡cuánto te amo! y en ese gran amor, por eso aquí estoy y todo esto te comparto, en el nombre del “Yo Soy”; mi Padre.



3 de Junio de 2015.
Sananda.
Y necesario es, por ti y para ti, que aquí yo esté.

Te hablo porque también -al hacerlo con mi Padre- pediste que tu hermano estuviera aquí.

Yo te digo -con infinito amor- que no sólo éste instante contigo estoy ¡y he de hablarte!

Tú lo dijiste: “¡Con él deseo prepararme!” Hermana ¡es eterno! No es sólo un instante.

Y todo, todo lo que tú estás pidiendo, con el amor que Nuestro Padre nos entrega ¡te digo a ciencia cierta! Lo que viene para ti, ¡no hay comparación!

Lo que has sentido. Todo lo que tú has vivido, ahora, ¡porque no sólo caminarás conmigo!, mi hermano. Iremos caminando de la mano.

He de mostrarte ¡el gran bastión!, en el que tú habrás de sujetarte con ese gran amor, porque mi Padre también, también te dice: “¡Contigo estoy!”

Ahora, que están viviendo ¡los grandes momentos!, de lo que de nosotros estarán recibiendo. Será ¡en tal abundancia!

Que yo soy ¡Sananda!, el que te habla.

Y así como mi corazón les he entregado, ahora -para ustedes- ¡también abierto estará! lo que de mi Padre es ¡el Gran Legado!

¡Habrán de vivirlo! y será aquél de mis hermanos que en la preparación listo esté, no sólo para escuchar.

¡Recuerden! ¡Ya se les dijo! ¡El primer escalón!, porque mi Padre ¡así como antaño habló con aquél que se eligió!, ahora nuevamente. Y eso -en ustedes- siempre estará presente.

En la quietud, en la paz, ¡en el sosiego infinito, que el gran amor te da! ¡Ahí amado hermano!, también contigo está ¡Sananda!, que el camino de regreso al hogar ¡te habré de mostrar!

¡Y sí! ¡Soy yo!, en el “Yo Soy” que hablándote está.

No olvides hermano; el tiempo de la recolección, viviéndolo está ¡aquél!, aquél que se eligió.

Y aquí estoy -a la diestra de mi Padre- para recibirte; para decirte: ¡Bienvenido seas, amado hermano!




3 de Junio de 2015.
Ángel Ráh.
¿Por qué no habría de decir?, si todos y cada uno de los que están aquí, en gran reflexión ¡tal cuál como “Aquél que todo lo puede” les pidió!

¿Y qué te diría yo?, que hablándote de todo eso estoy. ¡Has escuchado que grandes pruebas vivirías! Yo te digo hermano; porque te has preguntado si las resistirías. ¡Y mira!, aquí estás, ¡en el intento de dejar de ser humano! Que te he de decir, que de todos los que están aquí ¿cuántos de ustedes? lo que han empezado a sentir, se preguntan: ¿Tiene que ser así?, porque siento que no sólo mi cuerpo; que mi corazón, hay momentos en que en mil pedazos estoy.

Recuerda que te hablé, que para dejar ésta ilusión ¡todo en ti! -y lo dijo “Aquél que todo lo puede”- ¡he de desgarrar! ¡Se ha de terminar lo que tú piensas que es “tu vida” en éste caminar! Sobre todo -amado hermano- ¡aquél que tanto está abrazando lo material! Si tú sabes que ¡todo ello! que tú construiste, ¡tiene que dar paso a todo lo bello!, que El les entregó. ¡Todo lo que a ti te dio!

Pero aquél que se preparó; aquél que en el proceso ¡y no voy a decirte que se re-inventó!, ¡porque eso no es cierto! Tú -al llegar aquí- ¿sabes de qué estás hecho? ¡De lo eterno!, de esa esencia divina ¡tan cristalina!, que -para muchos- tan cerca está. No se aproxima; ¡viviéndolo ya! algunos de ustedes están. Y los demás; en el proceso infinito ¡tan profundo!, por eso -amado hermano- ¡te invito!, así, como todo esto te digo: ¡Deja ya de estar cautivo! ¡Libera! ¡Suelta! ¡Abre las alas! Une tu cuerpo al Ser infinito. Permite -no que se acerque- sino que se funda en uno sólo. ¡Eso eres tú!

¿Por qué crees que el símbolo te entregué? Aquellos que lo están utilizando -porque a todos se los he estado entregando en el nombre del “Yo Soy”- ¡para todo hermano!, que busca el equilibrio, primero en lo humano, pero que es ¡mucho más! ¡Y tú lo sentirás!

No olvides ¿quién ha escuchado hablar? y han dicho: “¡El Merkaba sagrado!” Y yo te digo hermano; te insisto, que te hablé de Adám Kadmón. Que si tú te preguntas: “¿Cuál es la relación?” ¡No existe! Es que están en unión. ¡Es que es uno sólo! Y tú verás lo que en ti está logrando; cómo ¡todo en tu interior está acelerando! Primero de manera sutil, mas luego -ya lo dijo la hermana a través de la que te hablo- luego, no sólo lo empezarás a sentir, ¡sino a vivir! ¡Está en ti! ¡En cada uno de ustedes! ¡Siempre ha sido así!

Entonces, el momento ya está: ¡Utilízalo! ¡Vívelo!, ¡Muéstralo! Que mira, que cuando el gran llamado ¡que tan cercano está!, será escuchado por todo aquél que lo esté utilizando; ¡el gran amor que te entrega “Aquél que te creó”! Que mira que -en su nombre- aquí estoy. Y no me cansaré de insistir. No me cansaré de decir ¡que vengo del Centro!, ¡de lo más profundo!, donde existe y está ¡toda la fuerza! que mueve no solamente lo que tú llamas tu mundo. ¡Es mucho más! Y algunos -en ese despertar- ya lo han ido entendiendo ¡y mucho más!, porque de ello tu hermano ¡Ángel Ráh! les hablará. De hecho ¡he empezado ya!

Es sólo que ¿quién de todo lo que les he compartido ha querido reflexionar? ¡Pero en esa profundidad de las palabras!, pero que llevan la energía divina, que entregándote El está. ¡No! ¡No te limites sólo a ver! que te estoy hablando a través de la hermana. ¡Qué importa! ¡Yo te pido que sientas! que realmente -que ya ella lo dijo- ¡deja que tu corazón te diga qué es lo que siente! La respuesta siempre ha estado ¡y te ha acompañado! Ahora, ¡ahora que todo ya ha iniciado!, más firme, más fuerte, más ¡atento! Así es como Él te necesita. ¡Es por eso! -amado hermano- que cuando te haga sentir, que mira que al que llamas “Maestro”, también ¡ya te lo dijo!: “Y con ustedes estaré hablando”. ¿Quién lo ha sentido? ¿Quién ha acudido? ¿Quién -de verdad- atento y alerta está?, porque ya empezó a suceder. Y Nuestro Padre -como ustedes también, amorosamente lo llaman- ¡ha deseado!, ¡ha pedido!, ¡ha llamado a éste y aquél! ¿Quién? ¿Quién -de verdad- atento está?

Que miren; lo que sucederá ¡a algunos les sorprenderá! Y será porque a pesar de que han dicho: “Atento estoy y en el camino voy”. ¿Qué está pasando? Porque he de decirte que ya ¡todo se está acelerando! y aquellos que nos estarán acompañando; hermanos, ¡hermanos!, de la verdad del Omnipotente ¡estarán escuchando!, ¡así como hoy!, ¡pero más profundamente!

¡Te lo digo yo!, que del Cosmos, todo lo que se está moviendo y que tú -al estar aquí- hay algunos que ni siquiera lo están sintiendo. ¡Tan dormido va aquél hermano, que ha decidido aún seguir caminando como humano! Pero en ésta gran oportunidad, te lo dice ¡Ángel Ráh!, que escuchándolo estás: Vuelve los ojos. Que sea tu corazón el que te de la respuesta. ¡Que no quede sólo en intención! Que ya lo dijo aquél al que llamas “Maestro”: “El que tenga ojos ¡que vea! El que tenga oídos ¡que oiga!”

Porque ya tus hermanos ¡aquellos que llegaron! y a los que tú llamas “Maestros”; contigo están caminando. ¡Es una verdad absoluta!, que se estará mostrando ¡tan fuertemente! Que mira, éste planeta ¡tanto está vibrando!, ¡que todo! -porque es su voluntad- en el amor estará cambiando, para que ustedes vivan en unión; en armonía; en perdón; en libertad. ¡Volverá a ser ese día! ¡Eterno! ¡Infinito! Por eso, por eso, a que sigas adelante ¡yo te invito!

Y en la ecuación -la que se está formando- que ahora nuevamente ¡porque así como tú estás vibrando! y cada vez será más fuerte ¡todo en ti estará cambiando! ¡Cada célula gloriosa!, para que sientas dentro de ti -desde tu interior- cómo renace, resurge ¡tan victoriosa!, en el amor. Que para esto -aquél que llamas “hermano”- ya te ha estado hablando; en la transformación. Pero ¡lograrás y vivirás! lo que es el Adám Kadmón.

Y ahí, ¡ahí!, es donde verás a éste hermano que te habla: La irradiación. La luz. La unión del protón con el electrón, en la sapiencia ¡que no de la ciencia!, sino de la verdad. Lo que hizo “Aquél que todo lo puede” cuando ¡a ti! te quiso crear: ¡Energía pura! ¡Absoluta! ¡Aquella que perdura! Lo que tú eres. Logrará tu cristalización.

Que yo soy ¡Ángel Ráh! ¡Nombre terrenal! Pero tú escucharás -en la verdad- quién también a ti, te ha de acompañar.

¡Luz infinita a todo Ser que palpita! Que vibra en el todo.

Hermano; sólo espera un poco. Dispuesto está. ¡Se mostrará!

Yo soy ¡Ángel Ráh! y dejo en ti mi energía sutil en especial, porque a ustedes -en el nombre de Él- he de entregar.



3 de Junio de 2015.
Aleshia (2).

Sólo quiero -amados hermanos- en el nombre de mi Padre, compartirles la alegría infinita que siente; porque sabe, conoce, entiende, todo lo que dentro de ti ha estado viviendo.

Pero al estar aquí te dice: “Amado hijo, amada hija, ya estás reconociendo y lo que estás abriendo, permíteme ¡así!, así como lo he hecho, mostrarte que es verdad y seguiré en el hablarte; en el decirte, qué es lo que quiero de ti. Qué es lo que necesito de aquél hijo que a mí vuelve, en el amor, el sendero virtuoso y en la enseñanza del “Yo Soy”, porque todo el ejército caminará victorioso, de aquellos -tus hermanos- ¡que hasta a ti he enviado!”

Pero también a ti, ¡a ti te necesita, hermano! ¡Tú! que aceptaste. ¡Tú! que dijiste: “Padre; ahí caminaré. ¡Lo haré encarnado!, para -llegado el momento sagrado- ¡hablarle a mi hermano de todo lo que a mí, en mí has hecho! Lo que has cambiado, para mostrar la verdad que en mí está. ¡La que es tuya!, que es eterna y entonces hacerlo, en unidad”.

¡Eso es lo que haremos!, amados eternos. Ya estamos caminando. Te lo digo yo, que te hablo a través de mi templo, que unidos estamos. Acaso, ¿acaso no lo has visto? ¿No te has dado cuenta? A ustedes ¡y por ustedes estoy esperando! ¿Quiénes? ¿Quiénes realmente al estarlo sintiendo, conmigo se han estado encontrando?

Mi Padre ha dicho: “En libertad los dejo. El libre albedrio al querer vivirlo. Mas entiendan -cada uno de mis hijos- que aquí estoy y que enviándote estoy a quien aquí también habrá de escucharte. Porque lo que habré de entregarte, lo hago ¡con infinito amor! y nuevamente hoy aquí”.

Eso también tú dijiste: “Que detenga el dolor”. ¡No hermana! No lo va a detener: ¡Lo va a desaparecer! ¡Porque no existe! ¡Porque no está en ti! Cuando tú decidiste querer eso sentir, mas yo te digo: ¡Ya no más! ¡No está aquí! No en ti. En el nombre de mi Padre, de Nuestro Padre tan amado. ¡Sea pues! ¡Todo estará erradicado en la Alquimia Sagrada! Porque en ésta Era Dorada, todo de mi Padre será mostrado.

Y aquél de mis hermanos que ha despertado, que no sólo uno ¡de tantos dones! que El te ha entregado, por ello estoy aquí. En ti, en ti, ¡en todos ustedes estará despertando!, en el nombre de mi Padre ¡tan amado!

Que yo soy Aleshia, tu hermana. ¡Aleshia de Shirón!, que en ese gran Proyecto, del infinito amor de Nuestro Padre, yo te pido; ¡yo te digo!, que si escuchando estás esto, sabrás por qué.

La respuesta ¡lo dice mi Padre!: “Dentro de ti, en tu corazón te la daré”.



3 de Junio de 2015.
Saint Germain.
¡Y así es amados! ¡Amadísimos hermanos! ¡Y lo digo con gran alegría! Hoy que estamos reunidos, en gran círculo amoroso; a ustedes, ¡a ustedes!, porque “El Todo Poderoso” -con infinito amor- nos pide entregarles ¡no sólo en especial! una vibración que está llegando y que llega directamente de Alción. ¡Ya empezó!

Tú piensas, que el fotón que viene del cinturón. ¡Amado hermano! ¡Ya empezó directamente de Alción! Y tú entenderás por qué lo digo. ¡Eso ya se logró! ¡Toda la vibración! Que mira, cómo está haciendo, ¡todo lo que está moviendo!, ¡pero en ti! Te pido, ¡te estamos pidiendo!, que no haya temor. Porque tú, que estás escuchando. Tú, que a Nuestro Padre te estás acercando cada vez más; nosotros contigo estamos. ¡Claro que sí!

Y tu hermano, que de esto te habla: ¡Qué puedo decir! ¡Con gran alegría!, porque aquellos que me acompañarán, ¡que con mi hermana caminarán!, todo lo que de nosotros escucharán y lo que han estado escuchando -amados hermanos- la vibración ¡tan especial! Y no digan “que si la podrás soportar”. Para eso, se han estado preparando ¡y nosotros también con ustedes! Amados hermanos; que sus noches, sus sueños, ¡te pido una disculpa por ello! Ha habido ocasiones en que han sido un poco violentos. Se han despertado. Han pensado: “¿Qué me está sucediendo? ¿Por qué tanto estoy temblando?” ¿Qué acaso no les hemos dicho que es la vibración, que hasta ustedes está llegando? Todo lo que en su templo, en su cuerpo, está transmutando.

Que miren, ¡que ahora más que nunca la Llama Violeta!, que en ustedes se encuentra y de manera especial, ahora también tu hermano entrega. ¡Sí! ¡Entrega!, porque ustedes, ¡ustedes! quienes… ¡y ya lo dijeron!: “Hermano; queremos ser; queremos escuchar; queremos sentir, que somos tus estudiantes”. ¡Yo diría que mucho más!, si es que ustedes lo aceptan. Yo -con infinito amor- porque me acompañarán. ¿Quién está dispuesto? ¿Quién lo hará? ¡Qué importa a dónde sea!, porque Nuestro Padre nos guiará, en este gran proyecto en el cual ¡sí! -amado hermano- necesito de aquél que necesita encontrar y vivir lo perfecto. ¡Y no te preocupes por nada más!, que todo lo que en ti cambiará, será porque empezarás a vivir en la verdad, en la cristalización de todo aquello que mi Padre nos da. ¿Acaso no sientes tal emoción? ¿Tal vibración? Porque mira, te he de acercar. He de estar con todos, pero sólo escuchando con los oídos del cuerpo físico están, sino que todo su ser -al vibrar-…

Y no, no pienses que te trajo aquí la necesidad. ¡Te trajo el amor! ¡Te trajo el pensar y querer vivir la verdad! ¡Eso mi Padre lo sabe! Y nosotros también; porque no sólo fue el decir: “Quiero esto vivir”, sino sentir. Y qué importa lo que haya sido lo que te trajo aquí. ¡Es el corazón! Ese corazón que nuevamente -a Él- se entregó. Porque no es de hoy, amada hermana. Y ya lo dijo la hermana: “Permíteme, yo tomo todo aquello” Y algún rezago que en éste instante… ¡mira!, así lo hago.

Todos ustedes, todos ustedes que aquí se encuentran, ¡quiero decirles! que hoy -de manera especial- Nuestro Padre deseó, que tanto tú, como tú; que tanto pidieron que se querían liberar, el momento está. Así, amado hermano; con esa gran fe y ese amor con el cual ¡tanto hablaste con Él! Yo te digo, en su nombre, en el infinito nombre de Nuestro Padre y en la Alquimia Sagrada, que también por mi hermana fue utilizada, aquí estoy. ¡Pero esto sólo es el principio de lo que viene! La maravilla de todo, lo que aquél que sabe que -de lo que de la nada- ya de ello se abstiene. Mira yo te digo: ¡Sea pues! ¡Hecho está! Porque cuando el corazón lo pide, aquel hermano, que a Nuestro Padre desea entregar y decir: “¡Hágase de mi tu voluntad! Quiero…” ¿Y por qué dijiste otra oportunidad? ¡Siempre está! El te escucha. Y mira; esto es lo que hace -en ti amada hermana- y tu hermano Saint Germain deposito y entrego la Llama Violeta, con la cual todo en ti será transmutado y la Gran Amatista, en el corazón de aquellos ¡que a mi Padre se han entregado! ¡Ya mi hermana inició! ¡Ahora tu hermano esto lo selló!, en el nombre de “¡Aquél que los creó!”. ¡Benditos! Benditos ¡todos ustedes!

Y yo lo digo con gran alegría, porque todos los que están reunidos, esto que están viendo, ¡claro que llegará ese día! que también lo harán. ¡Claro que lo harán!, amados hermanos, ¡que para ello en el camino están! ¿Qué puedo decir? Aunque tú pienses y me hayas dicho: “Voy tropezando; cayendo y levantando”, ¡pero estás aquí! ¡Es tu deseo estar y con fuerza seguir! Eso es lo que mi Padre -en ustedes- está viendo y nosotros también. ¡Nosotros también!

¿Y por qué dices? “¡Y tanto me he equivocado!, quizá porque muchas cosas las he razonado”. ¡Sí, amado hermano! ¡Nosotros hemos dicho que el corazón nunca te ha engañado! Pero en la visión de lo que muchas veces ¡en ti se hace una obsesión! ¡Suéltalo también! Porque la verdad -en el amor- no llegó; ¡siempre ha estado! Deja que haga expansión. Deja que Nuestro Padre ¡sea quien te guíe y te de su inspiración! Y en esos chispazos de luz, cuando te has permitido escuchar, mira; ¡cuántas cosas has podido mostrar! ¡Y volverá a ser! ¡Claro que sí! Aquellos que piensan y dicen: “¡Es como volver a nacer!” Amados, ¡sí! Nacer en el amor, en la verdad, en el perdón y luego seguir con esa gran libertad que Nuestro Padre ¡a todos y cada uno les da!

Nosotros estamos con esa gran alegría; con ese regocijo, porque vuelvo a repetir: ¡Ya llegó ese día! ¡Ese día glorioso!, en el cual -y ustedes amados hermanos- están acercándose. El gran momento sagrado en el que no sólo yo -tu hermano- estaré presente ante ustedes, ¡que todavía piensan y se hacen llamar “humanos”! No olviden. Lo que tú sientas, lo que tú digas, ¡eso es lo que estarás decretando! ¡Eso es lo que estás co-creando! Entonces; piensa, siente, háblate a ti mismo. Date cuenta que eres un Ser valiente y di: “Aquí estoy Padre mío. ¡Puedo y lo haré!, para volver a ti ¡lo lograré! Esa cristalización.”

Que miren, que se los digo yo -su hermano- que aquí estoy ¡para lograr toda esa perfección!, en el infinito amor. ¡No están solos! Nosotros también ¡estamos con ustedes! Y hablándoles de todo ¡lo que tienen que soltar! Y también de lo que tienen que abrazar ¡con más fuerza!, para volver al hogar. ¡Tantas moradas tiene Nuestro Padre! Es por eso que se les habló de “El primer escalón”. ¡Amados! Pero para ello, para ello, aquél que ya lo logró en el “Yo Soy”, les estaremos mostrando. ¡De ello les estamos y les estaremos hablando! Es el gran momento. Todo, ¡todo! dará un gran viraje. ¡No te sorprenda hermano!

Por eso te decimos: Para estar aquí, tendrás que dejar todo equipaje. ¡Ese que tú acumulaste! ¡Que no es tuyo! y que pensaste que te ayudaría cuando llegase ese día. ¡No, amado hermano!, porque todo lo que nosotros te estamos entregando, es para que -en gran expansión- ¡todo lo que tú vayas logrando y lo pidas con infinito amor! Nosotros también ¡y te lo digo!, te pediremos que con tus hermanos lo estés compartiendo; para lograr la elevación, la evolución ¡y te dicen que para que vivas! ¿en la cuarta?, ¿en la quinta dimensión? ¡No, amado hermano! ¡Yo te digo que mucho más! ¡Mucho más! Porque aquél que desee escuchar y vivir y sentir ¡todo lo que El -Nuestro Padre- te da! Ya lo dijo la hermana; pues yo te lo estoy recordando: ¡No sólo la sexta, la séptima! Y luego te decimos: “Que mira, que te hablo de la octava” ¡De la octava de luz!, amado hermano. Pero nosotros te llevaremos más allá. Todavía ¡más allá! Llegará el momento, el instante, en que estas palabras tú vas a recordar. Y sabrás que estos momentos, cuando tú has estado y que nos has escuchado -amado hermano- ha sido la gran verdad de Nuestro Padre ¡tan amado! Y que sí, que también es verdad que -de tiempo en tiempo- así ha sido. Que aquellos que se han elegido ¡han escuchado y han vivido todo lo prometido! ¡Cumplido estará!

Y sólo te quiero decir ¡que sí existe! Que sí está. Quien espera ¡lo verán! ¡Ya les hablé de “La Cueva de los Símbolos”! Amados ¡invitados están! Quien se siga preparando, con ese infinito amor -que ya lo dijo Nuestro Padre- ¡y también lo prometo yo!, para darles la aceleración. Sigue en preparación, que te he de mostrar ¡y un indicio te voy a dar! de los símbolos que ya -a mi hermana- le quise entregar. Nuestro Padre ¡tan amado! sabe el por qué y el para qué. Y ustedes ¡es para ustedes!, para que sigan en ese equilibrio divino que están logrando. ¿Quiénes? Pronto ¡ustedes mismos lo estarán viendo!

Y su hermano ¡Saint Germain!, en compañía de mi hermano y toda la Hueste Sagrada; la Hermandad Blanca; los hermanos que han llegado, que también ¡con tanto afán y amor, les están hablando! Todos nosotros con ustedes amados, ¡amadísimos hermanos!

Porque sí. ¡No olviden!, son la avanzada en el amor de Nuestro Padre, para que esta Era sea ¡tan Dorada!, ¡tan grande!, ¡tan fuerte!, como lo son ustedes. ¡Porque así Nuestro Padre los creó! ¡Así! ¡Con esa perfección!, con tan infinito amor. ¡Amados!, con ustedes estamos. Verán que así es.

¡Y no olviden! los estaremos llevando. ¡Sé que nos estarán escuchando! Mi hermana ya lo sabe y estará esperando. No olviden. ¡Gran oportunidad de éste despertar glorioso! ¡Y vivir en hermandad! ¡En unión! Caminar en amor, ¡en libertad!, en perdón. ¡Y que la Llama Violeta cada vez con más fuerza ilumine, vibre para todos ustedes! ¡Y mi Gran Amatista! Amados hermanos, ¡benditos sean!

Y también les digo: ¡que la Cruz de Malta los abrace! Pronto verán ¡qué es lo que surgirá! ¡Se mostrará para todos ustedes! y sabrán que es una regalo de Saint Germain para todos ustedes. ¡Amados!



3 de Junio de 2015.
Aleshia (3).
Cuando eso suceda; dice mi Padre que será la señal.

En treinta será el inicio de nuestro caminar. Muy cercano está. Por eso, es importante, es imperativo, que -en aquél que se ha elegido- ya no haya ninguna duda, ni nada en cuestionar, porque el momento -que ya está- ahí entonces será, cuando -como lo dijo el Maestro- en él también todo lo habrá de acelerar.

Mas, se habrá de recibir una señal: Quién, en qué momento y por qué y para qué será. Eso siempre -cuando lo han dicho- en ti debe haber ese entendimiento; que no es ni al azar, ni porque predilecciones hay. ¡No, amado hermano! Es en cuanto ¡tú! -en tu corazón- lo que hayas liberado, ¡así como te hayas purificado!, es como mi Padre hará sentir a tu hermana que es lo que con El estará hablando.

Y quizá -al esto escuchar- podrás pensar que solamente palabras serán, mas ya lo sabrán, lo verán, lo escucharán, lo compartirán. Mas yo quisiera -le pido a mi Padre- que todos -así sea- lo vivirán. Pero depende de ti hermano. Depende de ti, si es que esto quieres vivir. Que también yo -la hermana que te habla- deseo y voy a seguir en esa preparación.

Y en los movimientos, porque en la rotación -que ya no será en una sola dirección- que está sucediendo, es y así habremos de entenderlo, porque en la espiral que estaremos viviendo, todo tiene que unirse. No olvides que ya todo será igual; tanto arriba como abajo en unión quedará. Y lo que se muestre -aún estando en lo terrenal- desde el Cosmos en gran unión ¡en ti vibrará! Mas tienes que seguir en la preparación.

Mi Padre dice, que con insistencia he de decirte, que así tenemos que hacerlo; porque en la pureza llegaste y todo lo que acumulaste tienes que vencerlo. Por eso, todo lo que te está entregando. Todo lo que te está enviando. Mas también lo que te está mostrando es su infinito amor para que volver a Él -que esa es la verdadera intención- el propósito Divino.

Que todos nosotros; mis hermanos y éste planeta en el que estamos caminando -en gran unidad- volver hasta Él. Cuando el llamado se haga… estemos ya.

Que te pide, que Génesis lo revises y que en Apocalipsis sólo pienses y al leer sientas y digas, que ya alguna vez -por instrucciones de mi Padre- te lo dije: Incompleto está, porque no hay final. Mas lo verdadero, ¡lo que nadie quiso hablar!, nosotros lo haremos. Nosotros te diremos, qué es lo que realmente habrá. Qué es lo que vivirás. Porque eso lo harás en la eternidad.

¡Tan basta! ¡Tan inmensa! ¡Tan grande! Y mira, que cuando sepas, sabrás que de esto -lo que es de mi Padre- se ha de vivir en el verdadero sentir. Para eso no debe haber ni hacer ningún alarde, porque sabiendo que en esta ilusión, todo lo que está haciendo explosión, lo que está desapareciendo, es lo que no permitía a ninguno de ustedes que pudieran verlo. ¡Eso es lo que dice mi Padre!

Y entonces, entonces; no habrá dudas, ni secretos, ni preguntas, ni tampoco mentiras. ¡Todo será perfecto!

Amados hermanos; ¡en el camino estamos!



3 de Junio de 2015.
Padre.
¡No se irán sin antes escuchar! Que “Yo Soy”, porque “Yo Soy” el que aquí está.

Que antes de todo esto hablar, ya ¡sin tantas vueltas! -como ustedes lo han dicho- dar. ¡Directamente! ¡Fuertemente! ¡Fehacientemente! Así como lo dije, que con ustedes hablaría, ¡que todo esto lo haría! ¡Ya llegó ese día!

Y no quiero que sea en ustedes el afán de pensar: “¿Por qué ahora esto me dicen? Entonces ¿a qué tanto luchar?” ¡Mira, amado hijo!, qué al escucharme ¡no pienses que es como aquél que te predijo! Que a quienes yo he estado enviando, que “Profetas” -como tú los has estado llamando- ¡así!, ¡así!, has de escuchar lo que ella ¡mi niña, te va a decir!

¡Ya fuera caretas!, que eso, cuando alguien que viene en mi nombre se manifiesta ¡no!, ¡nunca habrá de mentir! ¡Porque la verdad que viene de mí, siempre a ti te la va a decir! ¡Y tú sabrás por qué todo esto!

Porque lo he dicho: ¡Ya ha empezado! ¡Y fuertemente lo que de ti y para ti he enviado!, se estará manifestando.

Y entonces aquél que se ha elegido; aquél que dice y se hace llamar “mi hijo”, entonces de corazón, ¡de corazón es como irá compartiendo! ¡irá mostrando! A todo su hermano le estará hablando. ¡Que para eso mi niña esta aquí!, en la Guía Sagrada. ¡Aquella que por ustedes tan anhelada!, ya empezó.

¡Que “Yo Soy el que Yo Soy”! Y diciéndote todo esto estoy. Siéntelo así ¡con todo mi amor!, que realmente hablándote estoy ¡y muestra te daré! ¡Claro que lo haré!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario