1 de noviembre de 2019

Canalización del 30 de Octubre de 2019.

Octubre 30, 2019.
Enriqueta/Alexa.

Y así, protegidos -hermanos- este y todos los días; no importa lo que suceda; no importa lo que sea; no importa lo que es; lo que pretende romper la armonía y la unión, la Conexión contigo -Padre tan amado- con “El Yo Soy”.

Siempre habrá un momento cuando por alguno de nosotros tu nombre y tu amor es invocado, se hace presente en el mismo instante -Padre- porque eres tan benevolente, que es por eso -quien ya lo ha entendido- no podemos llamar “suerte”, sino que estamos reunidos y estamos entregados a que se cumpla en cada uno de nosotros -y lo hacemos confiados- lo que tienes en cada uno, tu Plan Divino preparado.

Les decía hermanos que precisamente hace dos semanas, tuvieron a bien nuestros amados Maestros prepararnos, convocarnos a que no nos dejáramos llevar; que nos dejásemos envolver por la energía discordante que más fuertemente iba a tratar ¡de deshacer! lo que El -Nuestro Padre- tiene para cada uno de nosotros. Pero esa es decisión de cada uno; tuya, mía, amado hermano, y en lo que ¡tú! de verdad puedas sentir, pensar, querer hacer, mostrar lo que hay dentro de ti, yo la debo respetar.

Nosotros venimos aquí a escuchar, a sentir, y de verdad desmenuzar amorosamente cada palabra, que -de verdad- llegando de la Fuente, la Fuente amorosa de Nuestro Padre, que es para ayudarnos a seguir en nuestro día a día, para seguir en esto que no tiene fin.

¡Y bendito sea!, porque con gran alegría puedo decir que si seguimos adelante, al llegar a la Cúspide Sagrada, donde algunos dicen que eso es todo, y que al hacer tu llegada no hay más. ¡Hay tanto por hacer! ¡Hay tanto por brindar! ¡Hay tanto por compartir!, pero también en esa entrega amorosa no cuestionar, no condicionar, no exigir, sino dar, ¡dar!, ¡dar hasta que te duela!, porque -hermano- cuando tú vuelvas a Nuestro Padre tan amado, ahí es donde vivirás verdaderamente no sólo de su Energía Sagrada, sino todo aquello que conlleva la abundancia plena y total.

Y entonces cuenta te darás que por todo lo que aquí luchaste, por todo lo que sufriste ¡y hasta te enojaste!, ¡arrancaste!, ¡abrazaste!, cuando llegue el momento donde ponga punto final -en apariencia- porque en la verdadera consciencia tú sabes que la Esencia de Él es la que mueve tu templo, ¡este cuerpo que tú elegiste! y con el cual hoy aquí te estás mostrando, tal cual como te describiste. “Hoy deseo ser así, llamarme “Enriqueta” y vivir y compartir; pero también experimentar; experimentar ¡de todo aquello que adolezco!, ¡o que ha quedado pendiente y que quedó trunco!, ¡y que necesito entender!” ¿Y saben hermanos?, ¡claro que va a doler!, pero yo tengo que entender que no debo culpar a nadie, ¡ni exigirle a nadie!, ¡ni tratar de cobrarle a nadie! por los errores que yo cometa.

¡Es muy fácil para mí buscar un culpable!, porque entonces quiere decir que ¡no está importando lo que estoy escuchando!, ¡que no lo estoy tomando!, ¡que solamente estoy oyendo, pero no escuchando!, ¡que no he entendido lo que mi Padre me ha pedido!, y entonces, cuando llegue el momento en el cual ¡no es cierto que El me pida cuentas!, sino el momento en el cual Enriqueta ¡se tenga que autoevaluar!, se va a dar cuenta en qué se equivocó y al haber estado consciente y no haberle importado, y seguir adelante ¡trastabillando!, no tengo por qué reclamarle; porque El me ama tanto, ¡tanto!, que me deja en libertad de que elija si ya es mi momento ¡para dar ese Salto Cuántico que tanto he estado buscando!

Pero es muy fácil hablar. En la acción hermano, en la acción, en la congruencia total de sentir la emoción de vivir, de hablar y coincidir en todo ello ¡para poder unir mis cuerpos!, para que mi Ser ¡se una!, para que entonces mi amada Alexa ¡tanto me ha insistido!: “¡Somos una!” ¿Y por qué no ha sucedido? ¿Qué le falta a Enriqueta?, que aunque diga: “No he respondido”, ustedes pueden ver y decir: “¡Mira!, hablan a través de ella”, pero ¿qué sabe mi hermano lo que me está faltando? ¿Qué sabe mi hermano lo que yo he sentido? ¿Qué sabe mi hermano por qué todavía en una sola con ella no me he fundido? ¡Ese es mi deseo!, ¡y digo que estoy en el camino!, pero si no ha sucedido no tengo por qué culpar a ninguno de ustedes, que con amor para escuchar todo esto que viene de “El Yo Soy” han venido.

Pero algo tengo muy claro: ¡es una gran oportunidad! que Enriqueta dice: “¡No quiero estar desperdiciando!” Pero ¿qué está pasando? ¿Por qué toda esa gama gloriosa?, todo ese amor y esa Luz tan valiosa que ha iluminado a mis hermanos, aquí -en su totalidad- no ha abierto ¡todo lo que mi Padre me ha dicho!, ¡y no sólo a mí, también a ustedes!, que está.

Pregúntenselo hermanos. ¡Pregúntenselo!, porque yo -Enriqueta- me lo he estado preguntando. ¿Y saben por qué lo digo a ojos cerrados?, ¡porque me avergüenzo de mí misma!, ¡me avergüenzo!

Hoy por hoy puedo decir que qué importa en el concepto en el que me pudieran tener; ¡sé que me falta tanto!, ¡tanto!, pero si algo me ha quedado muy claro es que no vengo aquí a contender ¡con nadie!, ni a compararme, aunque en repetidas ocasiones lo hago, ¡y lo hago justificándome!, diciendo: “Padre, ¿por qué yo no puedo hacer lo que mi hermano? ¿Por qué?, si ya está haciendo, está sanando, está limpiando, está… ¿qué me falta?”

¡Cómo me atrevo a preguntarle a Él! ¿Por qué no entonces me entrego a mí misma?, ¡entro hasta lo más profundo! y voy recorriendo lo que sé que aún no he hecho; por mucho que me lo repitan; por mucho que me lo digan. Y todavía me atrevo a decir: “Padre; te agradezco cuando me llamas la atención”. ¿Y de qué me sirve? ¿De qué me sirve?, si cuando lo escucho no le hago caso.

¡Ahh!, pero también me atrevo a compararme, me atrevo a decir: “¡Quiero que me hable! ¡Quiero escucharle!” ¿Y para qué?, si hoy -haciendo reflexión- puedo decir: “¡Tiempo perdido de mi Padre!”, porque si estoy aquí y le digo que me muestre, que me aclare, me doy cuenta que todo eso de nada ha servido.

¿Pero saben? El no piensa nada de esto. El me dice: “Hija; ¡Yo te amo! ¡Te amo como eres!, ¡porque sé que estás aquí experimentando!, ¡porque sé que todo esto que estás haciendo, lo que estás peleando injustificadamente!, llegará el momento en que ¡cada uno de ustedes lo entienda!” ¿Pero cuándo?, ¿cuándo?

Y todavía digo: “Estoy en la búsqueda. ¡A esto me abrazo! Quiero escuchar, y es maravilloso lo que me dicen”. ¿Y qué? ¿Maravilloso?, si saliendo de aquí vuelvo a hacer lo mismo; ¡me vuelvo a tropezar con la misma piedra! ¡Vuelvo a equivocarme aun estando consciente!, y no entiendo a qué es a lo que Enriqueta se aferra, aun teniendo ¡tan claro qué es lo que no debo de hacer!, ¡qué es lo que no debo de expresar!

¿Por qué? ¡Eso sí me lo pregunto a mí!, no a mi Padre: “¿Por qué? ¿Por qué lo haces? ¿Por qué?, ¿por qué te sigues equivocando? ¿Qué es lo que estás buscando?, si tienes la Luz, si tienes el amor, la claridad, ¡la guía infinita de mi Padre! y de los Maestros que te han venido a hablar. ¿Por qué? ¡Oh Dios!”

Y todavía me atrevo a implorar, ¡a pedirte que vuelvas tus ojos hacia mí!, si soy yo quien no permite que “El Yo Soy” ¡abra la puerta! para que toda su inmensa Luz me de cara a cara.

Y sí. ¿Quién puede pensar que me siento feliz de ser su instrumento? ¡Sí lo soy!, pero también hay un pensamiento que no debería estar; que inclusive en la misma Enriqueta ustedes cada vez que amorosamente vienen a escuchar, repite incesantemente: “¡No digas que no te sientes digno!, ¡porque tú mismo detienes! -para llegar a Él- el camino”. ¿Y saben?, lo siento, ¡lo pienso!, como en este instante, ¡me siento impotente!, impotente y tan terca.

¿Y saben por qué?, porque veo mis debilidades, y porque ¡siento las de ustedes!, ¡y me duele!, ¡me duele tanto!, y le digo a mi Padre: “¿Por qué somos así?” ¡Tan fácil que sería que El, con ese amor y con ese poder que tiene!, ¡porque lo tiene y ustedes saben que lo tiene!, tanto nos lo ha mostrado; con ese infinito poder pudiera detener ¡y quitarnos esos pensamientos y esas acciones que nos han detenido y nos han frustrado!

¿No se han puesto a pensar en ello? ¿Saben por qué no lo hacen?, porque el más grande de los regalos que nos ha dado -a la par del amor tan infinito y eterno que nos ha entregado- es la libertad; la libertad de hacer y deshacer.

¡Cuán pequeños somos!, porque nos seguimos equivocando; aún hoy que estamos a un paso del Gran Cambio. ¡Qué digo un paso!; lo estamos viviendo, y lo hemos invocado, y decimos que estamos trabajando para ello. ¡Qué ilusa eres, Enriqueta! El gran oponente de ti se sigue burlando. Y eso me duele, ¡me duele tanto!

Nos han repetido incesantemente que estamos viviendo los días en los cuales Nuestro Padre, porque así sucederá, ¡porque cada uno de ustedes lo vivirá!, incluyéndome a mí; estamos viviendo los días en los cuales El -Nuestro Padre- se mostrará, ¡y hay un gran dolor aquí!

Por eso no sólo me inclino ante Nuestro Padre, aunque El siempre nos ha dicho: “¡Te quiero erguido y bien parado!, ¡fortalecido, porque de mí todo lo tienes! ¡Te lo he entregado!”, pero soy tan pequeña, aunque hay tantas ocasiones que me ha dicho: “Date cuenta ¡de todo lo que eres dueña!”, y le pido también a mi amado Maestro, a mi amado hermano ¡Jesús!; ¡todo lo que logró! y aún a pesar de todo ello, entendiendo lo que mi Padre -Nuestro Padre- le había dado, sabiendo que había traspuesto el umbral de esa Dimensión en la cual estamos aquí atrapados, permaneció el tiempo en el cual aquí estuvo, ¡y miren que todo lo venció!, pero lo hizo de una manera ¡tan amorosa!, ¡ahh!, y sobre todo con esa nobleza de saber que todo lo podía en Él, y sólo mostrarle ante quien y cuando Nuestro Padre así tenía a bien indicarle. Su obediencia tan grande que tanta falta nos hace. Esa humildad, ¡esa humildad que no conocemos!, ¡que no tenemos!, porque siempre pensamos sólo en nosotros mismos.

Pero también es necesario que pienses en ti, pero ¿sabes cuándo hermano?, cuando quieras apartarte y sacar todo aquello que pretende detener el camino. Ahí es cuando tenemos que hacerlo; ¡primero tú!, ¡primero yo! Pero llegado el momento, cuando tenemos que llevarlo a la acción, ¡ahh!, lo olvidamos, nos detenemos, o no nos conviene verlo, no lo hacemos.

Qué triste. Qué triste, porque nuestros Maestros nos han dicho que somos aptos, que hemos avanzado, que esa Enseñanza de la cual nos están hablando es por la preparación para llegar a la perfección, ¡para obtener y tener la Gran Maestría de Él!, ¡de ellos! Y confían en nosotros, ¡y nos aman!, y nosotros decimos que también, pero es muy poco, ¡es muy poco lo que damos!, porque lo hacemos y lo damos a conveniencia propia, cuando la Enseñanza es: ¡compartir!, ¡dar!, ¡mostrar!, ¡entender!

No tienen idea -hermanos- lo fuerte que es todo esto. Ni yo misma tengo idea -aunque lo diga- porque se oye muy bonito.

Ahora entiendo por qué mi Padre me ha dicho: “Cada vez que te sientas para hablar a tus hermanos, ¿para qué quieres que antes de ello tengas un escrito? Quiero que cuando lo hagas ¡sea en el sentir! ¡Que en ese instante sea tu corazón el que hable!, ¡porque ahí es donde estoy Yo!, ¡porque ahí es donde estoy habitando!”, y en ese momento ¡se hace a un lado Enriqueta y está Él!, ¡su Esencia! ¡Esa!, ¡esa Parte Divina que me entregó y que también está en cada uno de ustedes! ¡Que te haga reaccionar y que te haga sentir y de todo esto hablar!, ¡y que no sea solamente un parloteo!, que sea lo que siento; lo que hablo y lo que veo en Él y con Él.

Ahí es donde todo se diluye. Ahí es donde todo lo de esta ilusión se destruye, porque finalmente solamente son ecos de la Dimensión ¡en la cual vine a experimentar!, pero que hay momentos como este que le digo: “Padre, por favor; ¿cuándo?, ¿cuándo va a parar?”

Y perdón, ¡perdón hermanos!, por todo esto que han escuchado. Siento una gran tristeza, porque ¿cuánto tiempo?, ¿cuánto tiempo?, ¡a ustedes y a mí que nos gusta tanto hablar del tiempo!, y recordar y decir: “¡Mira! ya cuánto tiempo llevamos”. ¿Y de qué sirve? ¿De qué ha servido? ¡Contéstenlo ustedes mismos!: ¿de qué nos ha servido?, ¡si seguimos actuando en lo mismo!, ¡y para lo mismo!

Ahí es donde se hace un lado y se opaca lo que pudiéramos haber estado ya logrando. ¡Se engrandece más lo que obscurece! el lugar en tu interior, ¡ahí donde quieres iluminar!

Tan fácil que se dice, pero es cierto. ¡Es cierto! ¡Tú mismo! al tu trabajo desempeñar en esta ilusión, que también nos han hecho creer que tienes que hacerlo para poder acumular, para guardar y tener un patrimonio, para que luego… ¿luego qué? Cuando te vas, ¿Nuestro Padre te está pidiendo? ¿El te dice?: “Mientras más acumules, lo que tú me traigas es el lugar que vas a tener, que te estoy guardando.” ¡No hermanos! El lugar que El te ha preparado lo tiene ¡y te lo ha destinado por la Eternidad y es tuyo! ¡Ahh! Sólo que al volver, al a Él regresar, tiene que ser ¡en la pureza! en la cual estando ahí tomaste la decisión de venir a experimentar. ¡Así de sencillo! Y qué triste cuando nos dejamos envolver por todas esas cosas terrenales que aquí se van a quedar.

Esa es la incongruencia de las cosas: trabajamos, planeamos, queremos seguir adelante, buscamos, dejamos lo que llamamos “nuestra salud” paso a paso por hacer un esfuerzo por lograr ¡qué sé yo!, y cuando llega el momento en el cual Nuestro Padre dice: “Tu temporalidad aquí terminó. Ahora es momento de que vengas y te autoevalúes, ¡y veas qué lograste!, qué fue lo que sí trascendiste y en qué -para volver a repetir la lección- te quedaste”. Pero no porque El te esté juzgando hermano, no porque El me esté juzgando. Eso lo tengo ¡tan claro! Somos marionetas de nosotros mismos. ¿Cuándo lo entenderemos? ¿Cuándo? ¡Ahh!

Nos dejamos llevar por una ilusión que siempre lo que quiere hacerte creer y entender: “¿Cuánto tienes?, ¿cuánto vales?” Y si tú sabes más, más te van a valorar. ¿Saber de qué?, si la sabiduría ¡tan grande la tiene El! y nos la ha entregado a todos nosotros, ¡a todos! ¡El no ha hecho excepciones! Somos nosotros los que hacemos las divisiones y siempre ¡nos encanta entrar en discusiones! ¡Tal parecería que eso nos lleva y nos eleva el ego!, nos transporta: “Yo difiero”. “No estoy de acuerdo”. Aún, aún en lo que ¡El! nos pide hacer. ¡Ahh!

Ahí es donde rebasamos la línea. Ahí es donde Enriqueta, me digo a mí misma: “¡Es el colmo, Enriqueta! ¡Es el colmo! ¡Si mi Padre te está diciendo!” “¡No! ¡Yo no lo cuestiono!” Pero entonces ¿por qué?, ¿por qué esta reacción? ¿Por qué aun viendo las cosas tal cual?, y te está quedando claro qué es lo que necesita y te pide con amor, ¿qué es lo que te falta? ¿Porque no?, ¿no quieres hacerlo?, o porque es mejor: “¡Ah no! Si El me dice que hacia la derecha, yo me quiero ir a la izquierda”.

Entonces hermanos, llegado el momento de la recolección -porque todo eso ha hecho distracción- ¡no nos quejemos!, ¡no reclamemos!, ¡no juzguemos! Trabajo suficiente tenemos con nosotros mismos, con todo de lo que adolecemos y no lo vemos.

Que ¿por qué digo todo esto? Estamos, no tienen idea, no tienen idea, ya caminando sobre paso firme. Si nuestras acciones y nuestros pensamientos han sido congruente y amorosos en todo, y aún más en lo que Nuestro Padre nos pide cuando nos habla, cuando nos indica, cuando nos dice; entonces no tenemos nada que temer.

No olvidemos que estamos todavía -en estos días- viviendo el tiempo en que estás frente a un espejo, y que será muy sorpresivo, llegado el Gran Momento en el cual, cuando Nuestro Padre diga: “A tu hermano sí. A tu hermana sí. Pero tú -Enriqueta- por favor tienes que reflexionar. Te amo tanto hija mía, por eso te pido que esperes aún a ese día. Date cuenta qué es lo que falta que aprendas. En verdad ¡Yo te amo!, y quiero para ti que logres esa Maestría, ¡esa perfección!, ¡por eso te llamo y te reclamo! Pero si tú quieres todavía estar en esa distracción, ¡Yo lo respeto! Sigue con ello. Y cubro en ti el velo del olvido, porque te amo tanto que no quiero verte sufrir”.

Y es así lo que ha sucedido cada tiempo, cada vez que he estado aquí.

Hermanos; han escuchado ¡una síntesis! de lo que su hermana ha vivido cada tiempo que aquí ha llegado. Véanse en este espejo. Si no quieren eso para ustedes, aún es tiempo de recapitular, reordenar, de corregir, aceptar, y sobre todo ¡de amar! Amar. Amar ¡tanto! ¡Amarse tanto!, para poder ofrecer y compartir ese mismo amor.

Luego Enriqueta ¡no te quejes! “¿Por qué hoy solamente el hablar, Padre?, si en otro tiempo me habías dado más dones. ¿Por qué hoy solamente así?” ¡Qué tonta eres!, y todavía lo preguntas. Aquí entran esas palabras favoritas de cada uno de mis hermanos, aquellos que son intelectuales: “¿Por qué a mi inteligencia insultas?”

Pero entendamos que aquí no venimos a hablar de eso, sino del infinito amor que Nuestro Padre nos tiene, y en estos días de lo que ¡tanto nos insistieron!: “¡Cuídense de los traviesos!”, porque eso es lo que fuimos de ellos: ¡marionetas a su antojo!

¿Quién se dejó llevar? ¿Quién realmente por esas energías discordantes, inarmónicas, densas, se dejó atrapar? Reflexionemos hermanos, reflexionemos, que todo eso ya, lo que en estos días ¡tanto les dijo su hermana!, que hoy por hoy aquí estoy, ¡y miren, en la forma humana!

¿Quién -de verdad amados hermanos- estuvo atento y dispuesto y no se dejó atrapar? Déjenme decirles que fueron tantos los traviesos, ¡demasiados!, y sobre todo con ustedes hermanos, ¡con ustedes!, intentando desviar lo que Nuestro Padre está a punto de al hacer el Llamado, cada uno de ustedes colocar. Entonces -de acuerdo a ello- al llegar ese Gran Destello será ¡el punto de partida!, será la señal por Nuestro Padre prometida, para que Alexa/Enriqueta inicie el Llamado y la recolección para concentrarlos.

Eso es lo que su hermana con infinito amor les dice. ¡En ustedes está! ¡En ustedes está! -amados hermanos- quién se elegirá.

Miren qué sencillo es, cuando al hacer esa Gran Reflexión: “Lo que hice y lo que pensé, lo que dije en estos días ¿fue en amor?” Porque fue ¡una inmensa sacudida!

Nosotros deseamos realmente que cada uno de ustedes tenga a bien hacer una Gran Reconsideración. ¡Aún es tiempo hermanos!, porque sabemos -de los que aquí estamos y también los que no se encuentran- sabemos y los hemos observado: ¡qué es lo que están viviendo!, ¡qué es lo que está sucediendo!

Pero hermanos; amorosamente se les dijo: “¡Fácil no sería!, ¡pero con ustedes estaría nuestra amorosa Energía!” ¿Por qué algunos de ustedes no se han dado cuenta y no la han invocado?, cuando ha sucedido y los ha ¡tentado! la discordancia que en estos días, ¡ahh!, realmente tan fuerte que ha estado.

Hermanos; tengan presente que los amamos; pero son ustedes, ¡ustedes! quienes realmente con sus acciones, con sus pensamientos, ¡con sus emociones!, los que se estarán o no eligiendo.

Nuestro Padre nos ha dado esa Gran Libertad: física, etérica, emocional, ¡mental! Cuanto más fuerte para ustedes pudiera ser la lucha, no olviden que su hermana Alexa, ¡su hermano Saint Germain!, nuestro amado hermano Sananda ¡con ustedes está!, y nuestro gran y amado Maestro, y estamos en este instante en este Gran Círculo Amoroso.

¿Por qué preguntas hermano?: “¿Qué fue lo que sucedió antes? ¿Por qué dijo todo esto mi templo?” ¡Porque es cierto!, porque tú también tienes. Si aún está en ti gran parte de lo denso, ¡suelta!, ¡elévalo!, ¡ofrécelo a Nuestro Padre!

¿Es tan bellamente amoroso reconocerlo? ¡Pero trabajar en ello! En este proceso elevarlo. ¡Entréguenlo! Nosotros lo transmutaremos en Gran Amor, infinito, elevado, ¡multiplicado! Por eso con ustedes estamos.

¡Háganlo hermanos! ¡Háganlo! Reconózcanse en qué se han equivocado. Corrijan. Aún es el tiempo. Está ¡tan próximo el Llamado! No tienen idea cuánto, y nuestro deseo es ¡que todos ustedes! estén con nosotros en ese Gran Momento, ese momento ¡que tanto han esperado!

Efectivamente hermano; todo lo que dijo, lo que dije en este templo es: ¡vengo a experimentar! para estar con ustedes en todo momento a la par, para ser -como luego lo dicen- “empática” y entender, ¡entender el porqué y el para qué! hay quienes aún a pesar ¡de que están aquí y nos vienen a escuchar!, aún siguen teniendo esos destellos ¡que ya no deben estar! y su hermana Alexa amorosamente los viene a invitar: ¡suelten!, ¡entréguenme todo ello! ¡Yo me lo llevo!

¡Y es cierto lo que dijo mi templo! Cada vez, ¡qué digo “cada vez”!, estoy plena y totalmente ya, y le hago sentir, ¡me hago sentir! -aun estando como Enriqueta- ¡lo que está en ti!, ¡lo que está en ti! ¡No es necesario que se lo diga!

¡Estamos con ustedes y los amamos! Es por eso que al estar todavía atada a esa emoción ¡duele!, ¡duele! el no poder explicarse, teniendo en las manos el cómo liberarse, siguen aferrados a lo terrenal.

Amados hermanos; si es su deseo todo esto soltar, en éste instante, ¡háganlo! ¡Yo me lo llevo! ¡Suéltenlo! ¡Libérense!

A cambio de ello entrego la Llama Violeta que te envuelva; el perdón amoroso que mi Padre entrega, y ¡la Antorcha de la Libertad! que tu hermana en esta Era Dorada te ha venido a entregar; ¡pero tómala! -de verdad- ¡no en parte!, porque cuando con esa debilidad lo haces, tiendes y la vuelves a apagar.

¡Es por eso que insisto! cada vez que como en este momento te digo: “Te entrego la Antorcha de la Libertad, ¡para que te liberes de todo!” Te elevo del deseo de conflictuar; que solamente sea el amor que el que en ti esté y el que amorosamente -en el nombre de Nuestro Padre- a tu hermano quieras mostrar. Solamente ello ¡y nada más!

Te digo hermano, que luego de este ofrecimiento, ¡hazlo! ¡Yo me lo llevo! Luego de esto, si sigues insistiendo en algunas cosas actuar como lo has venido haciendo, ¡yo lo respeto!, y tu hermana Alexa por ti volverá en otra oportunidad.

Que mi amor y el abrazo que te doy te acompañe en esta temporalidad, en el nombre de mi Padre, de “El Yo Soy el que Yo Soy”, porque -en su nombre- de esto, unida, ¡primero mi templo!, y luego Alexa te venimos a hablar.

¡Los amo hermanos! ¡Los amo infinitamente!, ¡eternamente!

Soy -en “El Yo Soy”- uno de sus Emisarios, que hemos estado aquí ¡y estamos! para ayudarte en la preparación, como antelación a su Gran Llamado.

¡Bendito seas! ¡Bendita seas!, hermanos.



Octubre 30, 2019.
Saint Germain.

Y esto ha sido, ¡amados!, ¡amadísimos hermanos!, el infinito amor que Nuestro Padre nos ha entregado, ¡es para ustedes! ¿Quiénes realmente lo han tomado? Ya lo verán ustedes mismos. Nosotros ¡ya lo sabemos! Nosotros seguiremos con ustedes y en ustedes.

¡Qué importa los momentos!, el lugar, el día. Hoy era muy importante para de esto con ustedes hablar, cuando con toda naturalidad -así como lo ha dicho mi hermana- se les ha hablado y se les ha dicho; pero todo en la verdad de lo que Nuestro Padre nos ha pedido para con ustedes esto charlarlo.

Pero no ha sido casual el que estén aquí y que escuchen y que empezaremos a interactuar. ¡Claro que lo haré! Qué importa lo que pretenda y quiera mostrar esta ilusión; de los que están y que lo ven todo desde afuera, inclusive en ustedes mismos -hermanos- que están aquí escuchando y que acuden con tanto amor; pero como lo dijo mi amadísima hermana Enriqueta: reconociendo, y qué es lo que ha estado -ella dice- “adoleciendo”.

¡Ahora ustedes! -yo se los pido con infinito amor- ¡ahora ustedes! también hagan esa autoevaluación. Se sorprenderán cuando lo hagan de una manera -de verdad, de verdad- ¡justa y sincera!; cuánto tienen todavía por limpiar y por hacer.

¿Y por qué lo digo? Nosotros lo que vemos es su corazón; ese amor, ese deseo de seguir adelante, pero por favor; ¡ya no insistan en los mismos errores!, porque si yo lo dije una vez, y son muy dados a repetir: “Lección no aprendida, lección repetida”, ¡pero yo quisiera! que ya ese paso, esa primera lección ya haya quedado atrás en el pasado, porque aún la siguen arrastrando.

Nosotros ya no queremos hablar de ello. Nosotros ya nuestro deseo es seguir adelante, porque muchos de ustedes lo han pedido y han dicho: “¿Y qué sigue? ¿Y por qué de lo que nos han dicho no se ha dado?” ¿Por qué hermanos? Y todavía lo están preguntando: “Hasta no ver no creer. Hasta que yo vea, entonces también mi Ser, mi Espíritu, mi ímpetu coopera”. ¿Es así la Enseñanza que Nuestro Padre nos trajo? ¡No, hermanos! ¡Cómo se han equivocado!

Y se los digo con Gran Amor ¡porque también lo viví! Para aquél, para aquélla que se preguntaba: “Tú nos dijiste que nos hablarías de qué manera lo lograste”. ¡Pues así, hermanos!, así como lo dijo mi hermana Alexa/Enriqueta: reconociendo en qué me estoy equivocando, y qué digo “hacer corrección”, sino estarlo soltando, hacerlo a un lado, ¡seguir adelante!, para poder lograr la Maestría.

Porque el tiempo restante, que miren que para Nuestro Padre y para nosotros ¡es una Eternidad!, ¡es toda la Eternidad para ustedes!, pero ustedes -que son nuestros amados hermanos- ¡que han adelantado!, aún seguimos con estas cosas, viviendo en el pasado.

Mis amados discípulos; en aquél tiempo, cuando estuvimos y estaba con ustedes presente, estaba encarnado como ¡hoy aquí está! a través de quien les estoy hablando. ¿Cuántos entendieron? ¿Cuántos lo hicieron? ¿Y qué sucedió? ¿Se han preguntado, amados? ¿Realmente se han preguntado?

No. No quiero que hagan recuento: “¡Pero sí hay cosas que he hecho bien!” ¿Y qué?, si como dijo mi hermana: “¡Y qué!, si lo están opacando con una sombra que tapa y borra toda la Luz”.

Recuerden que ustedes en este Plano terrenal, simplemente en lo que llaman “trabajo” que van a desempeñar; tú puedes estar todos los días cumpliendo con tu trabajo, pero en el momento y en el instante en que te equivocas, ¿qué te dicen?

¡No!, no es reclamo, hermano, hermana; aquellos que dicen que son, bajo los cuales ustedes están al mando; yo no quiero decir que nosotros. Nosotros somos iguales a ustedes, pero logramos reconocer en qué nos estábamos equivocando, y estamos ahora en esta Luz maravillosa y tan grande que queremos que a ustedes también los esté iluminando; esa Gran Enseñanza que sólo ustedes, en ustedes y para ustedes, al estarlo entendiendo les ayudará a seguir en este Sendero de Luz y de Amor caminando. ¡Es tan importante!, amados hermanos. ¡Es tan importante!

Realmente es cierto lo que dijo mi hermana: a nosotros no nos tienen que decir nada, ¡vemos sus corazones!y aquí estamos con amor. ¿De qué manera podemos hacer entender?, ¡para que lleguen y vivan ya esa perfección! ¡La Gran Dispensa que se logró!, ¡por favor!, ¡no la echen a perder! ¡Se los suplico! ¡Se los pido amorosamente! Es y fue y será ¡por y para ustedes!

¡Tengo mucha fe en ustedes! ¡Esa fe! que si la llegaran a conocer realmente ¡como es!, ya hubieran hecho a un lado todo aquello que en alguno y en alguna, en momentos los ha detenido. Y han reconocido algunos; sí, dicen: “¡Sí, en esto he fallado!” ¿Y saben?, que cuando se llega al reconocimiento de todo ello, y la decisión y la conclusión de seguir adelante y hacer corrección, ¡no tienen idea todo lo que avanzan con ello! para seguir en el proceso. ¡No tienen idea! -hermanos- lo que logran con eso. Pero eso es una lucha ¡con ustedes mismos!, cerrando ya todos esos abismos.

Estoy también insistiendo en ello porque -hermanos- en pocos días ¡habrá un Gran Suceso maravilloso!, ¡grande!, ¡enorme!, que no queremos lamentar, no queremos que ninguno de ustedes se lo pierda. ¡Que lo vivan!, ¡queremos que lo vivan!, ¡que lo sientan!, porque ¡eso! dará la pauta para que su hermano Saint Germain, su hermana Alexa, nuestro amado hermano ¡Sanando!, ¡y nuestro Gran Maestro!, empecemos, empecemos con la Gran Preparación. ¡En ustedes está!

Recuerden que se dijo -y Nuestro Padre también así lo indicó- que habría ¡un Gran Llamado!, y nosotros deseamos que ¡todos ustedes estén en ello involucrados! Que la lista siga siendo la misma, y que al contrario, si hay algún movimiento sea para incluir, añadir ¡a más hermanos y hermanas!, y no para disminuir. ¡De verdad hermanos! Y no porque nosotros o Nuestro Padre eso quiera decidir. ¡No! Tal como dijo mi amada hermana: “¡No se equivoquen! Es por y para ustedes”.

Los días fuertes, en los cuales los traviesos estuvieron haciendo a diestra y siniestra -hermanos- yo pudiera decirles de aquí quiénes salieron victoriosos, y quiénes -lamentablemente- aún no lo han hecho. ¡Pero tenemos todavía oportunidad! ¡Es! simple y sencillamente la decisión que quieran tomar.

Y mejor vamos a hablar, y quiero hablar de la ¡gran alegría! que siento, de aquellos que lograron salir victoriosos. ¡Claro que sí!, y cada vez ¡más y más amorosos! ¡Benditos sean, hermanos! ¡Benditas sean, hermanas!, quienes lograron entender y decir: “¡No! ¡No lo permitiré!”, ¡invocando la Luz de Nuestro Padre! y la asistencia de su hermano, de mi hermano Sananda, de mi hermana Alexa. ¡Invocaron la asistencia de nosotros! y ahí estuvimos, ¡ipso facto!, ¡instantáneo!, con todos ustedes hermanos, y aún con aquellos que ni siquiera se tomaron la libertad de analizar y pedir sabiduría y claridad.

También con ellos, también con ustedes, insistiendo amorosamente: “Entiende, hermano; entiende hermana: ¡no te dejes atrapar! ¡Aquí estamos! ¡Aquí estoy! Inclusive de los que están aquí presentes hubo a quienes les di una señal ¡tan clara!, ¡tan clara! de que ahí estaba, y no la quiso ver.

¡Aun es tiempo hermanos! ¡Aún es tiempo! Yo se los pido ¡con todo el amor! Por eso aquí estamos, para que ya está muy cercano el momento, y cuando todo esto se vea cumplido poder decir: “¡Aquí estamos! ¡Lo logramos!” Y digo “lo logramos” porque tenemos nosotros -de corazón- ese deseo, y esa empatía para decirles día a día: “Hermano, hermana; por favor ¡sigue adelante! ¡No escuches aquello! ¡Vamos a arrastrar y vamos a dejar que pase de largo!, esas energías inapropiadas de esos traviesos”. ¡Amados! ¡Amadísimos hermanos!, ¡se los pido con todo mi amor!

Por eso nos empeñamos tanto mi hermana Alexa como yo, en hablar de esto con ustedes. ¡Siéntanlo en su corazón! Por eso ¡les prevenimos!, por eso ¡les dijimos!: “¡Tengan cuidado! Utilizan una y mil formas para sacarlos del sendero indicado”. ¡No lo permitan! Amados, por favor, ¡no lo permitan!

¡Invoquen a Nuestro Padre!, ¡a su Luz!, ¡su claridad!, ¡a su sabiduría! y en el discernimiento ¡total!, saber cuál es la decisión que tengan que tomar en una u otra situación. ¡Créanme!, Nuestro Padre les dará la señal. ¡La ha dado! ¡Conscientes están! En otras situaciones ¡cuenta se han dado! ¡Háganlo en todo, por favor!, que es tan grande el amor que Nuestro Padre tiene ¡por todos ustedes!, ¡por todos!, ¡sin excepción!

¡El no ve errores! ¡El ve sólo el amor!, ¡y nosotros también!, y si en ocasiones -como hoy- nos permitimos hablarles quizá un poco más fuerte, es porque -amorosamente- al pedirles ustedes nos dijeron: “¡Sí! ¡Háganlo! ¡Háblenos! ¡Díganos cuándo corregir!” Pero véanlo y llévenlo a la acción.

De verdad; no tienen idea lo que están ¡a punto de lograr! ¡No tienen idea lo que ya paso a paso se ha empezado a consolidar!, ¡a unir!, ¡a abrazar! Nuestro Padre en ese Plan tan sagrado y tan amoroso que ha empezado, ustedes están contemplados; pero tienen que saber también que al estar contemplados, a mí me gustó algo que hace tiempo mi hermana lo dijo, de algo que había escuchado en alguna reflexión: “Que tanto nos ama Nuestro Padre, que ¡El! -para llevar a la acción y mostrar en este Plano terrenal- ¡todo! lo que nos da y que quiere que a través tuyo -en su nombre- se empiece a mostrar. ¡El! entrega el 99 %”, y el 1 % que ustedes necesitan, ¡háganlo hermanos!

Hermanito aquí estamos, (aullidos lastimeros de un cachorro cercano). No es necesario que en este instante permitas o veas, o sientas lo que no debe ser. (¡E instantáneamente el cachorro dejó de aullar!)

¡Miren hermanos!, ¡es tan sencillo! cuando -con amor- tú de verdad, y no es porque tú puedas pensar: “Voy a erigir castillos”, simplemente permite que la verdad, la realidad eterna que viene de Él -de Nuestro Padre- se muestre, se sienta.

¡Qué importa lo que a tu alrededor pudiera estar sucediendo! Que dicen que hoy, ¡sí, es verdad!, llega a su clímax total. (Víspera del “Día de Muertos”) ¡Y qué de las energías!, si siempre la Luz de Nuestro Padre vencerá, ha vencido ¡y lo hará una y mil veces! ¡Cuantas veces intenten afectar!, Nuestro Padre ¡no lo permitirá!

¡Siéntanlo así! ¡Véanlo así! ¡Invoquen siempre la Luz de Él! Cuando tú te sientas -de verdad hermano, hermana- confundido, molesto, aturdido, ¡invoca a Nuestro Padre!, que El te dará la claridad, la paz y la tranquilidad; ¡el amor!, ¡el amor que tanta falta hace!, que sientas de “El Yo Soy”.

¡Háganlo!, porque vuelvo a repetir: lo que están a punto de vivir, es ¡un Gran Evento maravilloso!, el cumplimiento ¡de lo que tanto han estado esperando! Ya mi hermana, como mi Padre se lo hizo sentir, ¡y vean!, ¡esperen! en estos días lo que va a suceder, y lo que a través ¡de ella! les va a pedir ¡y lo que va a hacer!

¡Siéntanlo hermanos! ¡Siéntanlo!, que su hermano Saint Germain está en espera de que ustedes, ustedes -al ser los elegidos- se hayan reelegido. Estaremos esperándolos con Gran Amor, con infinito amor, todos nosotros: su hermano ¡Saint Germain!, su hermana ¡Alexa!, su hermano ¡Sananda! y Nuestro Padre, ¡“El Yo Soy”!

Y dejo para ustedes la Llama Violeta, porque en estos días todo aquel que decreta tendrá la respuesta. La Gran Amatista que sus cuerpos revista, todos sus cuerpos unidos a su templo -amados hermanos- para la Gran Preparación del Evento Sagrado de Nuestro Padre. Será la redención de cada uno de ustedes.

Déjenme decirles, ¡amados!, ¡amadísimos hermanos!, que sólo ustedes, ¡nadie más!, ¡cada uno será el que se elegirá!, de acuerdo a la conclusión a la que lleguen; que yo -como mi hermana- les ofrezco la Llama Violeta y de ella les hago entrega, y el perdón, y tomando de ella -de mi amada hermana Alexa- ¡la Antorcha de la Libertad!, para que ilumine a todos ustedes en esta bendita Estrella que se hace llamar “Tierra”.

Estaremos ¡todos unidos! esperando en este Gran Evento. ¡Serán sacudidos por una Gran Luz de Amor!, de acuerdo a su preparación. Ustedes tomarán la decisión de quién recibirá y quién ¡no!

Amados; ¡háganos el Llamado! en estos días. Estamos ¡muy atentos!, con ustedes unidos y preparados.

Que no haya distanciamiento. ¡Que todo sea acercamiento!, porque al estar juntos y reunidos -amados- verán lo que Nuestro Padre y nosotros tenemos para ustedes preparado. ¡Claro que sí! y empezarán los días maravillosos en los cuales ¡todo! para aquellos que se hayan elegido, ¡será grandioso!

Es por eso que deseamos ¡y deseo! -desde el Gran Corazón de Corazones- que todos ustedes se elijan, ¡amados!, ¡amadísimos hermanos!

Que yo soy ¡Saint Germain!



Octubre 30, 2019.
Oráculo Sagrado.

Y todo lo que purifica, ¡ahh!, y la Luz que clarifica, y la hermana Tierra al verlo ir, con lo que el Cosmos al llegar aquí vendrá a reunir en todo aquel, aquella, que realmente lo haya sentido así; que haya soltado todo infortunio, todo resentimiento. Es un trabajo muy personal que cada uno de ustedes hará.

La Gran Prueba está a punto de terminar, ¡esa en la cual vinieron a sacudir! y a querer controlar, involucrar a aquellos de los hermanos y las almas que se están preparando. Ya lo dijeron los Maestros que han hablado.

Hoy por hoy tengan por seguro que la protección de “El Bien Amado” está con ustedes, y será decisión de cada uno tomarlo en Gran Amor: el perdón, en la verdad de la libertad, de la que también se les viene a hablar.

Estos días fueron sacudidos ¡muy fuertemente!, y la gran mayoría se vieron agredidos por la inarmonía y la discordancia del movimiento que estuvo cada uno sintiendo. Ya se dijo que esto está terminando.

En el nombre de “El Creador y el Bien Amado”, yo te pido que sigas protegido y controlado, ¡unido! a la Gran Energía Sagrada, porque la “Madre Bien Amada” también se hará presente, para cerrar, sellar, ¡y no permitirá ya pasar! ninguna Energía que pretenda venir a afectar.

Esto lo digo en el nombre de “El Yo Soy”, tal cual como me lo ha pedido.

Luego de ello, porque lo que estuvieron pretendiendo fue impedir, que se llevara a cabo el Gran Evento, Gran Evento que se esperó por tanto tiempo.

Recíbanlo en amor y en esa Gran Conexión, haciendo cada uno de ustedes sus decretos, tal como se les estuvo pidiendo. Síganlo así, con el corazón. Eso es lo que se les viene a pedir.

Y la Luz del Nuevo Sol iluminará, entregará la Gran Energía que llegará a aquel, a aquella que -al prepararse- todo lo que quiso afectarle pudo soltar.

¡Bienaventuranza a aquél que se une a quien es punta de lanza!, porque entonces iniciarán el recorrido, la Gran Preparación para el Llamado, como de tiempo en tiempo ha sucedido, cada vez que la Era Gloriosa ha llegado a este Plano, palabra que ha sido indicada por “Quien todo lo puede”.

La Enseñanza tanto buscada, es, ha sido y será la de “El Yo Soy”, por los enviados de “El Creador” entregada.

¡Oráculo Sagrado ha hablado!



Octubre 30, 2019.
Alexa.

Y hermanos, para finalizar sólo les digo que es muy importante todo esto que nos han pedido, porque el Gran Evento del que se está hablando; la Gran Alineación, un Gran Cambio, un Gran Reencuentro; el resurgimiento de mis hermanos, que son ustedes.

Es por eso que nosotros para acompañarlos a vivirlo aquí estamos. Y es así, en el nombre de mi Padre, en el nombre de “El Yo Soy”, que tanto amo.

Invoquen Su Presencia, decreten Su Esencia; todas esas Enseñanzas que se les ha entregado, ¡que han quedado como Legado! todos esos mensajes amorosos; la manera de cómo invocar, si hasta hoy todo termina en este instante.

Porque hermanos, sólo finalizo invocando la Esfera Sagrada, iluminada, dorada; que envuelva ¡a todos y cada uno de ustedes!, a sus Seres amados, ¡a todos mis hermanos!, mis hermanitos que están tan inquietos (multitud de cachorros ladrando), porque tienen ¡tanta! -de verdad- intuición.

Dense cuenta cómo en este instante la tranquilidad llega a ellos en amor. (¡Nuevamente, instantáneamente ellos callan!). ¡Hagan lo mismo! ¡Invoquen! ¡Que sientan ellos que ustedes están acompañándolos y se están protegiendo!, ¡que nada les va a afectar!, porque Nuestro Padre -“El Yo Soy”- con todos nosotros está.

¡Hecho está hermanos! ¡Hecho está!

¡Y gracias por acompañar! ¡Gracias por haber estado! ¡Gracias por escuchar!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario