21 de junio de 2015

Canalización del 17 de Junio de 2015.

17 de Junio de 2015.
Aleshia (1).
Y Nuestro Padre tan amado -como siempre lo ha dicho- como así se ha indicado: “Cada momento, que -en mi nombre- que a través de ti esté hablando, ¡estarán los que tengan que estar escuchando! Aquellos que -con infinito amor- ¡que no sólo lo necesiten!, sino que de verdad lo sientan”. Porque eso es lo importante, amados hermanos: Empezar. Vivir. No sólo escuchar, sino sentir. Sentir siempre.
 
Que en ésta Nueva Era, tal cual, como se nos ha insistido tanto, cómo es que el hermano -para seguir caminando- el deseo de Nuestro Padre; de qué manera se le iría llevando ¡en el sentir! Que no en el razonar, porque en éste Nuevo Vivir, en el cual cada uno de ustedes -también la hermana que les habla- iniciaremos nuestro caminar. En ésta Era gloriosa será así; de corazón, para mostrar y de verdad recordar. Y en éste Nuevo Vivir, todo lo que esta dentro de ti; lo verdadero, lo que es eterno, así es como todo aquél, que está deseando empezar en este Nuevo Despertar, así es -amados hermanos- para luego ¡primero de manera individual!, ¡reencontrarte!, nuevamente, en esa libertad que Nuestro Padre nos ha entregado ¡amarte! Saber que al mostrarte ese infinito amor que El nos da, ¡es tan importante!, primero vivirlo y sentirlo en ti. Porque si no ¿cómo podemos o cómo intentamos compartir, lo que nosotros mismos no nos damos? ¡El amarnos! Porque amarnos, es también mostrarle a Nuestro Padre, ¡elevarle en una ofrenda gloriosa!, el reconocer que eres parte de El ¡y que amas todo lo que El ha creado! Así como El nos dice: “Tú que eres mi hijo tan amado, hoy nuevamente ¡quiero que sientas!, ¡así!, como vas caminando ¡consciente!, el deseo de regresar a mí. De volver a la Fuente”.
 
¿Y cómo podemos hacerlo, amados hermanos? Permitir, permitir que nuestro corazón nos hable. ¡Oír! el eco ¡ya no tan lejano!, sino cada vez más y más cercano, de Nuestro Padre tan amado porque luego, en esa preparación, en esa purificación, serás ¡seremos! uno más. Estaremos listos, cuando llegue el momento de escuchar el Gran Llamado. Así lo sentiremos. Así lo haremos. Y en ese inter, en tanto llegue ese momento ¡que ya Nuestro Padre lo ha dicho! ¡Ya está! ¡Lo estás viviendo! Saber y -paso a paso- hacer y lo que tú estés sintiendo, con lo que ¡tú! vayas diciendo. Lo que estés llevando a la acción, ¡haya una gran congruencia!, porque estás permitiendo que sea el que hable: ¡Tu corazón! Y que la mente, permita y se una, a todo lo que tú -al escuchar la voz de Nuestro Padre- sientas y desees hacer; ¡abandonarte a Él!, como antes fue. ¡Como volverá a ser!
 
Porque todo aquél que lo ha hecho, pero que en su momento tomó la decisión de separarse ¡para vivir!, ¡para experimentar!, lo que aún tenía que hacer, para poder lograr ya -de Nuestro Padre- lo perfecto. ¿Por qué no?, si somos El. ¡Somos parte muy importante de Nuestro Padre! Y cuando te dice: “Yo Soy el que Yo Soy”, cada uno de nosotros, tenemos que sentir en nuestro interior cómo todo, ¡todo lo mueve! Cómo -amado hermano- momento a momento te invita, a que aquello que aún dormita ¡despierte! ¡Se eleve!
 
Quiero decirte, que todas estas palabras vienen del corazón de la hermana que te habla, al empezar a recordar todo esto que te estoy diciendo lleva un motivo, ¡un propósito divino!, que no una razón.
 
Cada vez que se vive aquí el despertar, de éste Nuevo Día, que muchos intentan -al de ello hablar- decir “galáctico”, porque durará 25, ¡26 mil años!, mas nuevamente y si tú quisieras intentarle  recordar, qué fue lo que de ti sucedió. ¡Qué fue lo que pasó!, en el día que viviste; el anterior. Yo te digo; que todo eso, aquél, que en el intento de seguir adelante, los frutos que ya está viendo -amado hermano- también en ti, llegará fuertemente el recuerdo.
 
Mi deseo es, que hoy aquí, lo que estuviera faltando, ¡lo que tenías que vivir!, ya, en el tiempo del no-tiempo, tú cuenta te estés dando, que todo eso ya lo estás saldando y que lo que viene, lo que estarás viviendo, ¡es lo grande! ¡Lo verdadero! ¡Lo perenne! Lo que Nuestro Padre -desde la eternidad- te ha estado entregando. Porque esa es la verdad, lo que nosotros les traemos. Lo que nosotros deseamos. Lo que -para ustedes- queremos; es que hoy, que de ésta apertura tan grande, en que la diversión y la energía ¡son tan fuertes! ¡y que cada vez más! y que día con día ¡escúchame bien, hermano!: Lo que llegará, de ti hará lo que ¡tanto tu corazón! estaba anhelando.
 
Ha llegado el momento de que -en ésta apertura- mostremos todo ese ¡gran armamento! de amor y de dulzura, que Nuestro Padre nos pidió, ¡nos entregó!, para compartir con nuestro hermano. Aquél ¡que tanto a Él su oración elevó! Y nos dijo: “¡Habrán de decirles que -cuando en esa conexión- que realmente lo estén sintiendo ¡desde lo más profundo de su corazón! y entonces, ¡entonces escucharán! fuertemente ¡ahí!, muy dentro ¡y de ese coloquio amoroso!, la voz del “Yo Soy”. ¡Porque “Yo Soy” el que pidiéndoles todo esto estoy! Que mi hijo tan amado ¡sepa y sienta!, que nunca, ¡jamás! sólo ha estado. Que todo lo que él ha sentido; lo que me ha pedido, ¡lo he escuchado! Mas, lo único para que él sea liberado; lo único que le pido es; que mis palabras por el, que Yo, ¡el “Yo Soy”! por mi hijo sea escuchado. Porque al hacerlo, sabrá que mi amor, mi protección, ¡mi guía!, que siempre con él ha estado. ¡La sentirá tan fuerte!, que todo podrá vencerlo. Porque entonces -en ese despertar- sabrá que sólo no está. Y su Padre ¡como así me llama!, ¡siempre lo habrá de acompañar! ¡Y a él enviaré! -amorosamente- ¡emisarios, que con ellos estén! Que en ese caminar, también -al de mí hablar- sepan que también aquí -en lo terrenal- en mi nombre -si él así lo permite- ¡para que inicie y logre plenamente su despertar!, le ayudarán, ¡le hablarán! de mi palabra. De la verdad. ¡De esa verdad infinita que siempre ha estado y está!, porque viene de mí; de la eternidad”.
 
Y eso -amados hermanos- ¡eso!, nuevamente, para ustedes acaba de empezar. Para aquél que ha deseado escuchar. Pido a mi Padre, que sientan en su corazón. Que realmente -palabra por palabra- tal cual ¡como a mí me habla!, ¡sientan y vivan!, toda esa vibración, que te envuelve, ¡que te acaricia! y que te dice: “A mi hijo, cuando desea estar así, en total conexión. En ese despertar ¡que sé que va a lograr!, sabrá por qué y para qué aquí está y empezará su misión, para luego -al cumplir- ¡volver a mí!, al lugar que es suyo ¡y que nadie más podrá ocupar!”
 
Porque así -amados hermanos- para todos y cada uno, Nuestro Padre lo tiene reservado. ¡Nunca!, por ningún otro -si no eres tú- será ocupado. ¡Recuerda bien esto que acabo de decirte!, porque ahí, en la plenitud -donde Nuestro Padre espera- podrá haber similitud, pero nunca, ¡nunca!, va a comparar a su hijo con ningún otro. Porque aunque ¡tú llegues a lograr y mostrar!, todo lo que de El, también otros hermanos, que ante El y a su lado ya estén; pero siempre, ¡siempre habrá de sentir! la falta que le hace ¡esa chispa divina!, que al lograr la creación, en cada uno de ustedes depositó.
 
Y siempre ¡así como tú!, ha habido momentos en que has sentido esa gran añoranza. Como algunos lo han dicho ¡y ha sido correcto!: “Siento el deseo de volver a casa”. Así -amado hermano- Nuestro Padre espera por aquél hijo, que tomó la decisión de experimentar aquí como humano. Por eso te digo; y esto -por ti- al estar ahí frente a Él será repetido. Lo recordarás y le dirás: “¡Padre! Cuando enviaste a mi hermana y escuché todo eso que dijo, mi corazón lo sentí ¡con tal vibración!, que fue mi deseo, reforzando y diciendo: ¡Eso es lo que yo quiero! Y te pido -Padre tan amado- que me muestres el sendero para llegar a ti y que -en cada paso- sienta ¡cada vez más fuerte! ¡y llegue a mí el recuerdo de cuando estuve ante ti! ¡De cuando estuve en tu regazo!”
 
Porque volverá a ser. Y lo hará todo aquél hermano, hermana, que toda ésta ilusión logre vencer. Y si tú te preguntas: “¿De qué manera? ¿Cómo lo haré?” Amado hermano; ¡no dejes que nuevamente el pensamiento te esté traicionando! ¡Suéltalo todo! Ponte en manos de Nuestro Padre y sabrás que así como se ha dicho: “¡Que se haga tu voluntad!”, todo lo que te falte por caminar, será a su modo; sintiendo su amor ¡y experimentando la verdadera libertad! ¡Esa!, que a todos nos entregó. Pero cuando tú la empiezas a entender y a vivirla con infinito amor, sabrás que no hay sacrificio. Porque en el intento y el deseo infinito de lograr la victoria, que nuestro amado Maestro nos ha dicho: “¡Para eso!, ésta Nueva Era que acaba de comenzar, les entrego la Llama Violeta. ¡Permite que en ti permanentemente, eternamente!, la sientas ¡y siempre desees en ella vibrar! Transmutar ¡todo aquello!, que a cada paso -en tu día con día- intente ¡y a veces casi logre!, hacerte olvidar. Que cuando -como hoy- estás aquí, al escuchar ¡sientas! y se llene tu corazón ¡y todo tu Ser! Y tu cuerpo, tu templo, en esa unión, ¡vivan esa comunión!”
 
Y entonces, tú te des cuenta haciendo reflexión: “¡Esto es de lo que mi Padre me habló! ¡Esto es lo que El desea que yo viva! que lo sienta. ¡Que me una a esa parte divina que me entregó y que es mía! y que al sentirla y al volver a hacer esa conexión ¡tan completa!, todo es tan fácil”. Y sintiendo esa gran alegría. También, también ¡desear compartirla!, porque al vivirla -amado hermano- ¡es tanto!, cómo el cuerpo se siente ¡tan regocijado! de toda esa energía que ya habías olvidado. Pero que -al volver a sentirla- revive en ti el deseo, de ya dejar de vivir como humano y ser nuevamente quien eres. Quien has sido eternamente. Entonces sabrás, que ¡todo lo de Nuestro Padre!, en ti está.
 
¿Qué Padre que ama a su hijo, no es su deseo entregarle ¡todo!? Y así compartirlo. Y mostrarle y enseñarle ¡cómo debe vivirlo!, para que nada lo dañe. Para que nada contamine ese corazón, porque -en él- el “Yo Soy” eternamente vive.
 
Y te estarás preguntando: “¿Pero entonces? -porque sé que alguno de ustedes en éste instante lo está pensando- ¿Pero entonces lo que viví, lo que sufrí? Porque -si todo eso que está diciendo- conmigo ¡no fue así!” Hermano; resulta que -como Padre- siempre nos han dicho: “¡Tanto te amo!, mas tienes que vivir ¡para crecer y fortalecer! Eres tú el que tiene que descubrir, en dónde se encuentra todo lo que te entregué. Porque ¡nunca lo haré a la fuerza! Siempre por ti esperé ¡y así seguiré! Mas, cuando tú me estás mostrando destellos de que es tu deseo, de ya ¡más y más seguirme escuchando! y hacerlo de verdad, porque esa es tu decisión; entonces, con todo ese amor que tengo por ti, enviaré a quien te hable de la enseñanza del “Yo Soy”. Porque “Yo Soy” ¡tu Padre! Porque “Yo Soy” ¡quien tanto te ama! Porque “Yo Soy el que Soy” y esperando por ti -amado hijo- estoy”.
 
Y nuevamente, para aquellos hermanos, que pertenecen ¡a esa gran simiente!, de amor, que es eterna; en éste Nuevo Día, créelo así, porque todo esto vas a sentir. ¡Y lo vas a vivir!, amado hermano. ¡Todo lo que Nuestro Padre -para ti- tiene reservado, ya se ha iniciado!
 
Muchas cosas que vienen de El, así como las que ya has visto, has escuchado; pero en el afán de que nuestros hermanos, aquellos que por la mente y la razón quieren seguirse llevando; siempre, ¡siempre! intentan y para ello se encuentran una explicación, de lo que ahora ya han mostrado y que sabemos que no la hay, porque simple y sencillamente -para ellos- no es hecho por alguien humano.
 
Y te digo todo esto, porque seguirá sucediendo. Porque más frecuentemente lo estarán viendo y lo estarán sintiendo. Entonces, tú recordarás estas palabras de tu hermana; porque Nuestro Padre ¡ya es su voluntad! nuevamente mostrar, cómo en la plenitud y cuando se te ha dicho, que limitado no estás. ¡Que lo ilimitado vivirás! Así, será. Mas yo te vuelvo a preguntar: ¿Y qué es lo que deseas hacer? ¿Cuál ha sido tu decisión? Aunque -como dice mi Padre- ¡ya lo he sentido! ¡Ya lo sé! Ser testigo o vivirlo ¡y compartirlo! Porque eso es lo que estará sucediendo. Porque todo de lo que tú escuchaste, lo que a lo que viene le estuvo antecediendo, mira; lo que vienen ¡es tan grande!, ¡tan fuerte!, que cuando estés ahí, inmerso en todo ello, ¡sintiendo y viviendo todo lo bello!, sabrás que en ésta preparación en la que ¡tú deseaste, quisiste estar!, fue para lograr ¡esa evolución! en la que luego estarás. Y lo que tú veas; lo que tú vivas, no se va a comparar.
 
Y lo que la imaginación de mi hermano ha creado, porque eso seguirá siendo sólo una ilusión, de alguien que ¡todavía! desea caminar como un humano. Y eso, nosotros ¡que tanto los amamos!, lo respetamos. Porque sabemos que llegará el momento, en que también aquél que ahora esté decidiendo, ¡no importa lo que diga!, cuál sea su argumento; pero que quiera seguir así, sabemos entonces que aún no es su momento. ¡Ahí es donde tú debes recordar! que Nuestro Padre ¡es eterno! ¡Y que tú lo eres! Lo recordarás amado hermano, aunque aquí sigas pensando que -así como humano- todo tiene un principio y tiene un final. Yo te digo; en la ilusión es tan fuerte ¡y tanto en ti ha pesado!, para muchos es mejor… así dejarlo.
 
Pero yo te digo; que la eternidad, esa que Nuestro Padre te ha ofrecido, ¡te ha prometido! -a todos ustedes- llegado el momento, así lo verán cumplido porque es, en la verdad de “El Omnipotente”,  de “El que nos creó”, ¡es!, ha sido y será, porque cuando aprendas ¡corrijo!, cuando recuerdes, así como antes ya lo has vivido; el tiempo del no-tiempo. El estar aquí, hoy, así. El presente ¡que es eterno!, sabrás que con infinito amor y gran alegría ¡lo tienes que vivir y disfrutar!, porque eso es lo que Nuestro Padre entregó a cada uno de ustedes, ¡sin nada de qué preocupar! ¿Por qué tendría que ser?, todo aquél que -hermanos- de Nuestro Padre ha decidido y esté, si de El ¡todo lo has recibido! Si de Nuestro Padre ¡todo lo hemos tenido!
 
Y tú verás por qué lo digo. El momento ha llegado. Que ya lo dijo el Maestro también tan amado: “¡Fuera caretas!” Y aquél, que no sólo la mente, sino el corazón, ¡ya lo mantenga y esté despierta! ¡A él! ¡A ese hermano! ¡A esa hermana!, de toda la verdad de mi Padre le empezaré a hablar. Le diré por qué y cómo es que aquí estás.
 
¡No hermano! ¡No te confundas! No te habla la hermana que aquí está viviendo como humana. Te habla -de mi Padre- la enviada. Te habla aquella, que con el corazón y sintiendo -de Él- ¡esa eterna inspiración!, ahora me ha dicho: “¡Muestra tal!, tal cual y háblale así a tu hermano; por qué y para qué aquí estás, porque todo ha empezado. Y lo entenderá y lo sentirá, aquél que -con el corazón- así lo esté escuchando. ¡Ese será! ¡Y más fuertemente te pido!, porque el ¡a ti se acercará! Ahí es, donde es mi deseo ¡y que se vea cumplido! ¡Que sepa!, que le he de mostrar el camino para que vuelva a mí, nuevamente. Que estoy esperando ¡y que estoy preparando más que un banquete! ¡Todo para el! ¡Todo!, cuanto aquí esté. ¡Aún pisando en su plano terrenal!”
 
Que mira, que así como nuevamente aquí, la primera vez con esa melodía se quiso mostrar; cuando aún tu hermana -en apariencia- estaba dormida. Pero al sentirlo, brotó y sintió ¡todo lo que El nuevamente -ahora aquí- en mí movió! Mas me ha dicho: “¡Es el momento! Todos los filamentos de amor, lo que algunos llaman “el ADN”, para que se una tu “Yo Superior”.” Te digo hermano; en la Conciencia Divina, aquella ¡que es eterna!, pero que todo en ti lo domina, tan suave y amorosamente ¡es el deseo de mi Padre verlo en ti!, nuevamente. Por eso estoy aquí. Por eso; cuando esto sucede, cuando la conexión ¡es tan fuerte! y nuevamente ¡y no hago alusión!, ¡sino que es realmente esa fusión de amor!, en la brevedad ¡que pudiera ser un instante!, ¡pero que es la eternidad! Porque es así como deseo ¡que cada uno de ustedes lo sientan ya! Que no sea solamente ¡cuando estés aquí escuchando! y que -como antes sucedió- en apariencia estés presente, pero que tu mente ya no se entregue a esa volatilidad ¡que tanto en ti estuvo y que ahora nuevamente te quiere abrazar! ¡Que ya no suceda contigo!, porque mi Padre lo ha dicho: “¡Deseo que mi hijo ya despierte! ¡Que suelte!, todo aquello que -al sumirlo en el letargo- no le permitió ¡en antaño!, escuchar mi llamado”.
 
Por eso estoy aquí. ¡Qué importa! ¡No pienses! ¡No recuerdes lo que entre tú y yo sucedió! ¡Lo que tuvimos que vivir! ¡Eso nunca pasó!, ¡porque no hay afrenta!, cuando una hermana te habla de la verdad de mi Padre. Que lo único que mueve es el deseo de que sientas ¡y vivas esa vibración!, en cada palabra. ¡Porque está la entonación!, de mi Padre tan amado, aunque sea tu hermana la que habla. Porque es El ¡como siempre ha sido! Y dice que me ha pedido… pero ¿cómo no desearlo y vivirlo?, ¡con mi hermano!, porque eso le he prometido. ¡Mi juramento es eterno! y nuevamente -al aquí vivirlo- sólo te pido: ¡Padre! ¡Dame la fuerza!, ¡la fortaleza! ¡Que seas tú! El que -a través de éste templo- con su hermano, con mi hermano hable. ¡Con tu hijo! Aquél hermano ¡que también yo extraño! ¡Al que también deseo verlo ahí! ¡Compartir con él!, ese vivir, que es eterno.
 
¿Porque sabes? Cada vez -para ti- es tan difícil seguir aquí. ¡Porque me pregunto! ¡Si escuchando estamos! ¡Si sintiendo aún aquí hacerlo como humanos! ¡Cómo nos abrazas! ¡Cómo nos das tantas señales! ¡Perdón Padre!, por éste momento de debilidad. ¿Por qué en algunos ¡es tan fuerte el deseo de protagonizar!? ¿Por qué en otros?, no dejan que aflore el sentir ¡y todo lo quieren razonar! Si tú -que siempre has sido así- ¡tan amoroso! ¡Tan grande! ¡Porque todo lo virtuoso y sobretodo esa libertad, que tanto nos pides respetar! en cada uno de ellos. ¿Cómo? ¿Cómo entenderán?, ¡que eso es lo que no les ha permitido a ti regresar!
 
¡Esta ilusión es tan fuerte! ¡Esa es la que han querido crear! ¡Esa es! ¿Por qué no se han dado cuenta?, que entonces el más grande de los regalos, después de tu amor, al estar aquí como humanos. Lo que han creado, que la fuerza del sentir es lo que permite. Y en éste vivir, cada uno de ustedes amados, cada uno, lo que ha ido creando, lo que ha hecho en su exterior; yo les pido: ¡Vamos a hacerlo! ¡Vamos a caminar de la mano, unidos! ¡A todo eso soltarlo! ¡Que estoy aquí, con ustedes, compartiendo todo ello! Que mi único deseo es… volver a mi Padre ¡victoriosa! ¡Libre! ¡Dispuesta! ¡Y amorosa!, tal cual como El, como El lo es. Como a ti te lo ha mostrado. Como tú lo fuiste. Y como volverás a ser.
 
¡Gracias por permitir! que mi corazón expresara -con tal emoción- lo que siente su hermana; porque así, ¡así seguirá sucediendo! Todo aquél hermano, que -en su corazón- en el sentir, lo que lo ha estado moviendo, mira; es maravilloso. Porque el vivir y aquí compartir toda esta emoción; poder expresarla ¡a mí me llena de gozo! A ustedes hermanos, esto que han estado viviendo ¡aquí como humanos! Lo que ha estado sucediendo, es que -en la gran expansión que vivirán- compartirán y en gran congruencia con el Cosmos, verán que necesario fue, por todo lo que compartirán con nosotros. Con todos nosotros, que aquí llegamos.
 
Ahora, ¡ya lo había expresado Nuestro Padre!, la señal nos ha entregado; nos mostramos. ¡Ya empezamos!, con todo aquél de nuestros hermanos. Aquél que Nuestro Padre nos ha indicado; nos ha pedido. Porque es el gran momento y dicen que es “evolutivo” ¡como tú lo quieras llamar! ¡Como tú quieras hablarlo!, pero nosotros sabemos que es tu corazón, ¡tu gran corazón!, el que sabe y te está pidiendo ¡y tú ya se lo estás permitiendo!, que es tu momento. Tu gran momento.
 
Y entonces, date cuenta. Ya lo dijo nuestro Maestro: “Y entonces, empezarás a vivir como si fuera un cuento; ¡las mil y una noches! La eternidad ¡y de ello harás un gran derroche! Lo mostrarás”. ¿Quién? ¡Tanto lo hemos preguntado! ¡Sabemos! quién nos estará acompañando. Mas insistiremos, porque así es nuestros sentir y nos lo pide Nuestro Padre tan amado. ¿Quién desea acompañarnos, en ésta gran travesía amorosa? Porque, aquél que escuchó en algún momento de la profecía, que no sólo habló; que -en los tiempos finales- que el caos y destrucción. ¡Esas no fueron verdades! Nosotros -de lo que venimos a hablarte- es de la voluntad de Nuestro Padre, que es única y verdadera. Y que no la cambia ¡nadie! Y de la que no te habla cualquiera; sólo aquél que se ha entregado. Sólo aquél, que verdaderamente -todo lo que no viene de El- lo ha soltado.
 
¡Es una gran paso!, pero tú tienes la fuerza. ¡Tú tienes -de mi Padre- la entereza!, ¡la fortaleza! Por eso escuchando estás, de su verdad. Sólo te pido que así permanezcas y sigas adelante, viviendo cada vez más, en éste Nuevo Ciclo; porque ya entró y estás caminando en lo multidimensional. El tiempo del no-tiempo. El tiempo de la verdad. No quieras preguntarte: “¿Cómo lo harás? Mejor ocúpate en prepararte, en liberarte y purificarte. Y lo otro ¡déjalo a mi Padre!, que -por ello y para ello- ha enviado ¡un ejército que te está acompañando! -amado hermano- y que aquél que lo esté logrando, ¡ante El! se estará mostrando.
 
Mas, para que eso suceda, la decisión ¡tú la estarás tomando! Y no preguntes: “¿Cómo será y cuándo?”, porque -para los que aquí están- algunos de ustedes, yo te digo; será más pronto de lo que tú estás pensando. Y vivirás -porque mi Padre ya lo tiene dispuesto- de su gloria aquí, en lo terrenal. Y entonces emergerás como el Ave Fénix; rejuvenecido, fortalecido, limpio, purificado y cristalizado, amado hermano. Y he aquí, viviendo cosas, eventos y sucesos, que por ser ¡y saber plenamente que viene de El!, tú mismo sabrás, que algunos de ellos no podrás hablar, porque no te lo creerán.
 
Sabemos que así será. Mas, si de ello hablándote tu hermana está, es porque  -y te lo digo con el corazón- ¡prepárate! ¡Prepárate, hermano, hermana!, porque así será. Viviendo ¡ya estás! No olvides que es sólo que realmente, tu corazón ¡así lo sienta y lo pida y esté latente!, que para tu hermana -de mi Padre- la señal será y entonces, que para eso estoy aquí: Cumpliré su voluntad. ¡Y no preguntes a qué me refiero! Sólo te digo que lo que hasta hoy he hecho ¡y seguiré haciendo!, no es lo que yo quiero, sino -amorosamente- lo que viene y es la señal y siento así, ¡que viene de la Fuente! ¡De mi Padre tan amado! ¡Porque tanto me ha dado! ¡Tanto me ha entregado! ¡Tanto he vivido! Que ahora también aquí, en éste templo que mi Ser no se siente cautivo, porque todo, todo lo que nuevamente -aún aquí he sentido- y más, porque al abrir ¡y todo soltar! y en esa libertad -que es la que ¡a ti también te pido que quieras vivir!, para entonces unidos caminar, para llegar -que no al final- sino al gran momento ¡que muchos llaman “crucial”! pero qué tanto anhelo, porque entonces verás, que todo lo que te he dicho, en nada te he mentido. Porque así será, nuevamente, como ha sucedido anteriormente.
 
Ahora amado hermano: ¿Quién de ustedes ha decido caminar, para así ir ¡tomados de la mano!? Que ya nuestros Maestros nos están esperando. Y lo vivirás. ¡Dalo por hecho!
 
Que sea tu corazón; ¡tu corazón!, el que realmente lo esté sintiendo.
 
 
17 de Junio de 2015.
Ángel Ráh.
Y después de ésta explosión; ¡gran reflejo! han de pensar, pero yo te digo hermano: Para que lo pienses profundamente lo dejo.
 
Que mira ¡que te dio una gran señal! de lo que en ti pasará. De que ¡quién contigo ha estado! Y mira; aún así -yo te digo- algunos… ¡ni cuenta se darán! Porque siempre -al permitir- en el pensar, que yo llamo “razonar”, que eso es ¡tanto y tan terrenal!, dirás: “¡Palabras, palabras y siempre el hablar!” Pero el tiempo -porque déjame decirte- que la oscuridad ¡ya terminó! y el caminar en la dualidad ¡también! ¿Quién de ustedes ya lo dejó? Porque eso es para lo que nosotros aquí estamos; para que tú ¡entiendas!, que la luz que ¡tanto te está iluminando!, en la que tú ya vas caminando -amado hermano- no pienses que es -como en algunos sucesos que tú ya has vivido- que solamente han sido reflejos y que -luego de deslumbrarte- volverás a lo que tú llamas “normalidad” ¡y seguirás como siempre!
 
Que yo te digo: Eso ¿a dónde te ha llevado? ¿Qué es lo que hasta hoy tú has logrado? Porque si sigues pensando… ¡te ayudo! Aquél, que quiere seguir como humano, se sigue preocupando en seguir acumulando; cuidar y pensar en el futuro, para cuando ya todo esto lo esté dejando. ¡Tener con qué subsistir! ¡Cuánta razón al decirlo!, porque eso no es el verdadero vivir: ¡El eterno! ¡Aquél, que te hace sentir y te dice!, si tú -al llegar aquí- ¡todo lo tenías! ¡Todo lo tienes! ¡Está en ti!, pero ¡tan dormido!, que -hermano- traemos para ti ¡no sólo palabras!, sino mostrarte. Lo único que te queremos pedir es ¡que quieras soltarte!, ¡dejarte ir!, a toda ésta vibración, a toda ésta energía ¡que está llegando tan fuertemente de Alción!
 
De donde viene tu hermano: ¡Este que te está hablando! Te he dicho: ¡Vengo de la Fuente! ¡Del Centro! ¡Del Todo!, donde lo eterno se manifiesta a voluntad de El; ¡a su modo! Y nosotros, que deseamos -por eso ahora aquí, contigo estamos- que vuelvas. Que mira, que ya lo dijo la hermana -que en gran verdad- que ahora, al estar aquí como humana, al quererte hablar, lo que te dice: “Aquél que llamas “Padre” tiene para ti, todo lo que quiere entregarte, aunque tú -al llegar- lo que está en ti, ¡es todo ello! Pero al no querer soltar, lo que ¡tan acostumbrado estás!
 
Y dices: “Lo creo si lo veo”. Mira; el tiempo que ya están viviendo, que al unirse en esa vibración; al moverse en el Cosmos, todo lo que de El ha sido su creación y -nuevamente- en lo que se encuentra éste planeta; en esa posición, que -para ustedes- lo que llega ¡y que se muestra! y que así seguirá, porque se llevará a la acción. También, ¡en esa gran oportunidad!, están permitiendo, que aquél de ustedes -hermanos- que aquí se encuentran, ¡aquellos, que están despertando!, que dicen “que están evolucionando”… mostrarán también a sus hermanos, ¡que es verdad todo esto de lo que les hablamos!
 
Y dicen: “¿De qué manera? ¿Cómo nos preparamos? ¿Qué haré? ¿A dónde iré?” Y hablan también: “¿Qué cursos tomaré, para entonces poder entender?” No se dan cuenta, que cuando eso lo hacen, muchas veces ¡más se están alejando!, de todo lo que El les está entregando. Porque entonces, lo que están despertando, al vivir de esa manera es: “¡Quiero ser más que él! ¿Por qué se me está adelantando?” Y eso ¡no es así! En el verdadero vivir es ¡escuchar y sentir! y en el proceso trabajarlo en ti. Que cuando vuelvas tu mirada a tu hermano, sea para mostrarle tu mano y decirle: “¡Vamos a la par! ¡Sigamos adelante”
 
Que Nuestro Padre, así como ha sido su deseo; querernos guiar, en ésta inspiración. ¡Y lo siente mi corazón!, cuando nos vengan a hablar ¡de El! Ya también te lo dijeron: ¡Nadie te va a engañar! Por eso se te pidió estar atento, alerta y sintiendo. Porque también es cierto, que aquí -a lo terrenal- te envió, a quien te hablara de El. A quien te mostrara y aquí también te dejara; te compartiera y te guiará. Pero eso, después de ¡todo lo que has escuchado!, en la preparación en la que tú has estado, ya debe ser -hermano- ¡que nada te esté engañando! ¡Que siempre tu corazón la respuesta te está dando! Así se presente y escuches, porque ¡todavía!, todavía, aunque si bien es cierto, porque así se está mostrando y seguirá hasta que todo eso se esté terminando, que quienes ¡pretenden! y digan “que en el nombre de El te están hablando” y que te digan falsedad, por eso también te dio ¡y te pidió!, que en la sabiduría, en el discernimiento y en la claridad, ¡todo! tú lo entenderías. Precisamente, porque también ¡hay que saber escuchar!
 
¡No lo olvides!, porque ahora más fuerte será. ¡Ahora que todo se está definiendo!, porque ya lo dijo “Aquél que te creó” y a los que llaman “Maestros”: “Ya, ¡aquél que está viviendo en falsedad!, al descubierto quedará”. Y así será.  ¡No lo olvides hermano! Mas ¡tú tienes en ti!, dentro de ti, ¡utilízalo ya!, el discernimiento, la sabiduría, que El te entregó. Porque -al hacerlo- también estás permitiendo que mucho más en ti se esté elevando. ¡Que te estás redescubriendo! Y al seguir así caminando, a nosotros -hermano- ¡mucho más -a ti- nos estás acercando!¡Y qué digo acercando! Llegará el gran momento que vas a vivir. Lo que verán -he estado insistiendo- ¡el gran momentum sagrado! ¿Quién de ustedes?, porque ¡tanto lo han anhelado! ¿Quién desea -que ahora aquí- ya lo pueda vivir?
 
¡Nosotros ya sabemos! Quiénes de ustedes, amados hermanos. Y con brazos abiertos los esperamos. ¡Y entonces sabrás! que tu hermano ¡Ángel Ráh! no te mentía al decir: “¡Nombre terrenal!”, porque en la verdad, que es ¡eterna!, ¡preparado ya estarás! para ver y compartir toda esa luz ¡inmensa! que te envolverá, ¡amado hermano!
 
Y te he de decir, que -en estos días- el símbolo sagrado hará en ti ¡revolución total!, porque en la preparación ¡en la que ya te encuentras!, ¡en la que ya estás!, entonces entenderás ¡fielmente!, ¡totalmente!, de lo que tu hermana te hablará. ¡Y he prometido que he de seguir! Estaré contigo. ¡Te estaré hablando!, cada vez más fuerte; ¡más amorosamente!, porque si en la Conciencia Crística dices que estás empezando y la estás sintiendo ¡y vas caminando!, ya -en algún momento- la hermana te anticipó, que si te decían; “que la cuarta, la quinta dimensión”. ¡Hermano!, lo que no sólo yo te traigo -en el nombre de El- ¡es el Todo! Si tú lo deseas vivir, ¡te lo vamos a compartir! y el camino para elevar a lo multidimensional, que tú sabes, que para irlo… o para irte elevando, ¡para esas dimensiones irlas pasando!, ¿qué se necesitan? ¿Los electrones? ¡Yo te lo diré!
 
Que soy ¡Ángel Ráh! ¡Nombre terrenal! y el gran momento lo estarán viviendo, porque -nuevamente- tu hermano aquí está.
 
 
 
17 de Junio de 2015.
Leutón.
Porque cuando se habla de cambio y más, como a ustedes ¡tanto es de su agrado!, fecha señalada; lo que se les ha mostrado.
 
Sucede que en los alineamientos, cuando insistentemente hace ecuación el Cosmos y todo lo que se está moviendo ¡no para su suerte! sino porque así “Aquél que todo lo puede” lo tiene dispuesto, ustedes, ¡ustedes hermanos!, nuevamente estarán viviendo y se les ha dicho; que en esas vibraciones, que también sus cuerpos estaría sacudiendo.
 
Mira; ¡ya lo dijo el hermano!, ¡el Maestro! que les habló y dijo: “¿Electrones?” Es que tú piensas también, pero ahí es donde entra la razón ¡y vuelves a cometer el error! Dices: “Si todo se maneja por la Ley de Atracción y entonces -la energía- que así como entrada tiene salida y al hacerlo, pero cuando hace la unión en cada cuerpo ¿qué es lo que sucede? ¡La gran explosión! Pero entonces, ¿por qué en algunos, lo que hace expansión es ¡no el amor!, sino la violencia, la inarmonía?
 
Recuerda hermano que se te dijo, que para que esto -al empezar a llegar- ¡tú lo sintieras y lo vivieras!, tendrías que soltar lo que no es tuyo; lo que “Aquél que todo lo puede” no te entregó. Por eso, yo te hablo insistentemente del protón. Si tú piensas en armonía, en positivo, en amor, ¿cuál es el resultado? ¡Y vuelvo a citar la Ley de Atracción! ¡Lo que tú estás emanando y al universo los estás soltando!, el Cosmos, la energía divina, que sólo sabe de amor y de entrega total; te envía, te envuelve, te entrega multiplicado, lo que tú le estás enviando. ¡Es tan simple! ¡Tan natural!
 
Por eso, cuando tú nos dices y hablas de nosotros -tus hermanos- y dices: “¡Mi hermano mayor!”, yo te digo: ¡Sí! Tal vez al decirlo, porque lo estás citando y estás hablando de que nosotros ¡ya hemos entendido! de qué manera vivir. ¡Sentir la energía!, para entonces permitir que la Esencia Divina nos mueva y haga -en cada uno de nosotros- ¡y mostremos que es eterna! ¡Ese gran sentimiento divino! ¡El amor que El entregó! y que a ustedes ¡tan insistentemente!, no sólo hoy -tu hermano Leutón- ¡que recién tú has permitido! y que ha estado hablando ¡y está contigo! ¡Y más!, que te quiere -y ten por seguro que te estará mostrando- de lo que logró, al entender y vivir ¡en plena Conciencia de amor!
 
Lo que está en tu interior. ¡Porque eres energía! ¿Por qué tú crees que te hablan que eres ¡la chispa divina!, que habrá de iluminar? Si tú aquí ¡cuántas veces lo has experimentado!, cuando unes positivo con… ¡Ahh! Mira; si te lo digo ¿lo habrás entendido? Neuronalmente, hay en ti y está fuertemente ¡algo! que al llegar aquí, durmiendo estaba. Lo que necesitaba era que tú, al atraer la vibración ¡y la energía que viene directamente de Alción!, ¡que eso fue lo que trajo también a tu hermano Leutón! En ese despertar, el llamado quisiste elevar, para la llegada -no sólo de tu hermano- sino ¡todos! los que contigo compartiendo ya están. Con todo aquél hermano que está experimentando en éste plano, pero que -al ascender- precisamente en la matemática terrenal -ustedes lo entenderán- que al un número elevar, otro también se habrá de posicionar ¡para elevar y llegar! y dicen en muchas ocasiones ¡a la Nada! Al cero lograr. ¿Qué encierra un círculo? ¡La circunferencia sagrada!, al ser elevada ¡es un Todo!, que contiene también al Cosmos. ¡Por eso te digo!, que como es arriba es abajo.
 
Tu hermano Leutón, ahora éste mensaje para ti lo trajo; porque la energía que se está moviendo, que mira, que para eso se necesita ¡no solamente un guía!, porque -en tu despertar- ¡muchas cosas todavía te estarán sorprendiendo! Para algunos ¡gran sacudida será!, pero en la benevolencia y en la Gran Omnipotencia de “¡Aquél que te creó!”, la célula sagrada, ¡esa! que en ti se multiplicó, tan fuertemente será iluminada, que en ti -amado hermano- ¡aquél que ya está preparado! y que con nosotros estaremos hablando y tu hermano se estará presentando, ya no a través de esta hermana, sino en apariencia -para ustedes- humana. Porque al elevar tu Conciencia; al abrir dentro de ti y sentir la verdadera dimensión, ¡entonces!, entonces, también verás a tu hermano Leutón.
 
Eres, ¡energía pura! Por eso te digo; que ahora más que nunca, ¡cuando te liberes y dejes de ser cautivo!, entendiendo todo esto que te decimos, hermanos -con ustedes estamos- y los presentamos. La bienvenida les damos, a la verdad de la mente universal de “Aquél que te quiso crear”. Y entonces te mostraré la realidad, cuando tú -al cruzar- y vivas en lo multidimensional, realmente de qué manera se vive; que no se usa la mente, sino el corazón, del que haces ¡total expansión!
 
Que no olvides, que -el hermano que te habla- viene en su nombre, de “Aquél que nos creó”. Que yo soy tu hermano Leutón.
 
Que nada es complejo; porque ni aún la hermana a través de la que yo te hablo, si -al escucharlo- intenta y quiere pensarlo, diría: “Yo no entendería”, ¡pero es tan simple! en la geometría; ¡la sagrada! Esa es -la que ustedes y para ustedes- les será mostrada.
 
¡Y todo se resume en el amor! El principio y lo que llaman “fin”, logran ¡esa unión!, que es eterna. ¡Y ahí es donde empieza! y trabaja el protón.
 
 
 
17 de Junio de 2015.
Saint Germain.
¡Y amados! Después de ésta gran lección que les dio mi hermano, nuestro hermano Leutón.
 
Miren; ¡recuerden! Ya lo habíamos anunciado: “Y llegarán los hermanos, los que ustedes llaman “Los hermanos de las estrellas” y escucharán y vivirán cosas ¡muy bellas!” Porque ellos -unidos a nosotros- y con ustedes ¡así!, los que en su preparación todo lo están sintiendo y lo viven ¡tan amoroso! Amados; ¡así!, así es como nosotros queremos ¡con ustedes! estar caminando.
 
Y todo lo que están pidiendo y lo que están deseando, que miren, que ahora -después de todo este breviario- que algunos piensan: “¡Ah! ¡Hoy cómo se ha alargado!” ¡Para que vean que todo lo estamos escuchando! y con ustedes estamos ¡amados! ¡Y lo decimos con mucho amor! Pero ¿por qué mejor no piensan? ¡Ah!, hoy escuché hablar y sentí todo el amor y la vibración de mi Padre y de mis hermanos. ¿Por qué no mejor pensar en ello?
 
Yo les digo; también, ¡también! estamos sintiendo y estamos viendo cómo cada vez más, aquellos -que no sólo lo han dicho- sino lo han sentido: “¡Me quiero elegir! ¡Quiero escuchar! ¡Deseo sentir y vivir! ya todo ello; lo que mi hermano Saint Germain me ha prometido. ¿Cuándo será?” ¡Paciencia hermanos! ¡Paciencia!, que el momento se dará para aquél que siga en la preparación y de verdad acepte y se dé cuenta qué es lo que le falta. ¡Qué es lo que tiene que soltar! Y qué es en lo que tiene que seguir -que no el pensar- sino sentir, porque entonces ¡el momento llegará!
 
Ya -la hermana a través de la cual yo les hablo- Nuestro Padre ya le dio la señal. ¡Escuchen bien esto!, que lo que estoy diciendo ¡es la verdad! Y pensó: “Padre, esto me lo tengo que callar”. ¡Pues miren!, ya su hermano -como dicen ustedes- “la ventiló”. Ya de ello habló. ¡Pero lo hago con infinito amor!, para que ustedes así lo sientan y sepan que las cosas son tal cual como El ¡y de El es su voluntad! ¡Ella lo sabe! Sabe ¡perfectamente! cómo sucederá y cómo se darán las cosas. Tal cual, como ya lo dijo Nuestro Padre: “¡Todo va a empezar!” ¡Pues ya sucedió! ¡Ya empezó! Mas también sabe: “¡No quiero cometer el error de quererme adelantar! Sé Padre mío que ¡tú me lo vas a indicar!” ¡Y así sucederá!
 
Para que tampoco piense, como luego con El lo habló; hermana… tendrás que aguantarte; lo voy a decir: “Padre, ¡me he visto tan tibia! No me he movido. Tal vez, lo que tú me pides no lo he cumplido”. Pues hermanos, así como les hemos dicho: “¿Están preparados?” Porque a ella ya se le dijo lo mismo: “¡Preparada!, porque ya todo empezará. ¡Te daré la señal! Y ahora aquí ya está: ¡Empezarás! Yo te diré cómo y cuándo será”.
 
Sí, amados hermanos, así va a ser. Y que no les sorprenda a los que aquí están escuchando, que de momento ¡eso sí! te lo digo hermano, porque hablará con claridad y directo. Ya no le dará vueltas a las palabras. Te dirá lo que tienes y lo que falta te está haciendo; pero no para juzgar. ¡Eso tú tendrás que entenderlo! Será para que -si tú has dicho que te quieres preparar- pues amado hermano, ¡en el nombre de Nuestro Padre!, también de esa manera, recibirás de El la señal.
 
¡Entiéndelo así!, porque nosotros te necesitamos. Nuestro Padre nos ha permitido y así como es su voluntad ¡yo te lo digo! ¡Si tanto te he insistido que aquí te necesito, para que camines conmigo! Y mi hermano también lo ha dicho y aquí ¡está presente! a quien directamente -mi amado hermano lo ha dicho- ¡te necesito!, ¡porque en ti mostraré todo el amor de mi Padre! ¡Vaya que lo haré! Y así será. ¡Sí, amados hermanos! ¡Lo hará! Porque aquél que dispuesto está, que no sólo de palabra lo ha dicho, sino que en el corazón lo ha sentido, ¡ese es el hermano que yo también necesito! ¡Y lo viviremos! ¡Lo haremos con ustedes! ¡Con ustedes amados hermanos lo lograremos! Porque ya no es, no será solamente palabras: ¡En acción hermano!, ¡en acción! lo mostraremos. Ya no habrá distracción.
 
Y vuelvo a decirte: No hay vuelta atrás. Aquél que se ha elegido y que está con el corazón henchido; compartirá ¡no sólo conmigo! Ustedes lo verán. Estoy ¡tan contento!, de verdad; ¡es tal el regocijo que en el corazón siento!, porque sabemos; los entendemos; que aún todavía el estar aquí -en lo terrenal- y a pesar de que tienen y reciben un guía, hay algunos que hay momentos en que han querido claudicar ¡y dudar! Pero ¡eso ya terminó! Yo lo sé. ¡Nosotros lo sabemos! Al menos de aquellos, que realmente ya lo entendieron.
 
¡Y no, no estén pensando! “Es que con algunos ya lo han hecho. ¿Y nosotros…?” Hermanos; ¡gran sorpresa! se van a llevar”. Porque todo está escrito en la eternidad, pero aquí -en lo terrenal- ¡nada está dicho aún! ¡Todo puede suceder! ¡No! ¡No me estoy contradiciendo! ¡La hermana muy bien que lo entiende y lo sabe! y ustedes lo estarán entendiendo; por qué lo digo. Porque hay momentos en que algunos se sienten seguros, tranquilos ¡y dejan de prepararse! ¡No es así, hermano, hermana! ¡Esto es eterno! ¡Siempre! ¡Siempre!, hay que purificarse. Yo te digo: ¡Escúchame bien!, que -aún nosotros- donde estamos, ¡necesitamos un instante para recrearnos!, para recibir y vivir la Luz de Nuestro Padre ¡y fortalecernos en ello!, para luego volver nuevamente, a ver a nuestro hermano ¡que tanto lo está necesitando! ¡Si nosotros así lo hacemos!, entonces tú -que estás aquí- no pienses que no necesitas ni de mí, ni mucho menos de Nuestro Padre ¡que tanto te ama!
 
Y mira: ¡Toma en cuenta todo esto que te he dicho! No permitas que el ego llegue hasta ti y rompa con todo lo que ¡tú! ya has logrado. Sigue adelante, que nosotros estamos contigo y ¡no vamos a soltarte!, siempre y cuando tú desees seguir de nuestra mano; amado, amoroso mutante. ¡Gran caminante! ¡Bendito Atlante!, que ahora nuevamente estás viviendo en ésta transición, para fuertemente y abiertamente ¡mostrar tu evolución! Y nosotros contigo estaremos. ¡Claro que seguiremos!
 
Yo te pido; que nunca te canses de escuchar, todo de lo que nosotros te queremos hablar, porque cada vez será mucho más. La Regla de Oro es: Saber que en todo, en el Todo, lo que has vivido se ha resumido y vuelve al infinito. Entonces, tú -al desear transmutarlo- ¡por eso le pedí a mi Padre ofrecerte la Llama Violeta!, porque con ello te ayudará a acelerarlo y puedas lograrlo. Amado hermano: Nada se pierde. Todo es continuo. Todo está en movimiento y es eterno. Importante es, que logres estar y vivir ¡ahí!, ¡en lo divino!, en esa pureza. Por eso tan importante es ¡que aquél que empieza! así lo entienda. ¿Entiendes de lo que te hablé?
 
¡Amado hermano! ¡Cada vez será más profundo!, tan lejos de lo humano; pero con el corazón, para que así lo viva y en el camino siga, aquél hermano que se eligió. ¡Y que sea la avanzada que muestre y viva la entrada de la Gran Era Dorada!, que ahora será ¡más grande! y estará ¡tan iluminada! ¿Y saben por qué? ¡Por ustedes hermanos! ¡Ustedes!, los que todo esto estarán logrando. ¡Y nosotros!, nosotros los estaremos acompañando. Será así… ¿Verdad hermana? ¡Amadísima!
 
Que yo soy ¡Saint Germain! Pero ¡antes! de que tu hermano de aquí, ¡no!, que no se quiera retirar; sino que tú me dejes de escuchar, pero ¡nunca me dejarás de sentir!, debo decir que sí; en estos días la Gran Preparación la vas a sentir. ¡Será en tu cuerpo, amado hermano!, que estará en gran ebullición. Por eso ¡he aquí la respuesta!, de aquél que tanta inquietud manifiesta: ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Amados, ¡todo lo que ustedes han escuchado! ¡Prepárense! ¡Háganlo!, tal cual, de manera individual, que nosotros los habremos de acompañar. Y si necesario tiene que ser; que alguno o algunos habrán de comparecer; no tengan duda que se les llamará. ¡Para eso mi amada hermana aquí está!
 
¡Amados! Con ustedes y en ustedes está ¡la Llama Violeta!, que su hermano les entrega. Porque he de decirles que aquél -que de verdad lo desee- porque han dicho que “tan ceremonioso soy”, ¡Porque también ahí está lo glorioso!, ¡lo grandioso!, para que ustedes valoren, desde lo profundo y a plenitud, lo que Nuestro Padre tan amado les entrega ¡y que no es de este mundo! y logren esa virtud ¡y que la Gran Amatista!, a todos ustedes asista.
 
¡Sí! Estás preguntando hermano; ¡sí hay algo especial! Y lo estaremos entregando, pero será como El lo desea; de Nuestro Padre su voluntad. ¡Sí!, en estos días, muy fuerte y hermoso será. ¡No se preocupen!, también ahí es donde yo les pido: Atentos; atentos y alertas. Por eso hoy de eso no se hablará. Hoy cita, no se les dará. Se les pide estar atentos, dispuestos, porque -si llega a suceder- sabremos quién está dispuesto ¡y todo lo deja!, para asistir y estar, ante el llamado de Nuestro Padre, mostrando así, querer cumplir -de El- su voluntad.
 
No olviden esto que les digo, porque ya no hay justificación: “¡Es que ya en mi agenda tenía y estaba programada! y no tuve momento. ¡No hubo la ocasión!” Amado hermano, eso es de aquél que todavía ¡tan terrenalmente! está caminando. Lo que nosotros y a quien nosotros necesitamos, es al hermano que acuda ¡al instante!, cuando Nuestro Padre le pida. Por eso, mi amado hermano lo dijo: “¡Deja todo y sígueme!”
 
Reflexiona en ello -amado hermano- porque si es tu deseo vivir todo lo bello; también, ¡también has de mostrar!, que es tu deseo quererte plenamente entregar. ¡Y no te arrepentirás! Te lo digo yo; tu hermano ¡Saint Germain! ¡Y dejo en ustedes la Llama Violeta! ¡Que a todos mis amados hermanos envuelva!
 
¡Sí! Sí hermano; lo que les he dicho lleva un propósito. ¡Bien lo has entendido! Lo dejo en ustedes, porque ahí mostrarán quién realmente ¡con nosotros desea caminar!
 
¡Amados! Con ustedes estamos y en éste lugar ¡sagrado! muchas cosas estarán viviendo. ¡Los estará sacudiendo! ¡Estarán mostrando! y estarán compartiendo. Promesa de Nuestro Padre y de tus hermanos. Que agradezco que -también para mí- me permitan y dejen que mi hermana les hable de ello; de la enseñanza del “¡Yo Soy!” Nuestro Padre tan amado.
 
Reciban y vivan, la gran vibración que estará llegando de Alción, que en algunos de ustedes hará gran conmoción. Amados. ¡Pero todo ello!, con infinito amor. Para ustedes, su hermano ¡Saint Germain!
 
 
17 de Junio de 2015.
Ketta.
Y es verdad -Nuestro Padre- así es como nos pide que sigamos este caminar: Estar siempre atento, alerta y dispuesto. ¡Tal cual!, como lo ha dicho mi amado Maestro, en el gran propósito de amor; en el Proyecto que ya inició, que estará lleno de ¡tantas cosas maravillosas! Pero también -amado hermano- de un continuo sentir y saber ¡qué tan dispuesto tú estés! ¿Qué es lo que querrás hacer?
 
¡Pero no! cuestionarlo. ¡Pero no! condicionarlo; porque si Nuestro Padre todo a ti te ha entregado. Si El ¡todo te lo ha dado!, habremos de entender que es el momento en que nosotros también ¡así!, así lo hagamos; con el amor verdadero, el incondicional. ¡Aquél que se entrega! desde lo más profundo: Te lo doy, pero ¡nada de ti espero!, porque -con el sólo hecho de hacerlo- mi corazón ya está lleno. ¡Lo siento pleno, de gran felicidad!
 
Eso es, ¡así es! como Nuestro Padre nos pide seguir adelante ¡y hacerlo en unidad! Amados hermanos: ¡Vamos a seguir! ¡Vamos a lograrlo! Si ya nuestro Maestro lo dijo: “¡Yo puedo! ¡Yo lo haré! ¡Lo lograré!” Y escuchen ahora, ¡de qué manera nos habla! ¡Cómo se va a mostrar a aquél de nosotros que lo logre! ¡El vivir así!, ¡en esa unidad!, ¡en esa libertad tan grande!, ¡tan maravillosa!, que Nuestro Padre nos entregó y que viene desde la eternidad.
 
Si con ese ejemplo maravilloso de El y de nuestro amado Maestro Sananda y sabiendo y escuchando, que ¡con nosotros están! y que es su deseo estarnos guiando. ¿Qué más podemos pedir? ¿Qué más podría alguien desear?, sino vivirlo y sentirlo. Y como ellos lo dicen; luego compartirlo.
 
Amados hermanos; ¡gracias por escuchar! ¡Gracias por estar! Sabemos que en unión viviremos y nos daremos, sentiremos  esa fuerzaporque Nuestro Padre ya lo dijo: ¡Esperando por nosotros está! Y aquél que ya todo lo venció, también hablándonos y compartiéndonos de qué manera lo logró ¡está!
 
Vamos a escuchar con el corazón y vamos a seguir adelante, en ésta gran preparación, que el resultado -ya lo han dicho- ¡la cosecha!, la estaremos viviendo aquí, ¡aquí! y Nuestro Padre, ¡Nuestro Padre! será quien nos hable, ¡porque así lo hará!
 
Amados hermanos; ¡gracias por escuchar! ¡Gracias por estar! De corazón -su hermana Enriqueta- con ustedes está.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario